Entra en funciones el aparato represor de Peña Nieto
Aun cuando al menos medio país es un polvorín a punto de estallar, Enrique Peña Nieto asegura que “la imagen y la proyección que hoy se da en el exterior es quizá peor de la que realmente se vive”, o sea que al igual que Felipe Calderón, considera que la violencia brutal que caracteriza a vastas regiones, no es más que una “mera percepción”. Tal actitud es comprensible, pues en su afán de hacer negocios con inversionistas extranjeros, no tienen empacho uno y otro en tratar de engañar a los posibles socios, quienes por su parte deben conocer la realidad nacional mejor de lo que se supone, por el atractivo que representa una nación con importantes recursos que son ofrecidos en barata por el grupo en el poder.
Posiblemente lo más interesante del encuentro de Peña Nieto con los dirigentes políticos de Alemania, España, Gran Bretaña y Francia, no lo habremos de saber los ciudadanos comunes, porque no se informa a los medios. No conoceremos los compromisos firmes para garantizar que las inversiones y negocios que se lleven a cabo, estarán exentos de riesgos ante la inseguridad prevaleciente en buena parte de México. Esto significa que se habrán de aceptar compromisos incluso más lesivos a la sociedad nacional, como asegurar el uso de la fuerza para contener las presiones sociales, y aumentar aún más los costos políticos derivados del favoritismo a los inversionistas extranjeros.
La oligarquía y la clase política a su servicio, no quieren entender que ya se estiró demasiado la cuerda que sujeta el cuello de la población mayoritaria. De ahí que van a seguir apretándola, al fin y al cabo no es más que mera “percepción”, la dramática realidad que se está viviendo en medio país. Es tal la ceguera y falta de cordura del grupo en el poder, que tiene la desfachatez de imponer una “reforma curricular” a las escuelas normales de Michoacán, estado donde la violencia ha sido por demás brutal. Si tuviera sentido dicha reforma, la oposición de los estudiantes estaría mal, pero el caso es que no lo tiene, pues resulta un absurdo pretender que estudiantes de zonas indígenas donde apenas se habla español, se les quiera imponer el aprendizaje forzoso del inglés y del uso de computadoras.
De ahí lo justificado del rechazo de los normalistas de Cherán, Tiripetío y Arteaga a semejante proposición tan fuera de lugar y de momento. Tal pareciera que se hizo a propósito para provocar a los estudiantes y se manifestaran como lo han estado haciendo, a efecto de forzar al gobierno estatal a reprimir a los “revoltosos”, como en efecto sucedió. El hecho preocupante es que a la cruenta violencia por la “guerra” contra la delincuencia organizada, se suman las protestas sociales, como es previsible que suceda en caso de que se aprobara la criminal reforma laboral tal como la quieren los empresarios, el PRI y las dirigencias del sindicalismo corporativo.
Entonces veríamos entrar en funciones al aparato represor del “gobierno” encabezado por Peña Nieto, sin que importaran las consecuencias, pues seguramente se tiene contemplado este recurso como parte de las acciones encaminadas a tomar las riendas del Estado, con la firmeza necesaria para dar confianza a los inversionistas extranjeros y sus socios internos. De ahí que no sea descabellado el surgimiento de situaciones que sólo podrían ser vistas como trampas, preparadas para que las fuerzas democráticas caigan en ellas y sean más fácilmente combatidas.
Tal estrategia es factible, teniendo en cuenta que la oligarquía al servicio de fuertes intereses trasnacionales, está decidida a lo que sea con tal de afianzar sus privilegios, a sabiendas de que son inmejorables las condiciones internacionales de apoyo a sus designios. Por eso mismo será fundamental estar atentos a no caer en las tácticas de provocación, como la que viven en estos días los estudiantes normalistas de Michoacán. Tales provocaciones deben ser parte de la estrategia general encaminada a crear condiciones políticas y sociales que permitan a la oligarquía seguir adelante en sus planes de apropiación de bienes nacionales, pues si no es ahora quizá después sea más difícil lograrlo, como seguramente deben estar pensando.
Al fin que México ya está literalmente hipotecado, con una deuda externa impagable, no porque no se tengan recursos para pagarla, sino porque los acreedores de nuestro país no tienen interés en finiquitarla, pues el negocio está en los intereses usurarios que deben pagarse puntualmente. En consecuencia, la clase gobernante lo único que hace es tratar de sacar el mayor provecho a esta situación, con fines estrictamente particulares. Si tal realidad provoca problemas sociales graves, eso les tiene sin cuidado. Al fin que para enfrentarlos se cuenta ahora con fuerzas armadas bien equipadas y que han estado perdiendo su raigambre popular.
Guillermo Fabela - Opinión EMET
Más le vale a Peña Nieto respetar las libertades
Con grandiosos acontecimientos de dimensión universal, como las Revoluciones de 1810, 1854 y 1910 (nos falta la del 2010 que, al parecer, sólo se ha pospuesto), el parteaguas de más reciente celebración es el estallido de 1968, cuando vanguardias estudiantiles, sobre todo de la UNAM y el Politécnico, arrastraron a unos dos millones de mexicanos que se enfrentaron al sangriento autoritarismo del cruel Díaz Ordaz, quien tuvo su imitador en Salinas de Gortari y su repetidor en Calderón, y fijaron el límite al abuso del poder presidencial.
Este octubre se cumplieron 44 años de cuando en la plaza de Tlatelolco, ese díazordacismo-priísta, arremetió contra quienes protestaban por la brutalidad policiaca. Y en la Plaza de la Constitución, cuando las juventudes del PRI, al mando de Jesús Salazar Toledano, dizque organizaban un desagravio a la Bandera, los tanques se fueron encima de quienes estaban ahí y desde los balcones del Palacio Nacional, de la Suprema Corte y de la administración defeña, los empleados aventaban monedas y piedras a los soldados que agredían al pueblo.
Este 2 de octubre en la Ciudad de México, unos 50 mil estudiantes, profesores y ciudadanos se citaron en la Plaza de la Constitución para el “¡2 de octubre no se olvida!”. Incluso se izó la Bandera a media asta, en señal de luto por los caídos y encarcelados, que lucharon por rescatar la vigencia de las libertades constitucionales. Destacaron los jóvenes del movimiento #YoSoy132, recogiendo la antorcha del 68 como nuevas vanguardias para frenar los abusos que en doce años resucitó el autoritarismo panista con el agravante de la guerra que arroja más de 100 mil homicidios. Y miles de víctimas más.
Pero el oportunismo y la traición política no cesan en las élites que gobiernan. Así que el presumido presidente electo, para quedar bien con el movimiento estudiantil, declaró que será respetuoso de las libertades y derechos de los mexicanos. Faltaba más. Y más le vale a Peña y su antiguo PRI someterse al imperio constitucional. Y digo antiguo porque existe un ala que propone su modernización, impulsando la Reforma Política (saboteada por las huestes peñistas en la pasada Legislatura) que busca cercenar a la actual Presidencia, para mayor democracia y republicanismo; separando al Jefe de Estado del Jefe de Gobierno y transformando a las dos cámaras del Congreso en un auténtico Parlamento para tener una Presidencia de la República semiparlamentaria.
Más le vale a ese peñismo, aunque ya se nota que quiere una presidencia al estilo autoritario de Álvaro Obregón en los últimos dos años de su cuatrienio, con otro signo de autoritarismo al usar la palabra “adelante” que utilizó Echeverría, el autor de la masacre del 2 de junio. Que Peña quiera hacer caravanas con el sombrero de respetar libertades (lo que es su obligación), para ver si penetra al movimiento #YoSoy132, es oportunismo. Pero ha empeñado su palabra y esperemos que cuando se instale en Los Pinos sepa ganarse la Presidencia que obtuvo a la mala, legitimando el cargo al ejercerlo democrática, republicana y constitucional. Y sin Atencos.
Álvaro Cepeda Neri - Opinión EMET
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