Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 25 de mayo de 2013

DINERO- Saqueo económico y neoliberalismo- Una alerta más que roja- Otra vez sobre el momento cardenista

Dinero
Economía a la baja
El gobierno debe reducir sus gastos
Irrita el dispendio de la alta burocracia
Enrique Galván Ochoa
Anuncia Hacienda que la economía está desacelerándose, habrá menos recaudación de impuestos y probable recorte de gastos.
¿Cómo preferirías que el gobierno enfrentara la situación? A) Que ahorre en sus gastos, piensa 79 por ciento de nuestros foristas encuestados esta semana; B) debe despedir burócratas, dice 11 por ciento; C) uno por ciento está de acuerdo en que suban los impuestos, y D) 9 por ciento manifiesta distintas ideas.
Metodología
Enviamos un cuestionario a 3 mil personas cuyos buzones electrónicos tomamos al azar entre los miembros de El Foro México. Contestaron mil 610. En seguida, fragmentos de algunas opiniones que expresaron.
Opiniones
No se entiende absolutamente nada. Por un lado, la economía mexicana está desplomándose y, por otro, se hacen graciosas condonaciones a Televisa. Que venga Franz Kafka desde el más allá a explicarnos qué nos pasa. Cualquier comentario que hagamos los mortales es inútil; insisto, no entiendo absolutamente nada.
Rodolfo Carreola Barranco / Pachuca
Que despida a 40 por ciento de burócratas incluyendo 3/5 partes de diputados y que deje un solo senador por estado. De ahí para abajo hay todavía muchos aviadores y burócratas que no hacen ni m... más que vivir como parásitos del erario.
Rubén M. Ruiz / Xalapa
Aunque me parece buena opción que ahorren en sus gastos y despidan burócratas, lo que en serio debería hacer Hacienda es dejar de condonar deudas millonarias a las empresas, y no subir los impuestos de los que sí pagamos. Sugiero que se cobren impuestos a los ambulantes y demás comercio que no los paga y ganan una lanotototota sin contribuir.
Luisa Straulino Mainou / Chetumal
Prefiero la propuesta de aumentar los ingresos del gobierno, añadiendo el establecimiento de una escala progresiva de impuestos a todos los causantes y reduciendo paralela y simultáneamente los gastos del gobierno en el mismo porcentaje del incremento logrado. Es la medida administrativa más rentable y racional.
Joel Quintero Estrada /Guadalajara
El problema de la baja del crecimiento económico y la galopante inflación se debe a un asunto de política económica en la que es más rentable invertir en fondos gubernamentales o en la bolsa de valores que en la producción; gracias a nuestra clase política, sea panista o priísta, los únicos beneficiados son los grandes capitalistas.
José Martín Herrera Curiel / Distrito Federal
Siendo austeros con los gastos improductivos, combatiendo la corrupción de verdad y aumentando el gasto, pero en cosas productivas como infraestructura, educación, salud, etcétera.
Foto
Adrián Domínguez de la Torre / Distrito Federal
Que elimine las concesiones fiscales a las grandes empresas. Que se establezcan impuestos a las ganancias especulativas de la bolsa. Que reduzcan la opulencia de los altos niveles de los tres poderes de la Unión.
Patricia Aguilar Albores / Cuernavaca
Si el gobierno federal quisiera, aplicaría un plan de ahorro sistemático en el que cancelaran el despilfarro, altos ingresos de la jerarquía política, eliminación al menos un poco de la corrupción y otras medidas, habría recursos hasta para disminuir todos los impuestos.
Antonio López Íñiguez / Distrito Federal
Sería para Ripley que el gobierno decidiera apretarse el cinturón: a varios se les caerían los pantalones, entre otros a Carstens; optará por lo de siempre: fregarnos más a los causantes cautivos y condonar a los peces gordos.
Benjamín Cortés Valadez / Distrito Federal
Combate a la corrupción, cobro de impuestos a las empresas beneficiadas por Hacienda, reducción del salario real en 80 por ciento al gabinete ampliado, viáticos, bonos, estímulos. Pero, ¿los corruptos van a perseguirse solos?
Juan Bris Guerrero / Distrito Federal
Deberían rebajar los estratosféricos sueldos de los funcionarios; además deberían dejar de pagar las pensiones de los ex presidentes y el IPAB, entre otros recortes. Al final van a salir con alguna medida lesiva para los intereses de las mayorías.
Faustino Sánchez Cruz / Toluca
Que reduzca sus gastos de operación, ya que los sueldos de la alta burocracia, así como la corrupción de gobernantes y funcionarios de todos los niveles, junto con el modelo económico son los factores más significativos en la grave crisis que afecta sobre todo a la población de bajos recursos. Además, que cobre impuestos a las grandes empresas y no sólo a los contribuyentes cautivos, sobre quienes pesa el sostén económico del país.
Elena García Rivera / Colima
Para nosotros los pobres, si se acelera la economía, ¡malo! Si se desacelera, ¡malo también! Para ustedes los ricos (gobernantes y empresarios corruptos), si se acelera la economía, ¡bueno! Si se desacelera, ¡bueno, también!
Ángel Ortiz Tovar / Chihuahua
Parafraseando a Liliana Felipe: Que devuelvan lo que se robaron.
Martha García Ramírez / Distrito Federal
Twitter: @galvanochoa
Facebook: @galvanochoa
Saqueo económico y neoliberalismo


De acuerdo con un informe del Banco de México (BdeM) referente a la balanza de pagos, difundido ayer, el monto de las transferencias de los capitales mexicanos hacia otros países cuadruplicó –en el primer trimestre de 2013– la cantidad de divisas que ingresaron por concepto de inversión extranjera directa. La primera de estas cantidades superó 20 mil 500 millones de dólares –mil 215 por ciento más que en el periodo correspondiente a 2012–, en tanto la segunda fue de cuatro mil 987 millones de dólares. Adicionalmente, el informe reporta que de 2000 a la fecha –periodo que coincide con el ciclo de administraciones federales panistas–, la cantidad de recursos que se fugó de la economía nacional, vía las transferencias al extranjero, asciende a 66 mil 720 millones de dólares, suficiente para pagar cuatro veces el saldo actual de la deuda externa del gobierno federal.
 
Los datos referidos desmienten en forma contundente uno de los principales argumentos con que los gobiernos de las tres décadas recientes han defendido la imposición del modelo económico neoliberal: que la conversión del país en un destino atractivo para los capitales foráneos –mediante acciones como la privatización de la propiedad nacional, la apertura indiscriminada de mercados, la desregulación económica y el aniquilamiento de derechos sociales y laborales– derivaría en una importante captación de divisas provenientes del extranjero que permitirían financiar el desarrollo.

Sin embargo, a la luz de cifras, como las del informe del BdeM, queda claro que ha ocurrido todo lo contrario: la forma en que se ha insertado nuestro país en la economía global lo ha convertido en exportador neto de capitales –valga decir, de riqueza–, y ese fenómeno, a su vez, es una de las razones centrales del mediocre desempeño de la economía nacional desde hace décadas; de la persistencia de rezagos sociales; de la falta de empleo y, a la postre, del incremento de los índices delictivos y estrechamiento de los márgenes de gobernabilidad.
 
Se configura así un círculo vicioso, en la medida que los fenómenos sociales señalados desalientan el flujo de inversiones productivas procedentes del extranjero; incentivan, por contraste, la proliferación de inversiones especulativas –cuyo aporte a la economía real es nulo–, e impulsan la salida de capitales mexicanos hacia otros países.
 
Las cifras mencionadas indican claramente la improcedencia de las políticas actuales de aliento a la inversión foránea: en tanto las mismas sigan diseñadas para favorecer a los grandes capitales y no a la población en general, se seguirá experimentando un déficit de recursos para mejorar las deterioradas condiciones de vida de ésta y alimentando, así sea en forma indirecta, la inseguridad, el descontento y la debilidad de las instituciones. Es necesario, en suma, iniciar un viraje en la prioridades presupuestarias, en las directrices fiscales, en las finanzas públicas y, en general, en la conducción económica del país. Porque es claro que el rumbo actual no está orientado a la generación y redistribución de la riqueza, sino a un saqueo económico sistemático y creciente.
FUENTE: LA JORNADA
 
Explicación necesaria-Fisgón

Una alerta más que roja

Jorge Carrillo Olea
¿Alguien cree que es posible cualquier empeño sin hombres? Pues sí, parece que sí hay quien lo piense. Por lo menos así se deduciría del Plan Nacional de Desarrollo que no considera ninguna fórmula para atender ese grave pendiente en el mundo de la seguridad. Es un punto de absoluta centralidad que se mantiene totalmente cerrado: la formación de recursos humanos de todo nivel, miles cada año, desde el primario hasta el de excelencia para las corporaciones, sus mandos y administración. Y la pregunta sin respuesta surge: ¿Cómo se pretende alcanzar un sistema policial mejor si no se empieza por formar sus recursos humanos con suficiencia en número, calidad y especialidades?
 
Con los años, a partir aproximadamente de 1985 en que se crea el Programa Nacional de Seguridad Pública, erráticamente han surgido algunas academias estatales que con todos sus méritos son insuficientes en calidad y en capacidad. La razón, otra vez, el interés en la seguridad pública no es fundamental y aún hoy parece que en los horizontes de los estados y el federal, con mucho privan las viejas prácticas retóricas por encima de la realidad, de claridad conceptual y compromisos puntuales. En el PND no hay una mención a la formación policial. Se presta atención al sistema penitenciario –lo que es correcto– pero nada al desarrollo de recursos humanos.

Durante la última década, uno de los tres primeros lugares entre los temas que más preocupan a los ciudadanos es su seguridad. Esto explica que cada vez un mayor número de estudiosos se ocupen de sus temas y que un creciente número de organismos civiles se interesen en observar al sistema de seguridad-justicia y en hacer notar los cambios que requieren, pero tampoco ellos han hecho suficiente énfasis en la educación.

No se conoce el número de egresados del nivel básico que se requeriría anualmente, menos aún cuántos mandos calificados y especialistas. Como aproximación acéptese que sí se ha sostenido que existen 400 mil policías en el país, hablando sólo de preventivos no de ministeriales, y siendo como son prescindibles en su enorme mayoría, cualquier cálculo aritmético refleja que los requerimientos de crecimiento y reposición resultan de alerta roja. La operación serviría para dar una idea del enorme universo del que se habla. Moderadamente quizá habría que formar, simplemente para reposición de bajas por eliminación o deserción, un 10 por ciento o sea 40 mil policías al año.
 
El creciente número de analistas interesados en materias semejantes, cuando solicitan datos sobre la formación de recursos humanos encuentran vacíos conceptuales sobre cualquier proyección en aspectos técnico-profesionales, materiales, calendáricos y de infraestructura financiera realmente preocupantes. ¡Atrás del discurso no hay nada! ¿Por qué?, pues porque no hay un proyecto sustantivo.
 
No se trata de formar policías de crucero, que aunque modestos son indispensables. Los servicios policiales de un país comparable con México poseen en su estructura un número sorprendente por su magnitud de unidades, jerarquías y especialidades que no se producen solas sino que demandan de sus correspondientes centros de formación para toda una pirámide profesional.
 
En adición, no hay país que no tenga en soporte de sus fuerzas policiales sistemas educativos sólidos, formales, profesionales y ya muy decantados en cuanto a experiencia. Se llega como Argentina, además de otras muchas instancias, a tener un Instituto Universitario de la Policía Nacional o a las veinte escuelas de especialidades de la Policía Nacional de Colombia; la Universidad Policial de Bolivia o como España a tener un Centro Universitario de la Guardia Civil que opera con la asesoría de la Universidad Carlos III, o tres escuelas superiores en Francia sólo para la Policía Nacional, o las cinco academias profesionales de Chile y, como es natural, todos participan y explotan el generoso filón de la cooperación internacional.
 
El Plan Nacional de Desarrollo expresa: La problemática en materia de seguridad pública requiere de una nueva estrategia integral que recupere la confianza de la ciudadanía en las corporaciones policiales. Queda clara una gran interrogante que al sistema hoy le será imposible contestar satisfactoriamente: ¿De dónde saldrán los nuevos policías en número, especialidad, jerarquía y oportunidad para crear esas corporaciones?
 
Se dice que ya vienen los militares para la Gendarmería Nacional: ya vienen y agregan que luego se irán. ¿Con quiénes, cómo y cuándo se les reemplazará? No hay respuesta y de esta manera, los buenos o malos intentos por cumplir con tantas intenciones expresadas en el Plan Nacional de Desarrollo quedarán en el aire. Simplemente ¡No habrá con quién!
Otra vez sobre el momento cardenista

Gustavo Gordillo
Hace un año hablaba de un momento cardenista, un momento parecido al que enfrentó Lázaro Cárdenas a fines de los años treinta. Primero un crisis económica mundial que clama por soluciones heterodoxas. Y una correlación de fuerzas internas que permite imaginar coaliciones intrépidas en lo político y lo económico. Hasta ahí la analogía.
 
La presente discusión en Europa entre crecimiento y austeridad –una pésimamente definida opción entre nosotros en los ochentas, pero aún presente en las más recientes administraciones y en declaraciones de las actuales autoridades hacendarias–; o la oposición programática en Estados Unidos entre rendir culto a los ricos o un regreso a la senda de mejor distribución de ingresos y beneficios; apuntan a un momento en donde lo definitorio será asumir riesgos para salir de la actual inercia de las políticas económicas.

Me refiero también a un momento cardenista en el ámbito interno. La tremenda fragmentación entre las clases dirigentes, las profundas escisiones en los tres partidos reales, las fracturas en las formas de representación política y social y una enorme proliferación de movimientos sociales y organizaciones locales en casi cualquier ámbito geográfico del país; claman por la construcción de una amplia coalición. Se requiere una transformación de las formas de representación social y en la forma de hacer política.
El año pasado estábamos frente a una larga parálisis donde prevaleció una especie de administración de la decadencia. La respuesta a ello fue la creación del Pacto por México. Se trata de una creación colectiva más bien azarosa, uno de cuyos orígenes es la propia movilización juvenil de año pasado. Se trata también de un pacto cupular entre las tres fuerzas políticas principales que logra romper la parálisis. Aquí reside su inmenso valor político.

Pero la fuerza del Pacto está en su debilidad. Es un acuerdo entre dirigencias cuestionadas en sus partidos. Los incentivos para que funcione son máximos porque está en juego su futuro. Tiene otras debilidades. Una superable, resultado de que algunos influyentes legisladores de los tres partidos se sienten suplantados en su función constitucional. La participación de los coordinadores legislativos en el Comité Rector puede ser un camino adecuado.
 
Otra más complicada: cómo asegurarse una participación efectiva de fuerzas no partidistas. Lo han intentado bien en principio con organizaciones campesinas y grupos de mujeres. Ahora lo buscan con un movimiento en efervescencia, la CNTE.
 
Otra discusión es respecto a la relación entre el Pacto y las elecciones. Se dice que si el PRI arrasa en julio el pacto de rompe. En primer lugar no creo que el PRI arrase. En segundo lugar veo las elecciones de julio que obedecen estrictamente a lógicas locales. Nada que ver con el Pacto. Desde luego no dejarán de haber malandrines que quieran orientar el voto como en Veracruz. Para evitar eso se requiere protesta, amenazas y vigilancia. Tal y como ha ocurrido.
 
Pero la discusión de fondo en este ámbito es entre reformas electorales como la propuesta de Madero que buscan mejorar el actual régimen de gobierno y las propuestas del Senado que aunque parezca un cut and paste de las principales demandas panistas y perredistas, en realidad apuntan hacia un cambio de régimen. Como apoyo la idea de una transición hacia un régimen semi-parlamentario al estilo francés, quisiera ver en el Pacto el germen de lo que podría ser una Comisión plural de reforma del Estado.
 
Pero el verdadero peligro para el pacto y para el país está en la mala situación internacional y sus efectos en el mediocre crecimiento nacional.
 
Quizás una mínima política anticíclica crearía condiciones internas de defensa ante el deterioro internacional y un clima propicio para las reformas que faltan, de las cuales la que el país verdaderamente necesita es la reforma del Estado.
Twitter: gusto47
FUENTE: LA JORNADA

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