40 grandes empresas no pagan impuestos, un robo a la nación con la complicidad gubernamental
En una entrevista radiofónica y fundamentando su información en los datos duros de la Secretaría de Hacienda, del INEGI y la Bolsa de Valores, el investigador Mario Di Constanzo ha constatado que casi 40 de las más poderosas empresas, digamos mexicanas porque aquí operan y se llevan la tajada del león, no pagan impuestos ni crean empleos. En cambio desde Miguel Alemán, el fisco le quita a Pemex el 60 por ciento de sus utilidades; que durante seis años, Calderón usó para engordar la nómina de sus amigos nombrados en cargos de segundo y primer nivel en su administración. Y las poderosas empresas (Telmex, Televisa, Maseca, etcétera y cuyos nombres se guardan como secretos ultraconfidenciales), que se supone han de crear plazas de trabajo si difieren sus impuestos, no los pagan o les son condonados porque hacen donaciones fantasma. Ni han ampliado su planta laboral.
La carga fiscal la llevan los asalariados cautivos y los que cumplen con su obligación hacendaria, pagando el impuesto sobre la renta, el IETU y el IVA (que los peñistas quieren cobrar en medicinas y alimentos, lo que sería la gota que derrame el vaso lleno de malestar social). Bienes y servicios del mercado tienen impuestos que los simples mortales desembolsan, para enriquecimiento de monopolios como Bimbo, Cemex, etc. En cambio, no les perdonan un peso a los trabajadores cautivos del sistema fiscal. A los que amenazan (como los despachos de cobranzas, a los que quieren meter en cintura) y multan en caso de no reportar sus declaraciones mensuales y su corte anual, que deben pagar religiosamente.
Que los grandes empresarios no paguen impuestos conforme a sus utilidades, es un saqueo a las finanzas públicas. Un robo a la Nación, con la complicidad gubernamental. El gobierno reporta creación de plazas laborales, porque el IMSS le envía los formatos de solicitud de empleo y la institución los ingresa como nuevos empleos, en una serie de maniobras favorables a los empresarios que ahora quieren una contrarreforma laboral para tener esclavos. Quieren contratar por medio de terceros, de tal manera que (en ocho horas contratarán a ocho empleados o a cuatro, degradando el empleo), no cubrirán los mínimos de bienestar y podrán cesarlos con una simple notificación por internet.
Y el peñismo, siguiendo al calderonismo, otorgará contratos de Pemex a empresas privadas españolas, haciéndolo rehén de la privatización, y solapará que los empresarios no paguen sus impuestos ni generen plazas laborales. Que lo hagan los asalariados, las pequeñas empresas y los que trabajan por su cuenta, en una trampa para quienes venden su fuerza de trabajo y son cautivos fiscalmente. Si no se corrige esa desigualdad, favoreciendo a la oligarquía depredadora, y se suma pobreza, desempleo y “hambre y sed de justicia”, no tardará en estallar esa bomba de tiempo que le quitará la sonrisa a la élite plutocrática. La Nación ha llegado a su límite y las manifestaciones de protesta por políticas económicas y sociales, son un adelanto que, en una de esas, hacen circuito y prenderán lo que puede ser la primavera mexicana.
Álvaro Cepeda Neri - Opinión EMET
La sociedad amaestrada
Como el cuento del escritor mexicano Juan José Arreola "La mujer amaestrada" en donde el significado externo del mismo nos lleva a descorrer los velos de las relaciones que se entablan entre cada uno de los individuos y hasta instituciones de una sociedad, e incluso entre géneros de la humanidad, es que pareciera un buen título el de La sociedad amaestrada para relatar todos los sucesos y juegos de poder que se entablan entre los gobernados y los gobernantes. Círculos viciosos con leves visos de rebeldía del sometido.
En el texto del cuento referido de Arreola pueden leerse sentencias como las siguientes:
"Hoy me detuve a contemplar este curioso espectáculo: en una plaza de las afueras un saltimbanqui polvoriento exhibía una mujer amaestrada.… La cadena que iba de su mano izquierda al cuello de la mujer, no pasaba de ser un símbolo, ya que el menor esfuerzo habría bastado para romperla. Mucho más impresionante resultaba el látigo de seda floja que el saltimbanqui sacudía por los aires, orgulloso, pero sin lograr un chasquido… Un pequeño monstruo de edad indefinida completaba el elenco… Lo único que yo puedo decir con certeza es que el saltimbanqui, a juzgar por sus reacciones, se sentía orgulloso y culpable… El guardián del orden público se acercó nuevamente a hostilizar al saltimbanqui. Según él, estábamos entorpeciendo la circulación… El representante de las autoridades se fue para siempre, mediante la suscripción popular de un soborno".
Justo como describe Arreola la situación circense en plena calle y con el consentimiento de todos y el soborno y la corrupción de las autoridades, es que los mexicanos hemos permitido que nos traten con un látigo revestido de poder y hemos actuado en consecuencia, como amaestrados; entrenados para perpetrar las condiciones existentes entre quienes tienen y pueden y entre los que no tienen y no quieren.
Cuando el día lunes el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna presumió el sistema penitenciario que se erigió en estos últimos años de gobierno como uno de los mejores a nivel internacional, recordé que para esta administración es más importante dar cabida y rehabilitación a los que infringen la ley, que a quienes aspiramos a que eso no se multiplique.
También advertí cómo los programas sociales de esta administración federal –como de otras anteriores— ganaron el voto ciudadano por encima de cualquier oferta contraria partidista o de cohecho.
Tenemos que aceptar la realidad y confrontarla. Sí somos parte del sistema y lo reproducimos aunque mucho lo critiquemos y nos contrariemos. Nos han aleccionado sin duda; no obstante, aún podernos colocarnos como los domadores y no como los domados.
Claudia Rodríguez - Opinión EMET
Repugnantes los gobiernos panistas
“En su discurso inaugural de ese partido (el PAN), Manuel Gómez Morín expresó un estado de ánimo que correspondía a los móviles individuales de una generación: la repugnancia”. (“El desafío de la Derecha”: Gastón García Cantú)
A 31 días de que finalicen 12 años de gobiernos panistas, del panismo que prometía el cambio, el ánimo de millones de mexicanos, es el mismo que un día sintió el fundador del PAN, de repugnancia.
“Un sentimiento próximo a la náusea era el signo de su oposición a las instituciones” narra García Cantú, allá por los ochenta, algo que a muchos años de distancia deben sentir millones de mexicanos después de estos doce de gobiernos panistas.
Ese es el escenario con el que se encontrará Enrique Peña Nieto, cuando el próximo primero de diciembre tome las riendas del Ejecutivo Federal. Un importante sector de la sociedad está harto de la incapacidad mostrada por quienes gobernaron al país en los dos últimos sexenios.
Peña Nieto debe estar consciente de esa situación. Los mexicanos en su mayoría tienen repugnancia por los políticos que llegan al poder y luego no saben ni que hacer y lo peor, se dedican a robar y a favorecer a sus amigos.
El mexiquense tiene un gran desafío, revertir ese ánimo de los mexicanos, qué siguen viendo que quienes llegan a los máximos cargos de responsabilidad en el país, piensan más en sus bolsillos que en el pueblo al que dicen representar. No la tiene fácil.
Héctor Moctezuma - Opinión EMET
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