Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 16 de julio de 2013

Los que tiraron la (anterior) dictadura priísta- Herida de muerte- Magisterio: los dilemas de Espartaco-Almacenamiento de óvulos por razones sociales

Los que tiraron la (anterior) dictadura priísta
Pedro Salmerón
La Brigada para Leer en Libertad es un proyecto cultural de fomento a la lectura y divulgación de la historia que durante más de tres años ha llevado libros, conferencias, debates y presentaciones y lecturas públicas a las calles y las plazas (lo que entre otras cosas, le ha atraído acusaciones sin fundamento de quienes notan que la historia y la poesía son subversivas). Entre sus muchos méritos, tiene también el de provocar el rescate de la historia de los movimientos políticos y sociales del último tercio del siglo XX, que cambiaron el rostro del país, forzando a un régimen autoritario ha abrirse gradualmente.
 
Los estudiosos de la transición suelen afirmar que la modernización política de México se debe al gobierno y a las instituciones formales. Están convencidos de que vivimos en democracia y que no hay nada más importante que ello. Forzando la nota, para ellos la reforma política fue una graciosa concesión de Reyes Heroles; las primeras gubernaturas de oposición, una dádiva ( concertacesión) igualmente graciosa de Salinas de Gortari, y la alternancia, resultado de la altura de miras de Zedillo. Cuando miran a otros actores, los encuentran en los partidos institucionalizados y muy rara vez en la sociedad.

Sin embargo, fuera de las instituciones que tienen departamentos de estudios de la transición, empiezan a surgir testimonios y estudios de las movilizaciones que obligaron al régimen a reglamentar la fallida transición a la democracia y a aparentar un talante menos represivo. Uno de esos espacios que promueven la aparición de testimonios y estudios sobre esos movimientos estudiantiles, obreros, campesinos y populares, es justamente la Brigada para Leer en Libertad, de cuya página se pueden descargar gratuitamente estos y otros libros, que en su versión impresa se regalan a los asistentes a las ferias organizadas por la brigada.

Estos libros cuentan algo que en muchos aspectos puede considerarse una revolución, pues la lucha del pueblo iniciada entre 1965 y 1968, y que aún no concluye, ha sido determinante para la transformación de la mentalidad, de la actitud de los mexicanos ante su entorno y su vida cotidiana. En efecto, Luis Villoro propone que más allá de (o tan importante como) los cambios políticos o económicos, una revolución transforma la relación de los individuos y las colectividades con la sociedad, así como su manera de entenderla y ubicarse en ella.
 
Así como la revolución iniciada en 1910 llevó las demandas de las masas, sus exigencias y su influencia al primer plano de la vida nacional y permitió a los mexicanos redescubrirse a sí mismos, la transformación de la mentalidad de los jóvenes que participaron en los 100 días del movimiento de 1968 fue contagiándose con mayor o menor rapidez a otros sectores sociales, que cuestionaron con fuerza creciente el consenso artificial sobre las verdades en que se fundaba el mundo libre y su dictatorial y unipartidista versión mexicana.
 
En El principio (uno de los libros que pueden descargarse gratuitamente de brigadaparaleerenlibertad), Francisco Pérez-Arce hace al mismo tiempo historia y testimonio de los primeros veinte años de esa lucha: el año de 1968, pensado por el régimen como el de su consagración internacional fue, en realidad, el que mostró su verdadero rostro, el de un régimen despótico que realizó una represión sangrienta; y a esa represión sangrienta siguieron como en cascada, la insurgencia obrera de 1970 a 1975; el movimiento magisterial, de 1979 a 1981; las guerrillas urbanas y rurales que tuvieron su mayor fuerza entre 1972 y 1974; y el movimiento urbano popular que tuvo su apogeo tras el terremoto de 1985. Hay que añadir a estos el movimiento campesino e indígena y el universitario de 1986-1987.
 
Los 20 años que siguieron al movimiento de 1968 derrumbaron el consenso que sostenía al régimen y desembocaron en la sorprendente derrota electoral del PRI en 1988. Aunque, como señala Pérez-Arce, los resultados del 6 de julio de aquel año, vistos desde ahora, no deberían sorprendernos, dados los agravios y las experiencias acumuladas. Sin embargo, esos agravios y experiencias siguen siendo casi desconocidos, de modo que hay que contarlos, los están contando en las páginas de la brigada el propio Pérez-Arce y otros partícipes y testigos como Luis Hernández Navarro, Santiago Isidro Flores, Jorge Belarmino Fernández, Pablo Moctezuma y Paco Ignacio Taibo II. Hablaremos de sus libros en la siguiente entrega.
Twitter: @salme_villista
FUENTE: LA JORNADA OPINION
Herida de muerte
José Blanco
Así encabezó La Jornada la postura de la CNTE sobre la reforma educativa. La que en verdad está herida de muerte es la educación misma. Una de las causas de la herida se llama CNTE, junto con las pandillas que han dirigido el SNTE. Lo hemos escrito mil veces, esas pandillas no se inventaron a sí mismas, fueron una hechura de los gobiernos de la revolución, a partir de los años sesenta.
 
La crispación de los profesores y sus acompañantes debido a algo inexistente llamado reforma educativa continúa creciendo. Si el pragmatismo político conduce la agitación magisterial a congelar la reforma constitucional y a dejar sin funciones al INEE, se habrá dado un tajo de muerte, para muchas décadas, no sólo a la educación sino al futuro del país mismo, de la peor de las maneras: sacrificando a generaciones y generaciones de niños y jóvenes mexicanos.

Una gran cantidad de las acusaciones que los quejosos hacen de la reforma, son falsas de toda falsedad. La reforma al artículo 73 les tiene sin cuidado a los quejosos, aunque no lo dicen. El asunto es el tercero. No tengo espacio para reproducirlo, pero el corazón de esa reforma dice, que para el diseño de lo que sería propiamente la reforma: el Ejecutivo Federal considerará la opinión de los gobiernos de los estados y del Distrito Federal, así como de los diversos sectores sociales involucrados en la educación, los maestros y los padres de familia en los términos que la ley señale. No hay aún ley que señale cómo se haría tal consulta, aunque se dice que ya hay ¿dos?, ¿tres?, proyectos de ley reglamentarias del tercero y el 73, lo que de suyo aparece ya como un dato irritante.

Lo que repudian los quejosos: La educación “será de calidad, con base en el mejoramiento constante y el máximo logro académico de los educandos…; adicionalmente, el ingreso al servicio docente y la promoción a cargos con funciones de dirección o de supervisión en la educación básica y media superior que imparta el Estado, se llevarán a cabo mediante concursos de oposición que garanticen la idoneidad de los conocimientos y capacidades que correspondan. La ley reglamentaria fijará los criterios, los términos y condiciones de la evaluación obligatoria para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio profesional con pleno respeto a los derechos constitucionales de los trabajadores de la educación”.

Aquí está el centro del problema: ¿concursos de oposición?, ¿evaluación periódica, para la permanencia, la promoción y el reconocimiento?, ¿mejoramiento constante de los docentes? ¡No pasarán! Alegan en contra los quejosos los derechos adquiridos, que en lengua del nacionalismo revolucionario, se llaman conquistas históricas. Lo de menos es que aún no exista una ley reglamentaria que diga cuáles son los criterios, las condiciones y términos de las evaluaciones, están en contra, sean cuales sean.
 
Bien, una buena educación exige el mejoramiento constante de los educadores, concursos de oposición y evaluación periódica para la permanencia, la promoción y el reconocimiento. ¿Esto es contrario a las conquistas históricas? Sin duda: es contrario.
 
El país, especialmente la llamada clase política, está en la obligación de tomar una decisión: ¿estaremos para siempre como hemos estado: cada vez de mal en peor?, o nos hacemos cargo de los cambios del mundo en materia educativa. En otros términos, la regulación de la materia laboral no puede seguir siendo la misma que ha sido y requiere muchas y muy difíciles adaptaciones. No todas las actividades pueden estar sujetas al mismo régimen en que hemos vivido. Un profesor en una escuela, como un médico un hospital, no pueden tener conquistas históricas: tienen que permanecer como profesionales competentes, lo cual exige su capacitación y evaluación permanentes.
 
La educación está herida de muerte: han infligido este daño los sucesivos gobiernos priístas y panistas, a partir de los años sesenta. Es decir, no estamos frente a nada nuevo, por el contrario, es una historia vieja, de corrupción y delincuencia (incluyendo asesinatos), una enseñanza de pésima calidad, y empeorando.
 
Probablemente el mejor secretario de educación que ha tenido este país fue Jaime Torres Bodet. En su segundo periodo (1958-1964) al frente de la SEP destacan el plan de 11 años y los libros de texto gratuitos. Los datos con que se encontró son estos: había en el país 7.7 millones de niños entre seis y 14 años, de los cuales 4.4 millones asistían a alguna escuela paupérrima, que tenía una miserabilísima eficiencia terminal de 16 por ciento, mientras la población aumentaba a una tasa anual de 3.4 por ciento. Una sociedad con mayorías de parias. Torres Bodet buscó alcanzar al menos una tasa efectiva de eficiencia terminal de 38 por ciento. No podía conseguirlo.
 
Pero en paralelo, creció la mafia del SNTE: 1949-1972, líder y líder moral, Jesús Robles Martínez; 1972-1989, líder y líder moral: Carlos Jonguitud Barrios; 1989-2013, líder, líder moral, presidenta: Elba Esther Gordillo.
 
Al término de la gestión de Torres Bodet, comenzó la privatización de la escuela elemental –¡no ahora!– mediante una política clasista que perdura hasta la fecha: abandonar a su suerte, es decir, al SNTE, a la educación pública, mientras la privada prosperaba, a la que asistían los hijos de una clase rica, cada vez más numerosa y cada vez más rica, en una sociedad con creciente concentración del ingreso. Muchas de sus escuelas fueron cada vez mejores.
FUENTE: LA JORNADA OPINION
 
Su alteza alteradísima-Hernández
Magisterio: los dilemas de Espartaco
Luis Hernández Navarro
Comandante Espartaco, ¿me puedo tomar una foto con usted que reprimió a mis compañeros maestros de Guerrero? –le preguntó un profesor chiapaneco democrático al policía José Luis Solís López, en Tuxtla Gutierrez, Chiapas, el pasado 5 de julio.
 
Espartaco, recientemente condecorado por el presidente Enrique Peña Nieto en el Día del Policía Federal, se rió y accedió a que lo retrataran junto al maestro disidente. Al hacerlo, probablemente tenía presente lo que le dijo al diario Excélsior el pasado 13 de mayo: Su servidor fue educado y tuvo cultura por parte de un maestro. Llega un momento en que piensa uno, bueno, a mí me educó, me dio enseñanza un maestro con cultura, civismo, y sobre todo mexicano.

José Luis Solís López, comandante de la Unidad de Restablecimiento del Orden Público de la Policía Federal, fue a Chiapas para resguardar la tranquilidad el congreso de la sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), como parte del Convenio de Civilidad firmado por intermediación de la Secretaría de Gobernación entre el magisterio democrático de ese estado y los grupos afines a Juan Díaz de la Torre. Irónicamente, apenas en abril de este año, en Chilpancingo, Guerrero, él fue el responsable del desalojo de los profesores disidentes que bloquearon la Autopista del Sol.

Espartaco simboliza la ambigua naturaleza de las respuestas que el gobierno federal ha dado al movimiento magisterial en contra de la reforma educativa. Una ambigüedad que comienza por el apelativo de su mando policiaco. Que el comandante José Luis Solís López se bautice a sí mismo con el nombre del esclavo tracio que entre los años 73 y 71 antes de Cristo dirigió la rebelión antiesclavista más importante contra la república romana merecería una demanda por robo de derechos de autor o por usurpación de identidad. Espartaco ha sido siempre un símbolo de la izquierda, de las luchas libertarias, no del poder.

¿Qué pretende hacer la administración de Peña Nieto ante la insurgencia de los trabajadores de la educación? ¿Qué va a hacer a partir de ahora? Además de quitarle presión al conflicto, de tratar de encarrilarlo por vías institucionales y mantener la gobernabilidad, no está claro.

Lo cierto es que quienes diseñaron la reforma nunca previeron la magnitud y radicalidad que adquirió la protesta. Fue evidente que mintieron quienes desde el Pacto por México aseguraron tener bajo control el movimiento. Y cuando la conflictividad se desbordó la campaña de medios, el uso de la fuerza pública y las órdenes de aprehensión fueron ineficaces para contener el malestar. Más tarde, el gobierno federal apostó a que Juan Díaz y la estructura del SNTE servirían de dique. Chiapas mostró que el envite resultó equivocado.

En los últimos siete meses, el gobierno pasó de la organización de grandes ofensivas informativas en favor de la reforma educativa y en contra del movimiento a la apertura de espacios de diálogo; de satanizar y criminalizar las protestas, a facilitar reuniones con el Pacto por México y convocar a foros de reflexión sobre la nueva norma constitucional: de perseguir penalmente a algunos dirigentes regionales a permitir la negociación de demandas relevantes del magisterio en Michoacán, Chiapas, Guerrero y Oaxaca; de defender irracionalmente la prueba Enlace a anunciar que se estudiará su aplicación en el futuro.
 
¿Qué hará el gobierno federal frente a la lucha magisterial? Las señales que manda son confusas y en ocasiones contradictorias. El 29 de junio, la policía reprimió salvajemente el 26 congreso seccional extraordinario de la sección 7, para impedir una victoria del magisterio disidente. Pero días después, el 5 de julio, se reanudó el evento estatutario y se reconoció el triunfo del Bloque Democrático. Allí estuvo Espartaco. Al terminar, Manuel Velasco, gobernador de la entidad, corrió a la celebración magisterial para levantar la mano al dirigente triunfador y tomarse la foto con él.
 
Como resultado de las movilizaciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y del retroceso en la opinión pública del apoyo a los cambios a los artículos tercero y 73 constitucionales, la Secretaría de Gobernación acordó la realización de 10 foros nacionales sobre la reforma educativa. Enmarcando prácticamente todos los foros se colocaron mantas con variaciones del óleo de Jorge González Camarena titulado La patria, que ilustró la portada de los libros de texto gratuito entre 1962 y 1972, y que es un símbolo del estrecho vínculo que existe entre el magisterio, la educación pública y la nación.
 
A todos los eventos asistió un delegado de la Secretaría de Gobernación, un funcionario educativo estatal y unos pocos diputados. Numerosos maestros participaron y presentaron magníficas ponencias. A la reunión final llegaron delegados de 29 entidades federativas. Sin embargo, no hubo debate ni diálogo. Los enviados gubernamentales saludaron la reunión, pero guardaron silencio sobre los asuntos sustantivos a discusión. Su oferta se limitó a anunciar la presentación de las conclusiones a las instancias correspondientes.
 
Ahora, el tiempo se agota. La CNTE exige la abrogación de la reforma, una moratoria y un gran debate nacional para definir un nuevo proyecto educativo. En sentido contrario, legisladores trabajan en la redacción de tres leyes secundarias sin consultar nuevamente a los maestros, al tiempo que anuncian su aprobación en un periodo extraordinario de sesiones en agosto. En esa dinámica, el choque de trenes parece inevitable.
 
¿Qué hará el gobierno federal ante este dilema? ¿Atenderá las demandas del magisterio? ¿Las ignorará? ¿Qué le depara el futuro inmediato a Espartaco? ¿Reprimirá a los maestros que lo educaron como lo hizo en Guerrero o se tomará fotos con ellos como en Chiapas? La hora de la verdad está cerca.
FUENTE: LA JORNADA OPINION
Otro acto del pacto-Fisgón
Almacenamiento de óvulos por razones sociales
Javier Flores
La preservación de óvulos y su almacenamiento a bajas temperaturas tiene generalmente una justificación médica, pues estas células sexuales pueden ser empleadas por otras mujeres que presentan algunos tipos de infertilidad. Con los avances en las tecnologías de reproducción asistida, la donación de óvulos es una práctica que se ha extendido en muchos países. Ésta obedece a causas muy diversas entre las que, además de buscarse en algunos casos una retribución económica, puede destacarse el altruismo (La Jornada 9/7/13). Pero además, estas células pueden almacenarse para ser usadas posteriormente, no por una persona distinta, sino por la propia donadora.
 
Las razones por las que una mujer decide almacenar sus óvulos para usarlos luego pueden ser de dos tipos: una médica y otra que podríamos llamar social. Un ejemplo de la primera son las mujeres jóvenes que reciben tratamientos que dañan al tejido ovárico y sus funciones, como la radio y quimioterapia en algunos tipos de cáncer. En estos casos pueden preservarse los óvulos por congelamiento (criopreservación) y al concluir los tratamientos, embarazarse si lo desean, empleando sus propias células mediante las técnicas convencionales de fertilización in vitro.

La preservación de óvulos por razones sociales es muy interesante, pues no se justifica por una causa médica, sino por el deseo o la necesidad de postergar la maternidad hasta alcanzar metas personales, profesionales o encontrar a la pareja apropiada.

Lo anterior revela que hay un choque entre la forma de vida en la que estamos inmersos en la civilización actual, y la biología, al menos en lo que se refiere a la esfera de la reproducción. El tiempo reproductivo de las mujeres desde un punto de vista biológico, es una dimensión que se mueve de manera distinta respecto a los tiempos socialmente impuestos a ellas para alcanzar sus objetivos laborales, profesionales o personales. Las reivindicaciones alcanzadas por las revoluciones sexual y feminista han abierto caminos enormes para lograr la equidad de oportunidades, pero los tiempos sociales no son compatibles con la realidad biológica. Al parecer, no quedan más que dos opciones para empatar estos relojes: O se transforma la realidad social, o se transforma la biología.

Uno de los efectos más sorprendentes de las tecnologías de reproducción asistida es precisamente la modificación del tiempo reproductivo. En el caso de las mujeres, los límites ya no son la pubertad y la menopausia. La preservación de óvulos –e incluso de tejido ovárico– permite ensanchar ese límite, de tal forma que puede producirse un embarazo en edades posteriores a las habituales, una vez que se han alcanzado los objetivos profesionales y personales. Pero es muy importante tomar en cuenta que en este caso es la biología y no la sociedad la que se está transformando.
 
Se trata de un cambio que se encuentra en marcha, quizá todavía no de forma masiva, pero sin duda revela una tendencia. ¿Cuál es la magnitud de este fenómeno en la actualidad? Es difícil dar una cifra, pero algunos datos indirectos pueden ayudar a tener una idea sobre ella.
 
Una encuesta realizada en Holanda en 2011 entre 19 mil participantes, mostró que aproximadamente la mitad (47 por ciento) apoyó la criopreservación de óvulos y 50 por ciento se manifestó en favor de la instalación de bancos de óvulos en ese país. La mayor proporción de los que respaldaron estas medidas fueron mujeres con edad menor o igual a 45 años (Ned Tijdschr Geneeskd, 156(5):A4145, 2012).
 
Adicionalmente, se puede decir que hay una demanda creciente, que se expresa por el aumento de las clínicas de reproducción asistida en diferentes partes del mundo que ofrecen explícitamente este servicio con la denominación de Egg Freezing for Social Reasons (congelamiento de óvulos por razones sociales).
 
Un tercer elemento es el aumento de la frecuencia de estudios realizados en mujeres que acuden a los bancos de óvulos con la idea de usarlos posteriormente. El más reciente es el trabajo presentado la semana pasada en el congreso anual de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología, realizado en Londres, en el que Dominic Stoop, de la Universidad Libre de Bruselas, en cuyo hospital se encuentra uno de los centros de medicina reproductiva más grandes de Europa, dio a conocer los resultados de un estudio que incluyó a 140 mujeres que acudieron entre 2009 y 2011 a ese centro con el objetivo señalado.
 
Los resultados del trabajo presentado por Stoop revelan que la gran mayoría de las mujeres del estudio se muestran muy satisfechas con su decisión, al grado que 95.2 por ciento lo harían de nuevo (aunque en una edad más temprana), y casi todas lo recomendarían a otras mujeres. Los datos son contradictorios, pues aunque solamente 34.1 por ciento piensa que nunca tendrá que usar sus óvulos congelados, 75 por ciento consideró que su empleo era menos probable de lo que pensaban en el momento del procedimiento… Lo interesante, a mi juicio, es que todas optaron por un seguro contra la infertilidad.
FUENTE: LA JORNADA OPINION

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