Fabrizio Mejía: El asesino Díaz Ordaz
Autor: Álvaro Cepeda Neri *
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Sección: Ex Libris
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La fantasía en esta obra es el manejo literario de una historia real y trágica: Tlatelolco de 1968 cuando, desde el poder presidencial, Gustavo Díaz Ordaz ordenó los homicidios del 2 de octubre al acorralar a balazos a los estudiantes reunidos en la Plaza de las Tres Culturas (y la subcultura de la barbarie donde “el poder… es el poder de matar”). Es un periodismo que se abre paso con las llaves de la investigación sobre un tema parteaguas: el antes y el después del autoritarismo que fue crescendo contra obreros, campesinos, civiles y estudiantes de Miguel Alemán a Ernesto Zedillo, para pasar a la dictablanda (dictadura poco rigurosa en comparación con otra) que en un viraje se transformó en la sangrienta violencia de una “guerra” donde el Partido Acción Nacional (PAN) y los calderonistas han superado al díazordacismo y al viejo Partido Revolucionario Institucional.
El autor sigue las huellas de un asesino con las ventajas de la impunidad y el abuso de poder casi absoluto. Un presidencialismo al estilo del “19 uñas”, el pata de palo del militar Antonio López de Santa Anna, que también practicó Carlos Salinas de Gortari, mientras Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón y Victoriano Huerta ya quedaron empequeñecidos en sus perversidades frente al presidente Felipe Calderón y su PAN (donde militan excepciones, pero la regla general es el calderonismo). Con casi 300 páginas, Disparos en la oscuridad entrevera la biografía política del “trompudo”, el de los dientes a la cocodrilo. “Todos nacemos sin dientes, menos éste (Gustavito)”, dijo el expresidente Adolfo López Mateos y cuyo secretario particular, Humberto Romero, el Chino, “le había asestado a Díaz Ordaz el apodo de el Tribilín” (René Réouven, Diccionario de los asesinos y Oliver Cyriax, Diccionario del crimen).
El autor va tras la pista del criminal desde su niñez empobrecida, “exiliado en Puebla, el estudiante pobre de Oaxaca, el desalojado con su familia de una casa y alojado con su tío, al que no le gustaba que se rieran; él, el que se había recibido de abogado a cambio de favores políticos; él, que se había humillado… él Gustavo Díaz Ordaz Bolaños Cacho”. A quien el mexiquense López Mateos (al que imita Enrique Peña Nieto), en una borrachera nombra secretario de Gobernación y le hereda la Presidencia (ya en camino al antirrepublicanismo y la caída del decorado democrático), para, al canalizar sus fobias equivocarse (como hicieron con él) al dejar al exmandatario Luis Echeverría Álvarez (como Salinas de Gortari con Zedillo), y terminar con una retina desprendida por una bofetada de su amante… o un zapatazo, o un arañazo de Irma Serrano,la Tigresa.
Disparos en la oscuridad, novela, crónica, periodismo de investigación, biografía de un criminal que nos ofrece el antecedente de Calderón, quien también dispara a diestra y siniestra al superar al “dientón” que pensábamos era el último chacal. El relato es tan real como que el díazordacismo es la referencia “que no se olvida” y se repite, no como farsa sino como tragedia (¡oh, Marx!). El Tribilín macabro murió a los 68 años, “su año favorito”. Un libro para leerse y no perder la perspectiva del “68” calderonista que lleva más de un lustro. Fabrizio Mejía Madrid y todos nosotros escuchamos los nuevos Disparos en la oscuridad.
Ficha bibliográfica
Autor: Fabrizio Mejía Madrid
Título: Disparos en la oscuridad
Editorial: Suma de Letras, 2011
*Periodista
Calumnias… libres para acusar y difamar lo que es la información
Autor: Álvaro Cepeda Neri *
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Sección: Conjeturas
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No es debate ni polémica sensatos. Mucho menos de acuerdo con que “la democracia es también discusión” (¿sabrán Enrique Krauze y sus corifeos, entre ellos Sergio Sarmiento, que les da por citar a sus “clásicos” o ampararse en Octavio Paz, Daniel Cosío Villegas y Melchor Ocampo, quién generó esa frase-concepto?). Pero el fallo de la Primera Sala de la Corte (donde hasta hay un “periodista” que no estuvo conforme con el dictamen… ¡pero lo apoyó con su voto!), le negó al periódico La Jornada la razón.
Cuatro de los ministros alegaron que la revista (favorable a la subcultura derechista y progubernamental y proempresarial, para obtener publicidad), sólo ejerció la “máxima libertad de expresión”. Ésta es la información publicada por el diario, con las respectivas opiniones de sus articulistas. No el texto de Fernando García Ramírez, desde su título acusatorio y mentiroso, Cómplices del terror.
Los ministros se fueron por la libre de Letras Libres, sin entender que una cosa es información y opiniones, y otra muy distinta reflexionar sobre éstas con mala leche neofascista de quienes consideran que sólo el liberalismo conservador y procapitalismo salvaje, del neoliberalismo económico, tiene la verdad absoluta para ponerse de parte de la política exterior estadunidense y dárselas como defensores de las libertades. La Jornada publicó conforme a la libertad de expresión información sobre ETA, y esto no es ser cómplice de terrorismo. La Corte a la que, en mala hora le dieron facultades constitucionales, emitió una resolución parcial, para quedar bien con la revista Letras Libres y su exquisitez.
Propone Krauze “pasar la página” (Reforma, 27 de noviembre de 2011), aprovechando con toda mala fe para seguir atacando a La Jornada, sólo porque no le simpatiza su información y sus colaboradores (¿en dónde está la tolerancia a los periodistas jornaleros?). No pasa la página para terminar, lo que la Corte de un tajo antidemocrático y antirrepublicano resolvió a favor de Letras Libres, sino para continuar con su máxima religiosa de “ojo por ojo, diente por diente”. Lo mismo hace Sarmiento, cuando ante la crítica que no son acusaciones, defiende a los cuatro ministros. Se trata de confundir a los lectores y continuar sus ataques contra el diarioque cubre, en análisis, opiniones e información nacional e internacional, todo el abanico de puntos de vista a los que da cabida. Y a lo que tiene lugar en el mundo y la humanidad.
Esto con todo su derecho a poner en relieve las causas y adhesiones que sacuden la conciencia política y económica ante las desgracias sociales y las luchas por la liberación de los yugos autoritarios. En cambio, Letras Libres sólo se ocupa de atacar lo que no encuadra en su derechismo aristocrático, para favorecer a las oligarquías y plutocracias. Ahora, Krauze se esconde detrás de Paz, Cosío Villegas, y se aprovecha de la muerte de Miguel Ángel Granados Chapa, para su perversa manera de “pasar la página” irse encima del periodismo jornalero, pero no pasará Krauze con su neofascismo de intelectual orgánico.
*Periodista
¿Tú también, Padrés? El homicidio del sonorense Nepomuceno
Autor: Álvaro Cepeda Neri * |
Sección: Conjeturas
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