Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 20 de marzo de 2013

Bajo la Lupa- Chipre: rescate o saqueo- Chipre: rescatar un paraíso fiscal

Bajo la Lupa
Viaje de Xi Jinping a Rusia y África
Alfredo Jalife-Rahme
Foto
Jacob Lew, secretario del Tesoro estadunidense, con el presidente chino Xi Jinping en el Gran Salón del Pueblo, en Pekín, ayer
Foto Ap
 
Antecedentes. Las relaciones internacionales pasan por momentos delicados en varias partes del mundo, cuando la dinámica de confrontación entre China y Japón (azuzada por Estados Unidos) por la posesión de las islas Diaoyu ha arrastrado a Norcorea, que ha endurecido su postura, mientras Siria se desangra, y enfrente Chipre sufre un descalabro financiero que ha puesto a temblar a la eurozona y ha enfurecido a Rusia, cuyos ciudadanos tienen 3 mil 500 millones de dólares en depósitos en ese paraíso fiscal isleño. Tampoco se puede soslayar la sensible coyuntura de Venezuela, la mayor reserva de petróleo (convencional/no convencional) del planeta, donde Estados Unidos /España/Israel buscan dar un zarpazo para apoderarse de su oro negro.
 
Con o sin meteoritos y asteroides, la prensa rusa ha estado muy pesimista y se han generado noticias tangenciales muy extrañas sobre despliegues tanto de submarinos (cerca de la costa de Estados Unidos) como de aviones rusos cerca de la isla de Guam, en el océano Pacífico (DeDefensa.org, 18 y 19/2/13; Bajo la Lupa, 24/2/13).
 
Konstantin Sivkov, primer vicepresidente de la Academia de Problemas Geopolíticos (IAGP, por sus siglas en inglés) de Rusia, desde 2010 avizora que la tercera guerra mundial empezará 100 años después de la primera (2014) ( Pravda, 25/3/10).
 
Si resulta correcta la postura de los estrategas de Estados Unidos sobre el gas esquisto ( shale gas) –que otorgaría a Wa­shington tanto la autosuficiencia energética como su preponderancia geopolítica–, Rusia, hoy la mayor productora mundial de gas, se vería seriamente amenazada, como le sucedió con el desplome del petróleo, lo cual la obligaría a una contraofensiva.
 
Hechos. Dadas las condiciones de alta tensión entre las tres superpotencias geoestratégicas (Estados Unidos, Rusia, China), no es gratuito que la primera visita del mandarín chino Xi Jinping sea a Rusia y luego a tres países del continente africano durante su viaje de nueve días: Tanzania, Sudáfrica (a Durban: a la quinta cumbre de los BRICS) y la República del Congo. No pasa inadvertido que tres de los cuatro países que visita sean africanos.
 
Cinco días antes de la llegada de Xi Jinping a Moscú vinieron dos jugadas de parte de Estados Unidos: la visita a Pekín del flamante secretario del Tesoro Jacob Lew (muy cercano a Israel), donde se entrevistó con el nuevo mandatario chino, y cuyo enfoque versa sobre la relación comercial entre los dos gigantes económicos, el contencioso del yuan, los derechos de propiedad intelectual y los ciberataques ( Global Times, 19/3/13). El mandatario chino le señaló a Jacob Lew los enormes intereses compartidos ( naharnet, 18/3/13).
 
Así como llama la atención que la primera visita de Xi Jinping sea a Moscú, la primera del secretario del Tesoro Lew fue a Pekín, después de la evangelización sobre las reformas neoliberales que debe adoptar China de parte del ex secretario del Tesoro Hank Paulson a The Financial Times (14/3/13), que naturalmente servirían para rescatar a la banca de Estados Unidos de su insolvencia.
 
Estas visitas en sí solas al más alto nivel denotan la hipercomplejidad de las relaciones, los traslapes y desencuentros de los tres gigantes geoestratégicos.
 
En paralelo a la visita de Jacob Lew a Pekín, Estados Unidos decidió detener en forma sorprendente la fase final del despliegue del escudo misilístico de la OTAN en Europa, a cinco días del arribo de Xi Jinping a Moscú. Según The Moscow Times (19/3/13), ello se debe al deseo de mejorar las relaciones entre Rusia y Estados Unidos.
 
Pronto se sabrá el efecto de los recientes acercamientos triangulados entre las tres capitales geoestratégicas, cuando Rusia y China coordinarán su reacción a los planes de Estados Unidos para estimular su defensa de misiles en la región Asia-Pacífico (Ria Novosti, 19/3/13), ya que una cosa es el despliegue misilístico de Estados Unidos en las fronteras europeas de Rusia (bajo el cuento texano de prevenir un ataque de Irán) y otra la instalación de su escudo balístico en la región Asia-Pacífico en la cercanía de las fronteras chinas (bajo el otro cuento texano de impedir un ataque de Norcorea), lo cual afecta en su conjunto el balance estratégico global.
 
A juicio de Zhou Wa ( China Daily, 19/3/13), la visita de Xi Jinping establecerá la dirección de los lazos futuros entre China y Rusia, que pretenden alcanzar 200 mil millones de dólares de comercio en el año 2020. Cita a Alexander Lomanov, del Instituto de Estudios del Lejano Oriente (Academia de Ciencias Rusa), quien aduce que la visita de Xi tiene mayor significado simbólico que práctico, cuando los dos países adoptan las mismas o similares posiciones en temas globales, mientras que para el presidente Putin la visita del mandatario chino representa un evento mayúsculo ( People’s Daily, 18/3/13).
 
China y Rusia (con amplias reservas de agua y abundantes recursos naturales) han caminado rutas paralelas desde la invasión de Estados Unidos a Afganistán e Irak: forman parte del Grupo de Shanghai (un poco aletargado) y de los resplandecientes BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), al que muchos países llamados pivote y amortiguadores desean ingresar, como es el caso público del candidato a la presidencia de Venezuela Nicolás Maduro.
 
La asociación –que no alianza– estratégica entre los dos gigantes vecinos es ya complementaria: Rusia abastecerá con 20 millones de toneladas a China desde 2013, lo cual en el futuro la capacidad de los oleoductos excederían 13 millones de toneladas al año (Xinhua, 19/3/13). Se espera un mayor bombeo del petróleo ruso y mayores oleoductos a la región Asia-Pacífico, cuando existen amplios prospectos para la cooperación futura en el espacio, aviación, energía nuclear y construcción de infraestructura (carreteras, vías ferroviarias, aeropuertos, etcétera).
 
Conclusión. No pasó por alto que esta misma semana se haya difundido la noticia de que China desplazó a Gran Bretaña entre los cinco primeros exportadores globales de armas ( People’s Daily, 18/3/13).
 
Se repite el corolario de siempre: una economía sólida va aparejada a una defensa robusta, cuando las exportaciones de China aumentaron 162 por ciento en el periodo de 2008 a 2012. El salto se ha debido a la mejoría tecnológica y a la productividad de la industria armamentista china con precios muy competitivos. Suena interesante que sus mayores importadores sean Pakistán, Argelia, Venezuela y Marruecos.
 
Mijail Margelov, enviado de Rusia al continente africano, considera que la próxima quinta cumbre de los BRICS en Durban (marzo 26/27) tendrá como enfoque a África ( The Voice of Russia, 18/3/13), lo que de cierta manera se acopla al viaje de Xi Jinping, quien visitará también Tanzania y la República del Congo.
China es ahora la principal socia comercial de África (mil millones de personas: 15 por ciento del total mundial; PIB: 1.8 billones de dólares), con un volumen bilateral de 166 mil 300 millones de dólares, que se incrementó más de 30 por ciento en promedio anual durante la pasada década ( China Daily, 13/7/12).
 
Bien vale la pena, con 98 por ciento del cromo del mundo, 90 por ciento del cobalto y platino, 50 por ciento del oro, 70 por ciento de tantalita y coltán, 64 por ciento de manganeso y 30 por ciento de diamantes, darse una vuelta por África, con una escala geoestratégica en Moscú, sin indisponer demasiado a Estados Unidos.
Twitter: @AlfredoJalife
Facebook: AlfredoJalife
 
Chipre: rescate o saqueo
Por mayoría de 36 votos en contra y 19 abstenciones, el parlamento de Chipre rechazó ayer el plan de austeridad que la llamada troika –integrada por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional– pretendía imponer en ese país mediterráneo a cambio de otorgar asistencia financiera a su gobierno, e incluía medidas tan insólitas como la aplicación de un impuesto hasta de 10 por ciento a los depósitos bancarios, lo que habría equivalido, para todos los efectos prácticos, a una confiscación del patrimonio de miles de ahorradores mediante el bloqueo de los montos correspondientes en los bancos, el congelamiento de transferencias bancarias y la aplicación de topes a los retiros de efectivo.
 
En la lógica de la troika, la medida resulta necesaria para reducir el costo del programa de rescate que se planea entregar al gobierno de Nicosia: unos 10 mil millones de euros. No obstante, resulta inevitable percibir en el referido plan la misma tendencia de esos poderes financieros a castigar a los estamentos más débiles, que son precisamente los que no tienen responsabilidad alguna por la actual crisis europea: jubilados, desempleados, pequeños ahorradores y microempresarios. La inflexibilidad y la dureza mostradas por las instancias europeas ante la población de los países en problemas constituye un reflejo nítido de la indiferencia ante el drama social que se vive en diversas naciones del viejo continente –Grecia y España, en forma notoria– y del designio neoliberal de rescatar a toda costa los capitales privados, incluso si los administradores de éstos tienen una responsabilidad inocultable en la génesis de la crisis que azota al conglomerado de naciones.
 
Tanto más preocupante es que esa indolencia y encarnizamiento social terminan por derivar, tarde o temprano, en escenarios de descontento popular, de parálisis gubernamental e institucional y de ingobernabilidad política. Otro ejemplo claro de lo anterior ocurrió durante las elecciones de mayo pasado en Grecia, que derivaron en una atomización sin precedentes de los sufragios y en la consecuente imposibilidad de constituir coaliciones parlamentarias estables. Entonces, como ocurre ahora en Chipre, el factor explicativo de la crisis política griega fue el empeño de Bruselas por imponer en esa nación nuevas medidas de choque para atenuar su crisis de deuda soberana.
 
Hasta ahora, sin embargo, lejos de comprender los efectos de sus directrices en las naciones en problemas –la conversión de los quebrantos económicos en crisis políticas y sociales–, los centros del poder en el viejo continente siguen apretando la soga alrededor del cuello de los ciudadanos.
 
La lección que la Unión Europea debiera obtener de tales escenarios es que, de persistir en su empeño de sacrificar a las mayorías y salvar a las minorías, podría propiciar una desarticulación institucional de gran calado en países como Chipre, Grecia, España, Italia y Portugal y, por extensión, en el conglomerado continental. La paciencia de las sociedades tiene un límite, sobre todo cuando los poderes financieros se empeñan, como ocurre ahora en Chipre, en presentar, como soluciones para las crisis económicas y financieras, acciones de saqueo y desestabilización de las economías nacionales.
 
Chipre: rescatar un paraíso fiscal
Alejandro Nadal
La pequeña isla en el Mediterráneo oriental es apenas responsable del 0.2 por ciento del PIB de la Unión Europea. Pero la arquitectura del nuevo plan de rescate para Chipre hace renacer el miedo sobre el futuro del euro. ¿Cómo es esto posible?
 
Adelantando conclusiones, el plan de rescate para Chipre conlleva tres grandes peligros. Primero, destruye las expectativas que se tenían sobre la unión bancaria propuesta para la eurozona. Además de los problemas de supervisión sobre los bancos, la crisis chipriota revela que los banqueros son sagrados, los depósitos no. Segundo, reaviva los temores de efectos de contagio sobre otros países en la eurozona, entre ellos Italia y España, esta vez en el comportamiento de los depositantes. Tercero, abre un nuevo flanco en el teatro de la crisis europea al involucrar a Rusia.

La economía chipriota ha sufrido gravemente por la crisis europea. Sus dos principales bancos sufrieron fuertes pérdidas por la restructuración de la deuda en Grecia y la recesión llevó al colapso la recaudación. El presidente de Chipre, Nicos Anastasiades, regresó el pasado fin de semana de Bruselas con un paquete de rescate. El acuerdo para este pequeño país planteaba grandes dificultades. Primero, la deuda no incluye grandes tenedores de bonos que pudieran ser candidatos en un esquema de restructuración al estilo griego. Segundo, cualquier recorte en el principal de los bonos soberanos significaría la quiebra de bancos chipriotas que son los más expuestos. Así que se optó por otro enfoque.

A cambio de una inyección de 10 mil millones de euros el gobierno en Nicosia se comprometió a establecer un impuesto sobre depósitos bancarios. Según este plan las cuentas de más de cien mil euros deberían pagar 9.9 por ciento, mientras que por debajo de ese monto pagarían 6.75 por ciento. Se esperaba que el monto recaudado alcance los 5 mil 800 millones de euros. Al escribir estas líneas se ha anunciado que el parlamento chipriota ha rechazado el proyectado impuesto y con ello se ha desintegrado el plan de rescate.

Pero independientemente del curso que tomen los acontecimientos (con un nuevo plan de rescate), el drama chipriota ha revelado varios ángulos desagradables sobre la crisis europea y sobre la naturaleza de la unión monetaria.

La base de la economía chipriota está precisamente en los servicios financieros: el tamaño del sector bancario es 8.35 veces el PIB de la isla. Para ser más claros, hace años Chipre se convirtió en un gigantesco paraíso fiscal en el que se pueden abrir cuentas bancarias con rapidez, discreción y bajo costo. La minimización de costos fiscales se acompaña de la posibilidad de penetrar la esfera del euro. Por eso hay más de mil 400 empresas rusas registradas en Chipre, incluídas algunas de las más grandes, como Gazprom, Norilsk y Lukoil. Las operaciones de lavado de dinero también se facilitan, por lo que se piensa que Chipre es un espacio favorito para la mafia rusa.
 
El gobierno ruso, con Vladimir Putin al frente, ha dejado claro su enojo y desacuerdo con lo que considera un impuesto confiscatorio. Y es que se calcula que los depósitos de personas y empresas rusas en la isla ascienden a unos 30 mil millones de dólares, aproximadamente 40 por ciento de los depósitos. Se dice que en realidad Chipre ha sido desde hace años el caballo de Troya que ha usado la mafia rusa para penetrar la zona del euro. No por nada hace poco Moscú otorgó a Chipre un crédito por 2 mil 500 millones de euros y ya está involucrado en las empresas que han descubierto grandes reservas de gas natural en la ZEE de Chipre.
 
Desde luego, el acuerdo con la troika iba acompañado de las demás condiciones que han estado hundiendo a Grecia, Italia, España, Portugal e Irlanda. La austeridad fiscal (4.5 por ciento del PIB) y la contracción salarial profundizarían la recesión. Pero el impuesto sobre los depósitos es lo que más llama la atención y destapa el basurero que es el proyecto neoliberal de unión monetaria en Europa.
 
La troika ha mostrado sus cartas y debe estar furiosa. Se han ensayado muchas opciones en la crisis europea, pero hasta ahora se había evitado imponer un gravamen sobre depósitos bancarios porque estas medidas se consideran confiscatorias. Y es cierto que algo de eso tiene esta disposición. Pero como los bancos chipriotas han estado reciclando recursos enviados por las grandes compañías (y la mafia) rusas, la troika decidió que esta vez los depositantes podrían soportar el costo del ‘rescate’. Al hacerlo mostraron que hasta los depositantes ocupan un lugar secundario en sus prioridades.
 
El rechazo del parlamento chipriota al plan de rescate servirá para mantener contentos a los grandes ‘inversionistas’ rusos en la isla. Parece que el objeto de rescate de todos, incluídos los parlamentarios, es el status de paraíso fiscal. La troika no sólo castiga a pueblos enteros con tal de salvar a los bancos, también está comprometida con el rescate de paraísos fiscales, aunque tenga que traicionar algunos de sus principios (si es que los tuvo alguna vez).

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