Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 14 de octubre de 2012

Algunas enseñanzas de la victoria en Venezuela- Milton perverso y la España laberinto- BAJO LA LUPA

Algunas enseñanzas de la victoria en Venezuela
Guillermo Almeyra
El pueblo venezolano no se dejó engañar y votó por la preservación de sus grandes conquistas y por el futuro contra la vuelta al pasado que le presentaban como renovación. Chávez ganó en efecto por una diferencia de 11 puntos. Aunque logró 55.25 por ciento de los sufragios –no el 70 que presentaba como objetivo–, y tuvo 8.1 millones de votos –no 10 como proclamaba–, la diferencia es grande ya que consiguió casi un millón y medio de votos más que sus adversarios del frente derechista, el MUD, los cuales lograron 6.3 millones de sufragios. En una elección en la que participó nada menos que 81.4 por ciento del electorado, aumentó ligeramente sus votos de 2006 (entonces había logrado 7.3 millones), pero la oposición ganó, con respecto a los poco más de 4 millones en esa fecha, 2.1 millones de votos más, que consiguió sustraer en parte a la abstención y en parte al mismo chavismo.
 
Los hechos son duros y tozudos y quien no puede preverlos tampoco puede prepararse para lo que viene. Quien razona no tiene fe, decía San Agustín, que de fe entendía. Ergo, quien tiene fe no razona y no es capaz de separar la voluntad ardiente de impulsar el proceso revolucionario democrático en Venezuela –que es una parte importantísima de la relación de fuerzas actual en América Latina– del análisis frío de los problemas que enfrenta ese proceso. El fideísta busca líderes, santos, certidumbres, y todo lo que sea pensamiento crítico o que suene a un sí pero de izquierda le parece que ayuda al imperialismo. No sabe que la verdad es revolucionaria y acusa de saboteador, escéptico y agente del enemigo a quien le muestra que el camino que está siguiendo puede conducir a un barranco. De ese modo el acrítico ciego de fe fomenta el conservadurismo y el burocratismo –o sea, precisamente lo que debilita a los movimientos que dependen de líderes– y traba la toma de conciencia de los trabajadores, que son la principal base de apoyo y la garantía tanto de esos líderes como de los movimientos sociales. Quienes confunden la política con la fe religiosa o la pasión del hincha de futbol no ayudan en nada al líder que apoyan ni al proceso que dicen servir. Son más papistas que el Papa. Chávez, en efecto, acaba de corregir el tiro, vio que no toda la media Venezuela opositora es contrarrevolucionaria y proimperialista y se dio cuenta de que debe recuperar los votos populares perdidos, y por eso como primera medida después de su triunfo ofreció una política de inclusión.

Estas elecciones fueron atípicas, porque en realidad fueron un plebiscito por Chávez o contra Chávez, en el que pesó también el reconocimiento a un luchador que, a pesar de su grave enfermedad, peleó con todas sus fuerzas por preservar lo conquistado.

Aunque Chávez hizo una elección de aparato, sin buscar hacer razonar y menos aún organizar a sus bases, en este caso no se votaba por un partido sino a favor o contra un hombre que, para todos, incluso sus adversarios, se identificaba con un proceso que eliminó el analfabetismo, redujo a la mitad la miseria y la pobreza, dio servicios esenciales y dignidad a los más pobres y puso a Venezuela en primera fila entre los países de América Latina. Aunque Hugo Chávez toma como ejemplos a Perón o al kirchnerismo, todos ven que, a diferencia del primero, que era un hombre de derecha, rodeado de reaccionarios, amigo de todos los dictadores de su tiempo, un militar que huyó en 1955 para no depender de los obreros, a quienes se negó a armar contra los golpistas ya vencidos, y un hombre que patrocinó los asesinatos de las bandas paraestatales de la Alianza Anticomunista Argentina, y a diferencia del kirchnerismo, nacido del riñón del menemismo y del duhaldismo y dedicado a preservar las ganancias de los capitalistas y el sistema mismo, Chávez es un hombre valiente, que se juega la vida por la Venezuela plebeya, sin buscar beneficios personales, y aunque su política preserva el capitalismo, él no es procapitalista. El pueblo venezolano lo percibe y premia.
 
Pero en las elecciones del 16 de diciembre no se votará por Chávez sino que se elegirán gobernadores. Pero los candidatos chavistas no fueron escogidos por el pueblo y no tienen la autoridad y el prestigio del comandante. Por eso, si éste no modifica su política y da campo libre a la participación de las bases y a la libre elección de representantes, existe el peligro de que la oposición, que ya controla gobernaciones importantes, logre más posiciones, porque el reflejo de autodefensa que el domingo condujo a una votación masiva ya no tendrá la misma fuerza, y una abstención o dispersión de votos en las filas bolivarianas podría ayudar a la oposición derechista unida, sobre todo si ésta mantiene su táctica y se esfuerza por ocultar su mal velado gorilismo.
 
Chávez tiene un proyecto nacionalista y democrático, necesario pero no suficiente, pero no un proyecto socialista. Venezuela depende más que nunca del petróleo y del mercado de Estados Unidos. La tan odiada corrupción tiene su base en el mantenimiento del rentismo petrolero y en el burocratismo de buena parte del aparato estatal de un país capitalista dependiente. El paternalismo asfixia los organismos de masas y los somete a dicho aparato, castrándolos. Chávez no sólo no crea las condiciones para formar sus sucesores de aquí al 2019 o antes mismo: impide también fundamentalmente, con su confusión ideológica que mezcla a Marx con Jesús y con Perón y mediante la centralización del poder, el avance político, la autogestión y la autorganización de sus bases de apoyo –sus verdaderos sucesores–, que son la garantía de la continuación del proceso revolucionario. Eso es lo que hay que empezar a corregir urgentemente de aquí a diciembre. Para eso es indispensable el aporte de la discusión abierta y franca de quienes son amigos de la revolución.
 
Milton perverso y la España laberinto
Ángel Luis Lara
La mezclasevera de recortes en el sector público, congelación salarial y subida de impuestos que el señor Rajoy anunció la semana pasada va a empeorar la situación política y económica de España. Lo dijo The New York Times en su editorial del primero de octubre de 2012. Milton Friedman no pudo leer el periódico aquel día: había muerto seis años antes. Una auténtica lástima.
 
El bueno de Milton vivió obsesionado con lo que los economistas denominan incentivos perversos: políticas de supuesto estímulo que generan el efecto contrario al deseado.

Desde su despacho de la Universidad de Chicago, Friedman pasó décadas sembrando la idea de que las políticas de bienestar social y de reparto de la riqueza eran profundamente perversas. Su doctrina terminó por imponerse a partir de los años ochenta. Años antes había servido para justificar dictaduras sangrientas en el cono sur latinoamericano.

Como se deduce del editorial de The New York Times, España constituye hoy el analizador perfecto de la abismal distancia existente entre la realidad y los postulados de Friedman.

Milton no fue más que un ideólogo. Pese a que Baudrillard y Eco acertaron al situar en Estados Unidos el origen de la hiperrealidad, erraron en la localización de su epicentro: no se encontraba en Las Vegas o Disney World, sino que estaba en la Universidad de Chicago.

Por hiperrealidad se entiende una falsedad auténtica (Eco) o la simulación de algo que en realidad nunca existió (Baudrillard). El neoliberalismo ha resultado ser la mayor máquina de producción de hiperrealidad que jamás se haya inventado. Lejos de corregir las fallas del sistema, ha desatado la que va camino de convertirse en la crisis más profunda de su historia.
 
Friedman no sólo fue un ideólogo, también ha sido el mayor de los incentivos perversos. Las políticas neoliberales de austeridad impuestas en España y en el conjunto de Europa no hacen más que ahondar dramáticamente en la perversidad: producen lo contrario de lo que supuestamente persiguen.
 
Lo verdaderamente alucinante es que las élites españolas y europeas están imponiendo como medicina exactamente las mismas políticas que han generado la enfermedad. El monstruo en su laberinto y el tonto en su lío, que decía José Bergamín.
 
Esta vez el Minotauro se ha construido su propio laberinto. El problema es que todos estamos dentro y Teseo no va a venir a salvarnos. Sólo de las plazas puede nacer la salida. No queremos cambiar el mundo, basta con hacerlo de nuevo, decían los zapatistas hace unos años.
 
En España, la gente de a pie ha comenzado a sintetizar la frase en dos palabras: proceso constituyente. No una refundación de lo pasado, sino un movimiento hacia el ser por venir. La necesidad de algo nuevo. El deseo de otra cosa. Todo lo demás es hiperrealidad y laberinto.
 
Bajo la Lupa
El neoliberalismo financierista anglosajón arremete contra los BRICS
Alfredo Jalife-Rahme
Foto
Costureras laboran en una fábrica en los suburbios de Hyderabad, India, el viernes pasado. La producción industrial del país creció 2.7 por ciento en agosto
Foto Ap
 
Ha sido la tónica en fechas recientes la campaña de corte goebbeliano que han desatado los multimedia financieristas anglosajones, en particular la revista The Economist y The Financial Times (FT), contra los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
 
Gideon Rachman, uno de los internacionalistas del FT, muy cercano a Israel, los patea en el aire y sentencia que se encuentran en severos problemas (11/10/12). Comienza con la división convencional de las mayores economías del mundo en dos grupos básicos (jugando con las palabras en inglés): los BRICS y los enfermos (Sicks), es decir, Estados Unidos (EU) y la Unión Europea (UE).
 
Se mofa del concepto de desacoplamiento (decoupling) que versa(ba) sobre el diferente camino que supuestamente habrían tomado los BRICS ante el desmoronamiento económico y financiero en ambos lados del Atlántico norte.
 
Juzga en forma incorrecta que el desacoplamiento quedó hecho añicos con la severa crisis de EU y la UE que los ha contagiado. Aquí podríamos pasarnos horas discutiendo, ya que una cosa es la afectación innegable de la crisis financiero/económica que inició en EU el 15 de septiembre de 2008, y otra es la flagrante indefinición de sus parámetros de medición muy etéreos que se basan en la comparación del PIB, lo cual, justamente derrumban sus asertos tanto en el seno de los BRICS como de éstos frente a la dupla EU/UE.
 
En el seno de los BRICS el crecimiento del PIB de China e India a 2011 (CIA world factbook) superan a los tres restantes del bloque pentapartita, lo cual exhibe un desacoplamiento interno que va desde el 8 por ciento de China hasta el 2 por ciento de Brasil (el menor) que cita Rachman. Hace trampa al ignorar el desacoplamiento de los BRICS con la dupla EU/UE (omite mañosamente las cifras) –estos dos últimos respectivamente de un mediocre 1.7 por ciento y 1.6 por ciento: es decir, menores que Brasil.
 
El promedio del crecimiento hasta 2011 de EU/UE es de 1.65 por ciento frente a 4.7 por ciento promedio de los BRICS, sin contar a Rusia y a Sudáfrica, cuyos datos oculta y que hasta 2011 fueron de 4.3 y 3.1 por ciento respectivamente. El promedio de los BRICS es más del doble que la dupla EU/UE, lo cual exhibe un desacoplamiento.
 
Rachman comenta teológicamente que el bloque pentapartita ostenta una corrupción (sic) endémica que erosiona la fe en sus sistemas políticos e impone un impuesto (sic) a sus economías.
 
Como se dice en México, en materia de corrupción la dupla EU/UE no canta mal las rancheras hasta en su publicitado sistema democrático electoral cuando el mismo ex presidente Jimmy Carter acaba de fustigar que su país ostenta el sistema electoral más corrupto (sic) del mundo frente al sistema electoral más perfecto del mundo que es Venezuela”, lo cual, naturalmente, los desinformadores del modelo neoliberal latinófobo ocultan. Este segundo punto de Rachman es muy endeble para sustentar su etéreo desacoplamiento. En forma extraña, cita muy laxamente a un amigo chino y a un alto industrialista indio que no identifica –lo cual es poco profesional– para fustigar a China e India desde la imperfección británica.
 
Apunta que en China las tensiones políticas permanecen muy elevadas con el juicio a Bo Xilai y un crucial congreso del partido en puerta. Aduce que para la pasada generación, la respuesta de China a la incertidumbre política fue siempre la misma: un rápido crecimiento económico, y conjetura que su baja a 8 por ciento es signo de problemas que reflejan la caída de la demanda en Europa, mientras sus salarios crecen muy rápido, lo cual mermará su competitividad. Falso: pese a su alza, los salarios manufactureros de China siguen siendo relativamente muy bajos.
 
Especula que la desaceleración de China tiene efectos deletéreos en el restantes BRICS por ser el mayor socio comercial de Brasil, India y Sudáfrica. Utiliza la abrupta caída del crecimiento de Brasil de 7.5 por ciento (2010) a un probable 2 por ciento este año. A mi juicio, es mucho más complejo que el reduccionismo mercantilista y tiene que ver con un aspecto geopolítico y, sobre todo, geofinancierista, debido al secuestro añejo de Brasil por los especuladores israelí-anglosajones de Wall Street y la City.
 
El megaespeculador George Soros lleva un buen periodo socavando la estabilidad financiera de Brasil, cuya presidenta, Dilma Rousseff, y su ministro de Finanzas, Guido Mantega, han criticado la guerra de divisas que libra EU y que ha perjudicado las exportaciones brasileñas debido a sus aún elevadas tasas de interés y a la exagerada revaluación del real. Rousseff no pierde oportunidad en criticar que la crisis financiera global fue made in USA, y esto, naturalmente, lo soslaya la unidimensionalidad procaz de Rachman.
Mediante un vocero clandestino, Rachman manifiesta que India sufre depresión clínica y alega que durante el verano padeció la mayor interrupción eléctrica que ha sufrido el mundo y afectó a 600 millones. Esta es otra exageración, pues de las catástrofes de cualquier índole nadie se salva: ni de Katrina en EU, ni de Fukushima en Japón, y no se acabó el mundo.
 
La obsesión de Rachman, adicto al neoliberalismo, se concentra en la falta de reformas económicas que evidentemente beneficien al modelo plutocrático global.
 
Arremete contra Rusia por el retorno de Vlady Putin al poder y considera que la revolución del shale gas (gas de esquisto) en EU es potencialmente desastroso para Rusia al disminuir el precio global del gas. Abulta un reporte de su Banco Central que predice un déficit en la cuenta corriente en los próximos tres años y pasa por alto que Rusia tiene un gran margen de maniobra financiera al desplegar una de las menores deudas del mundo y escamotea su probable complementariedad geoenergética con China.
 
Sobre Sudáfrica, ex colonia británica, Rachman no pierde su atavismo colonial y considera, citando a Jim O’Neill –economista de Goldman Sachs y creador del concepto geoeconómico de los BRICS– que su economía no es lo suficientemente grande para pertenecer al bloque. De nuevo peca de reduccionismo simplón, ya que la pertenencia de Sudáfrica se debe a la conexión del eje marítimo con Brasil e India mediante el Foro IBSA. La membresía de Sudáfrica, la mayor economía de su continente, tiene más que ver con su futuro estratégico que con un vulgar mercantilismo.
 
Su conclusión es rocambolesca y no tiene más remedio que reconocer que aún existe algo peor que los BRICS: los “enfermos (Sicks)”, ya que “la mayoría (sic) de los BRICS crecerán más rápido que los enfermos (Leáse: EU/UE) por algunos (sic) años”. No especifica el número de años y admite implícitamente que seguirá existiendo desacoplamiento entre los BRICS y la dupla EU/UE, lo cual contradice todo el cuerpo de su claudicante argumentación.
 
Se sale grotescamente por la tangente y asimila que, pese a todos los horrores y fracturas de los BRICS, su mayor crecimiento significa que el movimiento del poder económico y político de Occidente al mundo emergente seguirá siendo la gran historia de nuestro tiempo, lo cual es cierto y expone la esterilidad de la diatriba simplona de GR quien acaba por desmentirse.

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