Desfiladero
Twitter para principiantes
Jaime Avilés
Antes, cuando los maestros de primaria nos enseñaban a distinguir
los sonidos que emiten los animales, aprendimos que las vacas mugen, los
caballos relinchan, los asnos rebuznan, los corderos balan, los cuervos graznan,
los patos parpan, las palomas zurean, los elefantes barritan y las panteras
otilan. La pregunta es: ¿los pollitos, de veras, hacen pío pío pío, cuando
tienen hambre, cuando tienen frío, o es así como traducimos a nuestra lengua su
agudo, persistente y aparente quejido?
Los que hablamos en castilla nos representamos los ladridos así: guau-guau.
Los italianos: bau-bau, y los franceses: guaf-guaf. En lo tocante a los gallos,
franceses e italianos cuentan que despiertan escuchando kokorikó. ¿A qué viene
todo esto? Bueno, a que los angloparlantes, cuando un canario silba, oyen:
tuit-tuit… Y si vuelve a silbar, vuelven a oír: tuit-tuit… Aunque ellos lo
escriben de otra manera: twitt-twitt…
De esa onomatopeya surgió el nombre del más reciente sistema de comunicación
–el Twitter– que, ¡al fin!, está haciendo realidad la profecía que en 2006
lanzaron los que empezaban a tejer las telarañas de las redes sociales en
México, tras el golpe de Estado de los levantacejas, que por sus pistolas
mediáticas proclamaron el
triunfode Calderón: más temprano que tarde, los ciudadanos organizados en Internet serán más poderosos que Televisa.
Hasta el pasado mes de marzo, había en nuestro país cuatro millones de
usuarios de Twitter. Por increíble que parezca, hace pocas semanas, la masa
crítica de esa comunidad pulverizó, en menos de 72 horas, la imagen de papacito
de la patria que Televisa, durante más de un sexenio y a un costo escalofriante,
le construyó a Peña Nieto.
Bastó que el ex gobernador mexiquense abriera la boca en la Feria
Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, para que pusiera de manifiesto su
verdadera esencia: la de un muñeco de plástico, semejante a Kenny, el
hombre de acción, completamente vacío por dentro. Y es que en cuanto la televisión lo captó confundiendo nombres de autores y de obras que dizque
lo marcaron en la vida, quedó al descubierto el pastel.
Para las empresas españolas, estadunidenses y canadienses que se han
apoderado del petróleo, el gas, la generación de energía eléctrica y los
yacimientos de oro, plata y hierro; para los 30 dueños de todo lo que no ha sido
entregado a los extranjeros; para los banqueros que siguen cobrando los
intereses de los intereses del Fobaproa; para los altos mandos del
gobiernoque forman parte del crimen organizado; para los que tienen deudas pendientes con la justicia –Salinas, Zedillo, Chuayffet, Fox, los Bribiesca, Lozano, Molinar Horcasitas, Cecilia Romero, Ulises Ruiz, Mario Marín, etcétera–, y para el pozo sin fondo de Televisa, Peña Nieto era el instrumento ideal que prolongaría su dominación del país otro sexenio.
Por eso no se cansaron de sacarle todo el dinero posible –allí están las
facturas que documentan el costo de sus promocionales en radio: a millón de
pesos el minuto– para inflarlo en las encuestas de popularidad y llevarlo a la
Presidencia de la República sin siquiera despeinarse en el mero trámite –eso
creían, el mero trámite– de ganar las elecciones del primero de julio.
Cuando a raíz de su caída al abismo en la FIL, cientos de miles de usuarios
de Twitter se dedicaron a inventar nombres de escritores y novelas, haciendo
alarde de su cultura literaria y burlándose de la incultura general de Peña
Nieto, en Televisa y en el PRI se dispararon las sirenas de alarma y los
levantacejas acudieron de inmediato a rescatarlo.
Es una campaña de desprestigio, pagada por la oposición, afirmó sin sonrojarse uno de sus más reptílicos defensores.
Para gobernar no es importante ser buen lector, dijo otra voz, sin reparar en que Fox y Calderón tampoco leyeron nunca y las consecuencias están a la vista.
Luego vino la reacción de la hija de Peña Nieto, que llamó “pinches pendejos,
parte de la prole” a los detractores de su papi, mismos que en Twitter
la convirtieron a ella en el más popular de los temas del día. A continuación,
Kenny reconoció que ignoraba el monto del salario mínimo, antes de admitir que
tampoco sabía el precio del kilo de tortilla.
Cada uno de esos disparates fue pasto de un rico manjar para los tuiteros, a
tal grado que a los
asesoresdel muñeco no se les ocurrió nada mejor que retirarlo del aparador y ponerlo en salmuera hasta el primero de abril, cuando, si para entonces no lo han sustituido, tendrá que volver a abrir la boca. (¡Nooo! ¡Todo menos eso!, me cuentan que exclaman horrorizados quienes aguardan la llegada inexorable de ese día, para ellos, nefastísimo.)
¿Por qué Twitter pinchó, ponchó y sacará de la carrera presidencial a Peña
Nieto? Retrocedamos a la época de Benito Juárez, nuestro mayor estadista del
siglo XIX, que de ningún modo fue un demócrata, como tampoco lo fueron los
liberales del resto de América Latina, y como mucho menos lo son los
neoliberales de hoy.
Para los forjadores del Estado nacional mexicano, a mediados del XIX, la
democracia era lo de menos. No les pasaba por la mente someter sus proyectos a
la consideración de las masas analfabetas. Estas
votabande otro modo: tomaban las armas y listo. Pero a la hora de aprobar leyes, programas de gobierno, sustitución de autoridades, quienes opinaban, quienes eran tomados en cuenta, quienes decidían, eran los hombres ilustrados, los entendidos, los que leían y hablaban otros idiomas, los de arriba, los cultos.
Siglo y medio después, los que mandan, los que influyen, los que deciden, los
que viven en la punta de la pirámide son, mayoritariamente, usuarios de Twitter.
De allí el activismo y la urgencia de los levantacejas por contrarrestar, con
sus habituales boberías y falacias, el ingenio y el veneno letal que pueden
concentrar los 140 caracteres de un mensaje de Twitter.
¿Por qué el efecto acumulativo de miles de millones de pesos invertidos en
Peña Nieto se evaporó ante el título de un libro inexistente como La
insoportable levedad del gel, que alguien difundió en Twitter? Porque, a través
de Twitter, la chusma se coló de lleno en los salones del poder y comenzó a
escribir sobre las paredes íntimas de los dueños de México, las verdades que se
dicen en todas partes, menos en la televisión. En otras palabras, Twitter
liquidó la máxima que rezaba: lo que no pasa en la televisión no pasa en la
realidad.
En 2001, en Argentina, los mensajes de Hotmail derribaron al gobierno de
Fernando de la Rúa. En 2004, los mensajitos de teléfono celular cambiaron en
menos de 24 horas la intención de voto de los españoles. En 2010, las páginas de
Facebook incendiaron la vieja dictadura de Túnez, y a principios de 2011, cuando
la tiranía egipcia desconectó una semana la señal de Internet, el pueblo
recurrió al fax para salir a la plaza pública y rebelarse.
Todo sugiere que en el incierto México de 2012, Twitter será uno de los
campos de batalla donde va a decidirse la lucha por el poder. Y en estos
momentos, mientras las
autoridadeselectorales maniobran para que Andrés Manuel López Obrador desaparezca de la escena pública hasta el primero de abril (y Peña Nieto conserve su
popularidaden salmuera), ese espacio de debate y polémica está esperando a quienes desean contribuir al rescate y la trasformación de México. ¡Hasta el próximo sábado!
Apuntes postsoviéticos
La víspera
Juan Pablo Duch
Un día antes de que miles de moscovitas vuelvan a salir a la calle
para protestar contra lo que consideran un reciente fraude electoral, al margen
de si el número de inconformes supera o no el del anterior mitin, el Kremlin dio
muestras de entender que la situación ha cambiado en Rusia y ya no basta con
repetir que el malestar se impulsa y financia desde el exterior.
Vladislav Surkov, eminencia gris de la Oficina de la Presidencia, tras
promover reformas parciales al sistema electoral y registro de partidos como
gestos de apertura política, considera ahora que protesta la parte más pensante
y productiva de la sociedad, por lo cual hay que dejar que exprese sus
demandas.
El método autoritario de gobernar mediante una llamada
vertical de poder, tras 11 años de gestión de Vladimir Putin, empezó a tener un primer contrapeso serio donde menos se lo esperaba: en la sociedad.
El liderazgo de Putin –proyectado en los medios de comunicación bajo control
del Estado, ante la apatía de los ciudadanos rusos, y retocado con
índices de popularidadde encuestas a modo–, se puso en entredicho cuando anunció, en septiembre pasado, el enroque con Dimitri Medvediev para mantenerse en el poder, por lo menos, otros 12 años.
El fondo del asunto, y la forma en que se hizo público, provocaron el rechazo
en amplios sectores de la sociedad de Rusia y éste se tradujo en un alto
porcentaje de abstensión y en el voto de castigo que ejercieron muchos marcando
en las boletas cualquier partido político menos el oficialista.
Cuando Rusia Unida, el partido del Kremlin, volvió a ganar las elecciones,
aunque con 13 millones de votos menos que en los comicios anteriores, miles de
rusos se sintieron engañados y, por primera vez desde el colapso de la Unión
Soviética, salieron a la calle a protestar.
A diferencia de las manifestaciones multitudinarias que convocaba Boris
Yeltsin en los últimos años del régimen socialista, ahora todavía no hay líder
que encabece las protestas ni partido político que ofrezca una opción que
satisfaga a la mayoría de quienes rechazan el modelo representado por Putin.
Es, por tanto, una protesta espontánea de la clase media que se prevé irá
bajando de intensidad por los festejos de Año Nuevo y los 10 días feriados en
enero, pero que tampoco deben minimizar las autoridades y que puede estallar con
aún mayor fuerza en las elecciones presidenciales de marzo de 2012.
Si dichos comicios fueran mañana domingo, Putin –con 36 por ciento de la
intención de voto en las encuestas oficiales– no podría vencer en la primera
vuelta.
Los indignados
Gustavo Gordillo
“Por ser capaz de capturar y enfatizar el sentido global de una
promesa incumplida, por haber inquietado a gobiernos y al sentido común, por
combinar las más antiguas de las técnicas con las más modernas de las
tecnologías para iluminar la dignidad humana y finalmente por canalizar al
planeta hacia un curso más democrático aunque también más peligroso para el
siglo XXI el indignado (el protestante sería la traducción literal) es la
persona del año 2011 de la revista Time.”
Con esto esta influyente revista estadunidense constata lo que ha venido
ocurriendo a lo largo del año.
El contagio de las movilizaciones ciudadanas ha seguido un itinerario
sintomático. Empiezan en una de las regiones caracterizadas por dictaduras
represivas y sangrientas. Con unos cuantos días de diferencia se incendian
Argelia, Túnez, Egipto, Marruecos, Yemen, Libia y Siria. Los resultados han sido
desiguales. El gran dilema que emerge: ¿cómo mantener el impulso de la
movilización al tiempo que se construyen nuevas instituciones y cómo evitar que
les escamoteen el triunfo a las masas juveniles? En Egipto un cierto desencanto
lleva a un cirujano participante en las luchas a exclamar: los jóvenes hicieron
que la revolución ocurriera, pero se las entregamos a los adultos mayores. No
tuvimos confianza en nosotros. (Time, diciembre 26-2011)
El contagio se extiende en mayo a España, luego a Gran Bretaña y Grecia. Ahí
el centro de la movilización está vinculado con el desempleo, la desigualdad y
el desencanto con la democracia. De ahí el lema de democracia real. L as movilizaciones avanzan en lugares
insospechados como Israel y Tíbet. En la India el activista y líder espiritual
Anna Hazare anima una vasta movilización contra la corrupción; lucha que retoman
después los brasileños.
Ante los signos incontrovertibles del incremento de la desigualdad hay un
nuevo impulso a las luchas por la justicia social desde los estudiantes chilenos
hasta los
ocupasde Wall Street y de otras ciudades estadunidenses. China no se libra de movilizaciones que rechazan planes de infraestructura implantados sin consultar a la gente. Hace unos días otro país aparentemente silenciado (Rusia), explota en movilizaciones –como respuesta a las elecciones fraudulentas–, agrupadas alrededor del lema contra Putin y su partido: Son el partido de los truhanes y los ladrones.
¿Qué hay de común en todas estas movilizaciones? La rabia ante la impunidad y
la corrupción, y la decisión de no tolerarla más. Punto.
Cuatro factores han sido claves en esta expansión de los indignados. El
desempleo juvenil. La insultante desigualdad entre un puñado de muy ricos y
amplias masas en condiciones de pobreza. La revolución de las
telecomunicaciones. La mediocridad y corrupción de las clases políticas.
Aun con regímenes políticos tan distintos los rasgos señalados hacían
previsible que por contagio creciera como marea la protesta popular. El
manifiesto de Stephane Hessel (2009), un ex combatiente de la Resistencia
francesa frente al nazismo, llamando a los jóvenes a indignarse causó enorme
efecto en Europa y más allá justo porque resumía el estado de ánimo y una
propuesta central que ha recorrido todas las movilizaciones de 2011: indignación
no violenta.
Cada movilización ha tenido sus propios Hessel. Como lo resumió Regis Debray
en el Nouvel Observateur (3/3/2011): Fervor poético, intransigencia
moral y moderación política: bella ecuación que impacta y detona.
¿Con cuál de las tantas famosas frases concluir este año?
Nosotros no somos anti-sistema sino ustedes son anti-nosotros; o tal
vez siguiendo al disidente chino Ai weiwei: El cambio vendrá del corazón de
los jóvenes.
El sentido de nuestros tiempos es la indignación moral con su correlato en
las acciones heróicas.
Y como dijera el gran filósofo Yogi Berra: Esto no se acaba hasta que se
acaba.
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