Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 20 de noviembre de 2011

La entrada de López Obrador- El desencanto de la democracia- Jugada maestra

El desencanto de la democracia
Arnaldo Córdova
Foto
Paulatinamente, estamos regresando a épocas oscuras en las que no se confiaba en las elecciones, porque no se respetaba la ley y el dinero, público o privado, lo ensuciaba todo. En la gráfica, frente a la Bolsa Mexicana de Valores, estudiantes exigen que se destine 2 por ciento del producto interno bruto a educación media superiorFoto Roberto García Ortiz
Hace una semana, Leonardo Valdés, consejero presidente del IFE, sugirió que en México ha aumentado el desencanto de los ciudadanos con la democracia. Citando datos del Latinobarómetro (encuesta que alguien le recordó), dijo que ha habido una caída de entre 49 y 40 por ciento en el apoyo a la democracia. “Eso significa –dijo– que no estamos satisfechos con una democracia electoral; queremos mayor participación ciudadana, mayor exigencia de los gobernantes. No sólo elegirlos”. Es difícil entender qué quiere decir todo eso para el funcionario, en especial, su rechazo de lo electoral, pero debe dársele razón.
Habrá que citar mejor la encuesta mencionada. En 2010, el apoyo a la democracia fue de 49 puntos porcentuales; en 2011, fue de 40. No estamos entre 49 y 40, como dice el presidente consejero. Estamos en 40, lo que quiere decir que un 60 por ciento de los ciudadanos (encuestados) ha dejado de creer o nunca creyó en la democracia. Latinobarómetro fija las causas de ello en la ola de violencia y la disminución del crecimiento (–1.4 por ciento). A ello hay que agregar que un 14 por ciento preferiría un gobierno autoritario y a otro 36 le da lo mismo.
A la pregunta de qué le falta a la democracia en su país, 55 por ciento de encuestados responde que reducir la corrupción; un 27 por ciento que garantizar la justicia social; un 36 por ciento que aumentar la transparencia del Estado; un 32 por ciento que haya mayor participación ciudadana; un 21 por ciento que consolidar los partidos políticos. Para un 5 por ciento, las cosas están bien como están. Hay un misterio en la encuesta: a la pregunta de si los encuestados aprueban la gestión del gobierno, 59 por ciento respondió positivamente en 2010 y 2011; pero cuando se les pide que digan, en una escala del uno al 10, cuán democrático es el país, dicen que 5.9. Y, pese a una calificación tan mala, aprueban mayoritariamente al gobierno.
Más allá de estadísticas, que nos muestran palpablemente ese descontento de que hablamos, es necesario que dilucidemos las causas y el mismo proceso de deterioro que ha llevado a un enorme sector de la ciudadanía a descreer de la democracia, por la sencilla razón de que no se trata de un hecho que se da y que queda ahí, sino de una responsabilidad de los actores políticos que, persiguiendo rabiosamente sus propios intereses y no respetando normas de elemental convivencia y coexistencia políticas, han acabado por convertir nuestra débil y frágil democracia en un chapoteadero inmundo que a todos decepciona.
Bien miradas las cosas, la democracia en abstracto no tiene ninguna culpa. Ella es un método de organización del Estado que muy pocos respetan y a muy pocos interesa que avance y se fortalezca. Estamos entre los pueblos de América Latina que están dejando de creer en los parámetros democráticos. Paulatinamente, estamos regresando a épocas oscuras en las que no se confiaba en las elecciones, porque no se respetaba la ley y el dinero, público o privado, lo ensuciaba todo. Ahora hay que agregar la peligrosa intromisión de la delincuencia organizada en la vida cívica de una gran parte del país.
Estamos ya en una nueva reedición de aquella vieja contraposición entre democracia y gobernabilidad, pero ahora no sólo como ejercicio analítico o ideológico, sino como percepción clara de una ciudadanía a la que le parece ocioso andarse ocupando de supuestos avances democráticos, cuando la violencia y la corrupción a sus máximos niveles la tienen asediada por todos lados. Es probable, como se afirma, que en Michoacán, por ejemplo, la delincuencia metiera las manos en muchos procesos electorales locales; pero el derroche de recursos públicos, la compra de votos y la amenaza de la violencia no dejaron que esa ciudadanía se pronunciara según sus convicciones, lo que quiere decir que allí la democracia estaba ausente.
Tampoco cabe duda de que los perredistas, al igual que en Zacatecas, perdieron las elecciones por ineptos. No sólo les arrebataron sus bases en bastiones en los que se acostumbraron a ganar, sin ninguna gracia, sino que todo lo hicieron mal desde el principio, sobre todo, cuando eligieron a sus pésimos candidatos y, más atrás y desde luego, gobernando mal.
Parece claro que la democracia ha estado echándose a perder con cada elección que pasa. El comportamiento delictivo de Fox en 2006 fue permitido por el temor de que ganara el candidato de izquierda; en ese entonces, resultó fácil exonerar al presidente y condenar a López Obrador por no aceptar una derrota que se le fabricó desde los altos círculos del poder. En cada elección se despliegan todos los recursos violatorios de la ley sin que a nadie conmueva. El dinero corre en abundancia y corrompe a una ciudadanía empobrecida y golpeada por el mal gobierno y las crisis de dentro y de fuera.
Los partidos no son democráticos, porque son los primeros descreídos en la democracia y no hay uno solo que respete la democracia. Se han acostumbrado a luchar por el botín y a morderse y a ladrarse por los puestos públicos; en su ideario no cabe el mejoramiento del pueblo y el perfeccionamiento del Estado democrático, sino que todo lo ocupan el dinero y los huesos. Y en ello no están solos. Valdés se refirió al hecho increíble de que la pasada reforma electoral no tocó para nada la legislación penal de modo de tipificar en ella los delitos en la materia. El Legislativo, por su parte, parece que ni siquiera lo notó. Este poder es, en gran medida, un responsable principal del deterioro de nuestra democracia.
Por lo que toca al presidente panista, se puede ver lo que le importa la democracia en su comportamiento en las elecciones michoacanas en las que, usando de todo el dinero del Estado, quiso dar el triunfo a su hermana candidata a gobernadora mediante el derroche y la corrupción. Y si no le alcanzó la plata fue porque sus enemigos pudieron más que él en cuanto a malas artes y compra de votos. La manipulación electorera de los programas sociales se dio sin que nadie hiciera nada como no fuese chillar porque los estaban bolseando.
Los propios ciudadanos no están exentos de responsabilidad, pues ellos son los principales hacedores, cuando se da, de la democracia. Cuando ellos la quieren de verdad no hay fuerza que pueda impedir la democratización de la vida política. Cuando, en cambio, ellos se decepcionan de la democracia o deja de interesarles no sólo no puede haber democracia, sino que la vida política misma se descompone y se corrompe. Desde luego, no cabe condenar a nadie porque no crea o no confíe en la democracia y menos al pueblo de ciudadanos, que es el que decide cómo se nos debe de gobernar. Aun inconscientemente se puede decidir y el que la democracia avance es algo que el pueblo mismo debe resolver, a favor o en contra.
Parece increíble, pero estamos llegando de nuevo a una etapa que formó parte de nuestro pasado reciente, cuando considerábamos a la democracia como la utopía a la que muchos querían entregarse. Ahora, después de ser una endeble realidad, la democracia parece esfumárse en la nada y volvemos a la utopía de ayer, cuando deseábamos que la democracia fuera una realidad en nuestro país.
El sello de la casa-Hernández
La entrada de López Obrador
Antonio Gershenson
Los primeros días de la presencia de AMLO como futuro candidato presidencial de la izquierda han sido muy amplios. Por primera vez en años entró a una entrevista con Televisa y su nueva situación se dio a conocer de manera destacada en muy variados medios de difusión.
El gobierno federal y el PAN, en cambio, en estos días tuvieron una imagen negativa. En Michoacán, la candidata del PAN y hermana del Presidente tuvo apoyo de mucho dinero federal, obras y regalos repartidos, apoyo del Ejército y recorte presupuestal de un mes al gobierno del estado para que no fueran a opacar la gran campaña federal. Pero de todos modos perdió. ¿Cuantas elecciones ha perdido el PAN últimamente? ¿Cuáles son los actos oficiales repudiados?
Vamos a referirnos al sector eléctrico. En la semana recién terminada, el lunes vimos que colonos de varias partes del sur de la ciudad se quejaron en asambleas, celebradas el sábado anterior, de las tarifas locas de la CFE, aumentando en proporciones incluso cuatro veces más de un bimestre a otro. En Pedregal de Santo Domingo los habitantes tuvieron que impedir la retirada de los cortadores de luz para obligarlos a reconectarla.
El miércoles nos encontramos con que explota una mufa en Plaza de la República y Reforma. Es una zona de transmisión automática subterránea, de la que no conoce la CFE porque sólo hay en el Distrito Federal. Tampoco han podido aprender. Lo que presumen es que van a poner detectores de humo para que antes de la explosión la detecten. Ni se les ocurre arreglarla, renovar equipos, etcétera. La gente que sabe hacer eso está, como sabemos, toda despedida. Tres personas quedaron heridas y, obviamente, la gente no está tranquila.
Quiero recordar que cuando se renovaron las calles del Centro Histórico, en varios años del pasado sexenio, se instalaron, entre otras, nuevas líneas de transmisión y distribución, y en general las instalaciones eléctricas. Así que no es fácil tener a quién echarle la culpa ni decir que todas son instalaciones muy viejas.
El viernes vimos, también en estas páginas, que habitantes de Ciudad Nezahualcóyotl llegaron a manifestarse ante la Profeco de su localidad porque no les hace caso por las quejas por los altos precios de la electricidad. Hay un caso de aumento de cien veces más, de 280 pesos bimestrales a 28 mil 561. Quién va a pagar eso, y, claro, entonces llegan a cortar la luz.
Esto es sólo un ejemplo. Cómo no van a tener oposición creciente los del gobierno federal, la CFE en este caso, y el PAN. Pero estos problemas están ligados a la privatización de la CFE y ésta empezó en el gobierno del PRI de Salinas que, violando el artículo 27 de la Constitución, modificó la ley reglamentaria en materia de servicio público de energía eléctrica para abrir la puerta a empresas privadas a lo que la Carta Magna reserva a la nación. Y desde ese régimen se establecieron las actuales formas de saqueo.
Por ejemplo, en el informe anual de la CFE de 2010 se confiesa un adeudo, un compromiso con las empresas privadas de casi 15 mil millones de dólares. Y, claro, las empresas privadas pudriéndose de dinero y los usuarios a los que les toca: las tarifas locas. Para no hablar del pésimo servicio y del estado de la red eléctrica en numerosas colonias.
Así como este ejemplo hay otros, como Pemex. No sólo es el PAN, sino desde los gobiernos tecnócratas del PRI. Desde 1982 no se ha construido ninguna refinería, ni con el PRI ni con el PAN. Y el contratismo, no digamos, por lo menos desde Miguel Alemán con los llamados contratos riesgo, pagándoles a las trasnacionales con petróleo y en cantidades enormes.
Hasta el invento de las reservas es común a funcionarios del PRI y a gobiernos del PAN. Díaz Serrano mandó construir un gasoducto larguísimo de 48 pulgadas para, supuestamente, vender gas natural a Estados Unidos. Nunca hubo tal gas, pero el dineral bien que se gastó. Ahora les ha dado por los tesoros. Primero, las aguas profundas, gastaron un dineral y no se ha producido nada. Ni siquiera hay verdaderas reservas probadas.
Ahora les dio por el gas shale. Así le dicen. No saben español, sólo oyeron y repiten la palabra del inglés. Ese término se aplica al petróleo o al gas que se obtienen de arena o roca bituminosos. Pero, claro, conocer la palabrita sería mucho pedirles a esos funcionarios. Significa una mezcla de sustancias naturales con contenido de carbono e hidrógeno. Y además es puro cuento la cantidad mágica. Hay un solo pozo produciendo gas de este tipo, llamado Emergente I; se empezó su perforación el 13 de septiembre de 2010 y se terminó el 17 de febrero de este año. Y ya. Se habla de otros dos, hasta ahora sin producción. Es todo.
Pero hablan de miles de millones de pies cúbicos de este gas, que ni saben lo que es. Y hablan de cincuenta y cien años. Les decimos que primero se comprueban las primeras reservas, iniciando perforaciones; luego se delimitan los campos con varias perforaciones en sitios adecuados, se va desarrollando la producción, y después se empieza a hablar de cuánto puede haber o producirse. Aquí hemos visto, una y otra vez, todo lo contrario. Muchas palabras, muy poco gas ahí. Como vemos, esas mentiras las pueden decir los funcionarios, sean del PRI o del PAN.
Como vimos al principio, se empieza a configurar una alternativa que ha tenido eco. Ahora hay que ir conformando una alternativa por un nuevo proyecto de nación. Y, junto con la entrega del país, podremos enterrar muchas mentiras.

El Despertar
Jugada maestra
José Agustín Ortiz Pinchetti
Una vez por semana AMLO juega beisbol, deporte que se da bien en el trópico y que suministra lecciones para el uso de la astucia y el sentido del tiempo y la oportunidad, tan importantes en política. El martes pasado AMLO y Ebrard se asociaron para lograr una jugada espectacular equivalente a un triple play o a un home rum con las bases llenas. Fue una maniobra diseñada a largo plazo con extremo cuidado, cumplida en un proceso zigzagueante de varios años, sin un error y culminada con elegancia.
AMLO y Ebrard se pusieron de acuerdo cuando apenas despuntaba el gobierno de este último en el DF, para correr en paralelo hasta definir una sola candidatura viable. Hicieron un pacto que han cumplido en detalle. El pacto señalaba que si Andrés no lograba remontar la campaña de lodo o colapsaba por cualquier razón, habría un fuerte candidato sustituto.
AMLO y Ebrard engañaron con la verdad al PRI, el PAN, los oligarcas más reaccionarios y el gobierno de Calderón, que querían descarrilarlos y dividir a la izquierda. Al final fueron inútiles las promesas, la promoción masiva en favor de Ebrard, las cenas, los regalos y las invitaciones. Bien dijo López Obrador que Marcelo, como Ulises, se puso cera en los oídos para no escuchar el canto de las sirenas. Los astutos fueron burlados.
El acto del martes pasado cuando se consagró la candidatura de AMLO contrasta por su limpieza, precisión y hasta elegancia con todas las demás fórmulas. El cochinero del PRD, la promoción mediática aplastante de Peña Nieto y la ingenuidad perversa de Calderón para imponerse en el PAN. En tiempo y forma quien perdió lo reconoce y quien ganó ratifica la alianza y apoya al vencido, quien se vuelve vencedor. Ambos actuaron como demócratas maduros. La renovación ética es la primera propuesta de esta alianza.
La parte más virtuosa del pacto cumplido es la forma inteligente en que AMLO y Ebrard cultivaron clientelas distintas. Andrés Manuel empleó estos años en crear un Movimiento popular, que es el soporte de su candidatura, mientras Marcelo trabajaba con los sectores medios altos, organizaba a una izquierda urbana y establecía relaciones estratégicas con los empresarios. Ahora fusionarán sus capitales políticos para crear una sola masa crítica. Esto deberá sellarse con una buena candidatura al Gobierno del Distrito Federal.
Pero los partidarios de AMLO y de la alianza debemos evitar el triunfalismo. Lo más duro de la oligarquía, la vieja y corrupta clase política que busca la restauración y la voluntad de Calderón de impedir la derrota de su partido, conspiran contra el nuevo frente progresista.

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