Celac: avance histórico
La cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), realizada en Caracas entre el viernes y el sábado con la participación de jefes de Estado y altos representantes de 33 países de la región, concluyó ayer con la aprobación unánime de la declaración y el plan de acción correspondientes, y con coincidencias importantes, expresadas en sendos comunicados, en torno a temas como el bloqueo estadunidense a Cuba y la soberanía de Argentina sobre las islas Malvinas.
Pero acaso el saldo más importante de la cumbre que se desarrolló en la capital venezolana sea la propia conformación de un nuevo organismo regional sin Estados Unidos y Canadá. El hecho reviste trascendencia histórica, pues dota a las naciones situadas al sur del río Bravo de un mecanismo equitativo de cooperación, integración, resolución de conflictos y atención de problemas comunes, tareas que la Organización de Estados Americanos (OEA) no ha podido cumplir por una razón fundamental: su supeditación a los designios del Departamento de Estado de Estados Unidos y la asimetría inherente a un foro en el que coexisten el poder hegemónico estadunidense con naciones latinoamericanas que, a lo largo de su historia, han sido víctimas de toda suerte de agresiones, presiones, chantajes e injerencias políticas, económicas, militares y diplomáticas de la superpotencia.Además de ser muestra fehaciente de la proyección neocolonial de Washington en la región –o quizás precisamente por ello–, en los últimos años la OEA ha mostrado su inoperancia para contribuir al desarrollo económico, el fortalecimiento de la soberanía y la democratización de nuestros países. Un ejemplo relativamente reciente de ello es la incapacidad de esa organización para contrarrestar el golpe de Estado que tuvo lugar en Honduras a mediados del año antepasado, que se saldó en la elección de un nuevo régimen cuestionado en su legitimidad.
En contraste con esa historia de sometimiento e injerencismo, las naciones de América Latina han ido forjando por su cuenta diversas instancias multilaterales en el ámbito de la cooperación económica –la Comunidad del Caribe, el Mercosur, la Comunidad Andina, el Sistema de la Integración Centroamericana–, y en el de la gestión política y diplomática, como se demuestra con la constitución de parlamentos regionales (el Andino, el Centroamericano, el Latinoamericano), y de mecanismos de resolución de conflictos, como el Grupo Contadora y su sucesor, el Grupo de Río. El surgimiento de la Celac no es, pues, el resultado de un espíritu momentáneo, sino de un proceso de largo aliento por lograr un espacio de deliberación regional que esté mucho más cercano al principio de equidad y de democracia entre las naciones del subcontinente.
Por esas razones, aunque de momento los representantes de los 33 países que conforman el nuevo organismo no se plantean que éste sustituya a la organización hemisférica, es posible y deseable que, en la medida en que tenga éxito, la Celac termine desplazando a la entidad que encabeza José Miguel Insulza. Por lo pronto, los jefes de Estado congregados ayer y anteayer en Caracas han empezado a dar algunos pasos simbólicos en sentido contrario a la orientación histórica de la OEA, como la decisión de celebrar la cumbre de la Celac de 2014 en Cuba, nación injustamente excluida de la entidad hemisférica entre 1962 y 2009.
Desde luego, el camino es largo y es previsible que la naciente comunidad enfrente retos endógenos y exógenos importantes. Dentro de los primeros ha de destacarse la división política que enfrenta la región, la cual se expresa en gobiernos tan disímiles como los que encabezan, por ejemplo, el venezolano Hugo Chávez y colombiano Juan Manuel Santos, y que se ha agravado por los recientes giros a la derecha en Chile, Panamá, Honduras y Guatemala. A nadie es ajeno que tales diferencias se han expresado, en más de una ocasión, en disensos y confrontaciones directas entre los distintos jefes de Estado y de gobierno en la región, y es posible que ese factor gravite en forma negativa en el proceso de toma de decisiones dentro del nuevo organismo. Mucho más graves, en todo caso, son los previsibles intentos de la diplomacia estadunidense –a juzgar por los antecedentes históricos– de desvirtuar, descalificar y aun torpedear la naciente organización. Cabe esperar que los gobiernos de la región tengan la capacidad, la voluntad y la inteligencia necesarias para sortear esas dificultades y consolidar el mecanismo, porque si algo cabe lamentar de la cumbre inaugural de la Celac es que no haya tenido lugar desde hace años.
Bajo la Lupa
El politólogo ruso Igor Panarin sentencia el inicio de la rivalidad global entre EU y China
Alfredo Jalife-Rahme
Los presidentes de China, Hu Jintao, y Estados Unidos, Barack Obama, se saludan en el contexto de la cumbre del APEC, el 12 de noviembre pasado en Honolulu, HawaiFoto Reuters
Igor Panarin es un académico prospectivista y politólogo ruso, quien –de acuerdo con amigos comunes– es muy cercano al premier Vladimir Putin. Se dio a conocer en forma notable en Occidente al plantear la hipótesis de la desintegración de Estados Unidos (EU) en seis pedazos, lo cual llamó la atención incluso de The Wall Street Journal. Sus creativas tesis suelen ser muy polémicas porque perturban la ataraxia de los comunes. Hace poco adujo que detrás de la cacofonía sobre el programa nuclear de Irán se encuentra
una parte (sic) de la elite trasnacional británico-estadunidense que trata de emprender una guerra contra Irán para salvar al dólar del colapso(Tacstrat, 23/11/11).
En referencia específica a la
rivalidad globalentre EU y China publicó un artículo para Rusia Today (15/11/11), en el que considera que el foro reciente APEC en Hawai
marca el inicio de una abierta (sic) rivalidad entre las dos superpotencias.
A su juicio, la fase de conflicto de las relaciones se inició hace dos años, cuando
el Departamento de Comercio de EU decidió imponer un arancel antisubsidiario de 10.3 por ciento a 15.78 por ciento a los ductos fabricados en China, lo cual afectó sus exportaciones en 2 mil 700 millones de dólares:
La mayor sanción histórica impuesta por EU a China.
Coincide con mi tesis sobre el fracaso de un G-2 entre China y EU (Bajo la Lupa, 24/8/11):
La división de las esferas de influencia en el mundo que hubiera sustituido el Consenso de Washington por el Consenso Washington-Pekín. Rememora la preocupación del primer ministro de China sobre el destino de
sus inversiones en EU.
En 2010 las relaciones continuaron su deterioro con las
consabidas invectivas mutuas en relación con las violaciones de las reglas de la OMC, salpicadas de
acusaciones de EU contra Pekín de pisoteo a los derechos humanos, además del
debate en torno a las libertades de los portales después de que Google estaba a punto de retirarse de China.
En respuesta a la venta de armas estadunidenses por 6 mil 400 millones de dólares a Taiwán,
China suspendió el intercambio de visitas programadas con los militares de EU.
Los agravios se acumularon en forma gradual y llegaron a su culminación en la reciente cumbre del APEC en Honolulu, donde Obama, primero, exigió
el cese del robo (sic) de la propiedad intelectual estadunidense, además de la enésima exigencia para la revaluación de la divisa china y, luego, lanzó el proyecto de un
tratado de libre comercio del Pacífico, al unísono del
fortalecimiento del posicionamiento militar de EU en Asia.
Según Panarin, el tratado de marras (Trans-Pacific Partnership: TPP) ha sido coordinado con ocho países: Australia, Brunei, Chile (sic), Malasia, Nueva Zelanda, Perú (sic), Singapur y Vietnam, los cuales iniciaron charlas en 2008 y a cuyo bloque desea incorporarse Japón (¡supersic!) y se planea su concreción en 2012.
De acuerdo con información que poseo de Washington, la idea de Obama consiste en agregar también a Canadá y México (quien en la etapa aciaga de Calderón no podía faltar su legendaria hostilidad por encargo a China), lo que haría del TPP un bloque antichino de 12 países. ¿Qué tan lejos querrán ir Chile, Perú, Malasia, Brunei y Singapur en una confrontación triangulada contra China?
Por lo pronto, en Japón se debate acerbamente qué tanto el TPP es un genuino tratado comercial o una excrecencia de la confrontación de EU contra China.
Más proclive a las tesis chinas (quizá por la hermandad de los BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), Panarin muestra la buena voluntad del presidente Hu Jintao en la cumbre de Honolulu, en la que
confirmó su disposición a las reformas y mercados abiertossin dejar de
subrayar la soberanía de China como ascendente superpotencia en la economía mundial, mientras se abstuvo de pronunciarse sobre el amenazante bloque mercantil en el Pacífico auspiciado por EU.
Panarin concluye que
2012 vislumbrará el resultado de la primera fase de la rivalidad global entre dos superpotencias: una desfalleciente (EU) y una ascendente (China).
A mi juicio, el periplo estratégico de Obama en la cuenca del Pacífico (cumbres de la APEC, Asean y del Este de Asia, además de su trascendental visita a Australia para instalar una base militar de EU), denotan un apretón de tuercas militar y económico contra China con el fin de materializar un asfixiante
anilloa su alrededor.
Tampoco se pueden soslayar el despliegue de nuevas fuerzas militares de EU en Australia y Filipinas ni la intromisión de Obama en las disputas territoriales de China en el mar del sur con algunos países del bloque de 10 países del Asean.
En la cumbre APEC, en Honolulu (donde, por cierto, nació Obama), el presidente de EU, en contra de todas las reglas de cortesía del anfitrión, arremetió contra China, a quien fustigó como la causa primaria de la crisis económica en Occidente. ¿No se mordió la lengua? Obama exigió que China debe
jugar de acuerdo con las reglas. ¿Cuáles? ¿Las
reglasde quién o para quién? Obama instó insensatamente a China a revaluar su divisa entre 20 y 25 por ciento, lo cual equivaldría a su suicidio exportador.
Después de la cumbre APEC, Obama prosiguió su periplo estrangulador a Australia, donde, primero, exclamó que se equivocan quienes creen que
EU teme a Chinay, luego, anunció la instalación de una base militar en el norte del país (en las cercanías de Darwin: es decir, lo más cercano a China) con 2 mil 500 marines, submarinos, portaviones nucleares, aviones modernos y drones.
Según los estrategas de EU, la nueva base militar en Australia será inexpugnable a los misiles de China, a diferencia de las bases vulnerables en Japón, Corea y Guam.
La nueva sede se encuentra a solamente 804 kilómetros del mar del sur de China y del océano Índico (en caso de que India interactúe demasiado con los BRICS).
Un editorial del People’s Daily (16/11/11), portavoz oficial del Partido Comunista de China, advirtió que
Australia podría ser atrapada en un fuego cruzado(al pretender quedar bien con Dios y con el diablo).
El periódico Jakarta Post (18/11/11) –del país islámico más poblado del planeta y que vio crecer a Obama– remarcó que
la presencia de una base de EU justo al sur de Indonesia se encuentra demasiado cerca para estar tranquilos. Cabe señalar que Indonesia rechazó su participación en el TPP.
Los estrategas chinos se encuentran sumamente preocupados por el cerco a su país que está delineado en el reporte Alianzas asiáticas en el siglo XXI, de julio, del Project 2049 Institute –con sede en Arlington (cerca de la CIA) y vinculado a los neoconservadores– y que reclama
una versión de la OTAN (¡supersic!) en la región Asia-Pacífico para confrontar a China.
Según el reporte, las alianzas que fragua EU son imprescindibles para confrontar la
competencia geopolíticadebido a
las divergencias marcadas en los objetivos estratégicos de China y EU.
No se gestó el G-2 y ahora EU replica con un
G-0
Los Borbones se retratan con el
pufode Iñaki
Marcos Roitman Rosenmann
Familia que roba unida, permanece unida. Ya no se trata de ser republicano. Supongo que entre los partidarios de la monarquía, como forma de gobierno, habitan gentes honestas. Hoy deben estar pasando un calvario. La casa de los Borbones se antoja corrupta y falta de toda ética. Desde los enjuagues del rey Juan Carlos I, con el sha de Irán, en los años 70 pidiéndole 5 millones de dólares, y con Manuel Colón de Prado y Carvajal, amiguísimo que actuó como testaferro del monarca en negocios turbios, se han sucedido casos donde se reconoce el sello de la casa real borbónica.
Cada vez que el rey coge el teléfono para interceder, apoyando proyectos fuera de España de empresas como Endesa, Telefónica, Iberdrola, Santander o La Caixa, recibe tajada. Sin duda este ejemplo lo sigue a rajatabla su yerno Iñaki Undangarín, quien se ha revelado como un caballero en el arte fino del timo y el fraude. Ahora, podemos entender las razones por las cuales, sus altezas reales, los duques de Palma, emigran a Estados Unidos. No se trataba de aprender inglés, todos, descendientes incluidos, son duchos en el manejo de la lengua de Shakespeare. Tampoco era una medida diseñada para patrocinar la marca España. Fijar la residencia en Estados Unidos, ha tenido motivos bastardos. Era el camino más fácil para no levantar sospechas de corrupción. Mejor hacerse invisible, alejarse del escenario del delito. No ser motivo de habladurías, ni carne de cañón de la prensa amarilla y las revistas del corazón, tan dadas a destapar asuntos turbios. Quienes sabían de los negocios de los duques, les dieron un buen consejo.Lamentablemente no les ha servido de mucho. Han bastado un par de años para que salga a la luz el cobro de comisiones por más de 6 millones de euros, pagados al Instituto Nóos, cuyo estandarte, el ex jugador de balonmano Iñaki Undangarín, se había transformado en duque consorte. Le era suficiente abrir la boca y decir que estaba interesado en una concesión, un proyecto o en asesorar a tal o cual organismo oficial, para obtener el contrato sin pasar por fiscalización alguna. Su aval, el apellido, no su capacidad de trabajo. Por ser quien era, utilizó influencias y se valió de su posición para conseguir favores en forma de millones de euros. Así, vería aumentar su patrimonio personal. Los datos son claros, la Sociedad General de Autores, hoy investigada por fraude, y cuya directiva ha sido destituida, pagó 760 mil euros por gastos de gestión a la ONG presidida por Undangarín, Nóos, que debemos recordar dice en sus estatutos que es una organización sin ánimo de lucro. Igualmente, el presidente del club Villarreal entregó otros 700 mil euros; el gobierno de la Comunidad Autónoma Balear, en el mandato de Jaume Matas, le facturó por servicios la friolera de 2.3 millones de euros. Y entre 2004 y 2005, recibió fondos públicos por un total de 6 millones de euros.
En este
pufohan participado empresas como Ford, Toyota, Iberdrola, Bancaja, Volkswagen, el club Valencia y el Villarreal, además de presidentes de comunidades autónomas, políticos del Partido Popular y un amplio elenco de actores menores. Me refiero a la parafernalia que hace posible la corrupción y el traspaso de fondos. Despachos de abogados, empresas de publicidad, directores de bancos, empleados de confianza, etcétera. Nada detuvo al duque de Palma en sus ansias de amasar una buena fortuna sin gran esfuerzo. Pero no olvidemos que también su esposa, la primogénita, hoy alejada del trono por la ley sálica, también sabe el significado de recibir favores cuando se tiene un apellido real. Mientras realizaba la carrera de ciencias políticas en la Universidad Complutense, le confeccionaron un itinerario a su medida. Poca asistencia, muchos favores y un expediente inmaculado. No sólo le eligieron una tutora para la ocasión, rompiendo todos los protocolos de la decencia, además seleccionaron a los docentes. Su tutora, María del Carmen Iglesias, sería recompensada por su magnífica tarea con un título nobiliario y otorgándole un sillón en Real Academia de la Lengua. Todo un logro para un currículum académico gris y de poca monta.
La familia real no tiene empacho, goza de impunidad, inmunidad y del silencio cómplice de los medios, sobre todo cuando se trata de cubrirles las espaldas. En este sentido, la justicia no puede ser menos, condena a sus detractores y exonera a los cortesanos. Hoy, el ministerio fiscal no contempla llamar a don Iñaki Undangarín como imputado. El guión está claro, otros asumirán las culpas. Él, a pesar de todos los indicios, saldrá libre de polvo y paja. Dirá que lo engañaron, que se siente defraudado y ofrecerá disculpas. En otras palabras, para los duques de Palma el dinero, para sus testaferros la cárcel. Seguramente sus cómplices sabían el costo que suponía recibir las migajas, pero fueron felices mientras duró.
España no vive su mejor momento. Con una crisis con más de 4 millones de parados, un aumento de la desigualdad y la pobreza, que afecta a más de 8 millones de españoles, la monarquía no deja de producir escándalos financieros. Sus gastos superfluos y el despilfarro se configuran como una seña de identidad. El patrimonio nacional les permite tener empleados al margen de los presupuestos destinados a la casa real por el Parlamento. La opacidad en las cuentas es uno de los agujeros negros que presenta la monarquía. Hoy más que nunca resulta obligado pedirle cuentas y cuestionarse el mantenimiento de una institución corrupta, cuyo aporte a la democracia ha sido poco o nulo. La sociedad española, aunque sea lentamente, toma conciencia de su inutilidad en medio del siglo XXI. El movimiento por la Tercera República es muy incipiente y minoritario, aunque lentamente cobra fuerza, lo cual, al menos, es un oasis de esperanza en el medio plazo.
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