Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 16 de julio de 2013

¡Viene la marabunta!

¡Viene la marabunta!

Imagen tomada de la red.
Imagen tomada de la red.
Las vacaciones familiares tienen como propósito el descanso y la convivencia, por lo que generalmente se escoge un lugar tranquilo donde los niños puedan jugar a sus anchas y el peligro sea mínimo. De tal manera que la selva tropical no es un lugar preferido para familias con niños chicos; sin embargo, una cabaña en el bosque templado en las cercanías de Xalapa no suena mal. Cuando los niños se quedan dormidos, nos agrupamos el resto de la familia alrededor de una chimenea para platicar de cosas de adultos, y de repente todos comenzamos a ver que había hormigas por todos lados y la percepción de lugar ideal cambió. Seguimos el rastro de nuestras amigas de seis patas que salían por todos lados y vimos cómo, del otro lado de la casa, la pared estaba completamente negra, y no era que la hubiesen pintado sino que estaba repleta de hormigas, y sí, había llegado la marabunta, corrimos por los niños y esperamos a que pasara la colonia.
El término marabunta evoca un tumulto, una banda, una horda, una oleada o una aglomeración de personas; sin embargo, esta acepción tiene su origen en ciertas hormigas que actúan de forma gregaria arrasando con todo ser vivo que encuentran en su camino. Las marabuntas –hormigas legionarias o “army ants” en inglés– son un grupo impresionante de hormigas característico de las regiones tropicales y subtropicales que ocurren en los cinco continentes. El mismísimo Darwin se vio maravillado y horrorizado por el potencial exterminador de las hordas de hormigas marabunta que pululaban por el suelo de la selva brasileña.
En el Nuevo Mundo todas las especies de marabunta pertenecen a la subfamilia Ecitoninae, mientras que las del Viejo Mundo se agrupan en dos subfamilias Aenictinae y Dorylinae, por lo que el comportamiento de marabunta no es único de alguna región, es decir, ha evolucionado en diferentes grupos de hormigas en distintos lugares del planeta. Para México en particular se han reportado 45 especies pertenecientes a cinco géneros: Cheliomyrmex, Eciton, Labidus, Neivamyrmex (el más numeroso con 34 especies) y Nomamyrmex. La mayoría de las especies mexicanas son de regiones tropicales bajas, pero algunas también habitan los desiertos del norte de México. Dentro del grupo de las marabunta encontramos a las hormigas más grandes que existen sobre la Tierra: las reinas africanas del género Dorylus tienen un tamaño corporal que puede llegar a medir cinco centímetros, y gracias a este gran tamaño las hembras tienen una capacidad reproductiva impresionante que puede producir colonias de hasta ¡10 millones de individuos!
Las marabuntas actúan como depredadores grupales, son nómadas y se caracterizan por tener reinas muy especializadas que nunca son aladas. También a diferencia de las otras hormigas, la mayoría de los individuos de las colonias son machos y se reproducen por una fisión en la colonia; no como el resto de las hormigas que produce muchísimas hembras aladas reproductivas que se aparean, y si tienen suerte, forman una nueva colonia. En este caso, solamente se crean dos colonias a partir de la colonia original: la mitad de las obreras se quedan con la reina antigua y la otra mitad se va con la reina nueva.
Las hormigas marabunta no construyen nidos permanentes, sino que viven en el nomadismo, generalmente descansan por algunos periodos en nidos temporales construidos en cavidades del suelo, de árboles o en troncos huecos, pero la mayor parte del tiempo están moviéndose. Así, algunas obreras cargan los huevos, otras las larvas, otras más a la reina, y todo lo van llevando consigo en movimiento. La capacidad depredadora de las hormigas marabunta es impresionante. Avanzan implacablemente comiéndose todos los animales que encuentran a su paso. De hecho, la población humana en las regiones rurales agradece su presencia, pues limpian las casas de cucarachas, alacranes y demás bichos que son habitantes cotidianos no deseados en las casas.
Cuando las marabunta comienzan a entrar a una casa, los habitantes de la misma sacan a los niños y a las mascotas y cierran la puerta dejando trabajar a la horda de soldados depredadores, tal cuál instintivamente hicimos nosotros citadinos. Algunas horas después, la gente regresa felizmente a su casa limpia de bichos. Aunque las marabunta no son del agrado de todos, algunas personas, generalmente los migrantes provenientes de otras regiones, prefieren rociarlas con agua jabonosa para impedir la entrada de la marabunta a las casas o a sus negocios.
En los bosques tropicales, detrás de las oleadas de marabunta es común observar aves, ranas, lagartijas y moscas parásitas que van cazando los artrópodos y pequeños vertebrados que intentan escapar de las hormigas. De hecho, en las selvas sudamericanas algunas especies de aves son especialistas en la asociación con las marabunta, ya que se ha calculado que obtienen 70 por ciento de su alimento de los animales que capturan detrás de las oleadas de hormigas. Si bien en México no tenemos aves especializadas asociadas a las marabunta, en la selva de los Tuxtlas, Veracruz, se han observado 44 especies de aves que siguen a las marabunta, incluyendo 12 migratorias, por lo que también son consideradas como un componente importante del ecosistema. Desgraciadamente las marabunta no se escapan de la presión ejercida por los humanos y como la mayoría son tropicales, muchas especies han reducido sus rangos de distribución dramáticamente debido a la deforestación, y han ido quedando confinadas a los fragmentos de bosque tropical que aún permanecen intactos, por lo que se teme por su conservación y la conservación de todas las especies asociadas a éstas. Es un llamado más de los bichos hacia la humanidad para dejar de destruir los ecosistemas naturales de una vez por todas.
 
* Una versión anterior de este texto apareció publica en La Jornada Michoacán.
Fuente: sin embargo.mx

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