Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

viernes, 3 de junio de 2011

In memoriam de los niñ@s quemados en la Guardería ABC

In memoriam de los niñ@s quemados en la Guardería ABC
2 de junio de 2011


Este es un correo doloroso…aberrantemente doloroso.
Lo ocurrido el 5 de junio de 2009 en la guardería ABC deja al descubierto una larga y fétida cadena de complicidades.
El Estado mexicano abdicó en su tarea constitucional de hacer justicia.
Facilitó a que cualquier mexicano con una dosis de palancas pueda quemar niñ@s y deambular impunemente por las calles.
Hace unos días con la exoneración de una maestra violadora por la Honorable Suprema Corte de Justicia de la Nación, ahora ya también se pueden violar niños sin ir a prisión.
Los delincuentes forman parte de las tres esferas del gobierno, municipal, estatal y federal.
Las cabezas visibles de ésta tragedia son el ex gobernador de Sonora Eduardo Bours, el ex director del IMSS Juan Molinar Horcasitas y Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella prima de Margarita Zavala esposa de Felipe Calderón Hinojosa.
Parece un correo más…sólo son tres videos, fotos de seres inocentes que ya no están entre nosotros…no dejemos que ésta tragedia se vuelva cotidiana o normal.
Levantemos la voz.
Y no hablo sólo de la muerte de éstos niñ@s mexicanos, hablo de la impunidad, de la falta de justicia y de la asquerosidad con la que todas las estructuras del gobierno mexicano han procedido.
Cuando pienses en éstos niños, piensa que hubieras hecho o que serías capaz de hacer si uno de ellos fuese tu hij@.
LEE CON ATENCION, VE LOS VIDEOS Y…
REENVIA POR FAVOR….

Video de la guardería ABC de Hermosillo Sonora




CASO GUARDERIA ABC NIÑOS QUEMADOS DE SONORA




Guardería ABC pase de lista de niños y niñas fallecidos


 

Alejandra y Olga, dos sobrevivientes
En esta familia dos son sobrevivientes. Una de ellas es Olga Ochoa Barreras. Ella era maestra en la guardería ABC. El viernes 5 de junio del 2009 tenía a su cargo a 18 niños


Ciudad de México | Jueves 02 de junio de 2011 Thelma Gómez Durán | El Universal


En esta familia dos son sobrevivientes. Una de ellas es Olga Ochoa Barreras. Ella era maestra en la guardería ABC. El viernes 5 de junio del 2009 tenía a su cargo a 18 niños.
A muchos de ellos se los encuentra en los pasillos y salas del Centro de Atención Inmediata para Casos Especiales (CAICE), que se construyó para atender a quienes estaban en la guardería el día del incendio. Algunos de sus alumnos murieron, pero ella lo supo hasta días después.
Olga presentó quemaduras en brazos y espalda, así como intoxicación por inhalación de tóxicos. Estuvo internada en un hospital de Ciudad Obregón. Ahí se enteró de que su hija, Alejandra Esquer Ochoa, también estaba lesionada. "Sólo me decían que estaba grave", recuerda la madre de familia.
La maestra trata de contar lo que ha vivido su familia en estos últimos 24 meses. Sus recuerdos se interrumpen porque Alejandra brinca, posa ante la cámara, presenta a sus hermanos: Fernanda, de nueve años, y Daniel, de ocho. Presume sus zapatillas y dice con mucho orgullo que este 2 de junio cumple cinco años.
No para de correr de un lado a otro. Se sube al sillón donde está su mamá y empieza a despeinarla.
Hace dos años, eran muy pocas las esperanzas de vida para Alejandra. En 80% del cuerpo presentaba quemaduras de segundo y tercer grado. Ella fue la primera niña que llegó al Hospital Shriners, en Sacramento, California.
Olga pudo estar con su hija una semana después. "Al otro día que llegué, le amputaron ocho dedos de sus manos", cuenta esta maestra que, como todas las mamás de los 24 niños que resultaron con quemaduras, dejaron de trabajar y ahora, por decreto presidencial, el IMSS les otorga el salario neto que recibían cuando sucedió el incendio.
Alejandra "es una niña muy madura para su edad", dice Olga. Repite lo que han dicho otras mamás de estos niños: sus hijos maduraron mucho. Es como si hubieran perdido parte de su inocencia.
Alejandra está emocionada por su cumpleaños. Aunque no tendrá fiesta porque justo este jueves ella y su mamá viajarán a Sacramento, California. Pasarán cuatro meses en el Hospital Shriners, donde la niña tendrá cinco cirugías para ponerle expansores que le permitan estirar la piel de la cara y de las manos. Unas semanas después viajarán el esposo y los otros dos hijos de Olga. "Así no estamos tanto tiempo separados", dice.
Los pasajes y viáticos del viaje son parte de los gastos que, por decreto presidencial, tiene que asumir el IMSS en el caso de todos los niños que requieren viajar para ser atendidos.
Alejandra hace preguntas. Quiere que su mamá le diga cuándo le van a poner sus deditos, cuándo tendrá todo su cabello. Olga recurre a su preparación de maestra para explicarle que el proceso será largo.
Pero cuando la niña corre hacia las recámaras, la maestra Olga, quien ha tomado terapia como toda su familia, confiesa: "Lo que queremos es que nos enseñen a superarlo; que nos enseñen cómo le podemos ayudar a ella a superarlo".


"Tomo fotos de sus cirugías para explicarle qué pasó"
El viernes 5 de junio de 2009, Marisol y su familia buscaron a Danna en varios hospitales. Fue trasladada al Centro Médico de Occidente, en Guadalajara, Jalisco. Tenía quemaduras en 47% del cuerpo


Ciudad de México | Jueves 02 de junio de 2011 Thelma Gómez Durán | El Universal


Marisol Montaño tiene sobre sus piernas tres álbumes de fotografías. Los muestra con el mismo cuidado que se tiene cuando se enseña un tesoro. Las fotos cuentan la historia de su hija Danna Paola. Ahí están las imágenes del ultrasonido que le hicieron a Marisol cuando tenía siete meses de embarazo. En las siguientes páginas, la niña recién nacida, su primer cumpleaños, su primer día en la guardería. Más adelante las imágenes de Danna después del incendio. Y cuando salió de terapia intensiva. Y cuando le hicieron las cirugías en el rostro. En marzo pasado se sumaron nuevas fotos: las de su fiesta de cuatro años.

"Le he ido tomando fotos de cada una de sus cirugías. Lo hago para explicarle lo que pasó, para cuando ella pregunte", dice Marisol. Danna es su única hija. El día del incendio, tenía un par de semanas de haber ingresado a la guardería ABC.
El viernes 5 de junio de 2009, Marisol y su familia buscaron a Danna en varios hospitales. La encontraron por la tarde. Fue trasladada al Centro Médico de Occidente, en Guadalajara, Jalisco. Tenía quemaduras en 47% del cuerpo.
En Guadalajara estuvo 10 días. Sus papás decidieron sacarla del hospital donde estaba, después de que un médico les dijo que era necesario amputarle brazos y piernas. "Ahí fue cuando comenzamos a movernos para que la trasladaran al Hospital Shriners".
El 17 de junio de 2009, Danna llegó a Sacramento, California. Ese día le amputaron los dedos de las manos. Sólo le salvaron el pulgar izquierdo. "En Guadalajara nunca me dijeron que la niña ya estaba perdiendo sus dedos. Pudieron haber amputado hasta la altura de la yema". Marisol demandó a los médicos de Guadalajara por negligencia médica.
Danna permaneció en el Hospital Shriners hasta el 19 de septiembre de 2009. Los médicos le dijeron que llevara a la niña con el neurólogo, porque también tenía secuelas en el cerebro. El pronóstico no fue alentador. Danna no podría caminar, ni hablar. "Era como un bebé. Le dábamos pura papilla y usábamos un gotero para darle líquidos". Marisol muestra una fotografía de esos días.
Los médicos se sorprendieron cuando Danna se sentó sola y empezó a caminar. Comenzó a hablar en diciembre pasado, "y ahora no la paras", dice Marisol, quien hace planes: "Si el otro año ya camina, la voy a llevar a la escuela".
Danna se la vive en tratamientos toda la semana: por la mañana está en equinoterapia; después tiene terapia en una alberca, "para fortalecer sus pulmones"; por la tarde, le enseñan a comer y tomar cosas por sí sola. También recibe terapia sicológica.
Hace cuatro meses que la niña y sus padres comenzaron a dormir toda la noche. "No dormía, se ponía a llorar -cuenta Marisol-. Quería que estuviéramos con ella y que todos los focos estuvieran prendidos".
En unas semanas, Marisol y Danna regresarán al Hospital Shriners para que le practiquen otras cirugías en mano y cabeza. Estarán en Sacramento un par de meses.
Allá, Marisol le seguirá tomando fotografías para que, cuando Danna pregunte, se las muestre y le pueda explicar lo que pasó


Frente al espejo, César se pregunta cuándo se le quitarán las cicatrices
De vez en cuando, César Díaz se mira al espejo. Intenta mirarse la nuca, donde tiene un injerto de piel como los que lleva en brazos y piernas. Pregunta a su mamá: ¿Cuándo me va a salir pelo?


Ciudad de México | Jueves 02 de junio de 2011 Thelma Gómez Durán | El Universal


De vez en cuando, César Díaz se mira al espejo. Intenta mirarse la nuca, donde tiene un injerto de piel como los que lleva en brazos y piernas. Cuando lo logra, le pregunta a su mamá: "¿Cuándo me va a salir pelo? ¿Cuándo se me van a quitar las cicatrices?"
El viernes 5 de junio de 2009, César Díaz Lucero estaba a dos meses de salir de la guardería ABC. Tenía tres años y ocho meses.
De vez en cuando, César platica con sus papás lo que vivió. Recuerda que estaba dormido, que su maestra comenzó a mover a los niños para despertarlos y luego sacarlos. No se veía nada. Todo estaba oscuro. Había mucho humo. Se agarró de su maestra. Comenzó a llorar y, después, ya en la calle, sólo miró que había muchas cunas con bebés. No recuerda si lo llevaron al hospital en una ambulancia o en una de las patrullas que sirvieron para trasladar a los niños a los servicios médicos.
César tiene quemaduras en 40% del cuerpo. Las más graves fueron en brazos, piernas, espalda y parte de la cabeza.
A César lo llevaron al Centro Médico de Occidente, en Guadalajara. Regresó a Hermosillo, en septiembre de 2009.
Como muchos de los niños con quemaduras, tiene que usar cremas especiales, necesita estar en lugares frescos y, durante meses, llevó un traje especial para proteger los injertos. Por las mañanas, acude a la misma escuela que su hermano mayor, de ocho años. El mismo hermano que ahora reclama por qué se quedó con la abuela durante los meses en que César estuvo internado. "Yo a veces lloro. Pienso que mi hijo mayor es el que quedó más afectado sicológicamente y digo: ¿por qué tuvo que pasar esto?", lamenta Fabiola Lucero Noriega.
César y su mamá tienen poco tiempo libre. Por las tardes, el niño asiste a sus terapias ocupacionales y sicológicas, y tiene citas con pediatra, dermatólogo, alergólogo y, últimamente, con el neumólogo, porque lleva semanas sin estar bien de las vías respiratorias.
La mayoría de sus terapias y citas médicas las tiene en el Centro de Atención Inmediata para Casos Especiales (CAICE), lugar que depende del IMSS y que se construyó para atender a los niños -y sus familias- que estaban en la guardería ABC el día del incendio.
Fabiola, la madre del pequeño César, comenta que la única queja que tiene del lugar "es que no hay atención los fines de semana. César se enfermó el domingo y tuve que andar buscando a un doctor".
Desde marzo de 2010, César recibe atención de sus quemaduras en el Hospital Shriners.
En estas semanas, la familia comenzará a preparar maletas. Estarán entre tres y cuatro meses en Sacramento, California, donde están las instalaciones del Shriners.
El 23 de junio próximo está programada una nueva cirugía para César. Le colocarán expansores en la cabeza para que ya le pueda comenzar a salir cabello en esa área. Así, su mamá podrá responderle cuando le pregunte: "¿Cuándo me va a salir pelo?"


No quiere convivir con niños; teme que se rían... le digo que está muy guapo
Ese viernes 5 de junio, la familia Robles Villegas localizó a Héctor en un hospital de Hermosillo, a las siete de la tarde, cuatro horas después de la tragedia de la guardería ABC. Adriana, su madre, recuerda que lo reconoció al mirar su perfil y sus deditos, porque estaba todo vendado


Ciudad de México | Jueves 02 de junio de 2011 Thelma Gómez Durán | El Universal


Ese viernes 5 de junio, la familia Robles Villegas localizó a Héctor en un hospital de Hermosillo, a las siete de la tarde, cuatro horas después de la tragedia de la guardería ABC. Adriana, su madre, recuerda que lo reconoció al mirar "su perfil y sus deditos, porque estaba todo vendado".
El pediatra que valoró a Héctor recomendó llevarlo al Hospital Shriners, famoso por su atención a niños quemados. "Contacté al hospital. Me dijeron que podían recibirlo, pero funcionarios del IMSS me dijeron que, como no tenía visa, no lo podía llevar, que el niño se iba a ir a Guadalajara (al Centro Médico de Occidente)".
Adriana se aferró en llevar a su hijo a Sacramento, California. Incluso consiguió que el Hospital Shriners enviara una avioneta para el traslado, pero "no la dejaron aterrizar hasta las seis de la tarde del sábado. Cuando por fin llegamos, a las 11 de la noche, en el hospital ya tenían un permiso para mi entrada a Estados Unidos. Así que no necesitaba visa".
Héctor Robles Villegas llegó al Hospital Shriners con poco más de 60% del cuerpo quemado. Tenía tres años de edad. Ha sido sometido a 14 cirugías en los últimos dos años, la más reciente fue en enero pasado.
El cuerpo de este niño de cinco años apenas y sabe lo que es recibir los rayos del sol. Sus padres cuidan que no le dé la luz natural, porque podría dañar los injertos de piel que tiene en brazos, rostro y piernas.
Héctor fue el segundo niño con quemaduras graves que llegó al Hospital Shriners, centro que funciona con donativos y que ofreció su ayuda desde el momento en que se enteró del incendio en la guardería. "No entiendo por qué nos pusieron tantas trabas para trasladar a nuestros hijos". Adriana piensa que "si los hubieran enviado allá rápido, muchos se hubieran salvado".
En octubre pasado, Héctor entró a segundo de preescolar. Sus padres eligieron la escuela, entre otras cosas, porque tiene patio techado. Todas las tardes, asiste a terapias físicas, ocupacionales y sicológicas. Por ahora, el objetivo es que pueda desarrollar la motricidad fina, sobre todo en su mano derecha, porque sus dedos aún no se estiran bien.
Hay días en que Héctor está muy enojado. Hay días en que no quiere convivir con otros niños porque, dice, "se van a reír". Por eso Adriana trabaja en la autoestima de su hijo: "Le digo que está muy guapo, que se está recuperando muy bien".
Adriana también tiene que trabajar con sus dos hijas, mayores que Héctor, en especial con Lizbeth. "El día del incendio, ella llegó con su papá a la guardería. A mi esposo le tocó estar pasando niños. Ella vio todo. Y aunque tiene nueve años, todavía no puede dormir sola".
Adriana espera que en las próximas semanas le llamen del Hospital Shriners para informarle cuándo será la próxima cirugía de su hijo.
A sus cinco años, Héctor sólo espera que los médicos le digan cuándo podrá salir a jugar en el patio, y tomar el sol.






Absuelven a prima de Margarita Zavala del caso ABC
Un tribunal federal de Sonora absolvió a una de las dueñas de la Guardería ABC de Hermosillo de la acusación penal que la PGR presentó en su contra.
Se trata de Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella --prima de la esposa del presidente Felipe Calderón, Margarita Zavala Gómez del Campo-- y socia fundadora de la Guardería ABC, quien ganó el 22 de noviembre un amparo ante el Segundo Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Quinto Circuito.
En cumplimiento a ese amparo, destacó la agencia Notimex, el magistrado Pablo Antonio Ibarra Fernández, titular del Primer Tribunal Unitario en Hermosillo, Sonora, informó hoy que dictó auto de libertad en favor de la inculpada.
"El hecho de que esa persona se hubiera asociado con otras para poner en funcionamiento una guardería sin atender la normatividad correspondiente, no la hizo incurrir en responsabilidad penal, porque con este acto no cumplió la condición doctrinal de causar un peligro inminente de producir un daño y, consecuentemente, tampoco le impuso la obligación de impedirlo", argumentó el Tribunal Colegiado, de acuerdo con nota informativa difundida por el Consejo de la Judicatura Federal (CJF).
El Tribunal Colegiado, máxima autoridad en la materia, está integrado por los magistrados Evaristo Coria, Federico Rodríguez Celis y Oscar Javier Sánchez Martínez.
Gómez del Campo era una de las socias de la guardería. En agosto de 2009, un juez federal de Sonora decidió dictarle auto de formal prisión y abrirle un proceso por homicidio culposo, lesiones culposas y uso indebido de atribuciones y facultades, aunque la acusada permaneció libre bajo fianza por tratarse de delitos no intencionales, y por tanto, no clasificados como graves.
Ibarra Fernández confirmó el auto de formal prisión el 12 de noviembre de 2009. Gómez del Campo promovió un amparo que, en primera instancia, fue negado por la magistrada del Quinto tribunal Unitario en Hermosillo, Irma Cuesta Briseño.
En la revisión final del amparo, sin embargo, el Tribunal Colegiado consideró que no se configuran los elementos para sostener una acusación penal.
En diciembre de 2009, la Secretaría de la Función Pública (SFP) impuso una multa de un millón 644 mil pesos a Gómez del Campo y otros socios de la guardería, aunque no está claro si dicha sanción ya fue ejecutada, pues es impugnable a través de varios recursos legales.
El 5 de junio del 2009, en la Guardería ABC del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) murieron calcinados 49 niños en un incendio que también dejó un centenar de lesionados.

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