Reforma Hacendaria: más cobros a los que ya pagan
Hay puntos de la Reforma Hacendaria propuesta por el Ejecutivo federal que incomodan mucho no sólo a los empresarios, sino también a los analistas económicos y financieros… y pronto, cuando se conozcan a profundidad, también causarán la animadversión de la clase media en México.
El principal reclamo es que, de nuevo, la recaudación del gobierno mexicano se centrará –sin considerar a Petróleos Mexicanos, claro– en ese segmento de la población, la que en su mayoría cumple ya –a jalones y estirones por el freno económico– con sus obligaciones fiscales y es incluso perseguida y acosada por el Servicio de Administración Tributaria (SAT).
También critican, un día después de que Enrique Peña Nieto presentara su iniciativa en Los Pinos, cómo el Presidente y los encargados del gabinete económico optaron por el camino fácil, pero también el de mayor riesgo: pedir más endeudamiento al Congreso –aumentar el déficit federal– para impulsar la economía, y concentrar su aumento de recaudación vía el Impuesto Sobre la Renta (ISR) y el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicio (IEPS), lo mismo para personas físicas que morales.
Sin embargo, dicen, la Reforma Hacendaria no ataca con efectividad al grueso de los evasores, mexicanos que, ante la falta de oportunidades en el sector formal, han recurrido al empleo informal para sobrevivir.
Se dice que ésta es una propuesta regresiva, pues mientras la mayoría de los países concentra sus esquemas impositivos en la tributación al consumo y deja libre hacer cargas en otras áreas productivas que detonan la creación de empleos, en México se tiene miedo a tocar esos impuestos por ser antipopulares y, sobre todo, de alto riesgo en materia política.
La inconformidad de empresarios y analistas es porque, a su juicio, la iniciativa presentada por EPN busca generar simpatías electorales, pero costará cara al país pues de poco servirá para que la planta productiva del país se reactive.
Por ejemplo, hay aumentos que consideran francamente regresivos y algunos incluso ridículos:
Las personas que ganen más de 500 mil pesos anuales, unos 41 mil pesos al mes, pagarán una tasa de ISR de 32%; los padres que tengan hijos en escuelas particulares lo pensarán dos veces pues la reforma plantea quitar la exención a colegiaturas; también si prevé vender un bien inmueble, a esa operación se le cargará el ISR; además, si a usted le gustan las mascotas, tanto la compra del animalito como su alimento causarán IVA.
Otros más son la reducción en el monto de deducibilidad sobre la adquisición de vehículos nuevos, por parte de personas físicas y morales, que pasaría de 175 mil a 130 mil pesos. También, la propuesta de aplicar IVA en la franja fronteriza del país, provocará, según la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), una caída de ventas y competencia desleal en esa industria, pues en California y Texas se aplican impuestos entre 6% y 7%, en México pasará a ser de 16 por ciento.
En síntesis, los mexicanos clasemedieros y las empresas –de todos tamaños– cargarán con la mayor parte de la decisión tomada por el Presidente Peña Nieto. Sin embargo, por las protestas que ha generado en estos sectores, está por verse si la Reforma Hacendaria pasará tal y cómo Los Pinos la entregaron al Congreso.
El punto más álgido de la discusión se centra en la “una ambigua posición” del gobierno federal para atacar la informalidad, lo que de entrada genera molestia en los millones que sí pagan. Otra rebelión por venir para la SHCP y la Presidencia provendrá de los estados fronterizos, que rechazan el IVA, y también en la inconformidad de los empresarios ante la homologación de las cuotas obrero-patronales.
No, no será tan fácil que esta reforma pase incólume, pues en sólo 24 horas pasó de considerarse una “reforma social”, como la bautizó el Presidente, a una “reforma populista”, otra que se queda en más de lo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario