“Aún se puede evitar el
estallido”
JOSE GIL OLMOS
JOSE GIL OLMOS
Escuchar a las familias que
han sido víctimas de la violencia en las regiones más laceradas del país
reafirmó en los integrantes de la Caravana del Consuelo la convicción de que no
se derrotará al crimen organizado sólo con armas y sin diagnósticos, ni pasando
por encima de la gente. Fortalecidos con el dolor de los supervivientes, Javier
Sicilia y el movimiento ciudadano que encabeza ya comenzaron a darle forma a
“la única opción que están dejando el gobierno y la clase política” para
corregir el rumbo al país: la resistencia civil pacífica.
CIUDAD JUÁREZ, CHIH.- Al
final del trayecto de casi 3 mil kilómetros y después de una semana de conocer
decenas de testimonios sobre ejecuciones, torturas y desapariciones, Javier
Sicilia sostiene que el presidente Felipe Calderón no ve más allá de los
jardines de Los Pinos y que sigue sin escuchar el clamor de miles de personas
que piden justicia y paz.
Al frente de la Caravana
por la Paz y la Justicia, conocida ya como la “caravana del consuelo”, el poeta
advierte que también los partidos y actores políticos como Enrique Peña Nieto,
Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard han mostrado incapacidad para
atender el reclamo de las familias víctimas de la guerra contra el
narcotráfico, lo cual está generando un grave riesgo:
“Puede haber estallidos
sociales porque la gente está enojada, y cuando uno está enojado en grados
graves, cuando uno se siente impotente y no encuentra un camino adecuado, no
violento, para responder a esas agresiones, termina por ser agresivo. En muchas
plazas, la gente gritaba expresando odio y dolor, reclamos de justicia, voces
que están sumergidas en el olvido.
“Lo que vimos es un país de
víctimas, por eso decía que ojalá el presidente oyera los relatos. Le estaremos
llevando un CD para que escuche los testimonios, que vea la impunidad que hay
en el país, que vea que el crimen está también en el Estado, para que se pueda
sensibilizar su corazón y vea que su estrategia es demasiado puritana y
agresiva, que no es una buena estrategia para rehacer el país.”
A menos de seis meses de
que inicie el proceso electoral de 2012, la caravana recorrió una franja del
centro y del norte del país que concentra la mitad de los 40 mil muertos de la
guerra contra el narcotráfico.
La caravana fue recogiendo
testimonios en cada plaza, pueblo y comunidad, e incluso en los caminos hacia
Ciudad Juárez. Sus integrantes dialogaron con organizaciones sociales de cada
región a fin de formar un movimiento nacional para recomponer el tejido social
que tanto se ha deteriorado en los años recientes.
Lo que encontramos con la
caravana, dice Sicilia, es un país desgarrado por gobiernos que no atienden a
la gente, por autoridades a las que corrompió el crimen organizado y que por
eso no investigan las denuncias que desde hace años han presentado las familias
afectadas. No obstante, a la mitad del recorrido, Calderón le envió a Sicilia
una carta personal donde se comprometía a brindarle seguridad a los
participantes pero le pedía señalar como responsables de las muertes y
desapariciones al crimen organizado, no a su gobierno, que según él está
trabajando para combatir a los criminales y ofrecer seguridad a todos los
mexicanos.
“El gran problema del
presidente es que ve las cosas desde un mundo muy puritano, de blanco y negro.
Cree que la delincuencia está afuera nada más, no se da cuenta de que la
delincuencia, arropada en la ilegalidad, está en las instituciones. La prueba
son los casos que hemos ido recuperando en el camino, de gente a cuyos hijos
han matado, que los han secuestrado o los han levantado y no aparecen. Hay una
tremenda impunidad, no hay un seguimiento de los expedientes, obligan a la
gente a hacer sus propia investigación; ¿entonces para qué están las
autoridades? Esa es una forma de la delincuencia”, dice Sicilia en entrevista.
El intelectual recuerda que
en abril, cuando apenas tomaba forma el Movimiento por la Paz, la Justicia y la
Dignidad, Calderón lo invitó dos veces a platicar en Los Pinos. En una de
ellas, Sicilia le dijo al presidente: “¿Ve usted estos jardines? Son muy
bonitos, pero desde aquí no se ve lo que está ocurriendo en el país. Lo invito
a que salga y vea lo que está ocurriendo”. “Pero no lo ha hecho”, dice ahora,
con preocupación.
“Que vean el dolor”
Mientras el convoy cruza
las tierras áridas de Chihuahua custodiado por patrullas de la Policía Federal
y por agentes de la Procuraduría General de la República, Sicilia hace un
balance de la semana que duró la Caravana por la Paz.
“Encontramos más de lo que
esperábamos por la enorme carga de sufrimiento, de impunidad, de injusticia que
hemos visto. Hay demasiada gente adolorida por la muerte de sus hijos, de sus
padres, de sus hermanos; hay una inmensa injusticia y un gran clamor por ella.
Esperaba dolor, pero no a los grados en que hemos ido recolectando a lo largo
del camino. Eso indica muy claramente que la clase política, que el presidente
mismo, tienen una visión muy equivocada, muy ajena, muy abstracta del país, por
eso están tan divorciados de las necesidades ciudadanas.
–¿Qué país está
descubriendo?
–Un país roto. Estoy
confirmando que el tejido social está profundamente desgarrado y eso duele
mucho. Ojala y la clase política estuviera en la caravana para que se
sensibilizara y comprendiera por qué estamos haciendo esto.
En Morelos, el Distrito
Federal y Michoacán, pasando por San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Nuevo
León, Coahuila y Chihuahua, Javier Sicilia lloró junto con los familiares de
los muertos, quienes expusieron el abandono en que los dejan los gobiernos, los
cuerpos policiacos locales y federales, así como las fuerzas armadas.
Por eso insiste en que
Calderón no está entendiendo que se necesita transformar esas instituciones:
“Para él, los malos están afuera y los buenos están adentro, todo lo que está
en la legalidad es bueno y todo lo que está en la ilegalidad es malo. Con esa
mentalidad no es posible dar un paso y entender lo que pasa en México”.
–Una vez lo invitó a que
saliera de los jardines de Los Pinos para ver el país. ¿Es tiempo de que haga
eso?
–Sí, lo invité a salir y
ver lo que está pasando. Creo que aún es tiempo de que lo haga. Deberá tener
una gran humildad y una gran paciencia porque el enojo que tiene la gente en su
contra, los agravios que lleva a cuestas por su guerra y por su mala
administración, son muchos, ya que ha abandonado muchos territorios y a mucha
gente. Debería tener humildad para aguantar ese repudio e ir conquistando a la
gente a través del corazón, de ver el dolor y entenderlo.
Sostiene que se ganaría
mucho si Calderón se tomara un par de meses para recorrer el país, como Gandhi
lo hizo para conocer los dolores y la vida de la India.
Pero no sólo es el caso del
presidente, asevera Sicilia, sino también el de aspirantes a la Presidencia de
la República como Enrique Peña Nieto, Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López
Obrador.
“Invitaría también a la
clase política, al mismo Andrés Manuel, que recorre el país, lo invitaría a que
se bajara de su tinglado político y que escuchara a la gente, el dolor de la
gente. Pero no lo está haciendo porque los candidatos miran ideológicamente, no
se tocan el corazón, su finalidad no es oír a la gente, es ganar votos.”
La resistencia cobra forma
No eran actos tumultuarios
los que se realizaron en cada ciudad por donde pasó la caravana, pero cientos
de familias esperaron hasta cinco horas, a veces hasta la madrugada, con la
esperanza de ser escuchados.
Casi todos los testimonios
fueron presentados por madres, esposas, hermanas o amigas de las víctimas en
las plazas públicas, y terminaban en llanto y en gritos de justicia mientras el
resto de los presentes exclamaban “¡ya basta!”, “no más sangre”, y silbaban
contra Calderón cada vez que se le mencionaba, lo cual reflejaba claramente la
peor baja de aprobación al presidente en lo que va de su gobierno (49%), como
lo confirmó el 31 de mayo la encuesta del trimestre 18 de su gobierno elaborada
por Consulta Mitofsky.
Al principio se trataba de
un acto de desahogo ante la impotencia de no ser escuchados por las
autoridades, pero al segundo día del recorrido, el domingo 5 en la Plaza de
Armas de San Luis Potosí, cuando alguien lo interpeló sobre qué solución
planteaba ante la emergencia nacional, Sicilia planteó el camino de la
resistencia civil pacífica, herramienta que Gandhi usó para liberar a la India
del imperio británico.
Desde entonces ha insistido
en la no violencia como forma viable de presionar al gobierno, a los
legisladores y al Poder Judicial para que realicen una reforma política que
incluya más instrumentos de participación ciudadana. Si dicha reforma no se
aprueba a tiempo para ser aplicada en las elecciones de 2012, advierte, esto
motivará la radicalización de la gente.
“El sexto punto del pacto
ciudadano, que habla precisamente de la reforma política –explica–, se vuelve
ahora prioritario en el sentido de que estamos por llegar a las elecciones.
Nosotros estamos pidiendo que esta reforma contenga la revocación del mandato,
el voto blanco, plebiscito, abolición del fuero… que son instrumentos legales
que debería tener la ciudadanía para castigar u orientar legalmente los
procesos políticos.
“Pero se niegan a eso, a
oír a la gente. Por eso digo que si no nos dan esa reforma política nos van a
llevar a la radicalización con la no violencia y la resistencia civil. Es
importante esa reforma porque sin ella vamos a llegar a las elecciones donde la
espiral de violencia y la sordera de las instituciones, el no trabajo hacia la
ciudadanía, está permitiendo que la violencia y el crimen organizado estén como
están, y los ciudadanos paguen sus costos. Esto va a ser más grave, nos va a
llevar a perder lo que tanto trabajo nos ha costado: la democracia, un
verdadero estado de derecho.”
Desglosa esta postura: “Hay
varias etapas antes de la resistencia civil. Primero hay que agotar el diálogo,
y por eso no sólo le he reiterado al presidente, sino a toda la clase política,
que nos sentemos a dialogar, no un diálogo de sordos sino con apertura para que
escuchen la exigencia ciudadana. Si no lo hacen, vamos a ir pensando en llegar
a Juárez articulando poco a poco la resistencia civil”.
En Durango, después de
escuchar las desgarradoras historias de desapariciones y secuestros, así como
de fosas comunes de las que ya se han extraído más de 224 cadáveres, la
propuesta de resistencia civil fue concretándose en el planteamiento de un
boicot y la suspensión de pagos de impuestos en tanto no haya justicia.
Y el martes 7, en
Monterrey, se realizó por primera vez un acto de resistencia pacífica: a pesar
de las altas horas de la noche en que realizaron la marcha y el mitin en la
procuraduría del estado, los integrantes de la caravana y los participantes
locales lograron que la institución se comprometiera a resolver 42
desapariciones ocurridas en los últimos dos años.
“Hay que recordar que la
resistencia civil se basa en el sacrificio, en la no violencia; es un trabajo
duro contra uno mismo para llegar a la justicia. No podemos llegar a las
justicia con la venganza, sino asumir una actitud de sacrificio porque la no
violencia y la resistencia civil no se dirigen a una persona, sino a la
conciencia de la persona, para que el adversario se dé cuenta que está en el
camino equivocado”, dice Sicilia.
–¿La sociedad mexicana está
preparada para esto?
–No, hay que irla
preparando. Yo creo que el camino y el discurso que tiene esta caravana, que
habla de lo conciliación, del amor, de la comunión, del dolor que une, que no
se vuelve odio, sino una construcción de paz, de justicia, es una enseñanza que
hemos estado reiterando, es una pedagogía del sacrificio, del amor, y está en
el camino hacia la resistencia civil, hacia la no violencia.
Prioridades nacionales
En el camino hacia la firma
del Pacto Ciudadano por la Paz en Ciudad Juárez, la caravana que encabeza
Sicilia enfrentó varios retos, desde conseguir dinero para solventar los gastos
de los autobuses y hospedaje para los participantes, hasta llegar a acuerdos
con distintas organizaciones sociales que se oponen a dialogar con el gobierno
y los partidos políticos. No menos difícil ha sido responder a los mensajes
contradictorios de Felipe Calderón.
“Desde que salimos de
Cuernavaca, desde que dialogué con el presidente de la República, Felipe
Calderón; desde que avanzamos, etapa por etapa, hemos visto que el gobierno
manda mensajes contrarios al diálogo. Han sido mensajes de obstinación, de
elogio a la violencia, de agresiones, como lo que sucedió en Ciudad Juárez con
el Centro de Derechos Humanos Paso del Norte y la detención de Laurencio
Barraza, miembro de Consejo Ciudadano de Seguridad Pública de Ciudad Juárez. No
son mensajes positivos para este diálogo, que es una exigencia ciudadana.
Parece que nos responde con desprecio”, señala el poeta.
Entre los pendientes
internos del movimiento ciudadano, Sicilia menciona que cada una de las
organizaciones civiles que lo componen tiene que trascender su propia agenda
para atender la situación de emergencia nacional, en que las prioridades son
rehacer el tejido social, limpiar las instituciones jurídicas de la corrupción
y cambiar la estrategia de combate al crimen organizado.
“Deberíamos pensar que hay
una gran movilización ciudadana, que muchas organizaciones sociales y políticas
se están uniendo; si perdemos esto creo que perderemos una última oportunidad
que tiene el país para ser reorientado”, dice para apuntalar su intención de
mantener los seis puntos del Pacto de Juárez (Proceso 1804).
Abierto a nuevas
propuestas, como la de organizar un congreso nacional de víctimas o realizar
otra caravana de paz hacia el sur del país, Javier Sicilia recalca por ahora
que la única alternativa que están dejando el gobierno federal y la clase
política es la resistencia civil pacífica mediante la cual la sociedad mexicana
puede reorientar el país.
FUENTE: PROCESO REVISTA
FUENTE: PROCESO REVISTA
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