Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 7 de marzo de 2013

Hugo Chávez: el torbellino- Un papa para la reforma de la curia-Chávez: luz de aurora

Hugo Chávez: el torbellino

Adolfo Sánchez Rebolledo
En la pantalla de la tv, Maduro informa sin sorpresa, con voz entrecortada, la noticia previsible: Hugo Chávez, el bolivariano, el presidente y comandante de una revolución única, odiado por sus enemigos e idolatrado por los suyos, ha muerto en Caracas. Un recuerdo me viene a la memoria: hace 57 años, el 5 de marzo de 1956, distraído en alguna vagancia adolescente me estalló en la cara el titular de las Últimas Noticias formado con la más enorme tipografía que el griterío del voceador remarcaba: ¡Ya!, ¡Al fin! Elocuencia suficiente para notificar que Stalin había descendido a los infiernos. Ahora escucho, veo y leo la catarata de discursos, comentarios, mensajes, condolencias afligidas por el fallecimiento de Chávez, sinceras unas, pronunciadas con dolor, espontáneamente; otras son textos preescritos para la ocasión inminente. ¡Ya!, o ¡Al fin!, podrían repetir muchos noticiarios y periódicos globales, sin ocultar el gesto de satisfacción perfilado en los labios de sus corresponsales. Guerra mediática para influir en la espera. Tensión vigilada. Duelo. La muerte de Chávez es un acontecimiento político cuyas consecuencias apenas se alcanzan a vislumbrar, pero no pasará mucho tiempo antes de que los enigmas comiencen a despejarse para Venezuela, en primer término; para Cuba y, a querer o no, para Latinoamérica, que será otra sin la presencia del revolucionario venezolano. Chávez ya es parte de la historia, la disputa por su legado ha comenzado. Para registrar el momento, quisiera traer a colación algunas palabras dichas por Chávez a José Vicente Rangel en ya famosa entrevista, de la cual tomé varios fragmentos en los que el presidente se refiere (con el ritmo de la improvisación) a su infancia en Sabaneta, su pueblo natal, seguida de dos opiniones en torno a debates que lo acompañaron en vida. Son ejemplos, pero estimo que esas citas ayudarán al lector a comprender mejor la personalidad de Chávez, sus raíces y complejidades.
 
Ahí soy Huguito. “… Cuando llego a Sabaneta, desde la curva de Santa Rita, hay una curva ahí donde pasa el caño Flor Amarillo, donde yo iba en bicicleta a buscar yuca y topocho cuando era niño. Ese pueblo de Santa Rita de Barinas, casi todos ahí son Chávez, ahí el caudillo era José Antonio Chávez, mi abuelo Andrés Chávez murió de 114 años, ¡114 años murió! Y tenía su conuco y su mujer; Andrés Chávez hermano de Rosa Inés Chávez, hija de la negra Inés, que dicen que era hija de un africano, ‘el africano de Sabaneta’… y vi por allá una vieja novia, y por allá los más viejos amigos que yo pueda recordar. ¡Laurencio Pérez!, que tiene 70 años, tiene 24 hijos… Y qué presidente voy a ser yo ahí, ahí soy Huguito, y llegar al sitio donde nacimos… Y luego la iglesia, la plaza Bolívar, la policía donde estuve preso una noche de niño por violar el toque de queda, no sé qué era, el toque de queda, prohibían a los niños salir, y yo salí una noche a vender arañas (dulces) y cosas, y ¡pum!, me llevan detenido, pues. Otra vez me llevan detenido porque andaba en bicicleta en la plaza, era prohibido andar en bicicleta en la plaza, y ¡pum!, me llevan preso. Mi papá me tenía que ir a buscar. Yo era buena conducta, no creas que yo era un niño mala conducta, sólo que, bueno, vendía arañas de noche pues, a las ocho de la noche, o en bicicleta y me subía a la plaza Bolívar.

“… Llegar a la iglesia donde fui monaguillo hace 50 años, y mirar la esquina donde yo sé que vivía la negra Inés, la hija del africano, donde nació mi padre, ahí había un semeruco, y ver a Pancho Bastidas, y ver al compadre Aldana y a mi tía Edilia, a mi tío Marcos Chávez, viejo romulero ahora chavista, por supuesto; y mi padre, mi madre, y mis tías, y no sé cuántos primos y parientes, ¿ves? Puro realismo mágico. Cincuenta años, decía, ¡Dios mío!, hace 50 años aquí yo era el monaguillo, tocaba las campanas, la misma campana que está ahí, aunque la iglesia ya es moderna, no es aquella vieja iglesia de techo de palma, y paredes de tablas, era como de tabla, y piso de tierra ¿no? El monaguillo de hace 50 años; el Arañero, el que vendía arañas, el que tiraba cohetes ahí; y luego el cadete nuevo. Yo nunca dejé de ir a Sabaneta en vacaciones, José Vicente, y recuerdo cuando llegué de recluta hace 40 años a Sabaneta, en diciembre de 1971, y luego hace 30 años la marcha de la vieja, de la mamá vieja, y luego hace 20 años… Yo fui a Sabaneta el 2 de enero de 1992, fuimos a un funeral de la abuela que cumplía 10 años de haberse marchado. Pero al mismo tiempo ese 2 de enero de hace 20 años, yo sabía, ya venía la rebelión, estábamos en los últimos días pues, yo fui al camoruco, fue la oración del camoruco con mi entonces esposa y mis tres niños, y caminé con mi padre; y estuve a punto de decirle a papá: ‘Papá, va a pasar algo…’ Pero la disciplina revolucionaria me dijo: no, no le digas a tu padre. Pero le miré los ojos, el negro Hugo Chávez y mi madre, y caminé y jugué chapitas con Chicho Romero; era como una despedida y salí por la tarde por el camoruco. Bueno, todas esas imágenes llegaron como una magia, 50 años pudiéramos decir, cuando tú hablas del realismo mágico ¿no? A uno le llega siempre García Márquez, el campeón del realismo mágico; bueno, en vez de 100 años de soledad, uno pudiera decir 50 años –en mi caso– de magiedad... permíteme esa palabra, es una magia” (estos y otro recuerdos se publicaron después en un libro Cuentos del arañero; ver: http://www.venezueladeverdad.gob.ve).
 
“Odio. ¿Cómo fue que dijo Lula un día? Le preguntaron: ‘¿Cómo usted es amigo de ese tirano, Chávez?’ Y dijo Lula, ese gran compañero, por allá en Europa, ante muchos intelectuales: ‘¡Qué dictadura de Chávez! Sí más bien en Venezuela hay exceso de democracia, todos los años hay elecciones, y cuando no hay, Chávez las inventa…’ Entonces esa es la realidad, no hay ningún odio, yo hablo con el corazón y si me lo permites con el amor, como dijo el Che: ‘El revolucionario está inspirado siempre por un acto de amor…’ ¡El verdadero revolucionario! ¡Cristo! Uno por amor es capaz de morir, por amor, por amor uno está aquí, por amor a la vida, por amor… Ahora que yo he vuelto a las calles, ahora que he vuelto a los campos, ando más lleno de amor, José Vicente; y ahora amo más la vida y amo más a este pueblo y amo más el compromiso que he asumido con este colectivo.
‘Estabilidad, ¿Qué ofrezco yo? Continuar la estabilidad, fortalecer la estabilidad del país para continuar el proceso del desarrollo económico, del desarrollo social de Venezuela, a través de la revolución democrática. ¿Qué ofrezco yo? Más revolución, más democracia, más socialismo, afincarnos por el rumbo que llevamos. ¿Qué ofrece la oposición? La nada, la destrucción de lo que hemos logrado y el caos. Eso tiene que entenderlo el país, hasta los más furibundos antichavistas deberían entenderlo. Les interesa que yo siga aquí hasta a la derecha venezolana, les interesa…. Algunos no se quieren dar cuenta, pero es así, es la realidad. Tú ves los candidatos, tú ves, ¿qué ofrecen? Eso: la desestabilización del país.”
 
Hugo Chávez entró a la historia. Algunos tienen prisa por juzgarlo y otros carecen de perspectiva para hacerlo. Nadie lo olvidará.
 Juntos son más peligro-Magú
Un papa para la reforma de la curia

Bernardo Barranco
No existe un claro candidato al pontificado. A diferencia de hace ocho años, ahora se barajan muchos nombres, sin que se perfile un claro aspirante. Pareciera que hay dramáticos vacíos de liderazgos internos: no se vislumbra ningún cardenal que brille con luz propia, ninguno tiene un fuerte ascendiente, ni está precedido de antecedentes legendarios, merecedor de votos y admiración. Pocos poseen un protagonismo eclesial digno de un epígrafe o de plausibilidad tal que lo coloque en la antesala del papado. Reflejan la oscura y gris generación de un prolongado invierno eclesial. Esto explica por qué los cardenales que constituyen el colegio cardenalicio aún no han fijado la fecha para la realización del próximo cónclave; quieren conocerse más e intercambiar sus diagnósticos sobre el desastre en que se ha convertido el más alto gobierno de una iglesia sacudida y debilitada por los escándalos. Los purpurados que han llegado a Roma no quieren apresurarse en la lógica del cónclave hasta no ahondar en la clarificación de ciertos problemas como el Vatileaks y las nuevas filtraciones, al parecer hechas desde el despacho de Ratzinger, sobre degradación sexual, financiera y política de la curia. Sobre todo los llamados cardenales foráneos han llegado a Roma preocupados más por frenar los escándalos y finiquitar las luchas intestinas de la curia romana como primer paso, establecer consensos y pactos, para después elegir un nuevo papa como subsiguiente curso. Muchos cardenales recién llegados a Roma piden no apresurarse para entrar en cónclave hasta no precisar y discernir esos problemas que la Iglesia presenta como apremio de corrupción interna, que no son otra cosa que la consecuencia de su falta de transparencia y escaso espíritu evangélico. El proceso del cónclave vive bajo la presión, no de los atentos medios, sino de las divisiones internas, las desconfianzas de bloques de la curia y recelos antagónicos de aquellos actores que durante ocho años rodearon al ahora ex papa Benedicto XVI. Queda claro que el proyecto conservador de la Iglesia católica ha fracasado estrepitosamente; la tendencia autoritaria que bloqueó el ímpetu progresista emanado del concilio ha mostrado su agotamiento e inviabilidad y ha colocado a la Iglesia al borde de un cisma. El conservadurismo intransigente del bloque Juan Pablo II y Benedicto XVI disciplinó y reprimió a los sectores progresistas, alegando que atentaban a la identidad eclesial y ponían en riesgo la continuidad y tradición de la Iglesia. Dicho bloque se ha derrotado a sí mismo y ha puesto a la Iglesia al borde del abismo e infortunio. La Iglesia, en términos generales, está en estado de shock, de crisis, y mientras no se reconozca será muy difícil buscar salidas. Una iglesia envejecida, sus templos cada vez más solitarios, dificultad para encontrar vocaciones, menos sacerdotes en relación con el crecimiento de la población y más parroquias desatendidas. Los jóvenes no se sienten cómodos y tienen dificultades para interactuar con la Iglesia. Las mujeres encuentran en la retórica clerical una amenaza a su cuerpo y su dignidad. La Iglesia requiere más que nunca, bajo el acoso de escándalos y pérdida de autoridad moral, un nuevo papa que, como Juan XXIII, proclame la necesidad de volver a abrir las ventanas para que entre aire nuevo. No se trata de una nostalgia sesentera sino de una apremiante necesidad de encontrar nuevos equilibrios e hipótesis de salida al naufragio actual. La Iglesia debe recuperar el espíritu optimista del Concilio Vaticano II o diseñar uno nuevo para que dialogue con franqueza y naturalidad con la cultura contemporánea.
 
La primera congregación general, reunión pre cónclave entre todos los cardenales, tuvo un buen inicio. El diario italiano La Repubblica, en su edición del 5 de marzo, registró que que el cardenal alemán Walter Kasper, secundado por los estadunidenses O’Malley y Dolan, demandó información precisa directamente al cardenal de la prelatura del Opus Dei, Julián Herranz, cabeza de la investigación que solicitó Benedicto XVI acerca de las filtraciones del Vatileaks. Curiosamente, los tres purpurados que formaron la comisión cardenalicia creada por Benedicto XVI para esclarecer el robo y filtración de documentos personales enviados a él y del Vaticano: el español Herranz, el italiano Salvatore de Giorgi y el eslovaco Jozef Tomko, se encuentran reunidos con sus iguales en las sesiones preparatorias para el cónclave. Sin embargo, la respuesta del canonista cardenal Julián Herranz fue genérica y evasiva. Trató de preservar la voluntad de Ratzinger de que sólo el próximo papa debería conocer los contenidos de la relatio. La actitud de los autores del informe puso en jaque a todos los cardenales de la curia, especialmente los italianos, pues podrían estar entredichos en ese misterioso documento de 300 páginas y, por lo tanto, quedar fuera de la carrera por la silla pontificia. En seguida, relata La Repubblica, el cardenal decano Angelo Sodano hizo una abigarrada defensa a capa y espada de la oscura maquinaria de poder del gobierno vaticano. El presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, el cardenal Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida, en una entrevista al diario italiano La Stampa, ha reconocido que el caso Vatileaks influirá en las votaciones de los purpurados, y por ello ha pedido conocer el contenido central del informe secreto.
 
Este improvisado interrogatorio y discusiones en el interior del colegio cardenalicio es una buena señal de recuperar el espíritu colegiado de la Iglesia. Tomó distancia del fatal regreso a los viejos hábitos monárquicos de la Iglesia en que tanto se empeñaron Wojtyla y Ratzinger. Coincido plenamente con el soplo de Hans Küng, cuando Euronews le preguntó sobre el perfil del nuevo papa: “En mi opinión, no es importante de dónde venga. La cuestión es si será competente, capaz de guiar a la Iglesia para que salga de la profunda crisis actual, si tiene fuerza, independencia y valentía para hacerlo. Y eso va a ser muy difícil, porque todos los obispos han sido colocados por el papa polaco en una línea muy específica… Y la pregunta es si se encontrará ahora a alguien que consiga la mayoría de dos tercios para sacar a la Iglesia de la crisis”.
 Nuevo capítulo-Helguera
Chávez: luz de aurora

Ángel Guerra Cabrera
En la tarde del 5 de marzo, visiblemente conmovido, el vicepresidente Nicolás Maduro dio la trágica y dolorosa noticia que nunca hubiéramos querido escuchar. Había fallecido el presidente comandante Hugo Rafael Chávez Frías. Difícil asociar la muerte con ese hombre tan vital que tanto amó la vida y movió cielo y tierra por hacerla más libre y digna a los pobres de la Tierra.
 
Nacido llanero (Barinas, 1954), donde florecen silvestres el canto y la poesía, su trazo vital marca un punto de giro decisivo en la historia de América Latina y el Caribe de hondas repercusiones planetarias. En poco más de dos décadas desarticuló la estrategia de recolonización estadunidense de nuestra región encarnada en el Alca (Mar del Plata 2005), impulsó y fue el líder más notorio del surgimiento de un bloque de gobiernos opuestos al Consenso de Washington, fundó junto a Fidel Castro la fraterna Alba, tejió plurales alianzas conducentes a la creación de la Unasur y la Celac. Aglutinó a un grupo de líderes que dio pasos de gigante hacia la concreción del proyecto de unidad latinocaribeña de Bolívar y Martí y en colocar a nuestra América como el polo de resistencia principal contra la dominación mundial del imperialismo.

La gallarda rebelión armada (1992) que encabezó contra las políticas neoliberales de Estados Unidos y sus aliados locales proyectó al teniente coronel Chávez como líder nacional. Con su alzamiento el joven oficial y cientos de sus compañeros cumplieron con un mandato del pueblo venezolano, que tres años antes había sido reprimido sangrientamente durante el caracazo en respuesta al vigoroso repudio que manifestó en las calles contra aquellas políticas.

Chávez tomó muy en serio y se comprometió muy joven con las ideas y la trayectoria de Simón Bolívar, muerto aún más joven que él. La educación familiar de padre y madre humildes maestros de escuela, el destacado paso por la academia militar y su ejecutoria como oficial del ejército le permitieron a su inteligencia, avidez intelectual y sensibilidad excepcionales nutrirse del arsenal de conocimientos, experiencias e ideas que sellaron para siempre su comunión con el pueblo. Le cabe como a pocos aquella definición del Che cuando afirmó que el verdadero revolucionario actúa guiado por sentimientos de amor.
 
Sentía por Fidel profundo respeto, admiración y cariño y en fluido intercambio con él delineó las líneas maestras de su accionar y de la nueva arquitectura latinocaribeña, que enriqueció y llevó a cabo con inigualable maestría. Fidel reconoció muy temprano en él sus cualidades de estratega y conductor de pueblos y junto a Raúl le entregó una entrañable amistad. Chávez también quiso mucho a Cuba y a los cubanos y dedicó grandes esfuerzos a cimentar la solidaria y leal alianza venezolano-cubana, cuyos frutos no han podido ser más nobles.
 
Si las grandes trasformaciones de América Latina y el Caribe en los últimos años tienen en Chávez a uno de sus protagonistas más insignes, lo mismo puede decirse de la que lideró en Venezuela. De país subordinado a Estados Unidos, dominado por una elite racista, rapaz y represiva, que marginaba al pueblo de las decisiones y mantenía a millones apartados del disfrute de los más elementales derechos, Chávez recuperó la patria para todos e hizo al pueblo el actor político y social principal. Impulsó una refundación política, económica y cultural que puso de nuevo el socialismo en el orden del día a escala internacional y trasformó a Venezuela en un modelo de democracia. Rescató el petróleo como palanca del desarrollo nacional, de solidaridad y de posicionamiento geopolítico. Liquidó el analfabetismo e hizo de la salud, la educación y la seguridad social derechos universales, creó cientos de miles de puestos de trabajo y aumentó el poder adquisitivo de la población. Pero su conquista más importante es haber transformado al pueblo venezolano en partícipe activo, unido y muy consciente de la política nacional e internacional. No hay contrarrevolución que pueda contra eso.
 
Es proverbial el odio de los círculos dominantes de Estados Unidos, el capital internacional y sus colaboradores criollos contra Chávez. Asquea lo que escriben y dicen aún después de su muerte los que presumen de sus letras y voces libres, que sabemos esclavas. Tanto es el temor que les provoca la grandeza del venezolano y de su ejemplo.
 
Hay hombres que hasta después de muertos dan luz de aurora, escribió José Martí. Chávez es uno de esos.
Twitter: aguerraguerra

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