Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 16 de octubre de 2012

El cínico Premio Nobel- Henrique Capriles, la derrota del elegido- Fe de ratas

El cínico Premio Nobel
José Blanco
 
Una pequeña investigación sobre el origen, disposiciones e historia de los más famosos galardones del planeta, los premios Nobel, es posible que los degrade ante su vista; una investigación mayor quizá los degrade profundamente. La que yo he hecho es pequeña y no profunda, motivada porque, como a millones de los terrícolas, nos ha dejado estupefactos el Premio Nobel de la Paz: ¡a la Unión Europea!
 
Por supuesto, por mi formación, me interesó, cuando era estudiante, primero enterarme qué diablos premiaba el Nobel de Economía. Mi primer desencanto fue enterarme que no había sido instituido en noviembre de 1895 por Alfred Nobel para ser entregado a través de la Nobelstiftelsen (Fundación Nobel) a los ciudadanos del mundo cuya nobleza había sido volcada en algún bien de largo alcance para beneficio de la humanidad, sino hasta 1901 y por el Banco Central de Suecia desde 1969. Y la inmensa mayoría de las veces había sido entregado a pensadores de la economía de mainstream del pensamiento económico en cada ocasión casualmente favorable a los grandes intereses económicos de las grandes potencias.
 
Alfred Nobel decidió antes de morir crear la fundación citada, firmando un documento que decía lo siguiente: “Se dispondrá como sigue de todo el remanente de la fortuna realizable que deje al morir: el capital, realizado en valores seguros por mis testamentarios, constituirá un fondo cuyo interés se distribuirá anualmente como recompensa a los que, durante el año anterior, hubieran prestado a la humanidad los mayores servicios. El total se dividirá en cinco partes iguales, que se concederán: una a quien, en el ramo de las ciencias físicas, haya hecho el descubrimiento o invento más importante; otra a quien lo haya hecho en química o introducido en ella el mejor perfeccionamiento; la tercera al autor del más importante descubrimiento en fisiología o medicina; la cuarta al que haya producido la obra literaria más notable en el sentido del idealismo [whatever that means]; por último, la quinta parte a quien haya laborado más y mejor en la obra de la fraternidad de los pueblos, en favor de la supresión o reducción de los ejércitos permanentes, y en pro de la formación y propagación de congresos de la paz”.
 
No entraré en consideraciones sobre los primeros tres premios (física, química y medicina), que deben tener fantásticas historias dignas de ser conocidas, pero se sabe la cantidad de grilla internacional cuasi descarada que ha rodeado a muchísimos de los premios de literatura. Y no se diga sobre el Premio Nobel de la Paz: casi, plenamente, política pura.
 
Nobel, nació en Estocolmo, estudió en Rusia e ingeniería en Estados Unidos junto al famoso ingeniero John Ericson; su formación científica en todo lo referente a explosivos la alcanzó trabajando junto a su padre. Joven aún, Inmanuel Nobel, con toda la familia, emigró a San Petersburgo, donde fundó primero un establecimiento destinado a la fabricación de torpedos y después, sucesivamente, un astillero, una fundición de hierro y fábricas de armas, en los que laboraron intensamente, junto al progenitor, los tres hijos mayores. Alfred, que unía a su genio creador en la química, una especial habilidad para los grandes negocios, antes de cumplir treinta años, fundó por cuenta propia, en 1862, una fábrica de nitroglicerina en Estocolmo y tres años después otras dos, en Winterviken y Kummel del Elba, llegando a ser esta última una de las más importantes de Europa.
 
En 1867 Nobel acababa de descubrir la dinamita, con lo que hacía posible el uso industrial de la nitroglicerina. Multiplicó los establecimientos dedicados a esta industria, de grandes proyecciones, e introdujo el nuevo explosivo en toda Europa y en Estados Unidos. En 1873 fijó su laboratorio en Saint-Servan, cerca de París, y creó ahí la gelatina explosiva, llamada también gelatina de Nobel, una mezcla de nitroglicerina y nitrocelulosa. El espíritu pacifista del Nobel de entonces no era muy evidente. Su apodo era El rey de la dinamita, y para quien escribió su epitafio, éste había sido el significado de la vida de Alfred Nobel.
 
No, no es el fantasma de Nobel el responsable, pero con frecuencia al comité Nobel de la Paz nos defrauda, apartándose, a veces considerablemente por los dispuesto en los estatutos por su creador.
¿Qué le parece Mahatma Gandhi? No, nunca recibió el Premio Nobel de la Paz. Es seguro que muchas personas podrían hacer una larga lista de quienes no lo recibieron ateniéndonos a lo dispuesto por Nobel, y podríamos hacer también la contraria: es un individuo o grupo que haya trabajado por la fraternidad de las naciones, por la abolición de los ejércitos o por la promoción de congresos de paz, Yasser Arafat, ¡Henry Kissinger!, Anwar el Sadat, Al Gore…
 
Durante un periodo de 70 años, Alemania y Francia han combatido en tres guerras. Hoy una guerra entre ambos países es impensable. Esto demuestra cómo, por medio de esfuerzos bien intencionados y construyendo una relación de confianza mutua, los históricos enemigos se han convertido en estrechos aliados, escribió el Comité Nobel de la Paz para otorgar el Nobel de la Paz a la Unión Europea… La división entre el este y el oeste llegó a su fin, la democracia se fortaleció, muchos conflictos étnicos se han solucionado. Mientras, Bruselas, con la señora Merkel con la rienda de Bruselas en las manos, ha enriquecido como nunca a los ricos europeos y ha destripado a las mayorías de los pueblos europeos. ¡Cínica la racionalidad del Nobel!
 
Henrique Capriles, la derrota del elegido
Marcos Roitman Rosenmann
Pasadas las 10 de la noche del domingo 7 de octubre, tras los primeros resultados, con 90 por ciento del voto escrutado en Venezuela, la mentira mediática, apoyada por encuestas espurias que daban la victoria al candidato de la Mesa de Unidad Democrática, Henrique Capriles, quedaba al descubierto. Al mismo tiempo, las cámaras de televisión apostadas en el Consejo Nacional Electoral, cuyos focos provocaban ceguera se apagaron al unísono. Era la señal de la derrota. Muchos medios acreditados buscaban dar una noticia, el triunfo de Capriles. Su decepción se expresó recogiendo bártulos. Nada podía interesarles. Ni el reconocimiento internacional hacia la transparencia disipando cualquier duda sobre un posible fraude, ni la ausencia de altercados. Fue una jornada caracterizada por la paz social.
 
La batalla comunicativa de la derecha mediática mundial, elaborada durante los últimos meses de la campaña no lograba su objetivo: desestabilizar, crear confusión y avalar la tesis de un fraude. Se creyeron sus propias mentiras. Su plan B contemplaba, perder por la mínima, cuestionar el triunfo del Polo Patriótico y la victoria de Hugo Chávez. La maquinaria estaba engrasada. España, Argentina, Estados Unidos, la Unión Europea se hicieron eco de un triunfo inexistente del candidato Capriles y pasaron a la ofensiva. Pero la realidad se mostró tozuda. La distancia en votos supera el millón en favor de Chávez: 8 millones 136 mil 964 y un porcentaje de 55.15 por ciento; mientras, Capriles obtiene 44.13 por ciento, 6 millones 499 mil 575 votos. Igualmente, la participación hace historia: 15 millones, situándose en 81 por ciento del censo electoral. La decisión del pueblo venezolano de prorrogar democráticamente el mandato a su actual presidente, Hugo Chávez, es incuestionable.

Ahora, las cifras cobran relevancia política. El análisis de Capriles fue decepcionante. Su reconocimiento de la derrota estuvo lleno de resquemor. La candidatura de Capriles –sustentada a golpe de dinero, cargada de apoyo internacional de industriales, magnates y partidos políticos hermanos de todo el mundo– fracasaba. Primero Justicia, partido donde milita Capriles, recibía un varapalo, menos votos que en las primarias. La consigna, votar abajo y a la izquierda, como rezaba el eslogan de los carteles publicitarios, señalando la casilla de Primero Justicia, se trasladó a la extrema derecha, recuadro genérico donde figuraba la Mesa de Unidad Democrática (MUD). Los viejos partidos de la cuarta República, COPEI y AD, pueden renacer con la derrota electoral. Tienen organización, militancia y experiencia probada en los entresijos del poder.

Capriles perdió su oportunidad de nuclear a la oposición. Caricompunjido, envuelto en el chándal de la selección olímpica venezolana y con la mano en el corazón, se dirigió a los asistentes que aplaudían. Era su testamento político como presidenciable. La alocución estuvo llena de metáforas. Mantuvo el discurso de confrontación. Se apoyó en la idea de dos Venezuelas. Una identificada con su proyecto, y otra que tildó de oficialista y que vota otra cosa. De esa manera dejó caer que había ganado el monstruo. La Venezuela del futuro tendría que esperar. David volverá y derrotará al mal. La Venezuela del progreso triunfará. Sumaba 6 millones de votos de amor. Y en un tono mesiánico sentenció: El tiempo de Dios es perfecto; El tiempo ya llegará. Tarde o temprano obtendrán la victoria final. No hay tiempo para el desánimo. Su mensaje es claro. Él recibe los votos del amor, de la concordia y la paz. Hugo Chávez, cuyo nombre no mencionó, recibe los votos del odio, el enfrentamiento y el caos. Ocho millones de venezolanos están endemoniados, caminan erráticos. Aun así, Capriles dice que trabajará para todos los venezolanos, incluidos los oficialistas.
 
Mientras, desde el balcón del pueblo, en el palacio presidencial de Miraflores, ante miles de seguidores y tras cantar el himno nacional, Hugo Chávez felicitó al pueblo venezolano. Fue respetuoso, llamó al diálogo y el entendimiento y felicitó a la oposición por hacer público reconocimiento de la derrota y no llamar a la desestabilización. Definió, por contra, su triunfo, como la perfecta batalla democrática. Se congratuló de vivir en una Venezuela independiente y soberana. Tendió la mano sin dobleces a unos y otros. Y en medio de la noche festiva, dejó caer una frase para la reflexión. Se trata, dijo, de consolidar el socialismo democrático. Y para demostrarlo, y a pesar que en democracia suele ser costumbre que el candidato perdedor llame por teléfono dando la enhorabuena al candidato triunfante, fue Chávez quien tomo la iniciativa. Capriles no se dignó a tener ni un gesto que le dignifique en la derrota.
 
Hoy, la oposición venezolana deshoja la margarita. Capriles es pasado, no sirve a los intereses de la derecha venezolana. Su liderazgo, cuestionado desde dentro, amerita una salida sin sobresaltos. La carta a jugar ha sido nombrarlo candidato a gobernador por el estado de Miranda. Seguramente, ganará, ya no se enfrenta contra Hugo Chávez, y el voto se disgrega. El liderazgo del presidente se difumina y con ello se pierden votos. Entran en juego otros factores, propios de elecciones regionales. Seguramente, Capriles, a pesar de su juventud, acabará allí, su carrera política. La necesidad de la derecha de encontrar un nuevo liderazgo recién comienza, las elecciones de diciembre son un termómetro y habrá que estar atento a los nombres emergentes. La lucha interna será despiadada y sin cuartel. Nadie querrá perder posiciones. En esta lógica, Capriles, tiene una mínima posibilidad, en seis años, los daños colaterales le pueden devolver su aurea, pero no lo tendrá fácil. Será su peregrinar en el desierto.
 
Por otro lado, el triunfo de Hugo Chávez supone consolidar los cambios y apuntalar el camino. Las críticas sobre los comportamientos sectarios, la falta de crítica interna y el amiguismo deben ser resueltas ampliando las bases de la democracia participativa y controlando el proceso de toma de decisiones. Es hora de sumar voluntades, ganar pueblo y construir ciudadanía. Es la única manera que un triunfo electoral se transforme en un dique de contención a las prácticas desestabilizadores y el boicot interno e internacional que seguirá sufriendo la República Bolivariana de Venezuela. El futuro se encuentra en manos del pueblo venezolano, cuya opción, hoy o por hoy, se decanta por un proyecto de paz, independencia, dignidad y soberanía. En definitiva por levantar la bandera del socialismo democrático.
 
Fe de ratas
Ana de Ita
Mientras los científicos del Comité para la Investigación e Información Independiente sobre Ingeniería Genética (Criigen, por sus siglas en francés) alertan al mundo sobre los tumores, daños hepatorrenales, envejecimiento prematuro, trastornos en el sistema reproductivo y más anomalías, registrados en ratas alimentadas con maíz transgénico (Silvia Ribeiro, La Jornada, 6/10/12), Monsanto se apresura a cobrar el compromiso pactado con el presidente Felipe Calderón, de liberar la siembra de maíz transgénico en México, antes de que termine su sexenio.
 
En septiembre pasado, Monsanto solicitó los dos primeros permisos para la siembra comercial de 700 mil hectáreas de maíz en Sinaloa; unas semanas más tarde Pioneer Hi-Bred International solicitó tres permisos para la siembra comercial de 320 mil hectáreas en Tamaulipas. Los tipos de maíz transgénico que pretenden sembrar incluyen el maíz MON 603 de Monsanto, protagonista de los experimentos del doctor Seralini, del Criigen.

Usualmente en Sinaloa se siembran con maíz 300 mil hectáreas de riego, pero Monsanto solicitó que le aprueben 700 mil para este ciclo otoño-invierno. En diciembre próximo Monsanto pretende sembrar con maíz transgénico todas las hectáreas de riego existentes en Sinaloa, en los municipios de: Ahome, Angostura, Culiacán, El Fuerte, Elota, Guasave, Mocorito, Navolato, Salvador Alvarado y Sinaloa de Leyva.

En Tamaulipas, Pioneer pretende duplicar las hectáreas sembradas con maíz, utilizando transgénicos en los municipios de: Camargo, Gustavo Díaz Ordaz, Matamoros, Miguel Alemán, Reynosa, Río Bravo y Valle Hermoso.

Los agricultores de Sinaloa y Tamaulipas que producen maíz para el mercado, utilizan semillas híbridas que compran año con año a las trasnacionales productoras como Monsanto, Pioneer, Dow, mismas que producen y promueven las semillas transgénicas. Si estas empresas deciden comercializar únicamente semillas transgénicas los agricultores no tendrán opción. Además, quienes decidan no sembrar transgénicos serán contaminados por los cultivos de sus vecinos, y su maíz se mezclará en el transporte, los silos, los elevadores o los almacenes. Tal como ocurrió en Estados Unidos, será imposible segregar el maíz transgénico del convencional y toda la cosecha terminará contaminada.
 
Sinaloa es el primer productor de maíz del país, su cosecha se levanta entre junio y julio y aporta alrededor de 5 millones de toneladas que se distribuyen entre las principales ciudades para el consumo humano. Si los permisos de Monsanto se aprueban, los habitantes de las ciudades de México, Monterrey o Tijuana, por ejemplo, estarán consumiendo tortillas transgénicas a mediados del próximo año. Las tortillas por supuesto no contarán con ninguna etiqueta de advertencia que señale: comer tortillas transgénicas provoca cáncer, esterilidad, enfermedades inmunes, ni tendrán la fotografía de las ratas con tumores del tamaño de una pelota de ping-pong. Los urbanitas no tendrán opción de consumir tortillas y productos de maíz, sano, libres de transgénicos.
 
Dado que el maíz de Sinaloa llega a casi todos los rincones del país, la amenaza se extiende a las áreas rurales, donde además contaminará las razas y variedades locales dispersando los transgenes entre los maíces nativos.
 
Se calcula que en México cada persona consume un promedio de 115 kilogramos de maíz al año. El maíz proporciona cerca de la mitad de las calorías y la tercera parte de las proteínas necesarias, por lo que es el sustento fundamental de toda la población.
 
Las solicitudes de Monsanto y Pioneer, se encuentran ahora bajo consulta pública, aunque esta consulta es una ficción, pues los argumentos que ahí se vierten no son tomados en cuenta para otorgar los permisos. Ante la falta de responsabilidad de las autoridades y la ausencia de una ley de bioseguridad que realmente proteja el interés de la población, es necesario que la sociedad civil se involucre activamente en detener la siembra comercial de maíz transgénico en México.
 
Las ratas del experimento del doctor Seralini dan fe de los daños que los transgénicos ocasionan a la salud. En México, a partir de los nuevos hallazgos científicos y en concordancia con el principio de precaución, lo único sensato sería que el Estado reinstaure la moratoria a la siembra experimental y comercial de maíz transgénico, antes de que estos efectos se manifiesten en las personas y Monsanto y demás corporaciones emitan una fe de erratas en la que acepten que sus alimentos transgénicos son dañinos para la salud humana.

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