Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 17 de marzo de 2013

Bajo la Lupa- Telescopio- Venezuela: ¿qué hay detrás de la campaña derechista?-Brasil y su mapa de la violencia


Bajo la Lupa
¿Orquestación por Wall Street de la gran burbuja fracking del gas esquisto (shale gas)?
Alfredo Jalife-Rahme
Foto
Vista de la refinería de Salamanca, en imagen de archivoFoto Alfredo Domínguez
 
Arrecia la polémica sobre el fracking del gas esquisto ( shale gas) entre sus panegiristas a ultranza y sus feroces críticos, quienes ya en Estados Unidos lo catalogan como una vulgar burbuja especulativa, de lo que hemos hecho eco en Bajo la Lupa (29/4/12, 26/12/12, 10 y 13/2/13).
 
El modelo financierista anglosajón ha prolongado su dolorosa agonía mediante múltiples burbujas especulativas y ahora parece tocar el turno al fracking del gas esquisto, al que la Estrategia Nacional de Energía (ENE) del gobierno peñista se ha adherido sin tapujos.
 
A mi juicio, nos encontramos en un momento similar al del pico del petróleo con los multimedia de Estados Unidos a favor, frente a los geólogos científicos en contra (a quienes se sumó Bajo la Lupa).
 
La literatura anglosajona en favor del milagro del gas de esquisto es apabullante, pero llama poderosamente la atención que alguien de la talla de Deborah Rogers se atreva a enfrentar en algunos medios de la minúscula prensa progresista de Estados Unidos a la gran burbuja del fracking, en el mismo tenor de mi amigo banquero que cité y del centro de pensamiento estratégico europeo DeDefensa.org.
 
Un reporte de The New York Times (25/6/11) cita a varios expertos, entre ellos a Deborah Rogers, que suenan la alarma en medio del vuelco al gas natural.
 
Deborah Rogers, fundadora de Energy Policy Forum –consagrado a temas financieros y políticos del gas esquisto y la energía renovable– tiene una importante carrera financiera en la banca londinense de inversión y ha sido nombrada miembro prominente de la Iniciativa de Transparencia de las Industrias Extractivas de Estados Unidos (USEITI, por sus siglas en inglés), y en forma interesante ha formado parte del consejo consultivo de la Reserva Federal de Dallas (2008-2011).
 
En paralelo, Jeff Goodell, de la revista Rolling Stone (1/3/12), fustiga “La gran burbuja del fracking: el engaño detrás del auge del gas”, con el subtítulo aterrador: No solamente es tóxico, sino que es empujada por un multimillonario de extrema derecha (¡supersic!) quien obtiene más ganancias especulando con los terrenos que perforando gas.
 
Deborah Rogers, quien sabe demasiado de finanzas, delata la precariedad de la controvertida gasera Chesapeake que defenestró a su polémico director.
 
Denise Grolimus (19/11/12) fustiga la depredación ambiental del fracking que rememora el célebre documental Gasland (http://www.youtube.com/watch?v=__p9WG-AVmE).
 
En el resumen ejecutivo de su extenso análisis, Deborah Rogers expone que en 2011 las megafusiones (M&A) del gas esquisto fueron de 46 mil 500 millones de dólares: uno de los mayores centros de ganancias de algunos de los bancos de inversiones de Wall Street y que al momento del escrutinio financiero carecía de sustento alguno.
 
Pese a ello, los analistas financieros y los banqueros de inversiones emergieron como los impulsores más retóricos de la explotación del gas esquisto, lo cual ha resultado en una inundación de mercado del gas natural con el desplome anómalo de precios. En 2011, la demanda de gas natural en Estados Unidos fue excedida por la oferta en cuatro veces.
 
A su juicio, la estratagema tenía como objetivo proporcionar el flujo de efectivo necesario para sostener las imprudentes posiciones de apalancamiento de los operadores.
 
Como de costumbre, los bancos instrumentaron nuevos productos financieros exóticos ex profeso: pagos de producción volumétrica (VPP, por sus siglas en inglés) que fueron vendidos a inversionistas ingenuos como los fondos de pensiones. Sin querer, Deborah Rogers abre la extensa llaga a punto de gangrenar de los fondos de pensiones de Estados Unidos, donde los banqueros explotan en forma cautiva los ahorros de los empleados.
 
Así la burbuja financiera creada para el fracking del gas esquisto, a juicio de Deborah Rogers, es similar al de la burbuja inmobiliaria que estalló en 2008.
 
La valiente y muy capaz analista documenta la información independiente sobre el papel que juega el gas esquisto en Estados Unidos (nota: y, por extensión, a México, atrapado en sus redes financieristas).
Documenta siete puntos nodales:
1) Wall Street promovió el frenesí de la exploración del gas esquisto que resultó en precios menores a los costos de producción y, por ende, obtuvo enormes ganancias de las megafusiones y comisiones por las transacciones.
2) Las reservas de gas/petróleo esquisto han sido sobrevaluadas a un mínimo de 100 por ciento (¡supersic!) y hasta 400-500 por ciento por los operadores de acuerdo a los actuales datos de producción de los pozos que han sido recopilados en varios estados de Estados Unidos.
 
3) Los pozos de petróleo esquisto siguen la misma tasa abrupta de declive y de pobre eficiencia de recuperación observada en los pozos del gas esquisto.
 
4) El precio del gas natural ha sido arrastrado a la baja debido en gran medida a la severa sobreproducción para alcanzar los objetivos de los analistas financieros de crecimiento de producción para la apreciación de las acciones acopladas y exacerbadas por un apalancamiento imprudente, con la necesidad concomitante de producir para alcanzar el servicio de la deuda.
 
5) Debido a los extremos (¡supersic!) niveles de deuda, las reservas sin desarrollar probadas (PUD) pueden no haber estado en obediencia con las reglas de la reguladora bursátil (SEC) por algunas de las empresas de gas esquisto debido a la amenaza de quiebra colateral por estos operadores.
 
6) “La industria exhibe reticencia para comprometerse a mayores inversiones de gas esquisto, abandonando proyectos de gasoductos, ofertas iniciales públicas (IPO), y proyectos de asociaciones estratégicas ( joint ventures) pese a la retórica pública que proclama que el gas/petróleo esquisto es la panacea (¡supersic!) de la política energética de Estados Unidos”.
 
7) Se alienta la exportación debido al diferencial entre los precios internacional y doméstico en un esfuerzo para remediar el balance de pagos desfalleciente invertido en los activos de gas/petróleo esquisto.
 
Concluye que las proyecciones de gas esquisto son particularmente optimistas y, por consecuente, irreales, cuando los pozos se desempeñan significativamente en forma menor a su proyección original.
 
Por cierto, a Deborah Rogers no se le pasa que entidades foráneas están comprando los espejitos del shale gas. La sed energética de varios países los llevó a caer en su trampa, como la china CNOOC, Korea National Oil Corporation, la minera australiana BHP Billiton y otras empresas niponas y francesas.
 
De acuerdo con la tesis de Bajo la Lupa (6/3/12), Deborah Rogers expone la codependencia financiera con el gas esquisto. En forma magistral exhibe como muestra de botón las tratativas de la venta de activos de la siempre polémica Chesapeake Energy con la misma fauna de la elite de los banksters globales: Bank of America/Merrill Lynch, Morgan Stanley, Deutsche Bank, Goldman Sachs, Royal Bank of Scotland y la muy calladita Jefferies&Co.
 
¿Habrá tomado en cuenta el ENE peñista todas estas aberrantes anomalías antes de lanzarse al vacío sin red de protección de inversiones masivas foráneas en el sector energético, mediante las cuales México se convertiría en la prolongación de la burbuja del fracking del gas esquisto de Estados Unidos?
Twitter: @AlfredoJalife
 Santos misterios-Hernández
Telescopio
Bergoglio
El Buscón
El Papa argentino y peronista: el pontífice Francisco da para todo en su país y La Nación dice que se llevó a Roma la camiseta de San Lorenzo (club del cual es hincha y socio), firmada por todos los jugadores, y un trozo de tablón del estadio. Como Clarín, publica muchos desmentidos de gente muy ligada a él, cuando era arzobispo, sobre su apoyo a la represión de la dictadura. Ambos diarios, así como Página 12, informan sobre las declaraciones de júbilo de muchos dirigentes del gobierno, entre los cuales el ministro de Comercio Interior, por el nombramiento de un Papa argentino y peronista (como dicen los carteles que, con la efigie del jesuita, hizo pegar el Partido Justicialista en todo Buenos Aires). Bergoglio, en efecto, nunca ocultó sus simpatías por la derecha peronista. Página 12, mientras tanto, informa en primera página sobre la desmentida vaticana a los artículos de su colaborador (y ex amigo de Bergoglio) Horacio Verbitsky, que califica de excesiva, y esboza una retirada honorable con artículos más en la línea del intento oficial por llegar a buenas relaciones con el Vaticano. La presidenta Cristina Fernández viajará el lunes a Roma y el Papa le concederá la primera audiencia. ¿Para borrar las disputas anteriores ella lo llamará Pancho?
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Varias I: El departamento de Oruro, en Bolivia, está en huelga indefinida y con bloqueo de los caminos en protesta por el cambio de nombre del aeropuerto local Juan Mendoza que pasará a llamarse Evo Morales, afirma El Diario. Agrega que el ampliado nacional de la Central Obrera Boliviana exige una respuesta favorable a sus demandas en 10 días y se declaró en estado de emergencia. La Razón, también de Bolivia, informa que el 5 de abril en Chiquitos, Perú, Evo Morales, Ollanta Humala, Sebastián Piñera y Dilma Rousseff inaugurarán el corredor bioceánico.
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Varias II: El chileno El Mercurio informa que, ante el retorno de Michelle Bachelet para presentarse como candidata a la presidencia, la derecha promueve a Andrés Allamand y a Laurence Golborne. También habla del corralito en Chipre, impuesto por la Unión Europea, con una tasa de 9.9 sobre los depósitos bancarios mayores a 100 mil euros y de 6.75 sobre los demás (para recoger 5 mil 300 millones de euros a costa de los ahorristas). Los peruanos El Comercio y La República votan no a la destitución de Susana Villarán de la alcaldía de Lima, y Expreso, en cambio, vota , con toda la derecha recalcitrante. Los venezolanos Últimas Noticias, El Universal y El Nacional publican declaraciones de Capriles que responsabiliza a Maduro de lo que le pueda suceder. El paraguayo ABC, por último, comunica una encuesta según la cual Fernando Lugo tendría 12 por ciento de votos para el Senado.
 
 
Venezuela: ¿qué hay detrás de la campaña derechista?
Guillermo Almeyra
La campaña electoral venezolana se libra sin exclusión de golpes bajos. Capriles insulta a la familia de Chávez y al gobierno diciendo que sabían que el presidente había muerto antes en el extranjero y lo ocultaron, fingiendo dolor varios días después de embalsamado el cuerpo y arreglada la sucesión, e insulta también al pueblo venezolano considerándolo manipulable por cínicos aunque, en cambio, dio una extraordinaria muestra de madurez política y de movilización cuando millones de hombres y mujeres de todas las edades hicieron fila durante seis horas o más y desfilaron durante seis días serenos, con calma, seguros del valor de su presencia y confiados en la solidez del proceso democrático revolucionario que protagonizaban. Nicolás Maduro, por su parte, no vacila en recurrir a argumentos para los machistas más atrasados sugiriendo que Capriles es homosexual, como si eso fuera un crimen, ya que le parece poco que sea ultrareaccionario y golpista.
 
 
La brutalidad de la campaña expresa simplemente que, desgraciadamente, Venezuela parece estar viviendo los últimos enfrentamientos políticos en el marco constitucional. En efecto, si la derecha perdiese las elecciones de abril –como las perderá inevitablemente porque Chávez, como el Cid Campeador, ganará otra batalla después de muerto– no tendrá otra opción activa y practicable en lo inmediato que la conspiración golpista con ayuda extranjera, porque es tal su odio clasista y tal su pérdida de fuerza popular (que se agravará con la pérdida del arma de Globovisión), que la alternativa a la conspiración sólo parece ser un intento desesperado o su desarme político, con la esperanza de aprovechar las contradicciones internas en el gobierno y en el establishment chavistas.
 
El más elemental sentido común y la experiencia histórica nos dicen pues que, en estos momentos, tanto los sectores ultrarreaccionarios como los múltiples servicios de inteligencia estadunidenses e israelíes presentes en Venezuela están analizando en detalle, con fines conspirativos y golpistas, a cada oficial de las fuerzas armadas, a cada integrante de la boliburguesía, a cada funcionario corrupto o corruptible. Por eso el gobierno venezolano expulsó dos funcionarios (militares) de la embajada de Estados Unidos y reitera que está dispuesto a defender con las armas la democracia y el proceso bolivariano. No en vano ese mismo gobierno insiste en apelar al patriotismo de los integrantes de las fuerzas armadas, pues sabe que una parte de los mandos, no hace muchos años, participó en un golpe civil-militar respaldado por Estados Unidos y España, y que otra parte de los mismos, hasta entonces chavista moderada, se retiró de sus altos cargos o fue sustituida por diferencias con el decisionismo verticalista de Hugo Chávez.
 
La magnitud del triunfo electoral no es una garantía contra el golpe. En 1952, Perón ganó con una proporción de votos superior a la de su primera presidencia, pero en septiembre de 1955 fue derrocado por un golpe de la Marina y de la Aeronáutica, que él podría haber aplastado sin problemas llamando a los soldados a arrestar a los oficiales golpistas y armando a los obreros. La oligarquía triunfó entonces gracias a la cobardía de Perón (que temía más a los obreros peronistas en armas que a los militares golpistas) y a la de los ministros, que habían sido elegidos entre los mediocres leales, y de los serviles burócratas sindicales.
 
Pero la Venezuela de 2013 no es la Argentina de 1955 y el entorno latinoamericano es totalmente diferente, Chávez nunca fue cobarde como Perón (que renunció dos veces, en 1945 y en 1955, para salvar su vida), los ministros chavistas tienen otra garra y estatura moral y, sobre todo, otra es la historia y la composición social de las fuerzas armadas, sobre todo de las de tierra y de la Marina.
 
A diferencia de las de Argentina, que eran sobre todo el refugio para los segundones de la oligarquía y el escalón de ascenso social para los hijos de la pequeñoburguesía media, las fuerzas armadas de Venezuela fueron despreciadas por la oligarquía local y, en cambio, fueron un elemento de promoción para sectores populares, incluso negros, mulatos o zambos, como Chávez, influidos por el nacionalismo y, en parte, por el antimperialismo.
 
A diferencia de lo que sucedió en Argentina, donde el Estado y la oligarquía se construyeron sobre la base del ejército que destruyó a los caudillos federales, mató a los pueblos originarios y les robó sus tierras para construir latifundios y terminó destruyendo Paraguay, detrás de los militares chavistas están la expulsión de la dictadura de Pérez Jiménez, la influencia de las guerrillas socialistas, el trauma del Caracazo, las sucesivas victorias electorales de Chávez y, particularmente, la presión de un gran movimiento de masas seguro y victorioso.
 
Aunque Maduro ni siquiera nombre las Misiones ni las Comunas ni el poder popular entre los pilares del chavismo-post-Chávez, esas fuerzas ahí están y son la principal garantía del proceso. Porque existen sectores del gobierno y del aparato influidos por la corrupción y con lazos con la boliburguesía, pero en el pueblo de a pie esa lacra no existe y hay, en cambio, una gran sed de igualdad, de democracia.
 
La derecha –y Estados Unidos detrás de ella– se ha lanzado a una campaña electoral que quiere hacer saltar por el aire, retirando lo antes posible y con escándalo la candidatura de Capriles para preparar un golpe y una eventual intervención extranjera (o el apoyo del Pentágono a los insurrectos). Pese a eso, sectores conservadores y timoratos del chavismo buscan conciliar con ellos o incluso se hacen sus cómplices pasivos. Pero ahí están frente a ellos los gérmenes de poder popular y los militares y civiles chavistas jacobinos, en una alianza de facto. Por eso, aunque el terreno de lucha por ahora es el electoral, hay que prepararse para otros escenarios.
 
 
Brasil y su mapa de la violencia
Eric Nepomuceno
Entre 2004 y 2007, el conflicto armado de Irak resultó en 76 mil 266 muertes. En Sudán, otro país convulsionado, los muertos fueron 12 mil 719, poco más que los 12 mil 417 registrados en Afganistán. En el mismo periodo, los muertos de Colombia han sido 11 mil 833.
 
 
Pues en Brasil, entre 2004 y 2007, ocurrieron 147 mil 343 muertes por armas de fuego. Ese número se hace aún más impactante cuando es comparado con el total de víctimas fatales registradas en 12 países que vivieron conflictos armados, de la República del Congo a Pakistán, pasando por Somalia y los territorios palestinos e Israel: 169 mil 574.
 
Esos son los datos compilados por el Centro Brasileño de Estudios Latinoamericanos, y que acaban de ser divulgados en Brasilia. Solamente en 2010 han sido asesinadas 36 mil 792 personas en Brasil, una media de 100 al día, o cuatro por hora. Una cada 15 minutos.
 
Hay otros aspectos del mapa de la violencia en Brasil que llaman la atención. Si antes las muertes violentas estaban concentradas en los dos mayores centros urbanos, Sao Paulo y Río de Janeiro, ahora el fenómeno se nacionalizó. Con eso, Brasil sigue ocupando un lugar destacado entre los países más violentos del mundo, tomándose como base la proporción de asesinatos por cada 100 mil habitantes: 20.4 personas.
Ese número sitúa a Brasil en el octavo puesto entre las 100 naciones con estadísticas consideradas relativamente confiables, según la institución.
 
La media de asesinatos es el doble de lo que la ONU considera tolerable (10 por cada 100 mil habitantes). Julio Jacobo Waiselfisz, coordinador de la investigación, destaca que la violencia se expandió por todo el país, aunque se haya concentrado en el nordeste y en el norte.
 
En Alagoas, por ejemplo, se registró en 2010 la tasa de 55.3 homicidios por cada 100 mil habitantes. Es el estado donde más se mata a negros y mujeres. En Maceió, famosa por sus playas y polo de atracción turística, esa media es de 94.5. No sólo es la capital más violenta de Brasil, sino una de las más violentas del mundo.
 
El problema es que otras capitales muy turísticas, como Salvador de Bahía, también aparecen con índices elevadísimos (59.6 asesinatos por cada 100 mil habitantes). Río de Janeiro, octavo estado con mayor proporción de muertos por arma de fuego (26.4 por cada 100 mil habitantes), tiene una capital relativamente segura, comparada con las demás: 23.54. Más del doble del tope determinado por la ONU.
 
Sao Paulo, el más rico y poblado del país, es uno de los cuatro, entre los 27 estados brasileños, que se queda por debajo de lo que la ONU dice que es tolerable: 9.3 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Ha sido el estado con la disminución más significativa de esa proporción, en el periodo entre 2000 y 2010: 67.5% menos asesinatos. En Río de Janeiro, la caída ha sido de 43%.
 
Ya en Pará, entre 2000 y 2010 el número de asesinatos creció absurdos 307%. En el vecino Maranhão, también en el norte miserable, 282.2%. En Bahía, 195%.
 
El estudio abarca un periodo que va de los dos últimos años de la segunda presidencia de Fernando Henrique Cardoso al final de los dos gobiernos de Lula da Silva. El resultado demuestra que pese a haber sido declarado reiteradamente por los gobiernos estatuales, a lo largo de todos esos años, que la seguridad pública era tema prioritario (también el gobierno nacional dio en la misma tecla), los resultados son elocuentes, y preocupantes. Son políticas ineficaces o, en el mejor de los casos, insuficientes.
 
Hay muchas explicaciones para el fenómeno de la violencia: el narcotráfico, la gran cantidad de armas (legales y principalmente ilegales) en circulación, y la misma cultura de la violencia como vía de solución para conflictos personales.
 
A eso hay que sumar la corrupción policial, la incompetencia olímpica de la policía a la hora de investigar crímenes, la absurda morosidad y la corrupción de la justicia, el estado degradante y degradado del sistema carcelario.
 
Con relación a la manera como las muertes por arma de fuego se extendieron rápidamente por todo el país, dejando de concentrarse en los dos o tres mayores centros urbanos de Brasil, la explicación resulta sorprendente: acorde a la investigación llevada a cabo por el Centro Brasileño de Estudios Latinoamericanos, el fenómeno se debe a la desconcentración industrial y a la migración interna provocada por la expansión geográfica de actividades económicas. O sea, cuanto más se desconcentran la industria y la economía, más se desconcentra la violencia.
 
La responsabilidad directa de la seguridad pública es de los estados, aunque el gobierno nacional igualmente tenga su propia política sobre el tema. De todas formas, los resultados observados deben ser imputados principalmente en los gobiernos estaduales, que se muestran, en la inmensa mayoría, incapaces de frenar la violencia que crece y afecta la oferta de trabajo.
Todo eso hace recordar un viejo dicho brasileño: Si corres, el bicho te atrapa; si te quedas, el bicho te come. Así las cosas. El país diversifica su economía, por todas partes crecen las posibilidades de trabajo, empleo y renta, y crece también la posibilidad de que, frente a una política ineficaz de seguridad pública, te peguen un tiro.

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