Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 31 de octubre de 2011

Aristegui: “Salinas debería empezar a rendir cuentas”- Abrir muchos frentes

Aristegui: “Salinas debería empezar a rendir cuentas”

Carmen Aristegui, periodista. Foto: Miguel Dimayuga
Carmen Aristegui, periodista.
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Carlos Salinas de Gortari “debería empezar a rendir cuentas”. Por lo menos “debería abrirse alguna averiguación previa o reabrirse aquella que se inició, pero no culminó, sobre las sustracciones de la llamada partida secreta”, advierte la periodista Carmen Aristegui, una de las comunicadoras criticadas por el expresidente en su libro ¿Qué hacer? La alternativa ciudadana.
En entrevista con Proceso, Aristegui subraya que la presencia pública de Salinas “es nociva porque alienta la instauración del cinismo en la vida social mexicana”; “es la expresión máxima de la desfachatez”, porque “aparece como si nada a repartir lecciones, como si su enorme descrédito pudiera desaparecer a punta de desmemoria.
“Salinas apuesta a la desmemoria para recuperar una presencia pública que le permita borrar o diluir la pésima imagen que quedó de él y de su gestión entre millones de mexicanos. Salinas le achaca a Zedillo esa mala fama que tanto le pesa, comprensible, por supuesto, en términos humanos”, reflexiona.
–¿Cree en la versión insistente del complot en su contra del que ahora se hace víctima Salinas en dos libros?
–No dudo que Zedillo haya hecho lo posible para destrozar el prestigio de Salinas con lo que estuviera a su alcance. Sin embargo, eso no es suficiente para explicar el grado de aversión popular que concita su figura.
“No sólo es la marca de la corrupción en su sexenio lo que impera e irrita. Es el recuerdo de la mayor debacle bancaria y financiera de la que tengamos memoria. Él sabe el daño inmenso que causó a millones de familias, negocios y patrimonios por el derrumbe estrepitoso del castillo de naipes que construyó en su sexenio.
“Por eso arrastra como fantasma sus explicaciones. ‘Yo no fui, fue Zedillo’, dice una y otra vez. Supone que se ha olvidado lo que hizo con los Tesobonos, esa bomba de tiempo que nos reventó entre las manos”, argumenta Aristegui.

Silenciamiento

Dos episodios periodísticos recientes vienen a la memoria de la conductora de MVS Radio y de CNN en Español: la grabación del exsecretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, quien acusó a Salinas de haberse robado la mitad de la “partida secreta” y las declaraciones de su antecesor Miguel de la Madrid, durante una entrevista con Aristegui para el libro Transición.
“Miguel de la Madrid, hace menos de dos años, dijo lo que quiso decir sobre Salinas y sobre su familia. De la Madrid quiso dar cuenta de su pesar por esa ‘normalización’ de la presencia de Salinas en la escena pública.
“Para De la Madrid el sexenio de Carlos Salinas terminó muy mal porque permitió una gran corrupción. La de sus hermanos Raúl y Enrique. De la Madrid se dijo muy decepcionado del presidente que dejó a la nación mexicana. ‘Me equivoqué’, recuerdo que me dijo en la conversación sostenida en su casa de Coyoacán.”
–¿Percibió alguna alteración en sus facultades mentales como dijeron luego sus hijos y el propio Salinas?
–Para nada. A manera de disculpa el expresidente me dijo: “En aquel entonces no tenía elementos de juicio sobre la moralidad de los Salinas”. ¡Imagínate! El expresidente hablando así de su sucesor y ahora Salinas nos viene con el cuento de su Alternativa Ciudadana.
“¿Qué le pasa a Salinas? ¿Qué le pasa a los que hoy le hacen la corte? ¡Qué amnesia, qué cortedad, qué cinismo!”, exclama Aristegui.
–¿Volvió a tener alguna información o declaración de Miguel de la Madrid después de la entrevista y de aquella carta para desdecirse?
–Salinas quiso brutalmente anular a De la Madrid declarándolo incapacitado, después de una humillante operación para su silenciamiento.
“De la Madrid me mandó una carta que fue opacada, porque se divulgó el mismo día del michoacanazo. Lo enfermaron”.
–¿Buscó a Salinas antes o después de esa entrevista?
–Lo busqué para el libro de Transición, a través de la editorial que lo publica. La respuesta fue un no categórico.
“El expresidente De la Madrid dijo sobre Raúl Salinas que conseguía contratos del gobierno; que tenía vínculos con narcotraficantes. ¿Qué ya nadie se acuerda de ello?”, remata Aristegui.
El otro episodio fueron las declaraciones de Luis Téllez, grabadas en un teléfono celular, donde acusó a Salinas de haberse quedado con la “mitad de la partida secreta”. Téllez renunció meses después a su cargo como titular de Comunicaciones y Transportes y ahora es presidente de la Bolsa Mexicana de Valores. Antes de eso se disculpó y afirmó que no tenía pruebas de sus afirmaciones contra Salinas.
“Lo más lamentable de esta historia es que, a pesar de las investigaciones en el extranjero sobre la fortuna de los Salinas, de una forma de vida como la suya, incompatible para quien sólo ha sido funcionario público, pero vive como magnate, de las declaraciones de un expresidente como De la Madrid y de un exfuncionario como Téllez, Salinas vuelva aquí y tan campante”, advierte la periodista.
Salinas endereza sus críticas contra tres “editorialistas”, como les llama: Miguel Ángel Granados Chapa, autor de Plaza Pública, dos veces Premio Nacional de Periodismo y galardonado por el Senado con la Medalla Belisario Domínguez; contra Carmen Aristegui, reconocida también internacionalmente por su papel a favor de la difusión de los derechos humanos en México, y contra Denise Dresser, colaboradora también del espacio de análisis político en MVS Radio y articulista de Proceso.
De Carmen Aristegui, señala, entre otras cosas, su tendencia a “victimizarse” y “su actitud incondicional ante López Obrador”.
Para la conductora, las acusaciones de Salinas son “francamente patéticas”. “Está en un road show, con entrevistas a modo, presentando este libro lastimoso”, subraya.
Y para “no apostar a la desmemoria”, Aristegui recuerda que “tal como dicen los estudiosos que han analizado la crisis del 94, lo más notable fue que no hubiera estallado antes. El daño causado por Salinas es inconmensurable”.
FUENTE PROCESO

Abrir muchos frentes

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Sección: Opinión
Es cierto: al presidente Felipe Calderón le gusta estar en el ojo del huracán. Pero a 14 meses de que concluya su mandato y a ocho de que se realicen las elecciones de 2012, con menos del 50 por ciento de aceptación y un Partido Revolucionario Institucional (PRI) que va –no obstante las vaguedades y disparates de Enrique Peña Nieto– ampliamente a la cabeza, ante la recesión, con un equipo de seguridad que no atiende los asuntos de fondo, un Partido Acción Nacional (PAN) dividido en el cual su delfín Ernesto Cordero parece más un charal sin rumbo y enviando mensajes contradictorios a Estados Unidos, pareciera que todo se enfila hacia el desastre.
Empecemos por la relación con el vecino del Norte. En una polémica entrevista con el diario The New York Times, el inquilino de Los Pinos dijo sobre la operación Rápido y Furioso, que posibilitó la entrada a México de cientos de armas y el asesinato de un agente extranjero: “Si caigo en la trampa y voy contra [Barack] Obama y la ATF [Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos], la única cosa que estoy haciendo es debilitar [a] lo[s] que sé son [los] verdaderos aliados y caer en la estrategia de aquellos que son realmente perjudiciales [para] México, tales como los narcotraficantes”.
 Es decir, no importan las intromisiones estadunidenses ni la soberanía, lo trascendente es proteger a los amigos. No obstante, el 17 de octubre pasado, señaló: “Creo que el Chapo está en Estados Unidos porque su actual compañera, Emma Coronel, tuvo dos hijos en aquel país”. Culpó, lógicamente, a las autoridades aduanales estadunidenses.
 ¿En qué quedamos? ¿Son excelentes compañeros o dejan hacer a sus anchas a los narcotraficantes? No es posible que se solape el tráfico de armas y se culpe a quienes dejaron pasar a una señora que logró hacerlo sin mayor problema debido a que tenía sus papeles en regla. Esto, incluso, suena a misoginia.
 Pero no se crea que la relación con los hombres del poder imperial es tersa. Si bien Obama manda elogios cada vez que puede y hasta la secretaria de Estado, Hillary Clinton, agradece a nuestro país el asunto de un aparente complot entre Los Zetas e Irán, el cual ha quedado demostrado que resultó más falso que un billete de dos pesos, el senador republicano Michel McCaul dijo: “Admiro a Felipe Calderón por enfrentar a los mafiosos de frente, lo cual es muy peligroso”. Pero cuestionado acerca de si el mandatario ha tenido éxito, el legislador señaló: “No, en lo absoluto. Parece [que la situación] no cesa de empeorar”. En síntesis, como es muy sabido, los aplausos de los estadunidenses son parte de la función teatral.
La única manera de avanzar es con nuestras propias estrategias. Algo elemental, pues si bien Estados Unidos nos apoya con la Iniciativa Mérida (1 mil 500 millones de dólares en tres años), nosotros erogamos 10 mil millones de billetes verdes cada año, y en el presupuesto actual el mismo Calderón ha pedido un aumento de 5 mil millones de pesos más para seguridad.
 Además, la famosa declaración a The New York Times le trajo una serie de reclamaciones por señalar que algunos tricolores no quieren combatir al narco, sino llegar a acuerdos con éste. Algo, por cierto, veía como indispensable y lo había pregonado otro panista, el siempre brillante de Vicente Fox.
 Para dar sustento a sus aseveraciones, Calderón citó una declaración tergiversada de Sócrates Cuauhtémoc Rizzo García, gobernador de Nuevo León en los años dorados del salinismo y quien aclarara que fueron mal interpretados sus puntos de vista. Pero ya sabemos que de la calumnia, necesariamente, algo queda.
 Días antes, al reunirse con el poeta Javier Sicilia en el Alcázar de Chapultepec, Calderón aseguró haber propuesto la creación de la Procuraduría de Atención a Víctimas contra la Violencia, pero que no le habían hecho caso (sic respondón) y se creó, entonces, una contra Víctimas del Delito, que no es lo mismo. Añadió que sus órdenes no siempre se cumplían y que rectificaría en este caso de la atención a los ciudadanos ofendidos. También rechazó formar una comisión de la verdad como sugerían Sicilia; el expresidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, Emilio Álvarez Icaza; el director del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, Miguel Concha Malo, y otros.
 El argumento es que su gobierno es democrático y es innecesario ese tipo de instrumentos para conocer lo que ha ocurrido en los últimos años. Según el Diccionario de política, de Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino, hay dos tipos de democracia: la formal y la sustancial, esta última tiene como fin el “proveer las condiciones para el pleno y libre desarrollo de las capacidades humanas esenciales de todos los integrantes de la sociedad” (página 452). Por lo tanto, estamos lejos de dicho estadio y es necesario saber qué pasó en muchos ámbitos.
 Pero una fiscalía no sirve para nada. Es el caso de la Especializada en Atención a Delitos Cometidos contra Periodistas, que afirma defender la libertad de expresión. Jamás ha realizado la mínima acción para dicho objetivo; los más de 70 homicidios a compañeros, más las 15 desapariciones de colegas, no han sido aclaradas.
 No contento con ello, Calderón se lanzó contra el padre Alejandro Solalinde, quien pidió una disculpa a todas las víctimas del narco. Aunque luego hizo algunos cambios en el Instituto Nacional de Migración, al asegurar que limpiaría dicha organización, lo que contradice a su director, Salvador Beltrán, quien en mayo pasado señaló que las cosas no eran como decían malamente los críticos, en realidad todo era maravilloso.
 Para cerrar este artículo, aunque sin agotar los temas planteados inicialmente, Calderón se lanzó contra el PAN, los gobernadores de antes y de ahora de Veracruz y los que no están de acuerdo con sus logros en este lustro.
 Muchos frentes y pocos defensores tiene quien lucha a brazo partido con tal que el PRI no ocupe la silla embrujada. ¿Logrará su objetivo el autollamado hijo desobediente?
 
*Periodista
 

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