Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 1 de diciembre de 2011

ASTLLERO-Quinquenio malditoEl despropósito de Lagarde- Amenazas y libertad de expresión-

Astillero
Quinquenio maldito
¿Último año?
Locura belicista
Empeorar con Poiré
Julio Hernández López
Foto
GREENPEACE DENUNCIA AMENAZAS. Patricia Arendar, directora ejecutiva de Greenpeace México; Luis González Placencia, presidende de la CDHDF (centro), denunciaron en conferencia de prensa amenazas contra la organización ambientalista. Los acompañan Víctor Suárez, Manuel Fuentes y el sacerdote Miguel ConchaFoto Yazmín Ortega Cortés
Pocos podrán decir que estaban mejor en México hace cinco años. Ni siquiera los grandes beneficiarios económicos o políticos de este lapso pueden disfrutar a plenitud sus réditos y concesiones, pues la larga mano de la delincuencia desbordada los mantiene bajo acoso y la inestabilidad emocional de sus cómplices, benefactores o aliados es causa de permanente zozobra. No se diga la gran mayoría popular a la que, en pocas palabras, se le ha robado la paz, hasta convertirla en sangrienta tragedia cotidiana, se le ha sumido en una cuesta económica permanente y se le han cercenado derechos, libertades, garantías y esperanza.
Felipe Calderón cumple cinco años de haberse hecho del poder y, salvo en sus discursos, casi nada positivo ha prosperado o avanzado. Todo se ha reducido a una larga marcha bélica que consume los recursos públicos sin supervisión ni auditorías reales, y que ha dañado a los mexicanos con cargo a varias generaciones, llenando la geografía nacional no solamente del rojo vital derramado, sino de crueldad inhumana, de ánimos perdurables de venganza y de descomposición institucional, sobre todo en los ámbitos de impartición y procuración de justicia.
En el curso de este periodo maldito (es decir, perverso, de mala intención y dañadas costumbres; de mala calidad, ruin, miserable, que son las dos acepciones de la Real Academia Española aplicables al caso), el cinismo oficial se ha multiplicado diariamente mediante el uso intensivo de propaganda que pretende celebrar los grandes logros bélicos y policiacos del gobierno del Presidente de la República (frase acomplejada, en la que una persona ha de destacar su sedicente cargo para no verse rebasada o diluida en el concepto general de gobierno federal o gobierno de la República) y el aparato federal de poder ha sido utilizado para ajustar cuentas con adversarios políticos y para allanar el paso a socios o aliados.
Además, como consecuencia de la reducida talla política de esos gobernantes, necesitados siempre de la ayuda de los tiburones locales y extranjeros, Calderón ha abierto las puertas peligrosamente a los intereses estadunidenses que, aprovechando las torpezas nativas e incentivándolas mediante artes tradicionales de provocación y desestabilización, mantienen un permanente amago de intervención necesaria en los asuntos del traspatio sumido en la ingobernabilidad y convertido en un peligro para la seguridad nacional del vecino, al que urgen nuevos escenarios de guerra, entre más cerca, mejor.
En condiciones normales, el primer día del último año de gobierno de los monarcas sexenales mexicanos suele ser desastroso, pues se empieza a vivir la soledad y la ingratitud, y las reacciones de los poderosos en declive pueden acercarse a los linderos de la locura (un ejemplo claro se vivió con Luis Echeverría). En el caso de Calderón, la tendencia puede ser alarmante. No es que no quiera dejar el poder, pues ningún ocupante de Los Pinos desea irse. El problema de fondo es que el michoacano, su familia y sus allegados saben de los riesgos que correrán en cuanto dejen de contar con el enorme blindaje que hasta ahora han tenido para librar esa guerra, que no ha significado pérdidas verdaderas para el narcotráfico, sino todo lo contrario, centradas las matanzas en las infanterías y encarcelados o exterminados algunos jefes de inmediato remplazados, más productivo y expansivo que nunca el gran negocio (una palmaria demostración de que el poder de la delincuencia organizada es mayor al suyo la tuvo en Michoacán, donde, según confesión de la hermana Luisa María, el narcotráfico habría decidido las elecciones estatales, señal contundente del fracaso de la guerra que Felipe inició en esa misma entidad a la que sumió en múltiples turbulencias tratando de conseguirse un santuario familiar transexenal).
La tentación de no irse, haiga de ser como haiga de ser, está presente y cada vez más fuerte. Todo lo que ayude a enturbiar el proceso electoral ya iniciado habrá de ser explotado y agravado. Todo lo que sirva para mantener al felipismo en el poder será utilizado, con la esperanza de que un propio gane (un Cordero marioneta) o de que mediante fórmulas extrañas pueda impedirse que otros se hagan de ese poder, así fuera detonando el propio proceso electoral.
Un apunte final: se ha incrementado el enrarecimiento político a partir de la llegada a Gobernación de Alejandro Poiré, quien ya antes se había esforzado por dar mejor armazón conceptual a la guerra irregular calderónica. De entrada, con el sucesor de José Francisco Blake se desnudó discursivamente lo que hasta entonces era inconfeso: el narcotráfico como peligro para las elecciones. Es decir, la justificación teórica de eventuales alteraciones, parciales o definitivas, del proceso comicial del año entrante. Luego, con el joven y muy adelgazado titular de Bucareli se dio el banderazo de salida a la tesis falsa de que la antedicha guerra se desató a petición popular, por un virtual clamor, confundiendo con toda intención perversa los tiempos y las circunstancias, pues cierto es que hoy existen peticiones y clamor para que las fuerzas armadas combatan a los negociantes de drogas, pero como consecuencia de la inicial acción bélica irreflexiva y sin estrategia que ha sumido a la nación en el caos actual. Por último, ha coincidido su arribo a la antiaérea secretaría, aunque no hay constancia de autoría intelectual de su parte en este tema, con la torpe difusión de un arrebato de ira del comandante en jefe al saberse exhibido como presunto criminal de guerra ante la Corte Penal Internacional. Con esas credenciales nefastas ratificadas en tan poco tiempo, el secretario Poiré parece destinado a jugar un papel relevante en el empeoramiento del país en el ¿último? año de gobierno del licenciado Calderón.
Y, mientras Lujambio releva al yerno de Gordillo, Fernando González, que dejaría el cargo en semanas para ser candidato de PRI, Verde y Panal a senador por Sinaloa, ¡hasta mañana, con tarahumaras ya bancarizados!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
México neoliberal-Fisgón
El despropósito de Lagarde
 
Ayer, en el contexto de su visita a nuestro país, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, alabó la solidez y la estabilidad de la economía mexicana ante la persistencia de la crisis mundial y sostuvo que las políticas macroeconómicas y la fortaleza fiscal de la nación deben ser imitadas por otros mercados que se encuentran en problemas.
Estas declaraciones contrastan con la información, difundida el martes por la Comisión Económica para América Latina (Cepal), y reseñada ayer en estas páginas, que ubica a México y a Honduras como las únicas naciones en la región con incrementos significativos en sus tasas de pobreza e indigencia: en el caso de nuestro país, el aumento de 2.1 por ciento en el número de pobres extremos entre 2009 y 2010 equivale a alrededor de 2 millones 359 mil personas, si se toma como referencia el número de habitantes reportados en el más reciente censo de población del Instituto Nacional de Geografía y Estadística.
En tal circunstancia, los señalamientos formulados ayer por la directora gerente del FMI tal vez hayan sido exitosos como ejercicio de relaciones públicas ante sus anfitriones, pero resultan inaceptables a la luz de los datos mencionados. Lo menos que cabría esperar de una funcionaria internacional del rango de Christine Lagarde es que los juicios que emita estén sustentados en el conocimiento de indicadores económicos como los referidos; en cambio, la formulación de un discurso como el comentado denota falta de escrúpulo e interés en el manejo de la información sobre la realidad económica y social del país, y tales rasgos son incompatibles con el cargo y la responsabilidad de la declarante.
Es claro, por otra parte, que el auge del desempleo, la pobreza y el deterioro generalizado de las condiciones de vida de la población no son atribuibles por entero a la deficiente conducción económica del país realizada por el gabinete calderonista. Esos flagelos son producto también de una conjunción entre factores coyunturales y una crisis estructural que deriva de la aplicación, desde hace más de dos décadas, de las directrices económicas emanadas del llamado Consenso de Washington e impuestas en países como el nuestro por el propio FMI: la solidez económica y la fortaleza fiscal alabadas ayer por Lagarde forman parte de los eufemismos empleados por el organismo que encabeza para referirse a los rasgos de un modelo económico que, puesto en situación de emergencia, no vacila en sacrificar a las mayorías para proteger los intereses financieros de los capitales trasnacionales.
Ante estas consideraciones, es inevitable preguntarse si las afirmaciones de Lagarde constituyen un despropósito derivado de la ignorancia o de las ganas de quedar bien, o bien si son indicativo de algo mucho más grave: que la multiplicación de la pobreza –hasta ahora presentada como efecto colateral del neoliberalismo, que acaba siendo corregido por la mano invisible del mercado– es, en realidad, un objetivo de los gobiernos y organismos que, como el propio FMI, han impulsado la adopción de ese modelo en gran parte del planeta.
Atención a víctimas-Helguera
Amenazas y libertad de expresión
Octavio Rodríguez Araujo
Ahora que la suprema corte de justicia de la nación (así con minúsculas) ha dictaminado que la libertad de expresión está por encima de las afectaciones al honor y a la reputación de las personas y empresas periodísticas (La Jornada), haré uso de mi libertad de expresión para decir que Calderón me está amenazando en mi calidad de firmante de la denuncia presentada ante la Corte Penal Internacional (CPI) en su contra y de algunos de sus empleados (García Luna, Galván y Saynez) y El Chapo Guzmán, entre otros. La denuncia no es contra el gobierno de la República, pues en estos casos no tienen cabida en la CPI, sino contra personas con responsabilidad pública y atribuciones de mando sobre policías, soldados y marinos que han asesinado, desaparecido y atropellado a muchos mexicanos, violando sus derechos constitucionales y también sus derechos como seres humanos.
Ningún presidente de la República, en 44 años de escribir en periódicos, me había amenazado por lo que firmo. No sé cómo Calderon cumplirá su amenaza, pues los delitos contra el honor fueron eliminados del Código Penal Federal. Ya no son delitos los golpes y otras violencias físicas simples, injurias, difamación y calumnias. Si el principal inquilino de Los Pinos recurre al Código Civil Federal (artículo 1916), en el mejor de los casos podría acusarme, junto a otras 23 mil personas (y las que se agreguen), por daño moral, ya que podría argumentar (con el apoyo de un sicólogo de reconocida solvencia) que con la denuncia mencionada hemos menoscabado su integridad síquica (la física no ha sido tocada). Sin embargo, deberá tomar en cuenta que el Código Civil dice que se trata de un ilícito si tal posible afectación es ilegítima, pero no es el caso pues hemos recurrido a una corte penal reconocida y avalada por el Estado mexicano. Que con dicha denuncia hayamos afectado la integridad síquica de Calderón, a juzgar por su reacción, no es nuestra culpa. Personalmente siempre he pensado que quien se arriesga a jugar el papel de presidente de un país tiene la piel dura y sabe que se expone a ser criticado.
¿En qué consiste la amenaza de Calderón? Las imputaciones en la denuncia son, para él, infundadas e improcedentes, verdaderas calumnias y acusaciones temerarias (es su opinión, y hasta podríamos decir que es respetable), pero luego viene la amenaza: por lo cual, el gobierno de la República explora todas las alternativas para proceder legalmente en contra de quienes las realizan en distintos foros nacionales e internacionales. Proceder legalmente contra los 23 mil firmantes. Esta es la amenaza.
Lo que hemos pedido es una investigación y todavía falta que la denuncia sea aceptada por la CPI. Personalmente espero que sí sea procedente y que se hagan las averiguaciones pertinentes. Alguien tiene que ser responsable por los crímenes que la guerra de Calderón ha provocado, por la tortura, por las violaciones al artículo 16 constitucional y otros relacionados con las garantías individuales. Muchos somos los que hemos opinado sobre estos temas, tanto en las páginas de este diario como en las de otros medios. El pueblo mexicano conoce mejor que nadie los excesos cometidos por las autoridades en contra de inocentes e incluso de presuntos culpables. Miles de inocentes han perdido la vida en operativos y acciones de policías, militares y marinos, y hay claros testimonios de ello, así como de violaciones a mujeres por parte de los mismos. Hemos visto también fotografías y videos de tratos inhumanos y de tortura a presuntos hampones, y hasta de asesinatos en lugar de los juicios legales que ordenan nuestras leyes. Una cosa es que sean delincuentes de la peor ralea y otra que se les trate como perros rabiosos acorralados. Todo mundo merece un juicio justo y, desde luego, la demostración de sus culpas.
La scjn (así con minúsculas) sentó precedente en el litigio de La Jornada contra Letras Libres que, como bien señala el editorial de este diario del martes pasado, abre la puerta para que cualquier actor social pueda formular, sin temor a consecuencias legales, toda suerte de calumnias contra terceros, así sean tan disparatadas e infundadas como el libelo publicado en la revista dirigida por el ultraderechista y mentiroso Enrique Krauze (sobre el calificativo mentiroso, me baso en el libro de Manuel López Gallo, Las grandes mentiras de Krauze, Ediciones El Caballito, 1997). Aun así, los abajofirmantes de la denuncia ante la CPI no estamos formulando calumnias ni mucho menos difamando a nadie. Los hechos y los datos asentados en el expediente respectivo han sido ampliamente documentados.
Es mi opinión, señor Calderón, que su reacción a nuestra denuncia, encabezada por el joven y brillante abogado Sandoval, ha sido desmedida y más propia de una personalidad autoritaria que de un demócrata apegado a derecho. Modestamente le sugiero que no lleve el asunto ante la scjn (así con minúsculas) porque ésta está obligada a contestarle que por encima de las que usted llama imputaciones falsas y calumniosas está la libertad de expresión. Esta es la paradoja del litigio entre nuestro diario y la revista Letras Libres: La Jornada ganó perdiendo y usted y sus empleados García Luna, Galván, Saynez, etcétera, quedaron desprotegidos jurídicamente para actuar en nuestra contra. Nadie sabe para quién trabaja.
Negrito en el arroz-Magú

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