Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 27 de agosto de 2013

Siria: desinformación y guerra inminente- La lucha magisterial y el fin del mexican moment- Toda la tribu

Siria: desinformación y guerra inminente


Las agresiones contra la misión de investigadores enviada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a Siria para verificar las denuncias sobre un ataque con armas químicas, perpetrado el pasado miércoles 21 en el distrito de Ghuta, en las afueras de la capital siria, enrarecen por partida doble el ambiente internacional y refuerzan las tendencias belicistas que impulsan una incursión militar de Occidente en ese desgarrado país árabe. En lo inmediato, el gobierno estadunidense, por conducto del secretario de Estado, John Kerry, multiplicó sus amenazas de una intervención bélica directa y el Pentágono anunció que tiene ya listo un abanico de posibles acciones violentas.
 
Por lo pronto, las ráfagas contra los vehículos de los inspectores internacionales tienen un origen tan oscuro como el ataque mismo, cuya autoría es atribuida tanto al gobierno de Damasco como a la oposición armada que intenta derrocarlo.

En los días posteriores a ese ataque hubo muy pocos datos incontestables sobre el episodio: que la información dio pie a una conmoción internacional, que se habló –en un principio– de más de mil 400 muertos, que en Internet circularon fotos y videos de personas con síntomas de afectación por gases neurotóxicos y que el asunto generó un sinnúmero de amenazas contra el régimen de Bachar Assad, así como de advertencias –principalmente, de Moscú y de Damasco– sobre los peligros de una internacionalización del conflicto interno sirio.

Posteriormente, una misión de Médicos Sin Fronteras informó que había tenido conocimiento de 355 fallecimientos y de unas 3 mil 600 personas que fueron tratadas por síntomas de intoxicación con alguna clase de arma química. Fuera de esos datos, y aunque no se puede descartar que la agresión contra civiles haya sido efectuada por el gobierno sirio, no hay, hasta ahora, pruebas en su contra, así como no hay indicios sólidos que permitan incriminar a los opositores.
 
Es decir, el mundo está siendo orillado a un nuevo conflicto bélico internacional en Medio Oriente en un clima de extrema desinformación.
 
Es imposible no recordar, en el momento presente, los alegatos fabricados por el gobierno de George W. Bush en 2002 y 2003 para invadir y arrasar Irak: que el régimen de Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva y capacidad para atacar el territorio estadunidense, y que mantenía una alianza con Al Qaeda. Todo eso resultó ser mentira, pero los principales medios occidentales lo propalaron como verdades comprobadas.
 
A los precedentes de tales operaciones de desinformación ha de sumarse elementos de contexto como la oposición mayoritaria de la sociedad estadundiense a una intervención de fuerzas militares de su país en el conflicto sirio, así como las dudas que arroja la acusación occidental sobre la presunta autoría gubernamental del ataque químico en Ghuta: parece improbable, en efecto, que el régimen de Damasco, que la semana pasada había logrado una clara ventaja en el terreno bélico sobre sus adversarios, recurriera a un armamento que no necesitaba, a sabiendas de que tal acción lo colocaría, en forma automática, en la mira de los promotores de la intervención militar occidental.
 
La opinión pública internacional asiste, pues, sin información confiable, a lo que puede ser una nueva escalada bélica en Medio Oriente, y no parece que la opacidad y la confusión sean accidentales.
FUENTE LA JORNADA OPINION
 
La lucha magisterial y el fin del mexican moment

Luis Hernández Navarro
 
A unos días de que rinda su primer informe presidencial, Enrique Peña Nieto vive la más grave crisis política de su sexenio. Las protestas de decenas de miles de indignados maestros democráticos en la ciudad de México y en 20 estados han chocado con la incapacidad del conjunto de la clase política para ofrecer una salida constructiva.
 
Gobierno federal, legisladores y partidos políticos no hallan cómo salir del brete en que se metieron al aprobar la contrarreforma educativa y las leyes secundarias en la materia. Colocados a la defensiva, sin rumbo, se dedican a tratar de solucionar, día a día, sin una visión de largo plazo, los desafíos de las acciones magisteriales.

Por lo pronto, el movimiento produjo ya sus primeras bajas. El anuncio de que, con el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI), México emergía en la arena internacional como un jugador de grandes ligas, bautizado por sus publicistas como MeMo, el mexican moment, se hundió con los bloqueos magisteriales al Palacio Legislativo, el Senado y el aeropuerto capitalino. El optimismo auspiciado por el columnista del New York Times Thomas Friedman se esfumó entre movilizaciones sociales y la caída de la economía.

La crisis magisterial ha evidenciado la inexperiencia de los políticos que hoy conducen el país. Rehenes por decisión propia de los intereses empresariales y los grandes medios de comunicación electrónicos, aprobaron una contrarreforma educativa que es copia y calca de las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos. Lo hicieron sin consultar a los directamente afectados, los maestros, en tiempo récord: 11 días.
A partir de entonces han venido estallado, uno tras otro, focos de inconformidad magisterial en 21 entidades. En lugar de procurar una solución de fondo desde el principio, el gobierno respondió administrándolos, amenazando a sus dirigentes, diciendo mentiras, auspiciando campañas de desprestigio en su contra y ganando tiempo. Apostó a que el paso del tiempo se diluiría el potencial contestatario de la movilización.

Los legisladores de casi todos los partidos se comportaron con una enorme arrogancia. De­cidieron sobre las vidas de cientos de miles de maestros sin ni siquiera escucharlos. No atendieron las documentadas críticas que ellos y muchos especialistas hicieron a la nueva norma. Rehuyeron el debate. Desairaron mayoritariamente los 10 foros acordados entre la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la Se­cretaría de Gobernación. Despreciaron y se burlaron de los maestros.

Los partidos que integran el Pacto por México acordaron la contrarreforma en lo oscurito. Le impusieron al Legislativo sus acuerdos. Se reunieron en una sola ocasión con la CNTE, en un encuentro auspiciado por la Secretaría de Gobernación. Finalmente, optaron por hacer oídos sordos y avanzar en la aprobación de las leyes secundarias, diciendo falsamente que habían incorporado las observaciones de los maestros democráticos.

Lo hicieron, además, forzando el alcance de las modificaciones al artículo tercero constitucional. En ellas se estableció que la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y la Ley General de Educación tenían como fecha límite el 26 de agosto para su aprobación. Sin embargo, no existe una sola referencia a que se tenga que elaborar una ley sobre el servicio profesional docente, y, mucho menos, una fecha límite para hacerlo.
 
De manera absolutamente esquizofrénica, el gobierno federal defendió la contrarreforma difundiendo dos mensajes opuestos. Por un lado, divulga la versión de que con la nueva norma no habrá afectaciones a los derechos de los maestros, que éstos no tienen nada que temer y que, quienes protestan lo hacen porque están mal informados. Pero, simultáneamente, a través de Emilio Chuayffet y sus comunicadores, dice que la reforma pone un freno a privilegios indebidos de los docentes y su sindicato, y que su inconformidad se debe a la pérdida de esas canonjías.
 
Al mismo tiempo, para enfrentar el descontento magisterial se ha orquestado una campaña de satanización que ofende profundamente a los mentores. No es nuevo. Las televisoras llevan años denigrando a los profesores. Sólo que ahora le han subido el volumen a sus denuestos. Los acusan de secuestrar a la niñez y a la educación, de ser vagos e irresponsables, de tener grandes privilegios, de negarse a ser evaluados. Por supuesto, nada de esto es cierto. La CNTE no defiende prebendas, sino derechos ganados desde hace décadas y la educación pública.
 
Ese humillante bombardeo mediático es eficaz para aislar a los profesores de las clases medias pero tiene como resultado inevitable indignarlos y radicalizarlos. Lejos de desmoralizarlos, ha hecho que saquen la casta y que reafirmen su convicción de que la contrarreforma no tiene que ver con la educación sino con acciones punitivas hacia ellos.
 
Aterrados ante una protesta que, en lugar de retroceder se extiende cada día, los empresarios, el Partido Acción Nacional (PAN) y el PRI, exigen mano dura contra los maestros insumisos o amenazan con usarla. Exigen al gobierno de la ciudad de México que use la fuerza pública para meterlos al orden. Deberían saber que un movimiento social en ascenso que es reprimido, se expande y radicaliza. La APPO en Oaxaca surgió de un paro y plantón de docentes que el gobernador Ulises Ruiz quiso desalojar de la plaza pública a toletazos.
 
El conflicto magisterial torpedeó ya el mexican moment y lastimó severamente el Pacto por México. Si la clase política quiere evitar que el costo sea mayor, lo peor que puede hacer para resolverlo es apelar a la mano dura o pretender que se desgaste con falsas promesas. Con las reformas energética y hacendaria en el horizonte inmediato más le valdría buscar una salida negociada. Nada la obliga a aprobar una ley del servicio profesional docente, cuya redacción no está contemplada en la reforma al tercero constitucional. A menos que busque hacer del resto de esta administración un infierno.
FUENTE LA JORNADA OPINION
 
Toda la tribu

José Blanco
Finlandia es hoy un pequeña república de algo más de 5 millones de habitantes. Era mucho más pequeña cuando fue parte de Suecia hasta 1809, cuando fue anexionada a la Rusia imperial, como gran ducado de Finlandia, para posteriormente ganar su independencia de la Unión Soviética en 1917-1918.
 
Probablemente el más importante movimiento social de los fineses, a partir de su independencia, fue su temprana cruzada nacional por la educación de alta calidad. No sólo eso, la educación –del nivel prescolar hasta el posgrado–, se convirtió en un tema de debate permanente a lo largo de su historia, en que se involucra una inmensa mayor parte de la sociedad.

Mika Waltari (1908-1979) fue un escritor finés cuya fama proviene de sus novelas históricas; quizá la famosa de ellas es Sinhué, el egipcio que, como dice el lugar común, fue llevada a la pantalla. Su tarea de escritor lo llevó a realizar grandes viajes en muy diversas regiones del continente africano.

Waltari observó en varias comunidades africanas –en los años treinta y cuarenta del siglo pasado– la forma en que niños y niñas eran incorporados a distintas tareas según sus edades, y los momentos en que las tribus realizaban ritos iniciáticos altamente simbólicos, en honor de niños, adolescentes, jóvenes, según la edad, por los cuales, los honrados y toda la tribu tomaba conciencia de que un nuevo grupo de ellos –niños, adolescentes, jóvenes– era admitido en un segmento de la sociedad que tenía responsabilidades mayores para la sociedad comunitaria como conjunto. Era, para los nuevos grupos que ascendían, un honor y un orgullo ver aumentadas esas responsabilidades.

Se atribuye a Waltari haber dicho en alguna ocasión significativa, en Helsinki, para educar a un niño se necesita toda la tribu. Toda la tribu, en Helsinki significaba, el gobierno federal, el gobierno de las localidades, los profesores de las escuelas, los padres de familia; una responsabilidad compartida, con una función particular para cada uno.

La diversidad cultural, histórica, de México, más sus acentuadas desigualdades socioeconómicas, más los resortes entecos de la democracia infantil mexicana, se traducen en nuestros días en un triste batiburrillo de debate y en unas escaramuzas y manifestaciones en gran medida estériles. Parece imposible que en México trabaje hoy de consuno toda la tribu.

Por más de medio siglo fue abandonada la escuela básica; el gobierno la dejó en manos de los truhanes de las dirigencias sindicales; propició una corrupción atroz en complicidad con los caciques; dejó que se convirtiera en un descomunal aparato aherrojado e inservible. El creciente poder que dio a los caciques sindicales, remató el proceso. Por esta vía los gobiernos priístas y panistas cometieron un patético trance similar a un crimen de lesa humanidad, con innumerables generaciones de niños y jóvenes mexicanos.
 
En el camino, apareció una oposición a los caciques que ha ido creciendo con los años: la CNTE, un grupo evidentemente excluido de las prebendas de los caciques, bravucón, principalmente formado por el segmento con formación educativa más frágil, en medio de un profesorado nacional que, con las excepciones de siempre, posee una muy baja calificación. Creado hacia 1979 para democratizar el SNTE, en pocos años la CNTE extravió su objetivo original y después no se sabe para qué existía, ni a qué intereses servía; pero pudo acarrear a la ciudad de México miles y miles de profesores, todos los años. Estas movilizaciones cuestan muchos millones, y nadie sabe, nadie supo, quién(es) ha(n) puesto su plata para financiar esas movilizaciones que quizá no han tenido nada que ver con la educación. El actuar de la CNTE ha sido aún peor que el de la SNTE en relación con el daño infligido a los niños y adolescentes de la educación básica.
 
De pronto al nuevo gobierno del PRI le tomó una prisa inusitada por reformar el esperpento en que había sido convertida la educación. Es claro que tal vez el sexenio de EPN pueda servir para sentar las bases y dar los primeros pasos de esa reforma, siempre que hubiera un amplio consenso social, político y entre los profesores sobre el camino de la reconstrucción del instrumento civilizatorio por antonomasia.
 
Pero las cosas no van así. Elba Esther Gordillo está en la cárcel (que hace años que debió ser su morada), pero la entera estructura del SNTE sigue profundamente subsumida en la vasta masa del profesorado, y continúa haciendo de las suyas. Adicionalmente bases probablemente crecientes del SNTE comienzan a sentirse cada vez más cerca de la CNTE, y lo que está acercándolos es Ley del Servicio Profesional Docente: pánico por la evaluación.
 
Recientemente oí decir a un dirigente de la CNTE, en un programa radial, que antes de ser evaluados, los profesores tienen que ser capacitados y diferenciadamente según regiones. Celebré efusivamente este argumento que, con el perdón, he escrito decenas de veces en este espacio. Es un paso minúsculo, pero sería un paso. Ojalá sea oído por la SEP y por los legisladores. Y, si esto ocurriera, faltaría decidir colectivamente, siempre principalmente con gente que posee el conocimiento necesario, de qué métodos y saberes han de hacerse, permanentemente, los profesores. Y aun si esto ocurriera, estaríamos a muchos años para que en la educación de los niños y los adolescentes participara, con un mínimo de armonía, toda la tribu.
FUENTE LA JORNADA OPINION

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