Doblegando al soldado Manning
Michael Ratner
Bradley Manning es castigado –y torturado– por un crimen que a final
de cuentas consiste en creer que el mayor deber de un estadunidense es para con
su pueblo y no para con su gobierno.
Cuando comience el consejo de guerra, el 4 de febrero, el soldado Bradley
Manning, de 23 años de edad, habrá pasado 983 días en prisión, incluidos nueve
meses en confinamiento solitario, sin haber sido acusado de crimen alguno. Esta
semana, en las audiencias previas, un consejo de guerra revisa evidencia de que
las condiciones a las que ha estado sujeto constituyen tortura. Entre esas
condiciones está el periodo de nueve meses en el que pasó 23 horas por semana en
una celda de 1.80 por 2.40 metros, donde tenía prohibido acostarse o incluso
apoyarse en la pared cuando no dormía –y cuando se le permitía dormir, oficiales
lo despertaban cada cinco minutos– y donde se le sometía a revisiones físicas
diarias y se le obligaba a desnudarse. El relator especial de la ONU para la
tortura ya ha dictaminado que esto constituye un tratamiento cruel, inhumano y
degradante, y posible tortura.
Durante casi tres años Manning ha soportado intensa presión física y mental,
destinada a obligarlo a implicar a Wikileaks y a su editor, Julian
Assange, en una presunta conspiración para cometer espionaje. También es un
mensaje para quienes desde el interior de organismos públicos denuncien abusos
de autoridades: el gobierno no será amable.
“(Si) usted vio cosas increíbles y espantosas… cosas que pertenecen al
dominio público y no a un servidor guardado en un cuarto oscuro de Washington…
¿qué haría?... Es importante que se sepa… podría cambiar algo… con suerte habría
discusión mundial, debates y reformas…”
Estas palabras se atribuyen a Manning*, y ese es un cambio en el que a muchos
nos gustaría creer: que si uno revela a los ciudadanos la verdad de las
actividades ilícitas de su gobierno, y les da la libertad de hablar de ella,
llamarán a cuentas a sus funcionarios electos.
Pero una cosa es hablar de transparencia, sangre vital de la democracia, e
incluso hacer campaña con ese lema –en 2008 el candidato Obama dijo que los
denunciantes de irregularidades dentro del gobierno son parte de una democracia sana y deben ser protegidos de represalias– y otra es actuar en consecuencia. En un nivel fundamental, Manning es castigado, sin haber sido juzgado, por un crimen que a final de cuentas consiste en tener el valor de actuar a partir de la creencia de que sin un público informado nuestra república corre un grave riesgo. O, según palabras que se le atribuyen, por querer “que la gente vea la verdad… sin importar quién sea… porque sin información no se pueden tomar decisiones como pueblo”.
El gobierno estadunidense se ha propuesto crear un retrato de Manning como un
traidor que colaboró con Al Qaeda al revelar al público información clasificada.
Lo que en verdad ocurrió, sin embargo, fue que se enviaron documentos en forma
anónima a Wikileaks, la cual los publicó en colaboración con The
New York Times, The Guardian y otros medios de comunicación para
beneficio del público general, de manera muy parecida a cuando se publicaron los
Papeles del Pentágono en la generación pasada.
Los mensajes de correo electrónico que la fiscalía usa para tratar de
demostrar que Manning fue la fuente de las filtraciones también pintan el lado
de la historia que quieren ocultar: el de un joven soldado que lucha con el
dilema de un presunto denunciante interno que sabe que corre grandes riesgos al
exponer los crímenes y abusos que ha presenciado, cometidos con el patrocinio
del Estado, los “casi criminales acuerdos políticos bajo el agua… las versiones
no publicitarias de los sucesos y crisis mundiales”, según palabras que
presuntamente dijo al confidente que al final lo traicionó.
Perderé oficialmente la fe en la sociedad que tenemos si nada ocurre.Uno no puede dejar de preguntarse qué pensará Manning ahora, luego de tanto tiempo bajo esas brutales condiciones de confinamiento. ¿Se imaginaba que el gobierno le aplicaría un castigo tan desproporcionado y contrario a la ley?
El abusivo tratamiento en prisión preventiva de Manning constituye una clara
violación de la Constitución estadunidense, de la Convención de Naciones Unidas
contra la Tortura e incluso del derecho militar estadunidense. De hecho, el
defensor de Manning, David Combs, sostiene en las audiencias previas al juicio,
esta semana, que en vista de ese palmario desprecio a los derechos más
esenciales de su cliente deben retirarse todos los cargos.
El gobierno afirma que todo esto se ha hecho para evitar que Manning cometa
suicidio, aunque cualquier observador racional apuntaría que esas condiciones
más bien empujarían a alguien a suicidarse que a no hacerlo. La explicación más
probable es la obvia: el gobierno quiere doblegar a Manning para obligarlo a
implicar a Wikileaks y Assange, y hacer un escándalo suficiente para
inhibir a otros denunciantes dentro de las instituciones. Están en juego el
fundamento de nuestra democracia, una prensa libre y robusta, y el destino de un
verdadero héroe de Estados Unidos.
* Deslinde: Bradley Manning no ha sido consignado por ningún cargo ni ha
admitido ninguna de las acusaciones en su contra. Del mismo modo, no ha
reconocido los fragmentos de chats que supuestamente contienen palabras
suyas.
Traducción: Jorge Anaya
Enlaces:
Día Mundial de Lucha contra el Sida
Anthony Wayne *
Alrededor del mundo, la atención de la gente se ha volcado sobre
México por la toma de posesión de otro presidente libremente electo, Enrique
Peña Nieto. Pero cada año, el 1º de diciembre también conmemoramos el Día
Mundial de la Lucha contra el Sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), y
reflexionamos sobre las vidas perdidas a causa de este padecimiento. Es una
oportunidad de rendir tributo a los 34 millones de personas que viven con VIH
(virus de inmunodeficiencia humana) en todo el mundo. Hoy celebramos las vidas
que se han salvado y que han mejorado, y volvemos a comprometernos con la lucha
contra el Sida.
El mundo ha progresado de manera tremenda en los últimos 30 años en la
investigación sobre VIH-Sida, al igual que en programas eficaces para poner a la
ciencia en acción. Estos avances nos han puesto en el camino correcto para
lograr una generación libre del sida, y estamos ahora más cerca que nunca de
cumplir esa meta.
En toda la historia de la respuesta global al sida, Estados Unidos ha
desempeñado un papel de liderazgo. El Plan de Emergencia del Presidente de
Estados Unidos para el Combate al Sida (Pepfar) está trabajando con otros países
para desarrollar la capacidad de éstos de encabezar sus planes nacionales de
respuesta, incluyendo aumentar, de acuerdo con sus posibilidades, los fondos que
dedican a programas contra la epidemia. Sin embargo, sobreponerse al sida es una
responsabilidad compartida que trasciende fronteras. Esto significa que los
donadores deben continuar haciendo su parte. Sólo trabajando juntos podremos
tener éxito.
El Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria
representa un vehículo clave para las naciones que donan, así como para el
sector privado, con el fin de cumplir con esta responsabilidad compartida.
Mediante el Fondo Mundial, hemos logrado mucho en la última década. Éste nos
ofrece la oportunidad de salvar más vidas, y recientemente ha emprendido una
serie de acciones para renovar el compromiso de que todos los recursos sean
utilizados de la manera más eficiente y eficaz posible. Como resultado, los
donadores actuales, como Estados Unidos, han aumentado sus contribuciones en
años recientes. También hay necesidad de que nuevos donadores contribuyan y
utilicen el Fondo Mundial como vehículo para maximizar el impacto de sus
inversiones.
Al trabajar juntos, hemos progresado de maneras que no se veían posibles hace
una década. De acuerdo con Onusida, hoy en día más de 8 millones de personas que
viven con VIH en naciones de pequeños y medianos ingresos están recibiendo
tratamiento antirretroviral. Más de 4.5 millones de estos individuos son
apoyados mediante Pepfr, y muchos más reciben respaldo del Fondo Mundial.
Juntos, Pepfar y el Fondo Mundial apoyaron en 2011 a más de 70 por ciento de las
personas que se encontraban en tratamiento antirretroviral en países en vías de
desarrollo.
Si bien la extensión del VIH entre la población general en México se mantiene
estable y relativamente baja, en 0.24 por ciento, las poblaciones clave de alto
riesgo de exposición, como los hombres que tienen relaciones sexuales con otros
hombres, usuarios de drogas inyectadas y sexoservidores, continúan registrando
tasas altas. El Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/Sida
(Censida) reporta que para septiembre de 2011, aproximadamente 180 mil personas
vivían con VIH en México. La detección e intervención médica temprana es
particularmente importante para las embarazadas, con el fin de prevenir la
transmisión del VIH de madre a hijo. De acuerdo con la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos, México calcula que entre 8 mil y 10 mil niños en el país
tienen sida. Estados Unidos apoya al gobierno de México para poner en vigor
medidas sostenibles y costeables, con el propósito de aumentar el acceso a la
prevención del VIH entre las poblaciones clave.
En el último año, el gobierno estadunidense apoyó a organizaciones mexicanas
para proveer intervenciones preventivas individuales o a pequeños grupos para 8
mil 750 individuos. El uso innovador de redes sociales llevó información sobre
prevención de VIH-Sida a otros 10 mil individuos. Capacitación para más de 150
líderes, incluyendo mujeres transgénero, mejoró aún más los esfuerzos para
llevar mensajes de prevención del VIH a poblaciones cruciales y se les ayudó a
tener acceso a servicios legales, médicos y sociales.
Uno de los retos más grandes en el manejo del VIH-Sida es la detección
temprana y asegurar que los pacientes regresen para atenciones de seguimiento.
La Clínica Condesa de la ciudad de México está trabajando para resolver este
reto, al desarrollar protocolos que permitan la detección temprana y provean
consejería para pacientes de VIH, lo cual es clave para mejorar las
posibilidades de que continúen con el tratamiento antirretroviral que salva
vidas.
Otro reto es ofrecer servicios a la medida para poblaciones de alto riesgo,
como sexoservidores masculinos y mujeres transgénero. Para resolverlo, el
Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos está apoyando los esfuerzos de
la Clínica Condesa para diseñar un programa que ofrecería incentivos para que
los sexoservidores masculinos utilicen medidas de precaución, se realicen
pruebas regularmente y busquen atención. La Agencia para el Desarrollo
Internacional ha apoyado los esfuerzos de la clínica para llevar a cabo un
estudio de investigación de la salud de las mujeres transgénero para entender
mejor y resolver los riesgos que enfrentan.
Si renovamos nuestro compromiso de trabajar juntos, podremos lograr nuestra
meta colectiva de una generación libre de sida. Como dijo la Secretaria de
Estado, Hillary Rodham Clinton, durante la Conferencia Internacional del Sida en
julio:
ésta es una lucha que podemos ganar. Ya hemos llegado muy lejos, demasiado lejos como para detenernos.
En el Día Mundial de lucha contra el Sida, al honrar a todas las personas que
viven con VIH, reconozcamos a los trabajadores de la salud, científicos y
miembros de la comunidad que han comprometido sus vidas a erradicar ese mal de
nuestro mundo. Unámonos y tomemos esta oportunidad para renovar nuestros
esfuerzos para logar la meta de una generación libre de sida.
*Embajador de Estados Unidos en México
Apuntes postsoviéticos
Barril sin fondo
Juan Pablo Duch
Nudo de contradicciones religiosas y anhelos separatistas, el
Cáucaso del norte sigue siendo para Rusia un barril de pólvora, pero también es
para el Kremlin –a la luz del saqueo de los subsidios federales– un barril sin
fondo.
La lealtad tiene un alto precio en términos de financiamiento a fondo perdido
y, más allá de que los petrodólares permitan el derroche, cada vez hay
mayor número de rusos que hacen coro a los nacionalistas y exigen
¡Ya basta de alimentar al Cáucaso!
Hoy por hoy, al margen de las heridas abiertas que se acumulan tras años de
guerra, atentados suicidas y combates con rebeldes, dos son las visiones sobre
el Cáucaso del norte que prevalecen en Rusia y dividen esta sociedad.
Para unos, los organizadores de las xenófobas
marchas rusasy gente común descontenta con los privilegios oficiales a las repúblicas norcaucásicas, es una herencia no deseada de lo que llaman
colonialismo soviético, como lo fue Argelia para Francia en los años 50.
Para otros, entre ellos los adeptos de la posición oficial, el Cáucaso del
norte es parte inalienable de Rusia –conquistada a sangre y fuego por el
ejército de los zares, como describe, en estremecedor testimonio, Liev Tolstoi
en su novela Hadji Murad–, y no se debe perder bajo ningún concepto, a
menos que se quiera tener en el flanco sur del país una zona de caos, inspirado
en tendencias religiosas radicales.
Con tal de evitar esto último, el Kremlin primero gastó cientos de miles de
millones de rublos para derrotar a los independentistas en dos guerras recientes
a todo regla –sin hablar de la sangría económica de la guerra de guerrillas que
continúa–, y luego sigue financiando otro tanto para reconstruir todo lo que
arrasó.
Pero el dinero de Moscú también sirve para que los caciques locales tengan
lujosas residencias con mezquitas y zoológicos particulares, coleccionen
automóviles deportivos de lujo y cometan otras aberraciones producto del robo de
los recursos federales.
Por eso causó alivió que el gobierno rechazara aportar 2 billones 600 mil
millones de rublos al Programa de Desarrollo del Cáucaso del norte hasta 2025.
Del presupuesto federal, según las últimas filtraciones, planea dar para ese
programa especial 316 mil millones de rublos.
Sin embargo, ordenó que las corporaciones públicas y las regiones rusas
colindantes faciliten ingentes recursos para reunir, junto con consorcios
privados, hasta 3 billones de rublos.
Y eso sin hablar de otros programas como Sur de Rusia o los dedicados al
desarrollo de repúblicas por separado que seguirán engrosando las fortunas de
los gobernantes norcaucásicos.
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