Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 16 de junio de 2011

Vivir sin gobierno

Vivir sin gobierno
Marco Appel


BRUSELAS.- El exprimer ministro de Bélgica Jean-Luc Dehaene considera que las negociaciones para formar gobierno en su país pueden prolongarse hasta finales de año sin que ello le represente problemas económicos o de administración.
“Desde 2007, cuando hubo una crisis similar de gobierno pero no tan prolongada como la actual, tenemos problemas a escala federal. La mayoría de los partidos flamencos quiere una confederación; la parte francófona está en contra y pugna por mantener el status quo. Pero eso no impide que los ciudadanos puedan hacer su vida normal”, explica a Proceso el profesor Herman Matthijs, experto en gestión pública de la Universidad Flamenca de Bruselas.
Este pequeño país de 11 millones de habitantes cuenta con una compleja estructura administrativa. Se encuentra dividido en tres regiones: Flandes, en el norte, con 6 millones de habitantes; Valonia, en el sur, con 4 millones, y Bruselas, la capital, localizada en territorio flamenco, con un millón. Cada una de estas regiones gestiona las cuestiones relativas al funcionamiento de sus territorios, como la distribución de agua, de electricidad, infraestructura carretera, etcétera.
En otro nivel administrativo hay tres comunidades lingüísticas: flamenca, francesa y la alemana que es minoritaria. Cada una dispone de sus propios presupuestos que aplican en materias relacionadas con la promoción de su idioma y cultura.
Existe un grado más de complejidad en este rompecabezas: las comunidades flamenca y francófona administran los asuntos lingüísticos en la región de Bruselas –donde se habla oficialmente flamenco y francés–, y el gobierno de la región valona, cuyo idioma es el francés, administra territorialmente a la comunidad de habla alemana.
El profesor Matthijs explica: “Muchas competencias ya recaen en las administraciones de las comunidades: la educación, el deporte, la cultura, los medios de comunicación… Otros rubros, como las carreteras y los trabajos públicos, son competencia de las regiones. Esos presupuestos los aprueban los parlamentos de cada región y no tienen nada que ver con el dinero federal; están totalmente separados”.
El presupuesto de Flandes es de 25 mil millones de euros, mientras que el de Valonia es de 15 mil millones; el de Bruselas de 3 mil millones, y el de la comunidad germanófona (que no cuenta con administración regional) de 150 millones.
“En Bélgica –expone el entrevistado– el financiamiento de las comunidades y de las regiones se rige por una ley especial que aplica automáticamente, con o sin gobierno federal fijo, desde 1989. Dicha ley señala, por ejemplo, ‘equis parte de los impuestos personales y del impuesto al valor agregado se entregan, cada mes, directamente a tal comunidad o a tal región’.
“El encargado de la recaudación fiscal y de aplicar la ley es el Ministerio Federal de Economía. En 2003 hubo una modificación a tal ley, y ahora los flamencos exigen otra que otorgue mayor autonomía a las regiones, como la que rige en Suiza o Alemania.”
En ese sentido, de las negociaciones del gobierno emanó una propuesta para transferir competencias federales en cuatro campos más: el mercado de trabajo, los cuidados de salud, las ayudas familiares y la justicia, que representan una concesión económica de 10 mil millones de euros. Además, regiones y comunidades aumentarían el porcentaje que actualmente conservan de los impuestos que recaudan: de 20% a 45% del presupuesto flamenco; de 14.9% a 34.4% de la región Valona-comunidad francófona, y de 52% a 83.4% de Bruselas-Capital.
Autonomías
El especialista explica que a comienzos de 2010 se votó la llamada ley del “segundo provisional” para evitar una parálisis por falta de presupuesto. Gracias a ésta, añade, “el gobierno federal provisional trabaja con los mismos gastos del presupuesto anterior en lo que respecta a los ‘asuntos corrientes’ (cotidianos). El problema es que en este país no hay una ley que estipule exactamente cuáles son estos asuntos. Llevamos ya más de 11 meses que el gobierno federal toma decisiones que la oposición no acepta porque dice que no corresponden a ese rubro”.
Uno de esos desacuerdos ocurrió con la decisión del gobierno provisional de participar en las operaciones militares contra Libia, al enviar aviones de combate F-16 para cumplir misiones de bombardeo al mando de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
–La pertenencia de Bélgica a la UE y otras organizaciones internacionales también ha restado competencias a la autoridad nacional–, se le plantea.
–¿Qué papel puede desempeñar nuestro gobierno federal? En el plan monetario, ninguno porque la política en este renglón la gestiona el Banco Central Europeo desde Frankfurt. En lo referente al mercado interior, tampoco porque lo regula la UE. En lo que toca al aspecto militar no tenemos conflictos desde hace mucho tiempo y la OTAN dirige nuestro ejército. En otros rubros la mayor parte de las competencias recae sobre las comunidades y regiones de Bélgica.
Además, el gobierno provisional puso en marcha ahorros en el erario, prepara un nuevo presupuesto de “asuntos corrientes” y presentó a la UE un presupuesto plurianual. Todo lo anterior ha contribuido a que la abultada deuda pública belga se estabilice a 102% de su PIB en 2012, según las previsiones del Banco Central Europeo.
Ello ha dado un argumento suplementario a los independentistas flamencos para subrayar la inutilidad de un gobierno federal, e incluso la existencia misma del país.
A pesar de ese sistema de repartición, en diciembre pasado la agencia calificadora de riesgo crediticio Standard & Poor’s anunció que rebajaría la calificación de la deuda belga si, a más tardar en junio, no hay acuerdo de gobierno. Por su parte, el 23 de mayo último otro organismo de evaluación, Fitch Ratings, dio a conocer que rebajaría la calificación crediticia del país, de “estable” a “negativa” en los próximos 12 a 18 meses, en caso de que no se logre un consenso político que impulse reformas económicas.
El especialista explica que la falta de un gobierno estable frenó los debates en torno a las reformas sociales y económicas de fondo, como la de pensiones, que otros países europeos están realizando. Advierte que “desde hace algunos meses Bélgica tiene un problema de inflación, que eleva el monto de los intereses de su deuda”. Sin embargo, aclara que ello no tiene nada que ver con las sucesivas crisis en Irlanda, España, Grecia y Portugal.
“En 2010 el déficit presupuestal de Bélgica –comenta– fue equivalente a 4.1% de su producto nacional bruto, en Grecia 10.5% y en Irlanda 32.4%. Además, Bélgica no sufre la problemática causada por la burbuja del sector inmobiliario, que afectó mucho a países como España.
Y remata: “Calculo que dos terceras partes de las competencias económicas de Bélgica están en manos de las regiones, que sólo cargan con 10% de la deuda del país, la cual puede solucionarse a corto plazo. Las competencias económicas que le quedan al gobierno federal no sirven para nada.
“Si no tuviéramos la moneda única, el euro, eso sí nos hubiera causado problemas. La crisis política nos habría llevado a una crisis monetaria. Pero tampoco hay que olvidar que los actuales gobiernos de Portugal, Irlanda, Italia y Grecia atraviesan conflictos políticos; Bélgica no es el único país que los padece”. l
FUENTE PROCESO

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