Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 14 de marzo de 2013

Millones de Chávez- Los dilemas de la oposición- Papa Latinoamericano

Millones de Chávez
Ángel Guerra Cabrera
La desaparición física y las honras fúnebres del presidente Hugo Chávez han alcanzado la dimensión nacional, regional e internacional únicamente deparada a contados acontecimientos políticos.
 
¿Cuándo se ha visto algo semejante? Se acostumbra a decir que el poder desgasta pero este caso lo refuta. Chávez gobernó Venezuela 14 años, nada menos que contra la voluntad y el hostigamiento de Estados Unidos y del gran capital internacional con las enormes dificultades que conlleva tamaña empresa. Pues bien, desde su fallecimiento, hace ya nueve días, no han dejado de fluir las filas kilométricas de pueblo que las 24 horas, acude a darle el último adiós. La mafia televisiva internacional no cesa de atacarlo ni por elemental respeto al dolor de la gran mayoría de los venezolanos, pero no ha podido ocultar la magnitud y emotividad del tributo popular. Curiosamente, las mentiras y estereotipos sobre la revolución bolivariana que durante años ha intentado instaurar en la mente de sus audiencias son pulverizados en segundos por las mismas imágenes que se ve forzada a transmitir. A personas conservadoras se les escucha este razonamiento: por algo será que tantos lo lloran.

Muchos en otras latitudes quedan atónitos ante un espectáculo tan inusual en una época en que, salvo conocidas excepciones, los políticos son detestados por la ciudadanía. En este caso es tanto más significativo puesto que si hay un pueblo rebelde ese es el venezolano. De ello dan testimonio innumerables hechos a lo largo de su historia, desde las luchas por la primera independencia, pasando por la resistencia contra las dictaduras militares y gobiernos neoliberales del siglo 20. ¿Cómo olvidar el caracazo, primera gran rebelión antineoliberal de América Latina? O ya con Chávez en Miraflores, la resuelta derrota del golpe de Estado, del paro petrolero y de los numerosos intentos desestabilizadores noqueados por la firme movilización popular.

Doblemente notorio ya que muy pocos pueblos en el mundo han alcanzado la elevada cultura política del venezolano a partir precisamente del ascenso del arañero a la presidencia en 1999. Y es que además de las portentosas conquistas sociales conseguidas bajo su conducción, Chávez hizo otra contribución aún más importante a sus compatriotas. Les abrió el espacio en la decisión de los asuntos públicos negado por los gobiernos anteriores y combinando su práctica política con su magistral pedagogía de multitudes trasformó a Venezuela en una gigantesca cátedra de educación revolucionaria. No es ningún secreto que esa participación política es inexistente en casi todas partes comenzando por las supuestas democracias consolidadas de Estados Unidos y Europa. Por esa razón, hay que descartar del todo el fanatismo o el simple dejarse llevar por sentimientos coyunturales de que han hablado algunos politólogos de pacotilla como explicación de esta gigantesca manifestación de duelo. Hoy hay millones de Chávez por sentimiento y por convicción en Venezuela y en el mundo.
 
Ello deja muy clara la razón fundamental por la que la Revolución en Venezuela llegó para quedarse aunque Chávez no esté ya físicamente. Que se sienten a esperar los siervos del imperio como Vargas Llosa y Montaner –la estrella de CNN– por el fin del chavismo, que según su vulgar noción termina al morir su líder. No es fortuito que también la bloguera de alquiler Yoani Sánchez haya vaticinado una estupidez semejante respecto a Cuba cuando falte Fidel.
 
La presencia en el funeral de 54 delegaciones oficiales y más de 30 jefes de Estado y gobierno habla por sí misma del reconocimiento internacional al liderazgo latinocaribeño e internacional de Chávez y de Venezuela. Allí estaban todos los gobernantes de los países más influyentes de América Latina y el Caribe. Estados Unidos, que hizo cuanto pudo por aislar al líder bolivariano, se ve más aislado que nunca.
 
Otro dato muy tangible asegura la continuidad de la Revolución Bolivariana a largo plazo: el espíritu de equipo, fraternidad, sabiduría política, y resolución mostrados desde hace meses y, sobre todo, en las últimas semanas, por la dirección político-militar aglutinada en torno a Nicolás Maduro. Es ella la que junto a un chavismo sereno y crecido en grado sumo se encamina a una victoria trituradora de la oposición en la elección presidencial del 14 de abril. Capriles, que se sabía derrotado, consumó su suicidio político con la miserable declaración sobre la fecha de la muerte de Chávez.
Twitter: aguerraguerra
Cada quien su nostalgia-Magú
Los dilemas de la oposición
Soledad Loaeza
La tarea de gobernar un partido derrotado es ingrata, amarga y, sobre todo, difícil. Miremos al exterior: en Francia, el UMP, o Unión por un Movimiento Popular, partido de Nicolas Sarkozy, después de la derrota entró en una severísima crisis de liderazgo que puso en peligro su existencia misma. Aquí en México basta observar el cansancio en el rostro de Gustavo Madero, a quien le ha tocado lidiar con las tormentas que desató en el interior del PAN la última elección presidencial, para imaginar las dificultades que está enfrentando en defensa de los acuerdos básicos que mantienen unida a la organización. Por ejemplo, muchos atribuyen la debacle en la que se encuentran al intervencionismo de Felipe Calderón; luego, hace unas semanas Roberto Gil dejó ver que todavía no cicatrizan las heridas de la campaña, cuando se enteró de que el partido no había ejercido todo el presupuesto que había sido destinado a la promoción de la candidatura de Josefina Vázquez. No son pocos los que siguen pensando que esa candidatura fue un error, y que Ernesto Cordero habría obtenido mejores resultados. Y muchas otras cuitas hay, personales y mezquinas.
 
Pero si quisiéramos reducir a una sola las causas de buena parte del descontento y de la incomodidad que experimentan los panistas, creo que podemos referirnos a la creencia bastante generalizada entre ellos de que la derrota fue provocada porque el partido, una vez en el poder, adoptó los peores vicios del PRI: incurrió en prácticas clientelistas, en corrupciones y en lo que consideran desvíos doctrinales. Esto no se sabe muy bien qué significa, porque la referencia a la doctrina del partido se ha convertido en un cliché carente de contenido; sin embargo, adquiere sustancia si la referimos a la política económica de los dos presidentes del PAN, que en este terreno mantuvieron la continuidad con sus predecesores del PRI. Sin embargo, es el motivo de una marcada discrepancia en el interior del PAN, pues mientras una corriente defiende el neoliberalismo, otra se avergüenza de los costos sociales que ha tenido, y reivindica la vuelta a la doctrina social de la Iglesia.

A esa fractura ideológica, que es bastante seria, habría que añadir otro tipo de desacuerdos. Creo que muchos de los problemas que enfrenta en este momento Acción Nacional tienen que ver con los dilemas que se le plantean a cualquier partido que pasa del poder a la oposición. ¿Debe colaborar con el partido en el gobierno, aun cuando con esa estrategia pospone su regreso al poder? ¿O debe bloquear en forma sistemática las acciones gubernamentales, porque así exhibe la incompetencia de sus adversarios y precipita su caída?
 
Gustavo Madero ha optado por la primera vía: ha mantenido una actitud positiva en la relación con el gobierno priísta: por ejemplo, firmó el Pacto por México que propuso el presidente Peña Nieto, lo que le valió la rechifla de algunos de sus correligionarios. Sin embargo, Madero ha estado actuando conforme a patrones que, yo diría, están en el ADN del PAN, que, ante la disyuntiva de confrontar o cooperar con el presidente de la República, históricamente ha optado por lo segundo, por la simple y sencilla razón de que estamos hablando de un partido conservador, averso al riesgo. Una aversión que mucho benefició a los líderes sindicales. Esa tradición partidista, que no desafiaron ni Clouthier ni Fox, recomienda la cautela sobre todo en circunstancias tan turbulentas como las que atraviesa actualmente Acción Nacional.
 
Más allá de las luchas intestinas, los panistas tendrían que recordar que en toda democracia la oposición cogobierna. Entre los dirigentes actuales, Madero parece ser el único que tiene clara esta función absolutamente crucial. Lo es tanto que en un país como Gran Bretaña el líder de la oposición recibe un sueldo del Estado. No obstante, entre nosotros la participación de los partidos minoritarios en las tareas de gobierno es, por lo general, vista con desconfianza, como si la colaboración fuera en sí misma una traición a sus principios, y a sus electores. Esta actitud está en la base de una estrategia muy socorrida por la izquierda partidista, que en el Poder Legislativo ha optado preferentemente por ser una minoría de bloqueo. Es decir, ha privilegiado la función opositora.
 
A ojos de muchos panistas, la estrategia de colaboración de Gustavo Madero no resuelve los dilemas del partido, porque tal vez el PAN perdió la brújula en Los Pinos. Si así fue, entonces habrá que concluir que el poder de la Presidencia de la República fue el tsunami que arrastró a Acción Nacional, y que sus consecuencias fueron mucho más devastadoras para el partido que la derrota de 2012.
Humo blanco, pasado oscuro-Rocha
Papa Latinoamericano
Interrogantes sobre el papa Francisco
Bernardo Barranco V.
Foto
Escena en la Plaza de San Pedro al momento de salir el humo blanco de la Capilla Sixtina, indicando que había sido electo el Papa que sustituirá a Joseph Ratzinger
Foto Ap
 
Una gran sorpresa ha causado el nombramiento de Jorge Mario Bergoglio como nuevo Papa. No figuraba entre la lista de los favoritos papables de los medios de comunicación.
 
Cuando de la chimenea de la Capilla Sixtina emanó el humo blanco, se pensaba que los cardenales habían llegado a un rápido y amplio consenso, necesario para respaldar las delicadas tareas del próximo pontífice. Unidad había sido el mensaje central del cardenal decano Angelo Sodano, representante del ala burocrática más cuestionada por sus niveles de corrupción y abuso de poder. Sin embargo, cuando se da a conocer el nombre del cardenal argentino Bergoglio, surgen de inmediato muchas interrogantes y serias preocupaciones. Primero, la edad; es un papa viejo con 76 años, casi como lo fue Ratzinger en el pasado cónclave. Ronda entonces el fantasma de un nuevo pontificado de transición o, por el contrario, los cardenales no apuestan por el largo plazo. Significa que las divisiones y las rupturas palaciegas en el Vaticano no alcanzaron a resolverse y probablemente se no se resolvieron, sino más bien se postergaron.
 
 
No es uno de los mejores representantes de AL
Por primera vez América Latina tendrá un pontífice, pero no a uno de sus mejores representantes. Elegir a un Papa de América Latina no significa optar por una persona de avanzada. Haber elegido a un jesuita tampoco significa una apertura al progresismo católico ni intelectual. Bergoglio tiene fama de ser conservador. Roberto Blancarte escribió a finales de febrero un artículo titulado ¿Un Papa latinoamericano?, en el que advertía el perfil ideológico ultraconservador de la enorme mayoría de los obispos, en los siguientes términos: Hay muchos de ellos con turbias historias que los ligan a golpes de Estado militares, otros protegieron y ocultaron a pederastas y muchos son el prototipo de lo que los católicos ya no quieren para su Iglesia: un cardenal conservador, incomprensivo de las dificultades y dilemas que enfrentan los fieles, sobre todo las mujeres, y poco preocupado en la práctica por los temas de justicia social o los derechos humanos.
 
Bergoglio no es, ni de lejos, un jesuita representante de la corriente renovadora de la orden religiosa que es la más importante de la Iglesia católica. Por el contrario, se distinguió por denunciar al padre Pedro Arrupe como marxista y representar un polo conservador dentro de la compañía. Igualmente, numerosas investigaciones documentales comprometen seriamente el comportamiento de Bergoglio y de la Iglesia argentina durante los golpes y dictaduras militares y la guerra sucia en aquel país. Para muestra un botón.
 
El periodista argentino Horacio Verbitsky es autor de 20 libros, entre los que destaca el último: La mano izquierda de Dios. La última dictadura (1976-1983), en cuyo texto pone en entredicho la actual posición que el ahora papa Francisco asume frente a la dictadura militar. En torno a las consecuencias del golpe de 1976, Bergoglio sostuvo que los hechos se fueron conociendo de a poco de todo lo que estaba pasando. Al principio se sabía poco y nada, llegó a decir; a pesar de ello, la documentación y testimonios de casi todos los obispos argentinos lo contradicen, pues de inmediato registraban por escrito las atrocidades y atropellos cometidos por los militares en materia de violencia y violación de los derechos humanos.
Foto
Jorge Bergoglio durante la celebración de una misa en Buenos Aires. Imagen proporcionada por el diario Clarín
Foto Reuters
 
Bergolio ha sido señalado como colaboracionista de la represión militar, ha sido denunciado y manchado por las acusaciones de los sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics, quienes le imputan haberlos entregado a los militares, así como la desaparición de muchos otros catequistas. Por el contrario, el cardenal Jorge Bergoglio asume la defensa y restitución de su maltratada imagen con la publicación de un libro autobiográfico: El Jesuita, en el que pretende defender y justificar su desempeño como provincial de la Compañía de Jesús, entre 1973 y 1979.
 
Fortunato Mallimaci, doctor en sociología y especialista en la historia del catolicismo argentino y las distintas formas de religiosidad popular, sostiene que el cardenal Bergoglio es una persona de formas finas y hasta delicadas, pero su actuar es implacable, especialmente contra sus adversarios. Frente a la discusión de la ley de matrimonio igualitario, calificó el comportamiento del arzobispo primado de Buenos Aires como nefasto. Cuestiona su liderazgo natural entre la conferencia episcopal: Hay cualquier cantidad de obispos que están en contra de que Bergoglio sea el jefe simbólico, mediático o material de la oposición. Pero no se animan a decirlo y hablan por debajo. El miedo predomina sobre la libertad o la posibilidad de hacerlo público. Igualmente, existen expedientes abiertos sobre los encubrimientos a sacerdotes pedófilos.
 
Seguramente en estos días circularán con detalle las historias de silencio y complicidad de Bergoglio con los militares en Argentina. De hecho, ya circulan en Twitter testimonios y denuncias de un pontífice que en su país ha levantado posturas encontradas a su desempeño. Otro dato a corroborar es su frágil estado de salud. Padece de sus pulmones y sufre ciertas dificultades respiratorias que le han venido alterando el tono de voz.
 
Puede ser un Papa muy cuestionado. Con un expediente así, de claroscuros, la pregunta de fondo es con qué capital moral un actor así podrá sanear la curia romana, corregir las corrupciones clericales. La pregunta concreta es: ¿se habrá equivocado Dios en la elección del Papa o el Espíritu Santo abandonó la Capilla Sixtina?.
 

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