Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 5 de diciembre de 2011

Fabrizio Mejía: El asesino Díaz Ordaz- ¿Tú también, Padrés? El homicidio del sonorense Nepomuceno- Calumnias… libres para acusar y difamar lo que es la información

Fabrizio Mejía: El asesino Díaz Ordaz
Sección: Ex Libris
La fantasía en esta obra es el manejo literario de una historia real y trágica: Tlatelolco de 1968 cuando, desde el poder presidencial, Gustavo Díaz Ordaz ordenó los homicidios del 2 de octubre al acorralar a balazos a los estudiantes reunidos en la Plaza de las Tres Culturas (y la subcultura de la barbarie donde “el poder… es el poder de matar”). Es un periodismo que se abre paso con las llaves de la investigación sobre un tema parteaguas: el antes y el después del autoritarismo que fue crescendo contra obreros, campesinos, civiles y estudiantes de Miguel Alemán a Ernesto Zedillo, para pasar a la dictablanda (dictadura poco rigurosa en comparación con otra) que en un viraje se transformó en la sangrienta violencia de una “guerra” donde el Partido Acción Nacional (PAN) y los calderonistas han superado al díazordacismo y al viejo Partido Revolucionario Institucional.
El autor sigue las huellas de un asesino con las ventajas de la impunidad y el abuso de poder casi absoluto. Un presidencialismo al estilo del “19 uñas”, el pata de palo del militar Antonio López de Santa Anna, que también practicó Carlos Salinas de Gortari, mientras Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón y Victoriano Huerta ya quedaron empequeñecidos en sus perversidades frente al presidente Felipe Calderón y su PAN (donde militan excepciones, pero la regla general es el calderonismo). Con casi 300 páginas, Disparos en la oscuridad entrevera la biografía política del “trompudo”, el de los dientes a la cocodrilo. “Todos nacemos sin dientes, menos éste (Gustavito)”, dijo el expresidente Adolfo López Mateos y cuyo secretario particular, Humberto Romero, el Chino, “le había asestado a Díaz Ordaz el apodo de el Tribilín” (René Réouven, Diccionario de los asesinos y Oliver Cyriax, Diccionario del crimen).
El autor va tras la pista del criminal desde su niñez empobrecida, “exiliado en Puebla, el estudiante pobre de Oaxaca, el desalojado con su familia de una casa y alojado con su tío, al que no le gustaba que se rieran; él, el que se había recibido de abogado a cambio de favores políticos; él, que se había humillado… él Gustavo Díaz Ordaz Bolaños Cacho”. A quien el mexiquense López Mateos (al que imita Enrique Peña Nieto), en una borrachera nombra secretario de Gobernación y le hereda la Presidencia (ya en camino al antirrepublicanismo y la caída del decorado democrático), para, al canalizar sus fobias equivocarse (como hicieron con él) al dejar al exmandatario Luis Echeverría Álvarez (como Salinas de Gortari con Zedillo), y terminar con una retina desprendida por una bofetada de su amante… o un zapatazo, o un arañazo de Irma Serrano,la Tigresa.
Disparos en la oscuridad, novela, crónica, periodismo de investigación, biografía de un criminal que nos ofrece el antecedente de Calderón, quien también dispara a diestra y siniestra al superar al “dientón” que pensábamos era el último chacal. El relato es tan real como que el díazordacismo es la referencia “que no se olvida” y se repite, no como farsa sino como tragedia (¡oh, Marx!). El Tribilín macabro murió a los 68 años, “su año favorito”. Un libro para leerse y no perder la perspectiva del “68” calderonista que lleva más de un lustro. Fabrizio Mejía Madrid y todos nosotros escuchamos los nuevos Disparos en la oscuridad.
Ficha bibliográfica
Autor: Fabrizio Mejía Madrid
Título: Disparos en la oscuridad
Editorial: Suma de Letras, 2011
*Periodista

Calumnias… libres para acusar y difamar lo que es la información

Sección: Conjeturas

No es debate ni polémica sensatos. Mucho menos de acuerdo con que “la democracia es también discusión” (¿sabrán Enrique Krauze y sus corifeos, entre ellos Sergio Sarmiento, que les da por citar a sus “clásicos” o ampararse en Octavio Paz, Daniel Cosío Villegas y Melchor Ocampo, quién generó esa frase-concepto?). Pero el fallo de la Primera Sala de la Corte (donde hasta hay un “periodista” que no estuvo conforme con el dictamen… ¡pero lo apoyó con su voto!), le negó al periódico La Jornada la razón.
Cuatro de los ministros alegaron que la revista (favorable a la subcultura derechista y progubernamental y proempresarial, para obtener publicidad), sólo ejerció la “máxima libertad de expresión”. Ésta es la información publicada por el diario, con las respectivas opiniones de sus articulistas. No el texto de Fernando García Ramírez, desde su título acusatorio y mentiroso, Cómplices del terror.
Los ministros se fueron por la libre de Letras Libres, sin entender que una cosa es información y opiniones, y otra muy distinta reflexionar sobre éstas con mala leche neofascista de quienes consideran que sólo el liberalismo conservador y procapitalismo salvaje, del neoliberalismo económico, tiene la verdad absoluta para ponerse de parte de la política exterior estadunidense y dárselas como defensores de las libertades. La Jornada publicó conforme a la libertad de expresión información sobre ETA, y esto no es ser cómplice de terrorismo. La Corte a la que, en mala hora le dieron facultades constitucionales, emitió una resolución parcial, para quedar bien con la revista Letras Libres y su exquisitez.
Propone Krauze “pasar la página” (Reforma, 27 de noviembre de 2011), aprovechando con toda mala fe para seguir atacando a La Jornada, sólo porque no le simpatiza su información y sus colaboradores (¿en dónde está la tolerancia a los periodistas jornaleros?). No pasa la página para terminar, lo que la Corte de un tajo antidemocrático y antirrepublicano resolvió a favor de Letras Libres, sino para continuar con su máxima religiosa de “ojo por ojo, diente por diente”. Lo mismo hace Sarmiento, cuando ante la crítica que no son acusaciones, defiende a los cuatro ministros. Se trata de confundir a los lectores y continuar sus ataques contra el diarioque cubre, en análisis, opiniones e información nacional e internacional, todo el abanico de puntos de vista a los que da cabida. Y a lo que tiene lugar en el mundo y la humanidad.
Esto con todo su derecho a poner en relieve las causas y adhesiones que sacuden la conciencia política y económica ante las desgracias sociales y las luchas por la liberación de los yugos autoritarios. En cambio, Letras Libres sólo se ocupa de atacar lo que no encuadra en su derechismo aristocrático, para favorecer a las oligarquías y plutocracias. Ahora, Krauze se esconde detrás de Paz, Cosío Villegas, y se aprovecha de la muerte de Miguel Ángel Granados Chapa, para su perversa manera de “pasar la página” irse encima del periodismo jornalero, pero no pasará Krauze con su neofascismo de intelectual orgánico.
*Periodista

¿Tú también, Padrés? El homicidio del sonorense Nepomuceno

Autor:
Sección: Conjeturas

Todos los calderonistas están cortados con la misma tijera, pues ante la sangrienta inseguridad generada por delincuentes, policías, soldados y marinos en su “guerra” a la que han catapultado a la nación, se niegan a proporcionar solución a las demandas de protección, cuando alguien es amenazado. El desgobernador de Sonora, Guillermo Padrés Elías (cómplice, en el significado candoroso que “descubrió” Krauze para acusar y censurar al periódico La Jornada), tiene a la entidad a un tris de la revuelta civil: insiste en construir el acueducto para robar la escasa agua de la presa del Oviachic, de la que se surten los pueblos yaquis, el municipio de Cajeme y las tierras agrícolas que ya sólo tienen un cultivo anual por falta del líquido; no obstante la resolución, dos amparos y una requisitoria para detener la obra.
Padrés tiene a la entidad marginada. Decidió, con sus cómplices inversionistas, que sólo importan los ¡hoteles, campos de golf, edificios y negocios hospitalarios para los ricos!, que desarrolla en Hermosillo, y los cuales necesitan agua. Se le ocurrió robarse la del Sur, en lugar de instalar una o dos desaladoras; al suponer que los sonorenses sureños se iban a dejar y quedar cruzados de brazos. Pero hasta los panistas obregonenses se han opuesto al saqueo, y se mantienen en pie de lucha contra esa arbitrariedad de Padrés quien, cada que va Felipe Calderón a la entidad, le pide su apoyo y éste paga a su vez el apoyo de Padrés a Ernesto Cordero para la candidatura del Partido Acción Nacional.
Los residentes de Sonora están sitiados por la criminalidad, secuestros y desapariciones, como el caso de Nepomuceno Moreno, quien desde el 14 de octubre pasado denunció la desaparición de cuatro jóvenes (uno de ellos su hijo). Tras sus propias investigaciones, demostró que los habían secuestrado policías estatales cuando transitaban por Ciudad Obregón; y en una reunión con Calderón le expuso el caso y declaró que era objeto de amenazas, por lo cual le pedía un mínimo de protección para seguir buscando a su hijo.
Identificados los policías y hecha su denuncia en la Procuraduría General de la República, Nepomuceno regresó a Hermosillo. El 28 de noviembre pasado lo asesinaron de cinco balazos. ¿Y Padrés? Bien, gracias. Su familia vive en Arizona. Él va a visitarlos y regresa con la escolta que lo cuida. Ni Calderón ni aquél le brindaron apoyo a Moreno, militante del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. A Padrés no le importan las vidas de los sonorenses en general. Lo mismo atropella a la tribu yaqui que a los agricultores. Y nada le interesó ese padre angustiado buscando a su hijo y otros tres muchachos. Calderón le mandó dos o tres soldados que cuidaban la casa, pero dejaban a Nepomuceno desamparado, y a plena luz del día lo mató un asesino al aprovechar la total inseguridad que priva en la entidad. A Javier Gándara (el multimillonario de los molinos de harina), presidente municipal de Hermosillo, tampoco le interesa la seguridad. Y entre los dos contribuyeron para que un homicida privara de la vida a Nepomuceno Moreno.
*Periodista
A PROPOSITO DE SIDA:
 

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