Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 19 de diciembre de 2011

Fin de la ocupación en Irak- Migración, racismo y xenofobia


Permanecerán unos 16 mil contratistas; marines protegerán la embajada en Bagdad
Abandonan Irak los últimos 500 elementos del ejército de EU
La nación petrolera enfrenta varias amenazas: Al Qaeda, milicias y encono entre chiítas y sunitas
El Pentágono gastó cerca de 800 mil millones de dólares en casi nueve años de ocupación
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El último vehículo de un convoy de la tercera brigada de primera división de la caballería del ejército de Estados Unidos, cruzó ayer la frontera entre Irak y Kuwait. Son los últimos soldados estadunidenses en territorio iraquíFoto Ap
Afp y Dpa
Periódico La Jornada
Lunes 19 de diciembre de 2011, p. 28
Bagdad, 18 de diciembre. Los últimos 500 soldados de Estados Unidos abandonaron hoy Irak al amanecer con destino a Kuwait, con lo que concluyó la desocupación de la nación petrolera invadida el 20 de marzo de 2003, dejando más de cien mil civiles iraquíes muertos en casi nueve años y un país devastado por la guerra.
Al menos 110 vehículos blindados, con unos 500 soldados, partieron de la base de operaciones Adder hacia el desierto. Su próxima parada será el campamento Virginia, en Kuwait, antes de volver a Estados Unidos.
Permanecerán 157 soldados estadunidenses que se encargarán de entrenar a las fuerzas iraquíes, un contingente de marines para proteger la embajada en Bagdad, así como cerca de 16 mil empleados, contratistas de seguridad y expertos en comercio y agricultura.
A partir de ahora, los 900 mil elementos de las fuerzas iraquíes tendrán la dura labor de asegurar la seguridad del país, amenazados por los insurgentes, especialmente de Al Qaeda. También deberán impedir el renacer de las milicias y una redición de la guerra confesional entre chiítas y sunitas.
Ante la negativa de Irak de otorgar la inmunidad a los soldados estadunidenses encargados de continuar la formación, el presidente Barack Obama decidió, el 21 de octubre pasado, el retiro total de sus tropas.
Los estadunidenses dejan un país sumido en una crisis política y social. Pese a que Irak exporta 2.2 millones de barriles de petróleo diarios, servicios básicos como la electricidad o el agua potable siguen siendo deficientes.
Al inicio de la operación Libertad Iraquí había desplegados 150 mil soldados estadunidenses en el país, más 120 mil que apoyaban la operación desde el exterior. También participaron más de 40 mil soldados británicos.
De esta manera concluye la invasión lanzada sin el aval de la Organización de Naciones Unidas para encontrar supuestas armas de destrucción masiva que, según el entonces presidente republicano, George W. Bush, el régimen de Sadam Husein tenía escondidas pero nunca fueron encontradas.
Hussein fue derrocado el 8 de abril de 2003 y ejecutado en la horca el 30 de diciembre de 2006.
Estados Unidos pagó un alto precio por esta ocupación: el Pentágono gastó cerca de 770 mil millones de dólares en ocho años nueves meses de guerra, tiempo en el que murieron 4 mil 474 soldados y 32 mil resultaron heridos, según cifras de Washington.
La invasión también dejó 113 mil 755 víctimas civiles, de acuerdo con el sitio de Internet IraqBodyCount.org.

Migración, racismo y xenofobia
Ayer, 18 de diciembre, se conmemoró en diversos puntos del planeta el Día de Acción Global contra el Racismo y por los Derechos de los Migrantes, Refugiados y Desplazados. Cientos de personas marcharon en Nueva York para exigir respeto a los derechos de los trabajadores extranjeros y el cese de las deportaciones masivas que practica el gobierno de Barack Obama, en tanto que The New York Times señaló en su editorial que la ley antimigratoria aprobada en Alabama es perjudicial incluso para la economía de ese estado, por lo que debe ser abolida. En México, decenas de familiares de migrantes realizaron una clausura simbólica de la sede del Instituto Nacional de Migración (INM), en demanda de garantías para los centro y sudamericanos que transitan por el territorio nacional.
Es claro que en las ofensivas gubernamentales contra los migrantes que tienen lugar en buena parte del mundo –Europa occidental incluida–, el racismo y la xenofobia son componentes principales, aunque no los únicos. En el caso de México, por ejemplo, la ininterrumpida hostilidad de las autoridades contra los trabajadores extranjeros –particularmente cruda si son de origen latinoamericano, africano o asiático, y agravada cuando son pobres– responde también a la sumisión gubernamental a Washington, hasta el punto de que, como lo han señalado diversas instancias sociales de defensa de derechos humanos, el INM parece actuar en no pocas ocasiones como una suerte de filtro previo para impedir la llegada de migrantes a territorio de Estados Unidos.
Más allá de denunciar y combatir los atropellos legislativos y administrativos, debe presionarse a los gobiernos para que emprendan campañas educativas orientadas a propiciar la tolerancia y la solidaridad, así como a desactivar la xenofobia, que suele expresarse en estereotipos negativos –tan acendrados como falsos– acerca de los migrantes, cuando no en una abierta criminalización de los extranjeros por el hecho de serlo.
Es preciso generar conciencia, por ejemplo, sobre el hecho de que casi todos los estados-nación actualmente existentes son resultado de la sedimentación de oleadas migratorias sucesivas y diversas, tanto antiguas como recientes, y de que no hay razón para suponer, ni para desear, que tal fenómeno pueda ser suprimido, y menos en una economía globalizada.
En efecto, los desplazamientos masivos de personas de un país a otro son una consecuencia inevitable de las profundas y crecientes asimetrías económicas que caracterizan al mundo contemporáneo, y en tanto persista esa circunstancia, no debieran ser vistos como un problema, sino como una solución. En general, los migrantes robustecen las economías de los países en los que se asientan y de los que provienen, y contribuyen a enriquecer a las sociedades de destino, particularmente en el ámbito cultural.
México no es la excepción. Migrantes fueron los primeros pobladores del territorio y toda la era prehispánica se caracterizó por grandes movimientos demográficos a lo largo de milenios. La brutal ruptura de ese universo social y geográfico que significó la conquista no sólo implicó la inserción de una importante población peninsular, sino también la llegada de africanos y de asiáticos, fenómeno que persistió durante la Colonia. En la gesta de Independencia participaron individuos de otras regiones de América e incluso peninsulares, como Francisco Xavier Mina.
A lo largo de la vida republicana, han llegado al país innumerables personas de otras partes del planeta, y el siglo pasado vio asentarse en esta tierra a europeos, asiáticos y centro y sudamericanos que llegaron en busca de nuevos horizontes personales, o bien obligados por persecuciones políticas. Muchos de ellos realizaron y realizan aportes inestimables a la economía, la cultura, la ciencia, los deportes y otras ramas del quehacer nacional.
En suma, en materia de migración, se requiere que gobiernos y sociedades avancen hacia una nueva concepción, más humanista y menos racista, xenofóbica y paranoica como la que hoy impera, para vergüenza de muchas naciones. La nuestra, entre ellas.

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