Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 3 de marzo de 2013

Bajo la Lupa- Un papa aferrado a la metafísica neoplatónica- Brasil: calendario lunar, calendario electoral -Brasil: calendario lunar, calendario electoral

Bajo la Lupa
Arreglo Rusia-EU para la reconfiguración de Medio Oriente: los tiempos del gas
Alfredo Jalife-Rahme
Las fichas se mueven velozmente en el tablero de ajedrez mundial con sus especificidades regionales. Una pieza clave es la confirmación por el Senado de Chuck Hagel como secretario del Pentágono, lo cual Jim Lobe (Asia Times, 27/2/13) juzga como “una derrota mayúscula para los neoconservadores de línea dura, notablemente para el Comité de Emergencia para Israel (ECI, por sus siglas en inglés) y su cabeza, Bill Kristol, de Weekly Standard”. ECI es el siamés del Comité del Peligro Presente (ver Bajo la Lupa, 5/8/12) que alberga al superfascismo de Iberoamérica.
 
Thierry Meyssan, director del portal galo Réseau Voltaire (24/2/13), tomó en cuenta la llegada de Hagel cuando destapó –en el hebdomadario ruso Odkano (26/1/13), muy cercano al zar Vla­dy Putin– el plan de reparto de Medio Oriente entre Rusia y Estados Unidos (EU) que ganó fuerte tracción en el primer encuentro en Berlín entre John Kerry, flamante secretario de Estado, y su homólogo ruso, Sergi Lavrov.

Meyssan rememora que en 1916, Francia y Gran Bretaña se repartían Medio Oriente con los acuerdos Sykes-Picot. Casi un siglo después, EU y Rusia están discutiendo un nuevo plan de reparto que beneficiaría a ambos países y pondría fin a la influencia franco-británica en la región.

Ya existía un flujograma de arreglo sobre Siria entre Putin y Obama en la cumbre del G-20 en Los Cabos, que fue desactivado por los cronogramas electorales.

No es lo mismo Medio Oriente, pletórico en hidrocarburos, antes que después de la revolución energética del fracking del gas esquisto (shale) mediante la cual EU adquiriría su autosuficiencia energética. El factor del shale gas concluye la doctrina Carter de la década de 1980: acceso al petróleo del golfo Pérsico como imperativo de seguridad nacional.

El analista francés explaya que de igual manera se tambalearía el acuerdo de 1954 entre EU y la monarquía saudita –abasto petrolero a cambio de apoyo irrestricto a la dinastía– cuando hoy la doctrina Obama versa sobre su política del pivote en Asia: la contención de China, lo cual obliga a redesplegar al ejército de EU de Medio Oriente. Se trata de un juego geoestratégico de los tres principales actores del mundo y, a juicio de Meyssan, hay que hacer el máximo esfuerzo para impedir (¡supersic!) una alianza militar entre China y Rusia. Para ello es conveniente ofrecer a Rusia algo (¡supersic!) que desvíe su atención de Extremo Oriente.

¿La magistral jugada Nixon-Kissinger de los años 70, que sacó a Chi­na de la órbita soviética, esta vez es al revés: jalar a Rusia de la seducción china?

Meyssan, sefardita progresista, considera que la relación demasiado estrecha con Israel asfixia a EU y daña sus intereses con mil 600 millones de musulmanes, además de que la escandalosa injerencia del premier Netanyahu en la elección presidencial de EU amerita un castigo.

La estabilización de Siria, sin ganadores ni perdedores entre el gobierno de Bashar Assad (quien resultó amigo de John Kerry) y los rebeldes –en imitación a la solución de las varias guerras civiles del Líbano vecino–, sería avalada por un referendo y constituiría la piedra de toque para una tramitación regional –al estilo del formato de la Conferencia de Madrid de 1991 a varias pistas– que, además del retorno de las alturas del Golán a cambio del control acuífero del lago Tiberiades por Israel, incluye el retiro israelí a las fronteras de 1967 y la creación de un Estado palestino definitivo que incorpora a Jordania bajo la férula de los Hermanos Musulmanes. Increíble: ¿Hamas gobernando desde el mar Mediterráneo en Gaza pasando por Cisjordania hasta la frontera con Irak?
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El presidente Valdimir Putin, durante una reunión con militares, el viernes pasado en Pskov, en el oeste de Rusia
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El diablo está en los detalles y en los cronogramas: a diferencia de hace 21 años, irrumpe el factor iraní, al que se le reconoce su papel en la región a cambio de su retiro de Latinoamérica, en particular, de Venezuela.
 
Más que tratativa regional, es más bien de trueques birregionales. ¿Cuál sería la consecuencia del supuesto retiro de Irán de Venezuela para el Mercosur?
 
Según Meyssan, los perdedores serían: Francia (el presidente Hollande salió disparado a Moscú para controlar los daños), Gran Bretaña e Israel que perderá su influencia en EU (¡supersic!), mientras Irak será desmantelado, y posiblemente (sic) Arabia Saudita que pudiera ser dividida en tres pedazos. La balcanización de Irak –que Bajo la Lupa adelantó hace 10 años– gestaría un Kurdistán independiente y Turquía estaría llamada a convertirse en un Estado federal que concedería autonomía a su región kurda.
Si, de acuerdo con el investigador galo, el fracking del gas esquisto representa el primer factor del giro geoestratégico de EU en Medio Oriente, ergo, la implementación del arreglo político-militar Putin/Obama va acompañado de un acuerdo económico-energético, ya que lo que realmente interesaba a la mayoría de los protagonistas de la guerra contra Siria era la conquista de sus reservas de gas.
 
Así, con el posicionamiento de sus tropas en Siria, Moscú mejoraría su control sobre el mercado del gas para los próximos años.
 
Meyssan no dice nada sobre Líbano, que conoce como pocos, pero se infiere que si Bashar Assad, a quien coloca entre los ganadores, controla el paquete jordano-palestino y lidera las negociaciones árabes con Israel, al unísono del reconocimiento del papel iraní, ergo, en el país de los cedros operaría un paradójico statu quo dinámico que favorece la demografía chiíta del Hezbolá.
 
Rusia irrumpe con vigor en la parte oriental del mar Mediterráneo, donde operaría en tres años el escuadrón de la quinta flota, según Indian Defence (27/2/13). Putin conserva así en Siria los intereses que perdió en Libia, otro punto candente del mar Mediterráneo árabe.
 
DebkaFile (28/2/13), presunto portal del Mossad (servicio de espionaje israelí), afirma que EU se une a Rusia para trazar líneas de cese al fuego para finiquitar la guerra en Siria cuando la administración Obama finalmente llegó a la conclusión de que la única manera de contener a las fuerzas islamistas y retener un control módico sobre los rebeldes era subirse a los planes para Siria del presidente Vladimir Putin, pese a que preserva el poder de Bashar Assad hasta 2014.
 
En su portal Indian Punchline (27/2/13), el ex diplomático indio M. K. Bhadrakumar alerta que EU y Rusia buscan dar un gran paso adelante en Siria, mientras en su artículo en Asia Times (28/2/13) expone la red geopolítica que ha tejido la gasera rusa Gaz­prom mediante suculentos contratos para explotar los pletóricos yacimientos de Israel y Chipre en la costa oriental del mar Mediterráneo, donde Líbano tendría relevantes reservas (voltaire.net.org, 9/8/10). Así, la cuenca del Levante (Egipto, Franja de Gaza, Israel, Líbano, Siria y Chipre) tendría 122 millones de millones (trillones en anglosajón) pies cúbicos de gas y 1.7 mil millones de petróleo.
 
Se rediseña la cartografía de Medio Oriente y se dibuja sincrónicamente el nuevo mapa geopolítico del gas en la cuenca del Levante. Llegaron los tiempos del gas desde México hasta Siria.
Twitter: @AlfredoJalife
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Un papa aferrado a la metafísica neoplatónica
Jan De Vos *
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En Roma, habitantes caminan frente a un póster que dice a Benedicto XVI: Siempre estarás con nosotros. Gracias. Este lunes comenzarán en el Vaticano las reuniones de los cardenalesFoto Ap
He vuelto a leer el libro que Joseph Ratzinger publicó en 1968 bajo el título Introducción al cristianismo. Motivo de mi relectura fue la noticia, el 19 de abril de 2005, de su elección como sumo pontífice de la Iglesia católica. En ese momento Ratzinger llevaba casi 30 años siendo cardenal y más de 10 años ocupando el puesto de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la antigua (¡Santa!) Inquisición. Pero antes de ser el funcionario más temido del Vaticano había sido, durante 20 años de su vida, profesor de teología en varias universidades de Alemania, su país natal. Las facultades de Freising, Bonn, Münster, Tübingen y Regensburg lo vieron sucesivamente desempeñarse como el brillante maestro y escritor que fue y es hasta la fecha. Con razón, Introducción al cristianismo fue reditada 10 veces en el mismo año de su aparición. Era el resultado condensado de las conferencias que su autor dio en el verano de 1967 en el Auditorium Maximum, de la Universidad de Tübingen, como curso abierto a los estudiantes de todas las facultades (...)
 
Desde aquel verano de 1967 (...) hasta la víspera de su entronización como nuevo papa, Ratzinger ha seguido teniendo la misma opinión pesimista sobre la situación que padecen hoy día el cristianismo en general y la Iglesia católica en particular. En contra de los juanitos dichosos, entre ellos especialmente los teólogos de la liberación, que según él anduvieron alborotando la cristiandad con sus ideas baratas y peligrosas, decidió conservar, costara lo que costara, el tesoro de oro que la Iglesia, en un momento dado de la historia, recibió de su amo divino.
 
Pero, ¿en qué consiste realmente ese regalo?, ¿qué suerte de Dios hizo el obsequio a los primeros cristianos?, ¿qué tipo de Iglesia lo recibió? y ¿en qué momento privilegiado le sucedió esa dicha? Estas son las cuatro preguntas a las que yo quisiera buscar respuesta, siguiendo las huellas que dejó Ratzinger en sus escritos (...)
 
A Ratzinger no le angustian mayormente los intelectuales que desde fuera ponen en duda lo exclusivo y lo absoluto de la verdad cristiana. Allá ellos. Su preocupación principal se dirige hacia los pensadores que desde dentro pretenden reconstruir la propia casa de la fe, pero en el proceso la destruyen. Aquí pone en un solo costal a los discípulos protestantes de Bultmann, como por ejemplo Käsemann, y a los teólogos católicos progresistas del Segundo Concilio Vaticano, como por ejemplo Hans Küng y Edward Schillebeecks. Tacha de intelectualismo la investigación histórica sobre el proceso de formación y redacción de los evangelios, llevada a cabo por especialistas luteranos alemanes desde hace más de medio siglo. Y descalifica como pragmatismo el aggiornamento postconciliar que en la Iglesia católica se fue logrando gracias a muchos teólogos y agentes de pastoral que operan en la periferia de la cristiandad. En su opinión, ambos le quitan a la fe cristiana su elemento fundamental de escándalo que no permite ser suavizado y aún menos eliminado (...)
 
El cristianismo es, para Ratzinger, vera religio, no sólo por la revelación en Jesucristo resucitado, sino sobre todo por un suceso único que se dio siglo y medio más tarde, al ser la buena nueva traducida, de la cultura judía en la cual había nacido, a la cultura griega. Gracias a la metafísica neoplatónica los teólogos cristianos pudieron establecer, por vez primera y definitiva, el reclamo de universalidad inherente a la fe cristiana. Más aún, el cristianismo es la única religión en haber formulado de manera explícita la cuestión de la verdad (...)
 
Ratzinger no pone los cimientos del cristianismo exclusivamente en la recolección neotestamentaria de la prédica del rabino de Nazaret, sino también en la interpretación filosófico-teológica que de ella se hizo siglo y medio después. Y esta interpretación fue, según él, tan espléndida intelectual y espiritualmente que hasta la fecha funciona para la Iglesia católica como norma doctrinal. Una iglesia que renuncia a estos cimientos metafísicos entra inevitablemente en crisis. Y esto pasa precisamente hoy día (...)
 
Al leer (las) reflexiones (de Ratzinger) le entra a uno cierto desconcierto ante el racionalismo exacerbado del autor. Identificar el logos de la frase inicial del Evangelio según San Juan –con la razón, proclamar a ésta como el fundamento del cristianismo y estigmatizar como no creyentes a todos los que no queremos o no podemos hacer tal ecuación, es, a mi modo de ver, una simplificación intelectualmente indebida. Ratzinger está tan fascinado –para no decir obsesionado– por la ilustración helenista que en los padres de la Iglesia antigua tuvo a algunos de sus mejores pensadores –entre ellos San Agustín–, que no tiene problema en decir que el cristianismo encontró sólo su identidad plena y auténtica al ser pensado y expresado en términos de la metafísica neoplatónica (...)
 
Esta convicción se vuelve entonces el escudo protector contra el cual rebota y se vuelve inútil cualquier intento posterior de renovación: si es cierto que la verdad de la fe cristiana apareció exclusiva y plenamente en la doctrina de la Iglesia antigua, entonces esta doctrina es inalterable y obligatoria para todas las generaciones posteriores. Todo lo que entonces se formuló sobre Dios, Jesucristo, el diablo, la Iglesia, los sacramentos y la dignidad episcopal, el encargo misionero, los ángeles, la virginidad de María, la condenación de los no bautizados, la salvación reservada a los miembros de la Iglesia: todo eso hay que aceptarlo tal como es. Aquí no hay nada que interpretar hacia abajo o hacia los lados. Planteamientos filosóficos distintos que introducen cambios en esta doctrina apostatan de la metafísica y por eso de la verdad de la fe. La roca sólida sobre la cual esta Iglesia verdadera está construida son las decisiones tomadas en los cuatro grandes concilios de los primeros cinco siglos, el famoso consensus quinquesecularis (Nicea, 325; Constantinopla, 381; Efesio, 431, y Calcedonia, 451). De estos cuatro el primero es el más importante, porque allí se formuló, para siempre, lo que los cristianos católicos siguen rezando como su Credo en cada misa dominical. Ellos no deben buscar ni pueden encontrar el sentido de la vida fuera de aquella fe de los padres o fe apostólica, porque ella es la expresión única y total de la verdad. Un diálogo con otras culturas, religiones o filosofías, en el fondo, no es posible ni recomendable.
Esta manera de pensar no ha quedado restringida a los espacios exclusivos del aula universitaria o del libro especializado; al contrario, ha querido extenderse a lo largo y ancho de la iglesia mundial. En efecto, Ratzinger lleva ya 25 años tratando de imponerla a todos los fieles católicos, primero como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe –antes Santo Oficio de la Inquisición– y ahora como nuevo papa. Como tal ha procesado a muchos teólogos críticos, ha combatido la teología de la liberación, ha dicho no al sacerdocio femenino, ha condenado la homosexualidad, ha negado el carácter pleno de Iglesia a las confesiones protestantes, ha prohibido la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar y ha rechazado un papel activo de los laicos en el gobierno de la comunidad (...)
 
Sabemos que Ratzinger no se limitó a defender estas ideas –y atacar las contrarias o ajenas a ellas– desde el púlpito y desde el escritorio. También ejerció su oficio de gran inquisidor en contra de personas muy concretas. Uno de los casos más sonados de ese afán de corregir y castigar fue el silencio que en 1985 impuso al teólogo franciscano brasileño Leonardo Boff (...)
 
Desde Roma (...) los cardenales responsables de las diversas congregaciones no se cansan de mirar por el pensamiento correcto y la actuación debida en todos los rincones de la cristiandad. Así lo experimentó también Samuel Ruiz García, obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, al querer establecer entre la población indígena de su diócesis un sacerdocio uxorado, es decir, ordenando a hombres casados, escogidos por la misma comunidad en la cual están viviendo y trabajando igual que los demás campesinos. A diferencia de Leonardo Boff, Samuel Ruiz tenía la suerte de ser obispo, lo que significa, según la doctrina tradicional de los padres de la Iglesia, ser sucesor de los apóstoles. Como tal disfrutaba, dentro de la estructura de poder eclesiástico, de una buena porción de autonomía frente a los funcionarios del Vaticano. Éstos lo dejaron avanzar con su proyecto insólito de formación sacerdotal desde abajo, hasta que llegó el momento de su retirada obligada por haber llegado a la edad canónica de 75 años. Apenas había desaparecido del escenario cuando su sucesor, Felipe Arizmendi, recibió la orden de suspender indefinidamente el experimento, causando en los 26 candidatos, que llevaban más de 10 años preparándose, una desilusión difícil de sanar (...)
 
Si hay un conservador que tiene sus ideas bien amarradas y desde éstas suele tomar sus decisiones es precisamente Ratzinger. Es difícil que a su edad avanzada cambie y sorprenda con reformas progresistas, aunque los milagros siempre se dan en la Iglesia católica. Dudo que los 26 campesinos de la iglesia autóctona tzeltal reciban algún día la ordenación sacerdotal, más bien temo que en un futuro no muy lejano su iglesia se haga también autónoma, rompiendo los lazos institucionales con su obispo y alejándose definitivamente de Roma. Así tuvo que reconocerlo Hans Küng, cuatro años después de la conversación de Castelgandolfo, al ver la crisis generalizada en la que la Iglesia ha caído recientemente. Tomó la decisión de escribir una carta abierta a los obispos católicos de todo el mundo. Causa directa de esta iniciativa fue la actitud hipócrita de las autoridades eclesiásticas en el caso de los curas pederastas cuyos crímenes habían sido descubiertos en varios países de Europa y América. Pero el motivo verdadero era la falta de visión y decisión del Papa frente a los grandes desafíos de nuestros tiempos. Hans Küng calificó, sin ahorrar excusas, su pontificado como el de las oportunidades desperdiciadas.
 
Entre las oportunidades desperdiciadas enumera: la de llegar a un entendimiento perdurable con los judíos; la de un diálogo en confianza con los musulmanes; la de una reconciliación con los pueblos nativos colonizados de América Latina; la de ayudar a los pueblos africanos en su lucha contra la sobrepoblación y el sida; la de concluir la paz con las ciencias modernas; la de asumir las reformas recomendadas por el concilio vaticano segundo. Su juicio final es sumamente grave. En sus palabras: El papa Benedicto XVI parece alejarse cada vez más de la gran mayoría del pueblo de la Iglesia, que de todas formas se ocupa cada vez menos de Roma y que, en el mejor de los casos, aún se identifica con su parroquia y sus obispos locales (...).
 
* Este texto forma parte de la autobiografía intelectual que Jan De Vos terminó unos días antes de su deceso y que intituló He vuelto a leer. El Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social se encuentra preparando su publicación.
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Brasil: calendario lunar, calendario electoral
Eric Nepomuceno
En 2014, el primer domingo de octubre será día 5. Habrá luna creciente en Brasil. Tres días después, está previsto un eclipse total. Faltan, uno más, uno menos, 580 días para el domingo 5 de octubre de 2014. Habrá luna creciente, serán las vísperas del eclipse total.
 
Pero nadie, en Brasil, está muy preocupado por el calendario lunar. Lo que empieza a inquietar es el calendario electoral. Es que el domingo 5 de octubre del año que viene, alrededor de 145 millones de brasileños estarán con los ojos puestos no en el cielo, sino en los resultados de las urnas. Ese día se elegirá el nuevo presidente del país.

Puede parecer curioso que, con semejante adelanto, se empiece a jugar las cartas. Pero así son las cosas. En este febrero que terminó, el escenario electoral ha sido, poco a poco, delineado. Quizá el país no se haya dado cuenta, pero de aquí en adelante todo girará alrededor de ese escenario electoral. El calendario lunar perdió interés.

Algunas dudas importantes fueron aclaradas, otras no tan importantes fueron registradas.

¿Y qué quedó aclarado?
Primero: Lula da Silva no será candidato a un nuevo mandato presidencial. Al menos, no en 2014. Ya las elecciones de 2018, cuando Lula tendrá 73 años, serán otra historia. En 2014, la candidata del PT y de la amplia y esdrújula alianza que apoya al gobierno será Dilma Rousseff. Con ese anuncio se abren brechas para disidencias y abandonos, pero también para adhesiones y adherencias.

Segundo: la articulación estará centrada en Lula, aunque él mismo no sea candidato a nada. Claro que los dos estarán, como estuvieron siempre, en contacto permanente. Pero a ella le toca, al menos hasta el inicio formal y oficial de la campaña, el rol de administrar, y a él, el de asegurar una alianza que asegure a Dilma no sólo la victoria, sino también las bases en el Congreso para gobernar.

Tercer punto que queda desde ya establecido: la oposición, nave a la deriva desde hace un buen tiempo, seguirá buscando rumbo, teniendo como timonel al actual senador y ex gobernador de Minas Gerais, Aécio Neves, del mismo PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña) del ex presidente Fernando Henrique Cardoso.

A propósito: resulta casi melancólico observar cómo, a sus 81 años, Cardoso, un sociólogo respetado y con una vasta y sólida carrera de militante en la centro-izquierda brasileña, sigue exigiendo a sus correligionarios que logren armar un programa de gobierno viable y confiable en oposición al PT de Lula y Dilma Rousseff.
 
Ese esfuerzo resultó, al menos hasta ahora, en un rotundo nada. Aécio Neves no logró deshacerse de su imagen de playboy provinciano, y sus enfáticos discursos leídos cuidadosamente en el Senado tienen la autenticidad de un billete de tres dólares.
 
¿Y qué pueden interesar, fuera de Brasil, esos movimientos internos, aparentemente tan restringidos a sus fronteras?
 
Bueno, quizá algunas cosas, principalmente si se les compara a lo que pasa en los países vecinos.
 
En primer lugar, en el caso brasileño existe un proyecto de cambio, el del PT, iniciado por Lula y ahora llevado adelante por Dilma. Los críticos más críticos dicen que, en el fondo, el PT tiene un proyecto que es más de poder que de país.
 
Puede que tengan razón. Pero de todas formas, es innegable que existe un proyecto que, mal que bien, y considerándose los resultados y la opinión pública, funciona.
 
En segundo lugar, ese proyecto logró, al menos en esta etapa, renovarse sin perder el rumbo. En otras palabras: ha sido posible encontrar piezas de recambio para que la nave siguiera su rumbo con otro timonel.
 
Lula sigue siendo figura principal del cotidiano político brasileño (no raro, con exageración), pero parece haber sabido optar por tener influencia sobre el poder instituido en lugar de disputar ese mismo poder.
 
Al anunciar formalmente su respaldo a una nueva candidatura de Dilma para 2014, dejó claro que no pretende disputar con su criatura, y, al mismo tiempo, al asumir la articulación de la relección de Dilma, deja claro que sigue en el control de las cosas de la política.
 
Ya la oposición sigue su infausto minué. Hay movimientos delicados, algunos quizá elegantes, pero que no llevan a ninguna parte. Son volteretas inocuas.
 
Llega a ser casi conmovedor el esfuerzo del ex presidente Fernando Henrique Cardoso para movilizar a sus pares. Pide renovación, proyectos, programas concretos.
 
A sus 82 años, pide fuerza, confianza y acción. En algún momento quizá se dé cuenta de que, a pesar de los años, es el más joven de sus correligionarios.
 
En todo caso, si uno mira lo que pasa en los vecinos, quizá caiga en la peligrosa tentación de concluir que Brasil está en mejor situación.
 
En Brasil, al menos hay pieza de repuesto: Dilma sucedió a Lula, se relegirá y podrá eventualmente tener al mismo Lula como sucesor, todo eso acorde con la Constitución.
Quizá en la vida real no sea así tan tranquilo. Pero, al fin y al cabo, algo es algo.
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