Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

viernes, 24 de mayo de 2013

A 20 años del asesinato del Cardenal Posadas Ocampo persiste la duda: ¿quién lo mató?

A 20 años del asesinato del Cardenal Posadas Ocampo persiste la duda: ¿quién lo mató?

Ese día otras personas perdieron la vida en la refiega, entre ellos Martín Alejandro Aceves Rivas, chofer del prelado. A 25 metros de distancia del Grand Marquis se encontraron los cadáveres de Ramón Flores Flores y José Rosario Beltrán, originarios de Sinaloa, mientras que Francisca Rodríguez Cabrera y su sobrino Juan Manuel Vega Rodríguez fueron hallados aún vivos en los módulos de acceso al aeropuerto, pero también perecieron.
El estacionamiento del aeropuerto quedó convertido en un campo de batalla abandonado. La Procuraduría General de la República (PGR) encontró fusiles de asalto AK-47, un rifle M-16, tres pistolas de calibre 9 milímetros, 45 y 38 súper; además de nueve granadas de fragmentación, seis chalecos antibalas, 70 cargadores para AK-47 y para las pistolas mencionadas, 789 cartuchos útiles de diversos calibres, dos escáneres y cuatro teléfonos celulares.
Todo fue un caos. Testigos afirmaban una cosa, la policía otra. Las autoridades tardaban en llegar y quienes presenciaron los hechos no sabían quién había sido capaz de dispararle al prelado, a quien reconocieron de inmediato.
Un estudiante que se encontraba en el lugar esperando a un familiar, aseguró que cuando salía hacia el estacionamiento, éste se encontraba lleno. Después vio el Grand Marquis blanco del arzobispo, a quien rodearon varios hombres, uno de los cuales le vació el cargador de su metralleta. Es decir, lo atacaron de manera deliberada según esta versión.
El Gobierno, encabezado entonces por Carlos Salinas de Gortari siempre sostuvo la hipótesis de una muerte “accidental” en medio del fuego cruzado entre los dos grupos criminales. El cártel de Tijuana que habría pensado que Posadas era “El Chapo” Guzmán.
El auto del cardenal recibió 38 impactos, de los cuales 14 dieron en su cuerpo. El caso fue cerrado oficialmente el 9 de abril de 2007 por Jesús Salvador Rivera, Juez encargado de la causa. La versión sobre la confusión es la que hasta ahora explica oficialmen la muerte del prelado.
A dos décadas del crimen las teorías de conspiración se han multiplicado por la falta de una explicación creíble.
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Foto: Especial

EL DÍA DE LA CONFUSIÓN

El lunes 24 de mayo de 1993, Posadas Ocampo, entonces vicepresidente del Episcopado Mexicano y también de la Conferencia Episcopal Latinoamericana, llegaba a la terminal aérea para esperar Girolamo Prigione, nuncio apostólico en ese momento, quien iniciaba una visita a Jalisco.
La PGR, que entonces estaba bajo las órdenes del extinto Jorge Carpizo McGregor, indicó que tras las primeras investigaciones miembros del cártel de Tijuana, liderado por los Arellano Félix, abrieron fuego contra el Grand Marquis blanco, luego de que se les informara que su “objetivo” -Joaquín Guzmán Loera- llegaría al aeropuerto en un automóvil de ese modelo.
Tal versión fue refutada después.
Mario Ruiz Massieu, Subprocurador General de la República durante el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari, envió una carta a Carpizo McGregor, en la que señalaba que la investigación del caso Posadas fue manipulada, “es obvio que no hubo confusión y que el narcotraficante Guzmán no circularía en un auto normal, sin blindaje, como el del cardenal. La única evidencia que había, porque la ‘sembraste’ en la investigación sobre el caso, fue de que alguien declaró que la esposa de ‘El Chapo’ Guzmán había tenido un auto igual, que le habían comprado dos años antes”.
Esta versión sobre un asesinato premeditado se hizo más fuerte luego de que Mario Rivas Souza, entonces titular del Servicio Médico Forense y quien participó en la autopsia de Posadas Ocampo, concluyó que el ataque se realizó de manera directa y que los 14 disparos fueron hechos a muy corta distancia, con dirección de arriba hacia abajo.
A ellos se sumó la postura del cardenal Juan Sandoval Íñiguez, quien ocupó el Arzobispado de Guadalajara tras la muerte de Posadas Ocampo, y quien siempre ha dicho que el homicidio fue premeditado.
Sandoval Íñiguez, quien dejó el cargo el cargo el 7 de diciembre de 2011, tuvo varios encontronazos con Jorge Carpizo, a quien en reiteradas ocasiones acusó de obstaculizar la investigación y ocultar pruebas que sustentan la hipótesis del crimen premeditado en contra de Posadas.
Sandoval dijo que “peces gordos de la política”, estaban involucrados en el asesinato de su antecesor, quienes estaban interesados en “callarlo”, por la información que Posadas tenía de funcionarios involucrados en el narcotráfico.
El cardenal. Foto: Youtube
El cardenal. Foto: Youtube

LOS “PECES GORDOS”

Al momento de la muerte de Posadas Ocampo, Benjamín Arellano Félix tenía 39 años de edad y el cártel de Tijuana estaba en la cúspide de su esplendor.
El mismo año del asesinato de Posadas, los hermanos Benjamín y Ramón Arellano Félix se reunieron con el nuncio apostólico Girolamo Prigione en la propia sede de la nunciatura apostólica, en la ciudad de México.  En el encuentro los narcotraficantes se deslindaron del homicidio y pidieron al nuncio intercediera por ellos ante las autoridades mexicanas. Y así lo hizo, los reportes de prensa indican que el diplomático fue a Los Pinos para hablar personalmente con el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, con su secretario de Gobernación, Patrocinio González Garrido, y con el Procurador General de la República, Jorge Carpizo.
El ese entonces,  el sacerdote Gerardo Montaño fungió como enlace entre los hermanos Arellano Félix y Prigione. Montaño murió el pasado lunes 11 de enero de 2010 a causa de un coma diabético.
El 9 de marzo de 2002, Benjamín fue capturado por elementos del Ejército en Puebla. La organización criminal pasó a manos de su hermano Francisco Javier, “El Tigrillo”, hasta que éste fue capturado en aguas internacionales, por la costa de Baja California Sur, mientras realizaba un paseo en su yate. Actualmente cumple cadena perpetua en la prisión de máxima seguridad ADX Florence de Colorado, Estados Unidos.
En 2011, tras nueve años de prisión, Benjamín Arellano rompió el silencio y habló del caso Posadas. Había rechazado referirse al tema porque, según él, temía por su vida y carecía de voluntad política en los hechos.
El ex narcotraficante señaló al ex director general de la Policía Judicial Federal, Rodolfo León Aragón, alías “El Chino”, como el responsable de haber ordenado la ejecución del prelado.
“Fue porque estaba ayudando a conseguir armas a los grupos guerrilleros”, sin especificar a cuáles grupos se refería.
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También le dijo que para poder ayudar a su organización tras haber sido señalada por el homicidio, necesitaba 10 millones de dólares “y seis domicilios para poder catearlos”.
Actualmente el cártel de los Arellano Félix está prácticamente extinto, a diferencia del cártel de Sinaloa, encabezado por “El Chapo” Guzmán, cuyo poderío llega a Europa, Asia y Oceanía.
Justo el año del asesinato de Posadas, Guzmán Loera fue detenido en Guatemala. Pero se fugó de prisión del Penal de Alta Seguridad de Puente Grande Jalisco en enero del 2001, convirtiéndose en el segundo hombre más buscado por el FBI e Interpol después del extinto terrirista ex líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.
A 20 años del asesinato del cardenal, algunos involucrados en el caso han fallecido, sin haber esclarecido las preguntas sobre suceso.
En 1999, Mario Ruiz Massieu se suicidó en su departamento de Palisades Park, en Nueva Jersey, donde estaba recluido en arresto domiciliario por lavado de dinero.
Ramón Arellano Félix, uno de los líderes del Cártel de Tijuana, fue ejecutado en 2002, en Mazatlán, Sinaloa.  De acuerdo con un pistolero del barrio Logan, de San Diego, California, el día del homicidio de Posadas Ocampo, viajó a Guadalajara con Ramón, al que le habría hablado por teléfono Rodolfo León, para citarlo en el aeropuerto de esta ciudad.
Según este testigo, cuando llegaron a al cita, León estaba en la entrada de vuelos internacionales con un grupo de agentes, pero de último momento Ramón Arellano decidió irse del lugar sin encontrarse con el policía, por lo que abordaron un vuelo a Tijuana.
Presuntamente, tras el asesinato, Rodolfo León le pidió a Ramón Arellano que entregara a dos de sus hombres para “enfriar el asunto” y los dejaría libres después. El 28 de mayo de 1993,  Juan Enrique Vazcones Hernández y Ramón Torres Méndez, “El Spooky”, se entregaron.
El 8 de septiembre de ese mismo año, “El Spooky” murió de asfixia por broncoaspiración, pero se le encontraron signos de contusión difusa en el cráneo.
Por otro lado, el 30 de marzo de 2012, Jorge Carpizo McGregor murió durante una intervención quirúrgica.
En tanto, uno de los presuntos matones Jesús Alberto Bayardo Robles,“El Gori”, fue detenido y se encuentra recluido en una cárcel de Estados Unidos. Pero no fue el único.
Tras la investigación y análisis de los 17 tomos del expediente del caso, el juez cuarto de lo penal, Felícitas Velásquez, sentenció a José Antonio Malcom Fararoni, “El Tiroloco”, a 218 años de prisión. También fueron sentenciados Rodrigo Villegas, “El Roque”, a 273 años de cárcel; Santiago Nieblas Rivera, “El Chapito”, quien purgará una pena de 202 años.
Asimismo, están condenados Ulises Murillo Mariscal, “El Lichi”, quien deberá pasar 283 años encarcelado; Édgar Eduardo Mariscal Rábago, cuya sentencia fue de 185 años, y Manuel Alberto Rodríguez Rivera, “El TH”, que enfrenta 165 años de prisión.
Las investigaciones también permitieron encarcelar por 123 años a Juan Enrique Váscone Hernández, “El Puma”, así como a Isaías Mar Hernández, “El Ingeniero”, sentenciado a 61 años de prisión.
Jorge Carpizo. Foto: Cuartoscuro
Jorge Carpizo. Foto: Cuartoscuro

RODOLFO LEÓN, LA PIEZA CLAVE

Luego del asesinato del cardenal, el Arzobispado de Guadalajara ha afirmado que la muerte de Posadas Ocampo fue “un crimen de Estado” y han señalado que el ex director general de la Policía Judicial, Rodolfo León, había citado a Ramón Arellano Félix y a “El Chapo” Guzmán a la misma hora en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara.
Pero León Aragón ha negado estas afirmaciones. Para defenderse declaró que el día de los hechos no había estado en el aeropuerto de Guadalajara porque supuestamente había cenado con Jorge Carpizo, versión que el Procurador confirmó.
“El Chino” es un hombre cercano a Raúl Salinas de Gortari y Justo Ceja, hermano y ex secretario privado del ex Presidente Carlos Salinas de Gortari.
A León Aragón se le giraron años más tarde órdenes de aprehensión por su presunta colusión con el cártel de Juárez , pero en agosto de 2004, el Primer Tribunal Colegiado resolvió anular las órdenes giradas contra el ex jefe policiaco.

MÚLTIPLES VERSIONES

En el libro de Anabel Hernández, Los Señores del Narco (Editorial Grijalbo, 2010) la periodista revela declaraciones de un ex funcionario federal sobre el caso. Esta persona afirma que los Arellano Félix “jamás habrían matado al cardenal, ni por accidente. Lo conocían bien de cuando él estuvo adscrito a Tijuana, incluso le bautizó una hija a Ramón Arellano Félix”. La madre de los hermanos Arellano Félix, Alicia Félix Zazueta, era “ferviente devota” del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, declaró.
Lo que ocurrió en el aeropuerto fue montado por órdenes de funcionarios del Gobierno federal para asesinar a Posadas Ocampo, denunció la periodista. Una de sus fuentes, un agente asignado a la investigación del crimen, reveló que el operativo al parecer fue coordinado por el entonces jefe de la Policía Judicial Federal, Rodolfo León Aragón.
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Por otro lado, en 2008, el entonces Secretario de Gobierno de Jalisco, Fernando Guzmán Pérez Peláez, exhortó a las autoridades federales a citar a declarar al ex Presidente Carlos Salinas de Gortari en relación con el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.
Guzmán Pérez Peláez presidió entre 1995 y 1997 la Comisión Legislativa de Seguimiento al Caso Posadas. El PRI lo acusó de lucrar políticamente con el caso.
El panista declaró que Salinas de Gortari “conoce” sobre el crimen del cardenal.
El 15 de diciembre de 2012 una indagatoria del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) estableció que el homicidio del cardenal Posadas Ocampo fue un accidente, pues fue confundido con el narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán.
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