Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 29 de agosto de 2013

Astillero- Informe presidencial- Héroes, villanos y observadores

Astillero
Ni los ven ni los oyen
Burocratismo a profes
Turquía, diferida
Crece la protesta
Julio Hernández López
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MAS SEGURO. A cuatro días de que el presidente Enrique Peña Nieto envíe su primer Informe de gobierno al Congreso de la Unión e inicie el periodo ordinario de sesiones, se reforzó el operativo de seguridad en el Palacio Legislativo de San Lázaro, para evitar que movilizaciones interrumpan el trabajo institucional
Foto Notimex
 
Sometidos a un insensible tratamiento burocrático que solamente quiere ganar tiempo para la parte oficial y no ofrece ni una rendija de atención real a sus demandas, los profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) parecen entrampados en el esquema deseado por los poderes reformistas: el escalamiento de la protesta (con el explicable enojo de porciones ciudadanas afectadas por obstrucciones viales) y el linchamiento mediático preparatorio de acciones gubernamentales de fuerza.
 
Ni Los Pinos ni las cámaras han tenido una pizca de voluntad política para escuchar con atención y ánimo correctivo las demandas de los maestros en lucha. Los encuentros con directivos de las cúpulas legislativas se han caracterizado por una postura descuidada e irrelevante, en mero cumplimiento de trámites de falso diálogo que simplemente pretenden dar por agotada esa fase procesal y argumentar que los legisladores ya fueron beneficiados con el mecánico oído oficial. En la residencia destinada a quien ocupe el Poder Ejecutivo federal, ayer fue confirmado el significativo desdén hacia un movimiento que está cimbrando a la institucionalidad y que, de ser llevado al siguiente nivel, el de la represión programada, podría desencadenar protestas y reacciones de carácter imprevisible.
 
A pesar de la importancia y las dimensiones de la movilización de los profesores, en Los Pinos solamente se recibió a una comisión de doce de ellos, para ser procesados por la oficina de atención a la ciudadanía, como sucede con cualquier otra protesta o solicitud, sea individual o masiva, producto de una ocurrencia o firmemente fundada, efímera o trascendente. De esa oficina, los solicitantes de atención sue-len salir con la promesa de algún tipo de atención, que suele consistir en el traslado del asunto a las instancias correspondientes o el posterior envío de un etéreo documento en el que se da constancia de que un trámite ha sido pedido y que cierta secretaría o dirección habrá de dar seguimiento al tema. Todo con sellos, firmas y demás parafernalia del burocratismo sabidamente estéril.
 
Y, sin embargo, se mueve indefinidamente la fecha de la visita de Enrique Peña Nieto a Turquía, en el contexto mayor de los indicios bélicos contra Siria y el referente, no menor, de la acelerada complicación de múltiples asuntos en el país, de los cuales el más notable es el de los profesores adversos a la reforma administrativa y laboral relacionada con lo educativo (el propio Peña Nieto señaló que la suspensión de la visita se debió a razones locales, relacionadas con las reformas). De pronto pareciera que se ha instalado en el país una suerte de reinado de la posposición, que en política es signo de indecisión o de incapacidad para fijar rumbos con seguridad.
 
En ese arrebato de posposiciones defensivas se incluyen partidos de futbol profesional, actos públicos y giras. Por ejemplo, el avanzado seguidor de Adolfo López Paseos anuncia que no viajará a Turquía (sus voceros hacen saber extraoficialmente que sigue en firme la visita a Rusia), pero también se informa que se replanteará el formato, la fecha y la hora del mensaje endogámico que con motivo del anémico primer informe de labores rendirá el 1 del mes en puerta el mencionado lic. Peña. Es de esperarse que ese recular incluya el sitio, pues sumamente deplorable sería que, a causa de la activísima inconformidad magisterial, el civil que ejerce el poder público terminara refugiándose en el Campo Marte.
 
A sabiendas de que las recurrencias políticas al Campo Marte pueden desembocar en el Campo Militar número Uno, los miembros de la CNTE recorren el sendero desfondado que les traza el poder priísta, manteniendo el formato de las presuntas negociaciones sin destino, al tiempo que ejercen la única respuesta firme que les queda a la mano, la de las movilizaciones y la denuncia. Así han caracterizado al ocupante de Los Pinos como un político de oídos sordos y, además, continúan expresándose por las calles, entre el natural rechazo de una parte de la sociedad a la que las molestias viales le parecen inaceptables, entre el ruido histérico de comunicadores de diversos medios en los que se practica la crucifixión sobre pedido.
 
Y, sin embargo, el aparato gubernamental y legislativo parece torpemente aferrado al esquema salinista clásico de no ver ni oir la protesta social que se va extendiendo más allá de la concentración central que organizan López Obrador y el Movimiento Regeneración Nacional, nucleando diversas expresiones, como la de los también satanizados empleados de lo que fue el Sindicato Mexicano de Electricistas. En la mira del peñismo, los profesores en lucha están llamando a un paro cívico nacional que, en condiciones como las actuales, puede ser mucho más que un mero deseo. Al entregar su primer corte de caja, en septiembre, aunque en realidad tomó el poder en diciembre del año pasado (nueve meses de ejercicio, no doce, en este primer informe de labores ante el Congreso), Peña Nieto tiene poca sustancia y mucha confusión y dispersión.
 
La economía ha sido mal manejada por el restrictivo Luis Videgaray, la política interior es un polvorín bajo el manejo sin maestría de Miguel Ángel Osorio Chong y el resto del gabinete se mueve en una mediocridad inocultable, con el rumor de los grandes negocios al amparo del poder. Las grandes transformaciones ofrecidas mediante el uso del Pacto por México han quedado en la indefinición, con la vista central puesta en el tema de los energéticos. ¿Ha llegado la hora de la mano dura para disfrazar el ejercicio político débil, ineficaz, rollero?
 
Y, mientras ha sido detenida la activista Rosa María Medina Moreno, acusada de robo por hechos de 2006, según denunció el frente popular de Atenco, ¡hasta mañana, con regiones de Guerrero en ebullición por el embate de soldados y marinos contra policías comunitarias, ayer en bloqueo de la carretera Pinotepa Nacional-Acapulco, que fue suspendido por los propios ciudadanos para ir a sus comunidades a reorganizarse!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
FUENTE: LA JORNADA OPINION
Informe presidencial
Soledad Loaeza
El presidente Enrique Peña Nieto rendirá su primer Informe de gobierno en el Campo Marte. Dará cumplimiento al artículo 69 constitucional que establece la obligación de que presente un informe por escrito, en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública del país. Lo hará el primero de septiembre, fecha de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, en los nuevos términos que se fijaron a partir de los reclamos de unas oposiciones bisoñas en las tareas parlamentarias. Esto es, no se presenta personalmente ante el pleno del Poder Legislativo, y para cumplir con el mandato constitucional envía el Informe por escrito. Y como nos gusta la solemnidad, ahora ese acto que es un pobre sustituto a la ceremonia del pasado está convirtiéndose en un nuevo rito con toda pompa y circunstancia.
 
El primer reproche contra la práctica establecida durante el régimen priísta de presentación del Informe presidencial provino del entonces senador Porfirio Muñoz Ledo, quien el primero de septiembre de 1988 increpó al presidente De la Madrid por el desaseo de las elecciones de ese año. De un golpe el senador convirtió la carroza en calabaza, y roto el encantamiento, la ceremonia del Informe presidencial se fue deteriorando hasta volverse un espectáculo digno de la arena México. La ocasión empezó a ser utilizada por las oposiciones para hacer befa del presidente en turno; no obstante, la burla se extendió inevitablemente al acto mismo.

La historia de este precepto constitucional es antigua. Se remonta a la Constitución de 1824, que estipulaba que el presidente asistiría a la reunión del primero de enero del Congreso General, donde pronunciaría un discurso. Guadalupe Victoria fue el primero en cumplir con esta regla. También la encontramos en la Constitución de 1857 y, desde luego, en la de 1917, que es la primera en establecer que el informe sería por escrito.

En cada caso se trataba de una ceremonia solemne en la que el jefe del Ejecutivo se presentaba ante el Legislativo, pero el para qué del encuentro varió. Durante la primera mitad del siglo XIX, dada la ausencia de consensos y la inestabilidad endémica del país, más que informes los documentos presidenciales eran proclamas políticas partidistas, planteamientos polémicos a propósito de determinada forma de gobierno, por ejemplo, de las bondades del centralismo o del federalismo. Su objetivo no era rendir cuentas, sino movilizar apoyos, o servían para explicar la situación política del país, pero hablaban poco de una administración pública sujeta a múltiples penurias. No sería sino hasta la estabilización del porfiriato que los informes lo fueron realmente: la presentación de la obra administrativa del gobierno.
 
Muy pronto, el poder personalizado de Porfirio Díaz impuso a este acto cívico un tono reverencial que lo convirtió en uno más de los ritos de endiosamiento del dictador. Los diputados que respondían el discurso presidencial se referían a las virtudes personales de Díaz, a su capacidad para gobernar; los diputados expresaban de mil maneras su gratitud al gran hombre y, en cada ocasión, la necesidad de que continuara al frente de los destinos del país. Así, por ejemplo, Joaquín Casasús, presidente de la Cámara en 1902, cerró su contestación al informe presentado por Díaz con las siguientes palabras: El Poder Legislativo confía plenamente en vuestra pericia (...) Es un deber de justicia reconocer que (el progreso del país) ha sido parte vuestro esfuerzo perseverante (...) Las cámaras federales, como hasta hoy, os continuarán prestando su apoyo decidido.
 
En la posrevolución los informes reprodujeron los vicios de la dictadura y se convirtieron en competencias de lambisconería entre los diputados, no obstante lo cual son documentos de una gran importancia, aunque no siempre debidamente reconocida ni siquiera por los legisladores, a quienes les preocupaba más halagar al Señor Presidente que entender lo que decía, que en más de un caso era mucho.
 
Por ejemplo, el multicitado discurso del primero de septiembre de 1928 del presidente Calles, en el que invitó a todos los revolucionarios a reconciliarse en un solo partido político, también revela una propuesta de régimen bipartidista, pues también invitó a los conservadores a formar su propio partido e integrarse al Congreso, en lugar de tomar las armas como lo habían hecho los cristeros.
 
Es una lástima que el Presidente ya no vaya al Congreso a presentar su Informe. Cuando lo hacía estaba obligado a mirar de frente a la nación, y mal que bien daba sus razones. Ahora el Informe se ha convertido en una fiesta privada del partido en el poder y, peor aún, su función de comunicación ha sido sustituida con una agobiante publicidad. Francamente, estaba mejor lo de antes.
FUENTE: LA JORNADA OPINION
La gran diferencia-Fisgón
Héroes, villanos y observadores
Orlando Delgado Selley
Estamos enfrentando tiempos muy revueltos. La reforma educativa propuesta por el Ejecutivo, avalada por integrantes del Pacto por México y aprobada por los legisladores de ambas cámaras, ha generado reacciones masivas de protesta. La reforma energética, que apenas inicia su ruta legislativa, ha provocado el rechazo claro de grupos relevantes de la sociedad mexicana. La propuesta de reforma fiscal, que pronto será anunciada, generará también enfrentamientos sociales de importancia.
 
Otra reforma que ha sido planteada, sigue en discusión en la Cámara de Diputados y no debe perderse de vista, es la financiera. Tuvo un arranque que parecía indicar que lograría una rápida aprobación entre los diputados, pero fue detenida logrando que el asunto se debatiera con mayor amplitud. Se organizaron eventos en ambas cámaras, en los que participaron diferentes actores que serían afectados en caso de aprobarse la iniciativa presidencial. Estos debates evidenciaron la necesidad de considerar con detalle la propuesta, introduciendo cambios relevantes al planteamiento del Ejecutivo y del Pacto por México.

Entre estos cambios está la reconsideración de la función del Banco de México (BdeM). Sin proponérselo, la directora-gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, ha apoyado este planteamiento. En el simposio anual organizado la semana pasada por el Banco de la Reserva Federal (Fed) de Kansas City, en Jackson Hole, que reúne a banqueros centrales para discutir sobre política monetaria, dijo que en muchos aspectos, los banqueros centrales han sido los héroes de la crisis financiera global. Comparada con la política monetaria convencional, la política monetaria no convencional de los recientes años ha sido audaz y de mayor escala. Estas excepcionales acciones ayudaron a que el mundo no cayera en el precipicio de otra Gran Depresión.

Estas políticas monetarias no convencionales han sido el relajamiento cuantitativo del Fed, la compra de activos en gran escala del Banco de Inglaterra y, tiempo después, las operaciones de refinanciamiento de largo plazo del Banco Central Europeo. Las políticas instrumentadas por el Fed y por el banco central inglés tuvieron el propósito explícito de impulsar el crecimiento económico y la creación de nuevos empleos. El FMI ha estimado que, además de reducir las tasas de largo plazo de los bonos de la Tesorería estadunidense, impulsaron el crecimiento del PIB en más de uno por ciento.
 
Por eso, Lagarde les llama héroes. Obviamente, ha habido villanos. Ubicados en las posiciones de mando de las grandes entidades financieras globales, así como en intermediarias de tamaño medio e incluso pequeño, que arriesgaron los recursos de su clientela, mientras ellos se asignaban remuneraciones astronómicas. Unos cuantos están en la cárcel. La mayoría dejó sus empresas y viven con lujo. Junto a héroes y villanos, hubo banqueros centrales, gobernantes y legisladores que, en la coyuntura económica de mayor dificultad en los últimos 50 años, se escudaron en políticas monetarias convencionales que eran incapaces de incidir en el curso de la crisis y en su impacto en las condiciones de vida de la población.
 
Estos importantes actores económicos y políticos, que pudieron mitigar algunas de las consecuencias más negativas de la crisis, permanecieron como observadores. Al mantener una visión convencional de la política monetaria, que se dedicaba a atender solamente la evolución de los precios, impidieron que la política fiscal cumpliera con propósitos anticíclicos. El Banco de México, el gobierno federal anterior y la Legislatura de 2009-2012, se desentendieron de la necesidad de modificar el restrictivo marco legal del BdeM, para permitirle que actuara como la nación lo requería y la evolución de la crisis demandaba.
 
En estos tiempos revueltos hay que detener reformas que atentan contra el interés nacional, alejándose de la tentación de transar la aprobación de una reforma por el retiro de otra. Las grandes movilizaciones que se han dado y las que veremos en los próximos días, permiten impulsar cambios que favorezcan el interés nacional, como una reforma financiera que verdaderamente contribuya a expandir y abaratar el crédito
FUENTE: LA JORNADA OPINION
¿Y el secretario? Bien, gracias-Rocha

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