Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 29 de octubre de 2011

El papel genocida de la OTAN (Cuarta parte)- Movilizaciones globales

El papel genocida de la OTAN (Cuarta parte)
Fidel Castro Ruz
El dos de marzo, bajo el título de La guerra inevitable de la OTAN escribí:
“A diferencia de lo que ocurre en Egipto y Túnez, Libia ocupa el primer lugar en el Índice de Desarrollo Humano de África y tiene la más alta esperanza de vida del Continente. La educación y la salud reciben especial atención del Estado. El nivel cultural de su población es sin dudas más alto. Sus problemas son de otro carácter. […] El país requería abundante fuerza de trabajo extranjera para llevar a cabo ambiciosos planes de producción y desarrollo social.”
“Disponía de enormes ingresos y reservas en divisas convertibles depositadas en los bancos de los países ricos, con las cuales adquirían bienes de consumo e incluso, armas sofisticadas que precisamente le suministraban los mismos países que hoy quieren invadirla en nombre de los derechos humanos.
La colosal campaña de mentiras, desatada por los medios masivos de información, dio lugar a una gran confusión en la opinión pública mundial. Pasará tiempo antes de que pueda reconstruirse lo que realmente ha ocurrido en Libia, y separar los hechos reales de los falsos que se han divulgado.
El imperio y sus principales aliados emplearon los medios más sofisticados para divulgar informaciones deformadas sobre los acontecimientos, entre las cuales había que inferir los rasgos de la verdad.
El imperialismo y la OTAN ?seriamente preocupados por la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe, donde se genera gran parte del petróleo que sostiene la economía de consumo de los países desarrollados y ricos? no podían dejar de aprovechar el conflicto interno surgido en Libia para promover la intervención militar.
Pese al diluvio de mentiras y la confusión creada, Estados Unidos no pudo arrastrar a China y la Federación Rusa a la aprobación por el Consejo de Seguridad de una intervención militar en Libia, aunque logró en cambio obtener, en el Consejo de Derechos Humanos, la aprobación de los objetivos que buscaba en ese momento.
“El hecho real es que Libia está ya envuelta en una guerra civil, como habíamos previsto, y nada pudo hacer Naciones Unidas para evitarlo, excepto que su propio Secretario General regara una buena dosis de combustible en el fuego.
El problema que tal vez no imaginaban los actores es que los propios líderes de la rebelión irrumpieran en el complicado tema declarando que rechazaban toda intervención militar extranjera.
Uno de los cabecillas de la rebelión, Abdelhafiz Ghoga, declaró el 28 de febrero en un encuentro con los periodistas: Lo que queremos es informaciones de inteligencia, pero en ningún caso que se afecte nuestra soberanía aérea, terrestre o marítima.
“La intransigencia de los responsables de la oposición sobre la soberanía nacional reflejaba la opinión manifestada en forma espontánea por muchos ciudadanos libios a la prensa internacional en Bengasi, informó un despacho de la agencia AFP el pasado lunes.
“Ese mismo día, una profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Bengasi, Abeir Imneina, ?adversaria de Gaddafi? declaró:
Hay un sentimiento nacional muy fuerte en Libia.
“’Además, el ejemplo de Irak da miedo al conjunto del mundo árabe’, subraya, en referencia a la invasión norteamericana de 2003 que debía llevar la democracia a ese país y luego, por contagio, al conjunto de la región, una hipótesis totalmente desmentida por los hechos.”
“’Sabemos lo que pasó en Irak, es que se encuentra en plena inestabilidad, y verdaderamente no deseamos seguir el mismo camino. No queremos que los norteamericanos vengan para tener que terminar lamentando a Gaddafi’, continuó esta experta.”
“A las pocas horas de publicarse este despacho, dos de los principales órganos de prensa de Estados Unidos, The New York Times y The Washington Post, se apresuraron en ofrecer nuevas versiones sobre el tema, de lo cual informa la agencia DPA al día siguiente 1º de marzo: ‘La oposición libia podría solicitar que Occidente bombardee desde el aire posiciones estratégicas de las fuerzas fieles al presidente Muamar al Gadafi, informa hoy la prensa estadounidense’.”
“El tema está siendo discutido dentro del Consejo Revolucionario libio, precisan ‘The New York Times’ y ‘The Washington Post’ en sus versiones online.”
“En el caso de que las acciones aéreas se realicen en el marco de las Naciones Unidas, éstas no implicarían intervención internacional, explicó el portavoz del consejo, citado por ‘The New York Times’.”
“’The Washington Post’ citó a rebeldes reconociendo que, sin el apoyo de Occidente, los combates con las fuerzas leales a Gadafi podrían durar mucho y costar gran cantidad de vidas humanas.”
De inmediato me pregunté en esa Reflexión:
¿Por qué el empeño en presentar a los rebeldes como miembros prominentes de la sociedad reclamando bombardeos de Estados Unidos y la OTAN para matar libios?
“Algún día se conocerá la verdad, a través de personas como la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Bengasi, que con tanta elocuencia narra la terrible experiencia que mató, destruyó los hogares, dejó sin empleo o hizo emigrar a millones de personas en Iraq.
“Hoy miércoles dos de marzo, la Agencia EFE presenta al conocido vocero rebelde haciendo declaraciones que, a mi juicio, afirman y a la vez contradicen las del lunes: ‘Bengasi (Libia), 2 de marzo. La dirección rebelde libia pidió hoy al Consejo de Seguridad de la ONU que lance un ataque aéreo ‘contra los mercenarios’ del régimen de Muamar el Gadafi.’”
“¿A cuál de las muchas guerras imperialistas se parecería esta?
“¿La de España en 1936, la de Mussolini contra Etiopía en 1935, la de George W. Bush contra Iraq en el año 2003 o a cualquiera de las decenas de guerras promovidas por Estados Unidos contra los pueblos de América, desde la invasión de México en 1846, hasta la de Las Malvinas en 1982?
“Sin excluir, desde luego, la invasión mercenaria de Girón, la guerra sucia y el bloqueo a nuestra Patria a lo largo de 50 años, que se cumplirán el próximo 16 de abril.
“En todas esas guerras, como la de Vietnam que costó millones de vidas, imperaron las justificaciones y las medidas más cínicas.
“Para los que alberguen alguna duda, sobre la inevitable intervención militar que se producirá en Libia, la agencia de noticias AP, a la que considero bien informada, encabezó un cable publicado hoy, en el que se afirma: ‘Los países de la Organización del Tratado del Atlántico (OTAN) elaboran un plan de contingencia tomando como modelo las zonas de exclusión de vuelos establecidas sobre los Balcanes en la década de 1990, en caso de que la comunidad internacional decida imponer un embargo aéreo sobre Libia, dijeron diplomáticos’.”
Cualquier persona honesta capaz de observar con objetividad los acontecimientos, puede apreciar la peligrosidad del conjunto de hechos cínicos y brutales que caracterizan la política de Estados Unidos, y explican la bochornosa soledad de ese país en el debate de Naciones Unidas sobre la Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.
Sigo de cerca, a pesar de mi trabajo, los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011.
Nuestro país se enorgullece de esos jóvenes que son ejemplos para el mundo por su desinterés y espíritu de solidaridad. Los felicito calurosamente, ya nadie podrá arrebatarles el lugar de honor que se han ganado.
Proseguirá el domingo 30.
Octubre 28 de 2011
7 y 14 p.m.
Movilizaciones globales
Marcos Roitman Rosenmann
Las grandes manifestaciones que se han desarrollado en más de 80 países y casi mil ciudades del planeta, constatan el malestar general de cientos de miles de personas, anónimas la mayoría, que por primera vez, en algunos casos, salieron a la calle a mostrar su rechazo al poder de la banca, el capital financiero y las trasnacionales. Sin duda han existido otros motivos, pero en líneas generales ese ha sido el punto de unión que las identifica.
La actual crisis se expresa por el poder desmedido acumulado por los centros de decisión financiera. Poder que es proporcional a la pérdida de autonomía de la política. La balanza desde hace muchos años se ha desequilibrado en favor de los mercados. Las propuestas del G-20, lanzadas el mismo 15 de octubre, de seguir desregulando, se convierten en más de lo mismo. En otras palabras, apagar el fuego con gasolina. Los banqueros son perseverantes, y mientras queden leyes reguladoras seguirán buscando su derogación, en pro de legitimar inversiones especulativas de riesgo sin considerar las repercusiones sociales ni políticas, aunque ello suponga un suicidio en el medio plazo. La avaricia es el sino del capitalismo y no su excepción. Quienes hoy deciden no están dispuestos a retroceder ni un milímetro. Y la clase política prisionera de los mercados, tampoco reacciona. En este contexto, el panorama se vuelve gris y la atmósfera espesa. No hay quien tenga voluntad de poner el cascabel al gato o lo que es lo mismo meter en vereda a los especuladores, banqueros, empresarios y políticos corruptos. La política con mayúsculas, se bate en retirada. Postrados ante los amos de las finanzas, quienes practican la política chatarra prefieren arrodillarse y bajar la cabeza, convirtiendo el proceso de toma de decisiones en un complemento desde el cual garantizar el itinerario diseñado por las grandes corporaciones y sus magnates a fin de agrandar la brecha entre ricos y pobres. El costo es tremendo, no sólo se degrada la política al tiempo se produce una oligarquización del poder. Cómplices, sicarios, comparsas, títeres o meretrices, aplíquese el adjetivo que mejor convenga, la clase política se ha transformado en el problema y no en la solución. Descrédito, mediocridad, inoperancia, arrogancia, egos desmesurados, son algunos de los nuevos rasgos distintivos de las elites del capitalismo global.
Sin duda, cuando en Madrid, este 15 de octubre, medio millón de personas gritaban al unísono ¡que no, que no, que no nos representan!, estaban señalando su desafección a la clase política de arriba, tanto de derecha como de la llamada izquierda parlamentaria e institucional. Esta frase se coreó hasta la saciedad en todas las ciudades de España donde el movimiento 15-M convocó a la ciudadanía con el fin de rechazar las políticas económicas y la falta de consonancia entre las demandas sociales y las decisiones a contrapelo de los gobiernos. Esta demostración de fuerza y unidad hace abrigar esperanzas, pero señala sus límites. Resultaba curioso ver como esta consigna era voceada por todos los presentes, entre los cuales se hallaban militantes del PSOE, Izquierda Unida, progresistas, anticapitalistas, ecologistas e inclusive alguno que otro votante de la derecha.
Al concluir la manifestación el grueso de los asistentes abandonaba la plaza y volvía a sus hogares teniendo claro que en las elecciones legislativas del 20 de noviembre votará a su opción de siempre, se llame PSOE, UPyD o IU. Dos partidos y una coalición que han tenido representación parlamentaria en la actual legislatura, y salvo IU, en ocasiones contadas, las otras formaciones han seguido, a pies juntillas, los designios del FMI, el BM y las directrices del Banco Central Europeo.
¿Por qué entonces decidían gritar ¡que no, que no, que no nos representan!? ¿Hacia dónde apuntaba el blanco de sus críticas? Si la respuesta es un rechazo a los partidos, la corrupción y un sistema de representación bipartidista distorsionado, es un comportamiento esquizofrénico. No tiene sentido votar al PSOE y avalar la consigna, y no lo duden, había muchos votantes del PSOE en la manifestación y ninguno de ellos cambiará su intención de voto.
Este es el dilema que arrastra el 15-M, suma voluntades, moviliza y genera un halo de esperanza, al tiempo que optimismo, lo cual no es poco. Pero insuficiente. Hacer política supone amén de ejercer la crítica, disputar espacios existentes y crear otros alternativos. No basta salir a la calle y romper el estado de somnolencia, aquel en el cual se encontraba España antes del despertar alegre del 15-M. Indignarse es un punto de partida no de llegada.
No se trata de explicar este déficit organizativo, poniendo el acento en la heterogénea composición del 15-M, lo difícil de consensuar un programa, que lo tiene, o en los intentos de manipulación de unos y otros. En principio la heterogeneidad no se ha mostrado como una rémora, tampoco como una virtud. En su interior conviven parados, jóvenes, desahuciados, estudiantes, jubilados, amas de casa, intelectuales, profesionales y militantes sindicales y políticos. Pero es su escasa incidencia política en las instituciones reales del poder y su rechazo a utilizarlas para revertir la situación, donde radica su talón de Aquiles. Quien no tiene empleo no puede vivir esperanzado el advenimiento de la revolución. Tampoco lo hace quien es desalojado de su vivienda con su familia y se queda en la calle. No es posible refugiarse en la indignación.
El 15-M ha obtenido un gran logro, hacer visible el malestar global y poner en el orden del día el rechazo ciudadano a la práctica corrupta del poder económico y político. Pero no puede dejar de lado las esperanzas depositadas en su capacidad para ser un punto de inflexión en la crisis de la izquierda y la construcción de proyectos alternativos anticapitalistas. Pero tal vez no haya sido ese el objetivo de los indignados y el 15-M. Hoy, sin embargo se convierte en una necesidad si se quiere avanzar. Será por esta razón, que tras la manifestación del 15 de octubre, miembros de 15-M convocasen una asamblea en Sol para plantearse ¿y ahora qué? La pregunta sigue en el aire.

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