El embajador Wayne: prioritario, investigar narcovínculos en el gobierno
En los pasos previos a su ratificación como embajador de Estados Unidos en México, Earl Anthony Wayne respondió a las inquietudes de miembros del Congreso de su país sobre la posible infiltración del narco en el gobierno mexicano –concretamente se mencionó a Genaro García Luna–. Las respuestas de Wayne, experto en diplomacia y seguridad, fueron claras: viene a cooperar con el gobierno de Calderón en su guerra contra el narco, pero será prioritario en su trabajo investigar los presuntos vínculos del secretario de Seguridad Pública federal con el narco y supervisar el desempeño de las Fuerzas Armadas, policías y funcionarios en materia de derechos humanos y corrupción.
WASHINGTON.- Ratificado como embajador de Estados Unidos en México por el Senado de su país, Earl Anthony Wayne confirmó que una de sus principales tareas será investigar seriamente los señalamientos contra Genaro García Luna por sus presuntas relaciones con el narcotráfico.
En la audiencia de confirmación del cargo para el que lo propuso el presidente Barack Obama, efectuada el 20 de julio en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadunidense, el legislador republicano por Indiana, Richard Green Lugar, le preguntó por escrito a Wayne: “Por favor, explique sus puntos de vista respecto a las acusaciones de que el secretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna, está ligado al crimen organizado”.
Días después, el senador Lugar recibió la respuesta de Wayne, también por escrito: “El Departamento de Estado toma con seriedad todas las acusaciones sobre los lazos del crimen organizado. Si soy confirmado (como embajador en México), yo también tomaré con mucha seriedad ese tipo de acusaciones y el equipo de la embajada de Estados Unidos les dará un seguimiento apropiado”.
En este texto, del cual Proceso tiene copia, Wayne agrega: “El presidente Calderón lidera los valientes esfuerzos de México para combatir a las organizaciones criminales trasnacionales y la violencia brutal que generan. Él ha movilizado a todo su gobierno en ese esfuerzo y ha demostrado un compromiso fuerte en sus iniciativas de profesionalismo y lucha contra la corrupción”.
Lugar, el republicano de mayor rango en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, siempre se ha interesado en las sospechas sobre García Luna (Proceso 1780) y en la versión de que la lucha militarizada del presidente Calderón no está dirigida contra el cártel de Sinaloa, que encabeza Joaquín El Chapo Guzmán Loera.
Por eso el legislador le planteó también al diplomático: “Explique por favor sus puntos de vista respecto de las acusaciones de que el gobierno de Calderón no ha sido tan duro con el cártel de Sinaloa como con los otros cárteles”.
Wayne, de 61 años y diplomático de carrera, contesta: “El presidente Calderón públicamente ha establecido que el gobierno mexicano perseguirá y llevará ante la justicia a todas las organizaciones criminales que operan en México”. Y apunta que la administración de Calderón ha detenido a 29 capos y a un importante número de criminales de menor nivel.
Como ejemplos, Wayne menciona la muerte, en un operativo, de Ignacio Coronel Villarreal en julio de 2010, así como la detención, en mayo pasado, de Héctor Eduardo Guajardo Hernández, El Güicho, y de Martín Beltrán Coronel. Los tres fueron identificados con el cártel de Sinaloa.
El 26 de julio, Wayne fue ratificado como embajador en México por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y el 2 de agosto por el pleno senatorial. Está pendiente el beneplácito oficial de las autoridades mexicanas.
“Necesitamos continuar siendo buenos aliados, algunas veces proporcionándole (a México) asistencia técnica, entrenamiento y, en algunas ocasiones, equipo y aliento. Pero los verdaderos esfuerzos tienen que darse de parte de los funcionarios mexicanos para fortalecer sus prácticas y darle a esto la prioridad que merece, porque será un esfuerzo continuo”, subrayó Wayne en su audiencia pública del 20 de julio ante el comité referido.
Propósitos
Tras la revelación por parte de WikiLeaks de los cables del Departamento de Estado en que se muestran los comentarios críticos de Washington sobre la lucha militarizada de Calderón contra el narcotráfico, que provocaron la ira de éste y la renuncia del embajador Carlos Pascual, Barack Obama optó por enviar a México a un diplomático de carrera, pragmático y con 36 años de experiencia en política exterior.
El gobierno de Obama se comprometió a respaldar a Calderón por medio de la Iniciativa Mérida, recientemente rebautizada como Más Allá de Mérida, con más intercambio de información de inteligencia para ubicar a los capos y desmantelar sus cárteles. A diferencia de su antecesor George W. Bush, Obama aprovechó la ofensiva de Calderón para aumentar la presencia de las agencias estadunidenses de seguridad y del Pentágono en México y no sólo dotar de equipo militar al Ejército y la Marina (Proceso 1812).
Los congresistas de Estados Unidos han insistido en que el apoyo de Washington para combatir al narco no es un cheque en blanco, sino que está condicionado al estricto respeto de los derechos humanos por las Fuerzas Armadas de México.
En este sentido, el senador Lugar también le preguntó a Wayne cómo supervisará el uso de los recursos de la Iniciativa Mérida para que no se vean involucrados en casos de violación de derechos humanos por los militares.
En su contestación, Wayne destaca que el tema siempre estará presente en los mecanismos de cooperación bilateral de la lucha antidrogas, y comenta que además de las medidas acordadas en Mérida para preservar los derechos humanos en el contexto del tratado, el gobierno de Obama imparte entrenamiento especial en esta materia a policías, fiscales y funcionarios mexicanos.
En el caso concreto de García Luna, y en relación con la pregunta del senador de Indiana, Wayne hace énfasis en que la investigación de los señalamientos en su contra es prioritaria, pero destaca asimismo que la SSP ha sido esencial en la estrategia militarizada de Los Pinos:
“En los esfuerzos del presidente Calderón, la SSP dirigida por el secretario García Luna es una figura clave. El secretario García Luna es un oficial de carrera y bajo su liderazgo la SSP se ha convertido en una institución más efectiva y profesional.”
Wayne añade que el mando policiaco ha trabajado con el gobierno de Estados Unidos en asuntos como la actualización de los equipos de base de datos de la SSP que integran la Plataforma México, y que a la SSP se le han entregado helicópteros y equipo no letal para hacer más eficientes las acciones contra las “organizaciones criminales trasnacionales”.
“México está corrigiendo muchos sectores de su sistema judicial y agencias de la aplicación de la ley para combatir la corrupción, mejorar la transparencia, garantizar el respeto a los derechos humanos y a las leyes e incrementar la participación ciudadana”, le informa Wayne a Lugar.
En el último párrafo de su respuesta sobre García Luna, Wayne informa que en las agencias federales mexicanas se están aplicando controles internos para minimizar la corrupción y mejorar los servicios públicos.
Trayectoria diplomática
La experiencia e historial de Earl Anthony Wayne en la defensa de los intereses de Estados Unidos en el extranjero desde 1975 prácticamente le garantizó la confirmación en el Senado de su país como embajador en México.
Nacido en 1950 en la ciudad de Sacramento, California, se inició a los 25 años como analista del Buró de Inteligencia e Investigación sobre China en el Departamento de Estado. Después fue enviado a Rabat, Marruecos, como encargado de asuntos políticos de la embajada estadunidense.
En 1980, trabajó en la Secretaría Ejecutiva para los secretarios de Estado Cyrus Vance y Edmund Muskie. De 1981 a 1983, fue asesor especial de los secretarios de Estado Alexander Haig y George Shultz. De 1984 a 1987, sirvió como primer secretario de la embajada en París, Francia.
En una pausa de la diplomacia, durante dos años Wayne fue periodista de The Christian Science Monitor. Regresó al Departamento de Estado en 1989 como director de Asuntos Regionales en la oficina del enviado especial para la lucha contra el terrorismo; permaneció en el puesto hasta 1991. Desde junio de ese año hasta mediados de 1993 fue director de Asuntos de Europa Occidental en el Consejo Nacional de Seguridad.
Posteriormente, fue el jefe de cancillería en la misión de Estados Unidos ante la Unión Europea durante tres años y, de 1996 a 1997, subsecretario de Estado adjunto para Europa y Canadá. En junio de 2000 y hasta junio de 2006, Wayne se desempeñó como subsecretario de Estado adjunto para Asuntos Económicos y Empresariales, lo que en 2002 le valió su ascenso en el escalafón diplomático al rango de ministro.
En 2006, el presidente George W. Bush nominó a Wayne como embajador en Argentina, puesto que asumió el 6 de noviembre. En junio de 2009, fue designado director coordinador para Asuntos Económicos y de Desarrollo en Kabul, Afganistán.
Por este extenso historial, el 7 de diciembre de 2010 el Senado lo ratificó como embajador de carrera, a propuesta del presidente Barack Obama. En mayo de 2010 asumió como segundo embajador en Afganistán y, finalmente, el 24 de mayo pasado Obama envió al Senado la nominación de Wayne como embajador en México.
WASHINGTON.- Ratificado como embajador de Estados Unidos en México por el Senado de su país, Earl Anthony Wayne confirmó que una de sus principales tareas será investigar seriamente los señalamientos contra Genaro García Luna por sus presuntas relaciones con el narcotráfico.
En la audiencia de confirmación del cargo para el que lo propuso el presidente Barack Obama, efectuada el 20 de julio en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadunidense, el legislador republicano por Indiana, Richard Green Lugar, le preguntó por escrito a Wayne: “Por favor, explique sus puntos de vista respecto a las acusaciones de que el secretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna, está ligado al crimen organizado”.
Días después, el senador Lugar recibió la respuesta de Wayne, también por escrito: “El Departamento de Estado toma con seriedad todas las acusaciones sobre los lazos del crimen organizado. Si soy confirmado (como embajador en México), yo también tomaré con mucha seriedad ese tipo de acusaciones y el equipo de la embajada de Estados Unidos les dará un seguimiento apropiado”.
En este texto, del cual Proceso tiene copia, Wayne agrega: “El presidente Calderón lidera los valientes esfuerzos de México para combatir a las organizaciones criminales trasnacionales y la violencia brutal que generan. Él ha movilizado a todo su gobierno en ese esfuerzo y ha demostrado un compromiso fuerte en sus iniciativas de profesionalismo y lucha contra la corrupción”.
Lugar, el republicano de mayor rango en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, siempre se ha interesado en las sospechas sobre García Luna (Proceso 1780) y en la versión de que la lucha militarizada del presidente Calderón no está dirigida contra el cártel de Sinaloa, que encabeza Joaquín El Chapo Guzmán Loera.
Por eso el legislador le planteó también al diplomático: “Explique por favor sus puntos de vista respecto de las acusaciones de que el gobierno de Calderón no ha sido tan duro con el cártel de Sinaloa como con los otros cárteles”.
Wayne, de 61 años y diplomático de carrera, contesta: “El presidente Calderón públicamente ha establecido que el gobierno mexicano perseguirá y llevará ante la justicia a todas las organizaciones criminales que operan en México”. Y apunta que la administración de Calderón ha detenido a 29 capos y a un importante número de criminales de menor nivel.
Como ejemplos, Wayne menciona la muerte, en un operativo, de Ignacio Coronel Villarreal en julio de 2010, así como la detención, en mayo pasado, de Héctor Eduardo Guajardo Hernández, El Güicho, y de Martín Beltrán Coronel. Los tres fueron identificados con el cártel de Sinaloa.
El 26 de julio, Wayne fue ratificado como embajador en México por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y el 2 de agosto por el pleno senatorial. Está pendiente el beneplácito oficial de las autoridades mexicanas.
“Necesitamos continuar siendo buenos aliados, algunas veces proporcionándole (a México) asistencia técnica, entrenamiento y, en algunas ocasiones, equipo y aliento. Pero los verdaderos esfuerzos tienen que darse de parte de los funcionarios mexicanos para fortalecer sus prácticas y darle a esto la prioridad que merece, porque será un esfuerzo continuo”, subrayó Wayne en su audiencia pública del 20 de julio ante el comité referido.
Propósitos
Tras la revelación por parte de WikiLeaks de los cables del Departamento de Estado en que se muestran los comentarios críticos de Washington sobre la lucha militarizada de Calderón contra el narcotráfico, que provocaron la ira de éste y la renuncia del embajador Carlos Pascual, Barack Obama optó por enviar a México a un diplomático de carrera, pragmático y con 36 años de experiencia en política exterior.
El gobierno de Obama se comprometió a respaldar a Calderón por medio de la Iniciativa Mérida, recientemente rebautizada como Más Allá de Mérida, con más intercambio de información de inteligencia para ubicar a los capos y desmantelar sus cárteles. A diferencia de su antecesor George W. Bush, Obama aprovechó la ofensiva de Calderón para aumentar la presencia de las agencias estadunidenses de seguridad y del Pentágono en México y no sólo dotar de equipo militar al Ejército y la Marina (Proceso 1812).
Los congresistas de Estados Unidos han insistido en que el apoyo de Washington para combatir al narco no es un cheque en blanco, sino que está condicionado al estricto respeto de los derechos humanos por las Fuerzas Armadas de México.
En este sentido, el senador Lugar también le preguntó a Wayne cómo supervisará el uso de los recursos de la Iniciativa Mérida para que no se vean involucrados en casos de violación de derechos humanos por los militares.
En su contestación, Wayne destaca que el tema siempre estará presente en los mecanismos de cooperación bilateral de la lucha antidrogas, y comenta que además de las medidas acordadas en Mérida para preservar los derechos humanos en el contexto del tratado, el gobierno de Obama imparte entrenamiento especial en esta materia a policías, fiscales y funcionarios mexicanos.
En el caso concreto de García Luna, y en relación con la pregunta del senador de Indiana, Wayne hace énfasis en que la investigación de los señalamientos en su contra es prioritaria, pero destaca asimismo que la SSP ha sido esencial en la estrategia militarizada de Los Pinos:
“En los esfuerzos del presidente Calderón, la SSP dirigida por el secretario García Luna es una figura clave. El secretario García Luna es un oficial de carrera y bajo su liderazgo la SSP se ha convertido en una institución más efectiva y profesional.”
Wayne añade que el mando policiaco ha trabajado con el gobierno de Estados Unidos en asuntos como la actualización de los equipos de base de datos de la SSP que integran la Plataforma México, y que a la SSP se le han entregado helicópteros y equipo no letal para hacer más eficientes las acciones contra las “organizaciones criminales trasnacionales”.
“México está corrigiendo muchos sectores de su sistema judicial y agencias de la aplicación de la ley para combatir la corrupción, mejorar la transparencia, garantizar el respeto a los derechos humanos y a las leyes e incrementar la participación ciudadana”, le informa Wayne a Lugar.
En el último párrafo de su respuesta sobre García Luna, Wayne informa que en las agencias federales mexicanas se están aplicando controles internos para minimizar la corrupción y mejorar los servicios públicos.
Trayectoria diplomática
La experiencia e historial de Earl Anthony Wayne en la defensa de los intereses de Estados Unidos en el extranjero desde 1975 prácticamente le garantizó la confirmación en el Senado de su país como embajador en México.
Nacido en 1950 en la ciudad de Sacramento, California, se inició a los 25 años como analista del Buró de Inteligencia e Investigación sobre China en el Departamento de Estado. Después fue enviado a Rabat, Marruecos, como encargado de asuntos políticos de la embajada estadunidense.
En 1980, trabajó en la Secretaría Ejecutiva para los secretarios de Estado Cyrus Vance y Edmund Muskie. De 1981 a 1983, fue asesor especial de los secretarios de Estado Alexander Haig y George Shultz. De 1984 a 1987, sirvió como primer secretario de la embajada en París, Francia.
En una pausa de la diplomacia, durante dos años Wayne fue periodista de The Christian Science Monitor. Regresó al Departamento de Estado en 1989 como director de Asuntos Regionales en la oficina del enviado especial para la lucha contra el terrorismo; permaneció en el puesto hasta 1991. Desde junio de ese año hasta mediados de 1993 fue director de Asuntos de Europa Occidental en el Consejo Nacional de Seguridad.
Posteriormente, fue el jefe de cancillería en la misión de Estados Unidos ante la Unión Europea durante tres años y, de 1996 a 1997, subsecretario de Estado adjunto para Europa y Canadá. En junio de 2000 y hasta junio de 2006, Wayne se desempeñó como subsecretario de Estado adjunto para Asuntos Económicos y Empresariales, lo que en 2002 le valió su ascenso en el escalafón diplomático al rango de ministro.
En 2006, el presidente George W. Bush nominó a Wayne como embajador en Argentina, puesto que asumió el 6 de noviembre. En junio de 2009, fue designado director coordinador para Asuntos Económicos y de Desarrollo en Kabul, Afganistán.
Por este extenso historial, el 7 de diciembre de 2010 el Senado lo ratificó como embajador de carrera, a propuesta del presidente Barack Obama. En mayo de 2010 asumió como segundo embajador en Afganistán y, finalmente, el 24 de mayo pasado Obama envió al Senado la nominación de Wayne como embajador en México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario