“El Lazca”: sin cadáver, no hay certeza
Una de las fotografías del cuerpo de "El Lazca"
dadas a conocer por Univisión.
Las acciones que ha emprendido la PGR para obtener el ADN de los padres de
Heriberto Lazcano, El Lazca, y confirmar de una vez por todas la muerte del
líder de Los Zetas no llevarán a ningún lado, coinciden especialistas. Sin
cadáver no hay prueba genética que valga, insisten. Y deslizan una hipótesis: Es
posible que el capo esté vivo, tal vez como testigo protegido en Estados Unidos,
y que su presunto fallecimiento no sea más que el montaje de un gobierno al que
le urge cerrar ese capítulo.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La reserva con que la PGR trata de hacer el análisis
comparativo entre el ADN de Heriberto Lazcano Lazcano, El Lazca, líder de Los
Zetas, y el de su padre, ha enrarecido más el caso de la presunta muerte del
capo. Expertos forenses y criminalistas afirman que mientras el cuerpo del
narcotraficante esté desaparecido no puede haber ningún cotejo de muestras
genéticas que valga.
Además esbozan la idea de que las muestras que los forenses de Coahuila
extrajeron al que suponen cadáver del líder de Los Zetas pudieron haber sido
sembradas, incluso por instrucciones del capo.
A su vez la PGR señala que los análisis genéticos del padre de El Lazca los
realizan peritos de la institución; sin embargo, trabajadores de los servicios
periciales de la procuraduría consultados por este semanario aseguran que ellos
no llevan a cabo el estudio del ADN del progenitor de Lazcano y que tampoco
tienen en su poder las muestras tomadas en Coahuila; sólo tienen el resultado de
la necropsia, fotografías del cadáver y las huellas dactilares.
“Mientras no aparezca el cuerpo, nadie en el mundo puede comprobar
científicamente que las huellas dactilares presentadas sean evidencia de que el
muerto era Lazcano. Tampoco podrán probar que fueron extraídas realmente del
cadáver exhibido. No hay forma de cotejar, aun cuando hayan exhumado los restos
del padre del narcotraficante. Si el gobierno señala lo contrario, miente”,
afirman expertos forenses que pidieron el anonimato.
El miércoles 17 en conferencia de prensa José Cuitláhuac Salinas, titular de
la ya rebautizada Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia
Organizada (SEIDO), informó que fue imposible localizar a los hermanos del
narcotraficante para extraerles muestras de ADN, por lo que la Procuraduría
General de la República (PGR) solicitó la exhumación de los restos de los padres
de Lazcano Lazcano, sepultados en el panteón de El Tezontle, Hidalgo.
“No es él”
El gobierno de Coahuila dijo que envió a la PGR el expediente del deceso de
Lazcano, con huellas de tres de sus dedos y fotografías del cadáver. Para el
gobierno federal esto fue prueba suficiente para determinar que el fallecido era
el líder zeta.
Sin embargo las fotografías del cuerpo presentado por las autoridades fueron
contrastadas con el informe de heridas que aparece en el dictamen de la
necropsia. Los resultados sembraron dudas entre los expertos en criminalística.
Los peritos también realizaron un análisis facial empleando las imágenes del
rostro del cadáver comparadas con fotos del narco en vida. Concluyeron que el
sujeto muerto que las autoridades exhibieron como El Lazca en realidad no es él
(Proceso 1876).
“Lazcano pudo haber hecho un convenio para entrar en el programa de testigos
protegidos de Estados Unidos. ¿De qué sirven las evidencias si existe la duda de
que fueron plantadas o suplantadas? El propio Lazcano pudo haber dado todos los
elementos: sus huellas, su sangre, su ADN. Por eso la única prueba fidedigna que
se tendría es el cadáver y éste no aparece”, explica un perito en criminalística
y ciencias forenses quien pide la reserva de su nombre.
–El subprocurador Salinas habla de que fueron dos las huellas de los dedos
recibidas –se le señala.
–Las que sean. Insisto, el mismo Lazcano las pudo haber otorgado. ¿A quién le
consta que a ese cadáver se le hayan hecho las pruebas y se le hayan tomado los
fluidos corporales que dicen tener?
–¿Y si el cadáver nunca aparece?
–Científicamente nunca podremos fincar que el muerto que nos presentaron
fuera realmente el señor Lazcano y que los datos que tuvo Coahuila y ahora la
PGR provienen de ese cadáver. Es imposible tener pruebas de un cadáver que fue
hurtado. Ningún científico del mundo podría realizar un cotejo porque no existe
el cadáver que permita confirmar los datos. La ciencia es clara: tiene que haber
un cruce. Todos los experimentos que se realicen se podrán comprobar por otros
científicos y si dan el mismo resultado, los datos se consideran positivos.
“Y en este caso sólo existe el testimonio de los forenses de Coahuila.
Tendría que existir un segundo equipo que evalúe. En este caso serían los
expertos de la PGR. Ellos deberán tener en su poder las evidencias pero aun así
no cuentan con elementos para comparar porque no tienen el cadáver”, puntualiza
el perito.
“Si los forenses de la PGR tuvieran las evidencias podrían realizar todos los
procesos de identificación pertinentes. Pero sin el cuerpo es imposible. Si
usted me lleva una muestra de ADN tenemos que verificar de dónde la obtuvo, no
nada más es llenar y llevar un botecito. Debe acompañarlo una cadena de
custodia.”
Precisa que debe incluirse el parte informativo sobre la recolección de
indicios biológicos –sangre, fluidos, pelo–; huellas digitales completas, no de
un dedo ni de dos sino de los 10; huellas de las palmas y los dorsos de las
manos y todas las fotografías tomadas al cadáver.
“De entrada, fue un excesivo mal manejo de la evidencia, de los indicios. Si
sale positivo el cotejo de las muestras de ADN, ¿cómo van a fundamentar
científicamente ese cotejo? Es imposible porque no se tiene el cadáver”,
reitera.
–¿Qué es lo que más probablemente sucedió?
–Si no tenemos los indicios completos caemos en la especulación, incluso, de
creer que Heriberto Lazcano podría ser ahora un testigo protegido.
Exhumación
A las siete de la mañana del pasado lunes 22 un equipo forense de la PGR fue
al panteón ejidal San Francisco en la colonia El Tezontle, en Pachuca,
Hidalgo.
Según la procuraduría los restos del padre del capo –del que sólo dieron los
apellidos: Lazcano Bautista– se exhumaron de una tumba que ni siquiera tenía
lápida, y no del ostentoso mausoleo que El Lazca mandó construir para él mismo
en ese panteón, donde ya está enterrada su madre.
Tras siete horas de trabajo los especialistas en medicina forense obtuvieron
muestras de cabello, dentadura y restos óseos del padre de El Lazca con el fin
de extraer la huella genética.
–¿A dónde conduce que la PGR haya exhumado el cadáver del padre de
Lazcano?
–Las autoridades van a decir que el ADN así obtenido coincide con las
muestras que tiene. Dan carpetazo al caso y se acabó. Por eso quieren cerrar el
círculo. Pero sin cuerpo es imposible. Tenemos evidencias sin peso científico.
Al rato sale un certificado de defunción… sabemos que el gobierno mexicano hace
esto y más.
El gobierno quiere convencer de que el sujeto abatido por la Marina el
domingo 7 es El Lazca y con ello poner fin a la polémica que empezó con el robo
del cuerpo y la confusión generada por la diferencia de estaturas entre el
cadáver y los datos del capo que tenían registrados las autoridades.
Según los especialistas consultados por Proceso, la insistencia de que se
agote el protocolo de identificación sólo obedece a la urgencia que el gobierno
mexicano tiene por declarar jurídicamente muerto a Lazcano.
Manejo mañoso
Un abogado penalista –consultado por este semanario y quien pidió no revelar
su nombre– que durante años se ha desempeñado como Ministerio Público y perito
forense, asegura que las autoridades de Coahuila y del gobierno federal han
manejado mañosamente la muerte y la identificación de Lazcano:
“Las huellas dactilares se toman de todos los dedos de las manos, incluso de
la palma completa. ¿Sabes por qué no lo hicieron así? Porque seguramente eran
las únicas (huellas) que las autoridades tenían de Lazcano. Los forenses de
Coahuila no tenían razón para tomar sólo dos o tres huellas, máxime cuando se
trata de un cadáver sin identificar. Si no tiene dedos sería una justificación,
pero el cadáver que nos mostraron en la foto sí los tenía. Eso demuestra que
existe una situación amañada.”
Explica que cuando el Ministerio Público (MP) llega al lugar llama a
criminalística y fotografía para que en el sitio fijen fotográficamente la
posición del cuerpo y determinen si ésta fue la anterior inmediata a la muerte o
si hay indicios de lucha o forcejeo. Pero el cadáver que vimos seguro estuvo
manipulado. Así no quedó. Así lo dejaron. Porque si le hubiesen disparado con el
arma de grueso calibre como dijeron, tendría destruida la cabeza. A menos que el
que vimos no sea el cuerpo de Lazcano.
Añade que en cuestión forense y legal se manejan los términos dubitados, que
son los elementos cuestionables, e indubitados, los que no son debatidos. Las
autoridades deberían tener el cadáver para, sobre éste, determinar si
efectivamente esos son los elementos indubitados, de los que no exista duda
sobre su origen. El problema es que los elementos de cotejo no pueden compararse
porque no tienen el cuerpo. Esto, asegura, no es jurídica ni científicamente
válido.
“Éste es un delito del fuero federal y el MP de Coahuila era incompetente
para conocer del asunto. Si tenía el tipo de armas que dicen que se le
encontraron, había altas probabilidades –así lo dijo la Secretaría de Marina– de
que fuera él. ¿Por qué no lo resguardaron? No le quitaron piel, una uña y la
congelaron. No hay ningún elemento fehaciente de cotejo.”
–¿Coahuila debió turnar esas pruebas al Servicio Médico Forense de la
PGR?
–Sí, pero desde el inicio, porque los que dan muerte al señor son los
marinos, y en el evento encuentran granadas, lanzacohetes y armas largas. Este
tipo de delito es del orden federal. Ellos lo saben bien porque toman un curso
específico sobre la Ley de Armas de Fuego y Explosivos. Por lo tanto estaban
conscientes de que era un delito del orden federal y su obligación primaria era
remitir los cuerpos a la PGR y decirle al MP: “Mira, este sujeto no sé quién sea
pero traía este arsenal”. Automáticamente se los recibe.
“¡Pero no! ¡Lo dejaron al estado y éste lo recibió aunque sabía que no era de
su competencia! Lo que pasa es que ya venían con la intención de manipular el
cadáver, porque no es lógico que digan: ‘No sé quién es pero ahí te lo dejo’. Y
segundo, porque por el tipo de armamento que traía no era cualquier matón y
nunca tomaron precauciones para prevenir una eventualidad. Hay responsabilidad
de ambas instancias, la federal por dejarlo y la estatal por aceptar el
cuerpo.”
–¿Si usted tuviera que demostrar jurídicamente que las muestras que tiene la
PGR no son realmente de El Lazca, lo podría demostrar?
–Sí, porque la Constitución, en el artículo 19, cuarto párrafo, dice que para
ejercitar acción penal de un asunto se requieren dos cosas: el cuerpo del delito
y acreditar la probable responsabilidad. En este caso tenemos a un sujeto
privado de la vida así como armas de fuego. Este es el cuerpo del delito. El
problema, es que ya no existe. Se lo robaron. Desapareció.
–¿Aunque se haya exhumado al progenitor de Lazcano?
–Sólo quieren cuadrar su versión de que Lazcano está muerto. Con la
exhumación pretenden convencer a la opinión pública al decirle a la gente:
“Extrajimos los cadáveres, obtuvimos las muestras de ADN, las cotejamos con las
evidencias obtenidas en Coahuila y sí corresponden con las que extrajimos del
padre”.
El abogado es contundente: “Esto no sirve porque no existe el cuerpo que nos
permita comprobar que es él. Sólo tenemos evidencias que no sabemos si en
realidad se obtuvieron del cadáver que nos mostraron. Quieren partir de la buena
fe. Pero no hay forma de que jurídica y científicamente sea creíble. Sin cadáver
es imposible”.
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