Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 18 de octubre de 2012

ASTILLERO- CFE: abusos y simulación- Comprando cuentas de vidrio

Astillero
Brincos felipistas
Abusos eléctricos
SME, triunfo legal
Los males de Vallejo
Julio Hernández López
Una de las consecuencias inmediatas del golpe felipista contra Luz y Fuerza del Centro (LFC) fue el arbitrario encarecimiento del servicio mediante una facturación adulterada por la nueva firma operadora, la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Sin mayor justificación que el descontrol que presuntamente era consustancial al cambio de administradores, los recibos de consumo comenzaron a llegar a los domicilios de los antiguos suscriptores de LFC con cobros siempre a la alza, hechos al cálculo y escandalosos en muchos casos en cuanto a su desproporción con los pagos acostumbrados.
 
Ya de salida, la administración calderonista ha dado a conocer con pretensiones optimistas un nuevo ajuste a esas tarifas manejables a contentillo pero además, en un lance que no puede escapar de la etiqueta de cínico, anuncia a los usuarios que ahorrarán un siete por ciento, es decir, unos 530 millones de pesos al mes, gracias a la eliminación de los brincos que hacían que se cobrara de más. Dicho de otra manera, el gobierno felipista reconoce que durante años ha cobrado en exceso a la clientela cautiva de la CFE (que pomposamente se hace llamar empresa de clase mundial). Cuando menos 530 millones de pesos al mes, a causa de brincos en las formas de tarifar.

¿Devolver a los quince millones de usuarios lo mal cobrado? ¿Bonificar lo sustraído a los bolsillos de la gente? ¿Castigar a quienes hubieran propiciado o permitido durante años ese saqueo hormiga? Nada de eso. Simplemente una recomposición chambona del asunto, como si un taxista informara a sus clientes que durante años ha usado un taxímetro con tarifas que permiten cobrar de más y que ahora lo ha reparado. O que dice haberlo reparado, cuando él va a dejar el negocio en manos de otros.

Los ajustes calderonistas de fin de sexenio tienen como inevitable punto de referencia el abuso desde el poder y el fracaso político. No mejoró el servicio público de suministro de energía eléctrica al liquidar a LFC y concentrar todo en la CFE. Ni más eficaz ni más barato, sino todo lo contrario. Pero Calderón se concedió el capricho de enderezar una campaña aplastante desde el gobierno federal contra el Sindicato Mexicano de Electricistas, cuyos vicios como institución y los que a título personal desplegaran algunos de sus trabajadores, no son ni mayores ni peores que los del sindicalismo que protegió y benefició Calderón a lo largo de su desgobierno, entre otros, a guisa de ejemplo, los de los petroleros y de los trabajadores de la educación.

Resulta, sin embargo, que los brincos que quiere Calderón corregir a última hora no son solamente tarifarios, sino también políticos, sociales y jurídicos. A pesar del sucio empecinamiento del entonces secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, y de su jefe colérico, el mencionado FC, y de la propaganda gubernamental que propiciaba un linchamiento contra el SME, esta organización ha sobrevivido y según el más reciente resolutivo de la justicia federal respecto a su caso, está en vías de que la CFE asuma su obligada condición de patrón sustituto luego de la liquidación de LFC, debiendo restituirlos en sus plazas laborales y debiendo pagar lo que conforme a derecho corresponda por estos años en que fueron injustamente despojados por quien con doble falsedad llegó a proponerse como presidente del empleo.
Foto
GIRA POR FRANCIA. Angélica Rivera, esposa del presidente electo, Enrique Peña, es recibida en el palacio del Elíseo, por Valérie Trierweiler, compañera del mandatario francés François Hollande
Foto Reuters
 
Múltiples maniobras provenientes de ánimos políticos envenenados están por quedar al descubierto en cuanto sus ejecutores dejen Los Pinos (aunque, por desgracia, peores augurios, con distintas siglas partidistas, se aprestan a tomar ese lugar). Una de ellas ha sido la de la supresión de LFC para dar vía libre a los grandes negocios facciosos con fibra óptica a los que el sindicalismo correspondiente a esa empresa presentaría entendibles objeciones. A pesar del gran entendimiento a título de cómplices que se va configurando entre los que se van y los que llegan, buena parte del catálogo de horrores practicados por el calderonismo está por conocerse con más detalle, aunque todo finalmente quede, en este México anestesiado, en brincos y no en justicia plena.
 
Astillas
 
El gobernador Fausto Vallejo sigue dando ejemplo de impericia peligrosa. No ha encontrado mejor manera de tratar de resolver el caso de los normalistas detenidos más que dosificando su liberación y sosteniendo su postura de bravucona defensa de un estado de derecho terriblemente mancillado en Michoacán. Aferrado al estilo del viejo-nuevo PRI del uso de la fuerza pública para sostener el principio de autoridad, ha hecho que sectores muy activos, como el del profesorado no gordillista, encabece manifestaciones masivas. El muy deficiente manejo político de Vallejo se ve agravado por las versiones de que su salud está afectada por males de difícil curación. Todo lo cual ha llevado al precoz planteamiento de que ese gobernador endeble debe renunciar, lo que alimenta los apetitos revanchistas del perredismo cardenista (que no pudo sostenerse en el poder, luego de la mala gestión de Leonel Godoy) y del panismo calderonista que sigue soñando en la posibilidad de instalar a la hermana Cocoa aunque sea en un interinato…
 
Hay una marcada tendencia de los triunfadores formales del pasado proceso electoral (EPN, el PRI, Calderón, el IFE, el tribunal electoral) para apretar la marca a la única oposición real que tuvieron, la de la izquierda encabezada por Andrés Manuel López Obrador. Ahora se ha llegado al extremo de multar a ese polo de partidos, el Movimiento Progresista, por haber denunciado en segmentos televisivos las evidencias de la compra de comicios realizada mediante tarjetas como las de los almacenes Soriana. Frente al cúmulo de irregularidades cometidas por el PRI, la autoridad cree conveniente castigar a esa izquierda, casi al estilo de las cartulinas del crimen organizado que sobre el cadáver de sus opositores dejan escrito: “pa’que aprendan a respetar”…
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
CFE: abusos y simulación
El titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón, anunció ayer modificaciones al esquema de tarifas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), con los cuales –dijo– se eliminarán los brincos en los recibos de energía que emite esa compañía. A decir del mandatario, el nuevo esquema representará una reducción de 7 por ciento en la facturación de 15 millones de usuarios y un ahorro de 530 millones de pesos
 
Tal declaración tiene como telón de fondo el amplio descontento de millones de usuarios en el país por los abusivos cobros por parte de la CFE. El descontento ha estado presente desde años atrás en diversas regiones –como es el caso de la franja fronteriza y las entidades del sureste–, en las que la paraestatal ha colocado a muchos suscriptores en la disyuntiva de pagar la electricidad o comer, ha hecho inviable las actividades de pequeños productores industriales y agrarios, y ha provocado el surgimiento de movimientos de protesta organizados por los propios usuarios para hacer frente a las exorbitantes tarifas. Expresiones de inconformidad muy semejantes han surgido en la zona centro del país a partir del asalto policial a las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro, ordenado por el propio Calderón en octubre de 2009; con la extinción de ese organismo y la consecuente transferencia masiva de usuarios y contratos a la CFE, los consumidores no sólo han tenido que sufrir la multiplicación exponencial de las fallas en el suministro, sino también los incrementos disparatados –y en muchos casos impagables– de las tarifas.
 
En un contexto en que los cobros desmesurados han provocado ya severas y prolongadas afectaciones a la actividad económica nacional e incluso a la estabilidad política, el ajuste anunciado ayer por Calderón es una medida tardía e insuficiente, en el mejor de los casos, o un acto de simulación, en el peor; tal acción habría tenido que realizarse, cuando menos, desde inicios del actual sexenio, y habría debido ir acompañada de medidas orientadas a resarcir el daño económico causado por la propia CFE a los consumidores.
 
Pero acaso el punto más cuestionable del plan anunciado por Calderón es que no ataca las causas de fondo de los incrementos de las tarifas eléctricas, como el hecho de que la paraestatal ha sido llevada a invertir sumas crecientes en la contratación –contraria al espíritu del artículo 27 constitucional– de productores particulares de electricidad, y no precisamente porque carezca de capacidad de generación propia, sino como consecuencia de un designio para crear oportunidades de negocio a empresas privadas internacionales.
Muy pertinente-Hernández
Comprando cuentas de vidrio
Adolfo Sánchez Rebolledo
La primera gira europea del presidente electo confirma algunas de las peores previsiones de sus más acérrimos contrincantes políticos: no estamos ante un estadista en ciernes capaz de revolucionar las rutinas políticas, sino de un hombre dispuesto a recitar las verdades que sus interlocutores quieren escuchar.
 
El encuentro protocolario con los mandatarios de Alemania, España, Gran Bretaña y Francia nos ha permitido observar al Peña más desenvuelto en materia de ofertas sin contrapartida, como si tuviera la íntima necesidad de ser aceptado y reconocido por sus anfitriones en un lance de político provinciano que de veras asusta.

Toda la estrategia modernizadora se resume en una palabra: petróleo, fruto del deseo de los grandes sujetos trasnacionales que muchos de los gobiernos visitados representan como si fuera asunto local, nacional. Si ya molesta que antes de asumir el poder, el presidente electo se desviva por transmitir fuera de México los grandes trazos de sus futuras políticas, mucha más irritante resulta la imprecisión, cuando no la vaguedad deliberada, de ciertas proposiciones en torno, digamos, a la privatización de Pemex. Y eso para el gran público, pues ignoramos lo dicho en las conversaciones personales con cada uno de los mandatarios. Pero no cabe duda de que resulta aberrante, por decir lo menos, que antes de presentar en México los detalles de su plan energético, vaya por el mundo improvisando una doctrina a partir de las figuraciones erróneas que sobre Petrobras se han hecho los enemigos de sostener la nacionalización, como si aquí no existiera un ríspido debate que no ha cesado de fluir, pese a los reacomodos derivados de las últimas elecciones.

Por lo visto, al igual que hace 12 años con Fox, el próximo presidente quiere ser el representante de los empresarios. Cree que amparándose en la lógica de los grandes intereses acelerará el cambio económico que lustros de recetas no han logrado consolidar. Sigue el consejo de los mismos asesores –vender para crecer– que en el pasado nos prometieron que la apertura sería el punto de partida de la gran transformación de los paradigmas del desarrollo, la llave maestra hacia una era de progreso sostenido que debía llevarnos al primer mundo. Pero eso no ocurrió. El mundo global probó que el capitalismo no puede evitar la crisis y que ésta no es neutral, que afecta a personas de carne y hueso y hunde las esperanzas de millones en todas las regiones.

En México se desmantelaron los códigos de la justicia social en nombre de la emergencia de una supuesta ciudadanía de las clases medias construida a costa de golpes mediáticos sin correspondencia con la realidad.
 
En un país sin crecimiento genuino, la demografía dejó de ser palanca del futuro para convertirse en encrucijada infernal. Millones de jóvenes quedaron atrapados en el laberinto de la imposibilidad, sin empleo, sujetos a la demanda del mercado delictivo, a la desesperanza de un mañana sin destino. ¿Por qué el presidente electo no habla de estos problemas si le sobra tiempo? ¿Por qué no plantea en la laureada Europa que México también requiere de otra política global a la que replica el ciclo que nos ha llevado a la crisis actual? Las respuestas son obvias.
 
Con todo, hay en la exitosa presentación europea de Peña Nieto un alarde que podría tener consecuencias impensables cuando asuma el poder. Me refiero a la megalomanía presidencialista que subyace tras los desplantes sobre el rescate de España y la saga oscura de los contratos sin licitación para los astilleros gallegos, a la intolerable intromisión del gobierno mexicano, ratificada por Peña, en la campaña electoral para lanzarle un salvavidas al candidato de la derecha.
 
Molesta constatar que la alianza interna con los grandes intereses no reconoce fronteras, lo cual augura días difíciles para poner en pie soluciones alternativas. Las cosas han ido tan lejos en estas declaraciones del presidente electo que el propio candidato se dio el lujo de saludar, como no podía ser de otro modo, el atípico e inaudito gesto de ratificar antes de su toma de posesión los contratos suscritos por Pemex con dos astilleros gallegos para la construcción de dos barcos hoteles (La Jornada, 17/10/12).
 
Por desgracia, el periplo de Peña Nieto recuerda al de aquellos nuevos ricos mexicanos que deambulaban por Europa gastando más que nadie hasta que la crisis los puso en su sitio.
 
No se requiere ser un experto en cuestiones internacionales para comprender que Europa es muy importante para una visión de futuro, habida cuenta la dependencia de la economía nacional (y más que eso) a Estados Unidos. Pero, justamente por ello, la situación exige un examen sereno y a fondo de todas las opciones y no asumir el mundo como si el Estado mexicano y su gobierno fuesen representantes (o servidores) de los intereses particulares que hoy se disputan el mundo.
 
Peña habrá complacido las expectativas mediáticas, pero queda debiendo al interés nacional.
Pa todos hay-Fisgón

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