¿Condenados a vivir en un subdesarrollo imposible de superar?
En el Senado fue aprobada en lo general la reforma laboral, aun cuando en la Cámara de Diputados deberán ser debatidos los ocho artículos que, previamente, la comisión de trabajo con mayoría priísta había desechado en materia de transparencia y democracia sindical, mismos que fueron incluidos nuevamente gracias a la votación a favor de PRD, PT, Movimiento Ciudadano y PAN. Con todo, se da un paso en firme para que la de por sí lamentable precarización laboral, se incremente y agudice las dramáticas condiciones en que sobreviven cada vez más hogares en México.
En caso de promulgarse, el futuro de los mexicanos será más incierto al fortalecerse una realidad muy negativa para el país; así, los pretendidos beneficios de tal modificación laboral se nulificarían en un plazo corto. El déficit social que se viene acarreando desde hace más de tres décadas se habrá de agravar, poniendo en riesgo la gobernabilidad, pues la lucha por un empleo remunerado sería más brutal, mientras más hogares se irían desbaratando, por las dificultades del padre y la madre para solventar los gastos familiares y verse obligados a dejar en un mayor abandono a sus hijos.
El Banco Mundial (BM) acaba de informar que por la crisis de 2008-2009, México acrecentó problemas que afectan directamente a los hogares. El acceso a un empleo afectó a 30 por ciento de la población y el acceso a servicios de salud a 20 por ciento, área en la que serán necesarios 100 años para abatir el déficit actual. Esto lo afirma la institución responsable de vigilar el cumplimiento de la estrategia económica implantada hace tres décadas en el país.
No reconoce el fracaso del modelo y echa la culpa a una crisis que fue propiciada por su misma estrategia. No es fortuito que los países que mejores resultados han tenido en sus políticas de desarrollo, como Brasil, China, Corea del Sur, Argentina y Venezuela, entre otros, se caractericen por su rechazo a la imposición de las políticas emanadas de los centros de poder trasnacional. En cambio, México ha cumplido puntualmente las instrucciones de aquellos, con las terribles consecuencias que estamos viviendo, y que seguirán agravándose.
La urgencia de revertir las prioridades del desarrollo nacional lo evidencian las estratosféricas ganancias de los bancos que operan en nuestro país, sin parangón en ninguna otra parte del mundo. La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), acaba de informar que este año las utilidades netas de los bancos, hasta el mes de agosto, llegaron a 58 mil 420 millones de pesos. En los dos últimos sexenios, los del PAN en Los Pinos, ascendieron a 585 mil 135.2 millones de pesos, que equivalen a la suma de 45 mil 360 millones de dólares.
Los bancos que concentran los mayores montos de ganancias son BBVA Bancomer, Banamex y Santander, los cuales captan 61 de cada 100 pesos. Lamentablemente, la mayor parte de ese dinero se canaliza a las casas matrices, en España y Nueva York, motivo de la escasez de crédito bancario en México, particularmente para actividades productivas. Tal situación desventajosa agrava la pobreza en que subsisten cada vez más familias mexicanas. De seguir así estamos condenados a vivir en un subdesarrollo imposible de superar.
Tan ominosos escenarios se podrán agravar, seguramente, de mantenerse la actitud servil del Ejecutivo con la oligarquía, de lo que dio amplias muestras Felipe Calderón, quien siguió los pasos de sus antecesores pero agravándolos con su desafortunada “guerra” contra el crimen organizado, que no sólo produjo un número indeterminado de muertos que rebasa los cien mil, sino que aceleró el crecimiento exponencial de la tortura, como acaba de señalarlo el tercer visitador general de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Andrés Aguirre.
Su afirmación fue tajante: “Hay un crecimiento exponencial de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes, además de detenciones ilegales, desapariciones forzadas y violencia contra las mujeres, debido a los efectos de las políticas del gobierno en materia de seguridad pública”. Sin embargo, Calderón sigue vanagloriándose de su “guerra”, con la que según él se derrotó al crimen organizado, aunque la realidad nos muestra todo lo contrario: seis años después está más fortalecido, mejor organizado y con mayor capacidad estratégica.
No obstante tal realidad, en vez de corregir las causas estructurales de la violencia y la inestabilidad social, el grupo en el poder sigue entregado a los intereses oligárquicos de las menos de cincuenta familias que quieren convertir a México en su feudo particular. Prueba de ello es su terquedad en que se aprueben las famosas “reformas estructurales” que sólo a ellos beneficiarían, junto con sus socios extranjeros, sin tomar en cuenta para nada que más de la mitad de la población del país sobrevive en condiciones de pobreza y marginación. Por mucho menos, en la eurozona están que trinan contra el neoliberalismo.
Guillermo Fabela - Opinión EMET
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