Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 5 de diciembre de 2011

Así es la política en México- Calderón y el principio de Peter- La insoportable levedad del gel

Astillero
La insoportable levedad del gel
#LibreríaPeñaNieto
Olvidos e ignorancia
Felipe insiste en guión
Julio Hernández López
Foto
EN LA CUMBRE ALIANZA PACÍFICO. Los presidentes de Panamá, Ricardo Martinelli; Chile, Sebastián Piñera; México, Felipe Calderón; y Colombia, Juan Manuel Santos, y el canciller de Perú, Rafael Roncagliolo, posan durante la clausura de la segunda Cumbre de la Alianza Pacífico, que se realizó en Mérida, YucatánFoto Reuters
 
En cuatro minutos que estuvo fuera de su hábitat, Enrique Peña Nieto se mostró con nitidez como un baldío político incapaz de mencionar tres obras literarias que hubieran influido marcadamente en su vida, y cometió tales errores y actuó de tan deplorable manera que hizo preguntarse a muchos si un personaje con tal incultura e incapacidad escénica puede aspirar a gobernar un país con tantos problemas y tan harto de frivolidad e incompetencia como es México.
Fuera de los estudios televisivos y sin apuntador óptico para enfrentar lo imprevisto (el famoso teleprompter), llevado por una pregunta simple (e incluso amable) hacia zonas ajenas a los discursos redactados por los asesores o las declaraciones dictadas por los estrategas de imagen, Enrique Peña Nieto sufrió para no hundirse totalmente en el ridículo en la Feria Internacional del Libro a la que había llegado este sábado entre mantas, pancartas y porra en las afueras, y élite propicia en el interior del salón donde haría como que presentaba una conferencia en lo que era una partidización arreglada por los hermanos Padilla (que siempre apuestan el capital electoral de la UdeG a varias cartas) para brindarle un escenario privilegiado al virtual candidato priísta que deambula en campaña disfrazada, irónicamente, de actos académicos e incluso de presentación de un libro de su presunta autoría que ahora será motivo recurrente de recuerdos irónicos por cuanto resultará caricaturesco ver y escuchar al literariamente deshauciado priísta arguyendo que él ha escrito una obra cuando no es capaz siquiera de inventar articuladamente que ha leído otra.
Waterloo intelectual de un personaje largamente acusado de ser un producto de la mercadotecnia, en especial de las artes de inflado sobre pedido que practican las televisoras dominantes, en particular la dirigida por Emilio Azcárraga Jean. De lo estético a lo patético: el figurín de telenovela, el político que, según se ve, dedica más tiempo a la parte externa que a la interna de su testa, exhibió dolorosamente los efectos nocivos de la adoración intensiva del gel. El esculpido copete como exhibición inversamente proporcional a la profundidad y cultivo de lo que está bajo él. La sospecha confirmada de que a Los Pinos puede llegar una versión en tres colores de Ninel Conde o la reformulación capilarmente ventajosa de los famosos traspiés del embotado Vicente Fox. Horas oscuras para el mexiquense que pobló como pocos el espacio libérrimo de Twitter bajo la etiqueta #LibreriaPeñaNieto (de donde se tomó el título de esta columna) que, sin embargo, por la noche fue retirada de esa lista de tópicos importantes, en circunstancias que a muchos pareció censura, pues era evidente la gran cantidad de mensajes depositados en ese casillero, aunque especialistas aseguraron que tales referencias destacadas se definen por el crecimiento del asunto en cita y no por el número de menciones en sí.
Vacilante, atrapado sin salida, emboscado en la inmensidad libresca, Peña Nieto se fue enredando más y más (en http://bit.ly/uBk3D6 puede verse), asiéndose sin esperanza a los pocos recursos de defensa a su desmemoriado alcance: la pronunciación torpe que hizo entender que hablaba de leer telenovelas cuando decía desde novelas; la Biblia que nomás leyó poquito, a pesar de ser egresado de la opusdeísta Universidad Panamericana; la pifia vicentina respecto a Krauze y Fuentes; el bochorno cuando pedía que le ayudaran a recordar el título de un libro sobre las mentiras de Krauze y alguien sugirió Pinocho; la desvalida búsqueda de precisión al preguntar ¿Tomás, Tomasini?, en angustiada consulta al público burlón para saber el nombre del autor de algún libro que él decía leer; la confesión abierta de que no hay libros que lo hayan marcado en su vida y de que no registra los títulos de los libros que por lo dicho le dan lo mismo en cuanto a contenido y autores (¡Oh, no sabía que se llamaba directorio telefónico!, podría ser una equivocación llevada al absurdo). Y así pretende gobernar a México, aunque ha de reconocerse que su propensión al olvido no es nueva: años atrás no había recordado la causa de la muerte de su primera esposa al ser entrevistado por el periodista de una cadena para hispanohablantes en Estados Unidos, Jorge Ramos.
Mientras tanto, memorioso e implacable, Felipe Calderón daba continuidad a su libreto de desarticulación electoral anunciada. Ayer, en el contexto de la entrada a su sexto y presuntamente último año de gobierno, el promotor de la guerra contra el narcotráfico insistió en su tesis de que esas fuerzas atentan contra la democracia, lo que ya se había planteado oficialmente en los discursos del pasado 20 de noviembre y, por lo que se ve, constituye la nueva fase de la turbia campaña bélica que podría desembocar en la alteración profunda o de plano la cancelación de los comicios del año entrante.
A nadie beneficiaría más que al PAN y sus candidatos una arremetida de cárteles del narcotráfico (el principal de los cuales ha sido mencionado con insistencia como beneficiario de las acciones del gobierno calderonista). El partido en el poder federal ni siquiera ha podido definir una candidatura con visos de triunfo y ninguno de los actuales aspirantes parece llenar el ojo del desconfiado ocupante actual de Los Pinos. Según se ven las cosas actualmente, el principal enfilado a la victoria electoral es el literato Peña Nieto y le seguiría en oportunidades de crecimiento el abanderado de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador. En esta columna se ha señalado con insistencia la tentación, al estilo adjudicado a Nerón respecto a Roma, que rondaría Los Pinos ante el riesgo de tener que entregar el poder a otro partido. Ahora Calderón la vuelve postura oficial, así que nadie debe llamarse a sorpresa si el narcotráfico acaba políticamente como empezó: como una forma de manipulación en busca de legitimar o consolidar a una facción en apuros. ¡Hasta mañana!
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Dinero
Calderón y el principio de Peter
Las tasas de interés en México
Veracruz: resucita la tenencia
Enrique Galván Ochoa
 
La semana el presidente Calderón escribió en Twitter que ha pronunciado 3 mil discursos en sus cinco años en Los Pinos. Es una marca magnífica, tal vez supere a notorios picos de oro (así solía llamárseles antes) como el argentino Carlos Menem o Salinas de Gortari. Incluso Alejandra Sota debería tratar de registrarlo como récord Guinness. Por otro lado, al hacer un balance de lo que ha logrado en ese mismo periodo en materia económia, dijo que la inversión directa suma 100 mil millones de dólares. Posiblemente quiso impresionarnos, pero lo cierto es que la marca es mediocre. Notable hubiera sido lo doble, 200 mil millones, y aún estaríamos debajo de Brasil. Todavía dio otro dato para mostrarnos su éxito. Asegura que de junio de 2009 a la fecha se han generado un millón 670 mil empleos. Está quedando a deber cuando menos 3 millones de buenas plazas, según su promesa de campaña. Y todavía habría que ver si aquel millón 670 mil empleos se crearon en la economía formal o en la informal –en este último caso por medio de las compañías de outsourcing. En los últimos tiempos las grandes empresas contratan cada día menos personal en forma directa y lo hacen a través de la subcontratación. Le hubiera ido mejor a México si Calderón hubiera seguido su carrera política imponiendo récords de oratoria en el Legislativo, ya fuera como asambleísta del Distrito Federal, diputado o senador. Como Presidente de la República ejemplifica el principio de Peter: subió a su nivel de incompetencia. Eso sí, ha resultado buenísimo para cobrar. Prácticamente duplicó los ingresos de Fox y ya eran desproporcionados en relación con los de una familia de la clase media. El próximo año, el último, aun cuando sólo estará en Los Pinos 11 meses, recibirá 4’207,628 pesos (ingreso bruto, antes de impuestos). Algunos de los conceptos que integran esta espectacular suma son los siguientes: a) aguinaldo, $76,880; gratificación de fin de año, $319,628 (los cobrará en forma anticipada en noviembre); seguro de gastos médicos mayores, $13,057; seguro de separación del cargo (es una forma de indemnización por los años que trabajó de presidente), $357,550; seguro de vida y pago extraordinario por riesgo, $830,446. ¿Finalmente los contribuyentes nos libraremos de seguir alimentando la riqueza del personaje? No, para nada. Calderón tiene 49 años, el promedio de vida en México es de 75 años, al parecer goza de buena salud, sólo ha enfermado una vez en años recientes, cuando cayó de la bicicleta y se lastimó un brazo, así que durante los siguientes 26 años continuaremos pagándole una pensión millonaria como ex presidente. No desaprovechó la oportunidad para darle gracias a Dios por la manera tan generosa en que lo ha favorecido. ¿Quiere decir que Dios desfavoreció a todo un país para beneficiar a uno de sus miembros? Mmmm. A veces se le atribuyen obras que no ha realizado. Él todavía no ha dicho la última palabra.

Tasas de interés
Países como Italia y Grecia están pagando rendimientos a los compradores de bonos de gobierno de poco más de 7 por ciento anual, y es un escándalo. Los expertos no creen que pueda mantenerse con buena salud su sistema financiero pagando tasas tan elevadas. En México, según Reuters, después de la decisión sobre tasas de interés del Banco de México del viernes pasado, el rendimiento a 10 años, con fecha de vencimiento del 10 de junio de 2021 , avanzó 0.07 puntos frente a su cierre del jueves, a un 6.38 por ciento. Y la tasa a 20 años, con vencimiento el 31 de mayo del 2029, cerró a 7.46 por ciento, 0.05 puntos por arriba de su cierre previo, de acuerdo con intermediarios. En otras palabras, también el banco central mexicano está pagando rendimientos altísimos con tal de retener los capitales golondrinos. Pero siguen huyendo, se refugian en bonos del Tesoro de Estados Unidos, así que no le ha quedado de otra más que vender dólares de su reserva internacional para contener la devaluación.

@Vox Populi
Asunto: resucita la tenencia en Veracruz
Igual que en Coahuila es lo que está pasando en Veracruz. El gobernador Javier Duarte ya anunció que cobrará la tenencia, porque se requiere dinero; lo peor del caso es que no sabemos qué tanto cobrará por este concepto, si sólo la parte que correspondía a lo local o se va a ir tendido con local y federal. Antes de la elección de gobernador el año pasado, Fidel Herrera ingresó al Congreso local una iniciativa que derogaba la tenencia, misma que fue aprobada, lo peor del caso es que muchos nos fuimos con la finta y sacamos un automóvil a crédito, como fue mi caso. Llegando Javier Duarte ingresó una nueva iniciativa y dio marcha atrás al no cobro de la tenencia. Total que yo aún no termino de pagar una Escape 2011 en abonos y me llegó la tenencia por $8 mil 400. Si yo hubiese sabido la triquiñuela de estos dos connotados priístas, no compro el carro; en fin, ya lo di de baja en Veracruz y lo di de alta en Puebla.

Ramón Rosas/Veracruz
R: Es un engaño tras otro. Recordarás que Duarte fue el secretario de Finanzas de Fidel. Le está cubriendo las espaldas, pero el agujero que dejó es tan grande, que tiene que jalar dinero de donde se pueda.

Twitter
Dime que apoyas a Peña Nieto... y te diré cuántos libros has leído.
Mientras México le abrió las arcas sin chistar al FMI, Brasil lo condicionó para dar su apoyo. ¡Qué diferencia de gobiernos!
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Así es la política en México
Víctor Flores Olea
En verdad así es, no tanto por excepción, sino casi como regla. El ascenso y descenso por los caminos que llevan a la gloria y por las grietas que llevan al infierno fue vivido intensamente, seguramente una vez más, por ese personaje que parecía al principio, para quienes no teníamos el gusto, un norteño leve y dicharachero, que con buen ojo había designado Enrique Peña Nieto presidente del PRI. Un presidente del partido que él creyó rotundamente lo ayudaría en su carrera hacia Los Pinos.
Pero muy pronto, demasiado pronto, se encontró que el vivaz norteño lo era también para los negocios torcidos, en gran escala. El auditor del estado de Coahuila, Armando Plata, detalló que los fraudes de Moreira se remontan a los ejercicios presupuestales de 2008, 2009 y 2010, y suman, al menos, 16 mil 182.7 millones de pesos. La contratación de créditos multimillonarios con documentos falsos, además, fue una práctica común en el gobierno de Coahuila durante la administración de Humberto Moreira, y el monto adquirido equivale casi a la mitad de la deuda estatal, ha informado la Auditoría Superior del Estado.
Con buen sentido, Enrique Peña Nieto vio por fin que su designación de Humberto Moreira le traía consecuencias negativas y que había sido una falla garrafal. Tal vez no lo hizo con la rapidez que hubiera sido deseable, pero al final de cuentas lo decidió ante el desgaste terrible para su candidatura que ese nombramiento significaba. Tal vez han sido dos los nombramientos, o ceses, que Peña Nieto ha dictado para corregir en el límite decisiones que parecían ya definitivas: el de Eruviel Ávila como gobernador, en vez de alguno de los primos Del Mazo, que probablemente hubieran perdido el cargo en la campaña, y esta afortunada corrección in extremis sobre el nombramiento de Humberto Moreira como presidente del PRI.
Correcciones a tiempo, pero errores también en el origen que no lo liberan de responsabilidad y que denotan ya a un personaje en principio precipitado, y también autoritario, por lo que significan sus nombramientos originales que debe corregir más tarde para evitar desgastes mayores. Es decir, no han dejado de perjudicarlo tales nombramientos, porque denotan a un hombre poco reflexivo, acostumbrado a imponer sus primeros impulsos. Tal cosa, y varias otras que pudieran mencionarse, muestran a un hombre con tendencias al ejercicio de la autoridad sin demasiada consideración de las circunstancias, lo cual es uno de los síntomas mayores de la personalidad autoritaria (Hanna Arendt).
Con otra observación: Peña refuerza esos síntomas con las características de un político provinciano que, sin ver el conjunto y las relaciones políticas más amplias, casi siempre se expresa como autoritario y empeñado en imponer sus ocurrencias. En efecto, tal vez una de las características invariables del gobernante autoritario es su provincianismo, de lo cual, como es obvio, no escapa Peña Nieto. Algunos me dirán que en realidad ese provincianismo no es excepción en la historia del PRI, y tendrán seguramente razón. Su constante ha sido ese parroquialismo, salvo seguramente en los líderes de la revolución popular, que alcanzaban la universalidad por otros caminos: la certera intuición de las necesidades sociales más amplias, el proyecto de un país a largo plazo, de lo cual han sido capaces, como decía, los auténticos líderes de nuestra revolución popular, pero no los abogadillos de bufetes de tercera línea.
Cuando se habla del nuevo proyecto nacional, como necesario después de 2012, se habla de un país que no considere la modernidad como punto de partida y como punto de llegada del próximo futuro de México. Se habla más bien de construir una cultura que sea actual y que recoja en real síntesis creativa el pasado, la historia de México y los postulados que deben armar o definir una sociedad alejada de los principios del capitalismo, es decir, de los principios de una sociedad que sólo existe para la competencia y la ganancia y que se ha olvidado por completo de la solidaridad en la igualdad, y en la legalidad. Que únicamente existe para el aprovechamiento y la explotación, y que ha olvidado radicalmente los principios del desarrollo igualitario.
Por fortuna, no estamos exentos de esos valores, que contiene claramente la república amorosa de Andrés Manuel López Obrador, concepto que sería muy bueno que fuera desarrollado y especificado por su autor, como parte sustantiva y novedosa de su campaña electoral, que le daría, por cierto, popularidad y fuerza a sus aspiraciones. Se trata de una noción nueva y rica de contenido que ha de ser explicada a fondo por el candidato de las izquierdas.
En este punto del artículo redactado cayó en nuestras manos La Jornada del domingo 4 de diciembre, en que hay una maravillosa crónica de la comparecencia de Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en la que el precandidato habla de la Biblia con una imprecisión aterradora, y de La silla del águila, de Krauze (cuando es de Carlos Fuentes), así como con una vaguedad a toda prueba, cuando menciona otros libros sobre caudillos, de los cuales no recuerdo el título. Peña Nieto: “He leído varios. Desde novelas. En lo particular difícilmente me acuerdo del título de los libros. La Biblia es uno, en algún momento de mi vida. Algunos pasajes bíblicos. No me leí toda, pero sí algunas de sus partes…”
Las risas comenzaron a escucharse y Peña Nieto intentó reponer la figura. Aquí encontramos otra de las características de Peña Nieto, que muchos sospechábamos y que ahora se comprueba rotundamente: su incultura a toda prueba.

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