Educación: demagogia electoral
Alumnos de la escuela primaria "Enrique Rebsamen", en Oaxaca.
Foto: Miguel Dimayuga
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Con las elecciones en puerta, el tema educativo vuelve a cobrar notoriedad en los discursos gubernamentales y de los candidatos, que suman iniciativas e intenciones en cascada para mostrar que, con todo, hay algún interés en los jóvenes, en la reforma de los contenidos educativos y en los docentes.
Pero lo que menos pueden presumir el gobierno actual o los candidatos que han sido cómplices de la barbarie que se ha dado en el país se encuentra en este sector, el cual ha sufrido más la falta de proyectos, de avances y reformas sustanciales, así como de mayores sangrías presupuestales, que han ido a parar a los bolsillos de quienes se han beneficiado de la simbiótica y perversa relación entre el PAN y el SNTE (10 mil 676 millones de pesos en pagos irregulares para agentes del SNTE, de acuerdo con el Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2010).
El hecho es que se han soltado varias propuestas e iniciativas que vuelven a convertir a la educación en materia de demagogia electoral, en programas para captar votos por la vía del más pernicioso asistencialismo y en planes que, por los tiempos, ya no tienen otra razón que ser parte de la retórica partidaria y gubernamental a favor de algún candidato o candidata.
Véase si no el caudal de ofertas educativas que han salido en el lapso de algunos meses, los más aciagos de este gobierno: comenzó con el Programa Nacional de Financiamiento a la Educación Superior, a través del cual se prometen créditos bancarios para un grupo selecto de instituciones de educación superior, creyendo que así comprarán intereses de algunos sectores de la clase media.
Siguió el anuncio de 600 mil becas para estudiantes pobres en bachillerato y de 400 mil para universitarios. También pura demagogia porque las becas apenas alcanzarán para pagar el transporte o una precaria comida de quienes las obtengan, y porque el país, como nunca antes, se ha inundado de becas que si bien son propicias para mantener a los alumnos en la escuela, no han logrado elevar los niveles de aprendizaje ni la calidad de la escolaridad.
En algún momento habrá que preguntarse por qué siendo este sexenio el de las becas sin ton ni son, se siguen ocupando los peores lugares en rendimiento escolar y en las pruebas internacionales, además de alcanzar el mayor nivel de deserción precisamente en los niveles educativos en donde se otorgan más becas: medio superior y superior.
Y también se ha lanzado el sistema de una preparatoria a distancia, para captar, dicen, a un millón 800 mil estudiantes. Se orienta a los desertores del nivel, cuando se sabe que no se han adquirido los aprendizajes significativos para organizar de manera individual procesos cognitivos desde ambientes a distancia o en línea. De nuevo pura retórica.
Y luego la obligatoriedad del bachillerato, que alcanzará a ser universal … en 2022. Puro rollo, porque debiera haberse implantado desde el inicio del sexenio, y no ahora, cuando éste se halla en los límites de su penosa existencia. Además, habrá que ver en los hechos cuántos recursos se le otorgan para hacerlo viable y si se articula de manera exitosa durante el actual periodo escolar.
Para que no quede duda de las intenciones electoreras con el sector educativo, se ha anunciado la revitalización del programa Enciclomedia –todo un fracaso y una tremenda transa aún no ventilada públicamente– y de un proyecto pomposamente denominado “Aula Base Telemática”, que es como el remedo del anterior sin que se haya transparentado la licitación correspondiente.
Y para los profesores, se ha decretado la Evaluación Universal para el Desempeño Docente desde finales del año anterior, la cual ha provocado más controversia y rechazo (ya se ha suspendido por completo en Quintana Roo) que la misma Alianza para la Calidad de la Educación, porque ambas se manejan bajo los intereses que benefician enteramente al SNTE y no a los docentes de la educación básica.
Del mismo modo, ya se anunció, sin pena ni gloria, el Acuerdo 592 para avanzar en la articulación de 12 años de educación básica (Diario Oficial del 19 de agosto de 2011), asegurando que esto se logrará con un currículum por competencias y estándares de logros, con el aprendizaje del inglés desde preescolar, con una educación en la lengua materna y con el manejo de las tecnologías de la información, para llegar a ser una sociedad del conocimiento. Pura abstracción.
Ya veremos en los meses por venir cómo la educación será motivo de un más alto nivel de alarde de propuestas y de engaños. Todos los candidatos prometerán ser los “benefactores” de la educación nacional para hacer realidad lo que nunca se ha alcanzado. Habrá materia para la retórica y los grandes planes inalcanzables, mientras que millones de niños y jóvenes padecen del abandono y de la ignorancia, precisamente faltos de las alternativas que les ofrecerán por montones.
Fuente proceso
Pero lo que menos pueden presumir el gobierno actual o los candidatos que han sido cómplices de la barbarie que se ha dado en el país se encuentra en este sector, el cual ha sufrido más la falta de proyectos, de avances y reformas sustanciales, así como de mayores sangrías presupuestales, que han ido a parar a los bolsillos de quienes se han beneficiado de la simbiótica y perversa relación entre el PAN y el SNTE (10 mil 676 millones de pesos en pagos irregulares para agentes del SNTE, de acuerdo con el Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2010).
El hecho es que se han soltado varias propuestas e iniciativas que vuelven a convertir a la educación en materia de demagogia electoral, en programas para captar votos por la vía del más pernicioso asistencialismo y en planes que, por los tiempos, ya no tienen otra razón que ser parte de la retórica partidaria y gubernamental a favor de algún candidato o candidata.
Véase si no el caudal de ofertas educativas que han salido en el lapso de algunos meses, los más aciagos de este gobierno: comenzó con el Programa Nacional de Financiamiento a la Educación Superior, a través del cual se prometen créditos bancarios para un grupo selecto de instituciones de educación superior, creyendo que así comprarán intereses de algunos sectores de la clase media.
Siguió el anuncio de 600 mil becas para estudiantes pobres en bachillerato y de 400 mil para universitarios. También pura demagogia porque las becas apenas alcanzarán para pagar el transporte o una precaria comida de quienes las obtengan, y porque el país, como nunca antes, se ha inundado de becas que si bien son propicias para mantener a los alumnos en la escuela, no han logrado elevar los niveles de aprendizaje ni la calidad de la escolaridad.
En algún momento habrá que preguntarse por qué siendo este sexenio el de las becas sin ton ni son, se siguen ocupando los peores lugares en rendimiento escolar y en las pruebas internacionales, además de alcanzar el mayor nivel de deserción precisamente en los niveles educativos en donde se otorgan más becas: medio superior y superior.
Y también se ha lanzado el sistema de una preparatoria a distancia, para captar, dicen, a un millón 800 mil estudiantes. Se orienta a los desertores del nivel, cuando se sabe que no se han adquirido los aprendizajes significativos para organizar de manera individual procesos cognitivos desde ambientes a distancia o en línea. De nuevo pura retórica.
Y luego la obligatoriedad del bachillerato, que alcanzará a ser universal … en 2022. Puro rollo, porque debiera haberse implantado desde el inicio del sexenio, y no ahora, cuando éste se halla en los límites de su penosa existencia. Además, habrá que ver en los hechos cuántos recursos se le otorgan para hacerlo viable y si se articula de manera exitosa durante el actual periodo escolar.
Para que no quede duda de las intenciones electoreras con el sector educativo, se ha anunciado la revitalización del programa Enciclomedia –todo un fracaso y una tremenda transa aún no ventilada públicamente– y de un proyecto pomposamente denominado “Aula Base Telemática”, que es como el remedo del anterior sin que se haya transparentado la licitación correspondiente.
Y para los profesores, se ha decretado la Evaluación Universal para el Desempeño Docente desde finales del año anterior, la cual ha provocado más controversia y rechazo (ya se ha suspendido por completo en Quintana Roo) que la misma Alianza para la Calidad de la Educación, porque ambas se manejan bajo los intereses que benefician enteramente al SNTE y no a los docentes de la educación básica.
Del mismo modo, ya se anunció, sin pena ni gloria, el Acuerdo 592 para avanzar en la articulación de 12 años de educación básica (Diario Oficial del 19 de agosto de 2011), asegurando que esto se logrará con un currículum por competencias y estándares de logros, con el aprendizaje del inglés desde preescolar, con una educación en la lengua materna y con el manejo de las tecnologías de la información, para llegar a ser una sociedad del conocimiento. Pura abstracción.
Ya veremos en los meses por venir cómo la educación será motivo de un más alto nivel de alarde de propuestas y de engaños. Todos los candidatos prometerán ser los “benefactores” de la educación nacional para hacer realidad lo que nunca se ha alcanzado. Habrá materia para la retórica y los grandes planes inalcanzables, mientras que millones de niños y jóvenes padecen del abandono y de la ignorancia, precisamente faltos de las alternativas que les ofrecerán por montones.
Fuente proceso
Guerra de encuestas para el 2012
AMLO, EPN y JVM.
Foto: O. López, G. Canseco, M. Pérez
Foto: O. López, G. Canseco, M. Pérez
MÉXICO, D.F. (apro).- Oráculos modernos, propaganda disfrazada de estudio de opinión, fórmula para presionar a los partidos y mecanismos para inducir una percepción o autopercepción, las encuestas electorales en 2012 volverán a ser las protagonistas de una elección que cada vez más tiene tres características: a) será una contienda entre tres candidatos fuertes, b) existe entre 15 y 20% de voto indeciso que puede definir el resultado, y c) cada casa encuestadora está vinculada a un grupo mediático fuerte que creará una percepción clara.
El dominio de las dos grandes televisoras mexicanas (Televisa y TV Azteca) sobre las encuestas electorales, especialmente los exit poll o sondeos de salida, es una tendencia que se ha incrementado en los últimos dos años. Tan sólo en 2010, de las 12 elecciones estatales, 55.6% de las encuestas fueron realizadas por dos empresas vinculadas a Televisa: Consulta Mitofsky y Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), mientras que el 3 de julio de 2011 la empresa Mendoza Blanco y Asociados, cercana a TV Azteca, se presentó como la gran competidora en las encuestas de salida del Estado de México, Coahuila y Nayarit.
En el caso de GCE, el último error de medición casi le costó el rompimiento entre el gobierno de Felipe Calderón y Televisa. En vísperas de las elecciones de Michoacán, le dio 10 puntos de ventaja a Luisa María Calderón Hinojosa, Cocoa, candidata del PAN-Panal, hermana del primer mandatario y ahora en el ojo del huracán por la disputa entre el PAN y el PRI.
Según GCE, la intención del voto hacia Cocoa era de 40.9% frente a 30.5% del aspirante priista Fausto Vallejo. La realidad fue exactamente al revés.
El pasado lunes 20, en pleno periodo intercampañas para el 2012, se divulgaron dos encuestas contrastantes: la de Buendía & Laredo-El Universal, y la de la empresa Covarrubias.
Buendía&Laredo señaló que en estos momentos Enrique Peña Nieto tiene 48% de las preferencias como candidato del PRI-PVEM, frente a 32% de Josefina Vázquez Mota, del PAN, y 20% de Andrés Manuel López Obrador, de la coalición PRD-PT-Convergencia. La encuesta domiciliaria arroja 20% de los mil encuestados a domicilio que no respondió, es decir, casi 200 personas.
En contraste, Covarrubias y Asociados, empresa vinculada al PRD, y en especial a López Obrador, le dio a Peña Nieto una intención de voto de 36.8%, frente a 26.36% de López Obrador y 23.69% a Josefina. Es decir, el aspirante presidencial de la izquierda estaría en segundo sitio de la contienda y no ha sido desplazado por Vázquez Mota.
En lo único que coinciden ambas encuestas es que existe más de 18% de indecisos y que López Obrador ha disminuido drásticamente la percepción negativa. En esto también coincide IPSOS-Bimsa, que en una encuesta arrojada entre el 28 de enero y el 1 de febrero afirmó que López Obrador disminuyó 11 puntos la percepción negativa. La diferencia es que IPSOS-Bimsa le daba sólo 16% de intención del voto al exjefe de Gobierno capitalino.
En esto parece existir un consenso entre las otras casas encuestadoras: Mitofsky-Televisa, Parametría-El Sol de México y GEA-ISA le dan 16% a López Obrador, arrinconándolo en el tercer lugar.
No existe consenso en el tamaño de la caída de las preferencias electorales a favor de Peña Nieto. Todas (incluyendo Covarrubias) lo colocan en primer lugar. Sin embargo, Mitofsky calcula que su caída entre octubre y febrero es de apenas puntos puntos, mientras que IPSOS-Bimsa calcula que es de 18 puntos y Buendía&Laredo le da una disminución de ocho puntos. Covarrubias le da una baja de 12 puntos: en noviembre de 2011 el exgobernador mexiquense aparecía con 49 puntos, ahora tiene 36.8%, es decir casi 37%.
La guerra de las encuestas que se avecina es tan sólo un termómetro de por dónde andarán los intereses de los grandes grupos mediáticos y cómo los mismos partidos buscarán contrarrestar estas mediciones o considerarlas como parte de los “convenios” publicitarios bajo el agua con las televisoras y principales empresas periodísticas y radiofónicas.
La hegemonía de Consulta Mitosfky y de GCE es casi total. Un estudio comparativo sobre las 135 encuestas realizadas por 20 empresas encuestadoras en los comicios estatales de 2010 concluye que 28.2% de las encuestas correspondieron a sondeos a cargo de Consulta Mitofsky, dirigida por Roy Campos, mientras que 27.4% corrió a cargo del Gabinete de Comunicación Estratégica, dirigida por Federico Berrueto y Liébano Sáenz, exsecretario privado de Ernesto Zedillo.
En el caso de Consulta Mitofsky, “esta empresa se concentró en los procesos electorales de Oaxaca (donde realizó 42 sondeos, el número más alto en el 2010), Puebla y Sinaloa, y en menor medida en Hidalgo, Durango, Tamaulipas, Veracruz y Tlaxcala. Chihuahua, Quintana Roo y Zacatecas fueron excluidos del monitoreo de la encuestadora”, detalla el estudio comparativo, elaborado en agosto de 2010 para la dirigencia nacional del PRI.
En contraste, GCE fue “la única encuestadora que llevó a cabo sondeos en el total de entidades donde fue disputada la gubernatura, pero concentrándose en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, con cuatro encuestas en cada caso; en el resto, a excepción de Quintana Roo y Chihuahua, donde la empresa solamente llevó a cabo dos encuestas, se realizaron tres sondeos”.
El mismo estudio ubicó como tercera encuestadora más importante al Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional (Cisen). Este organismo era dirigido en 2010 por Guillermo Valdés, socio del exdirector de Pemex, Jesús Reyes Heroles, y cercano al equipo calderonista. El Cisen realizó sondeos en ocho entidades que representaron 10.5% del total.
En cuarto lugar, El Universal-Buendía&Laredo realizó 7.4% de las encuestas de ese año en las 12 entidades. Muy lejos quedaron Ipsos-Bimsa, que se concentró en Oaxaca y Puebla, con 4.4%, mientras que el periódico Reforma realizó 3.8%.
www.homozapping.com.mx
El dominio de las dos grandes televisoras mexicanas (Televisa y TV Azteca) sobre las encuestas electorales, especialmente los exit poll o sondeos de salida, es una tendencia que se ha incrementado en los últimos dos años. Tan sólo en 2010, de las 12 elecciones estatales, 55.6% de las encuestas fueron realizadas por dos empresas vinculadas a Televisa: Consulta Mitofsky y Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), mientras que el 3 de julio de 2011 la empresa Mendoza Blanco y Asociados, cercana a TV Azteca, se presentó como la gran competidora en las encuestas de salida del Estado de México, Coahuila y Nayarit.
En el caso de GCE, el último error de medición casi le costó el rompimiento entre el gobierno de Felipe Calderón y Televisa. En vísperas de las elecciones de Michoacán, le dio 10 puntos de ventaja a Luisa María Calderón Hinojosa, Cocoa, candidata del PAN-Panal, hermana del primer mandatario y ahora en el ojo del huracán por la disputa entre el PAN y el PRI.
Según GCE, la intención del voto hacia Cocoa era de 40.9% frente a 30.5% del aspirante priista Fausto Vallejo. La realidad fue exactamente al revés.
El pasado lunes 20, en pleno periodo intercampañas para el 2012, se divulgaron dos encuestas contrastantes: la de Buendía & Laredo-El Universal, y la de la empresa Covarrubias.
Buendía&Laredo señaló que en estos momentos Enrique Peña Nieto tiene 48% de las preferencias como candidato del PRI-PVEM, frente a 32% de Josefina Vázquez Mota, del PAN, y 20% de Andrés Manuel López Obrador, de la coalición PRD-PT-Convergencia. La encuesta domiciliaria arroja 20% de los mil encuestados a domicilio que no respondió, es decir, casi 200 personas.
En contraste, Covarrubias y Asociados, empresa vinculada al PRD, y en especial a López Obrador, le dio a Peña Nieto una intención de voto de 36.8%, frente a 26.36% de López Obrador y 23.69% a Josefina. Es decir, el aspirante presidencial de la izquierda estaría en segundo sitio de la contienda y no ha sido desplazado por Vázquez Mota.
En lo único que coinciden ambas encuestas es que existe más de 18% de indecisos y que López Obrador ha disminuido drásticamente la percepción negativa. En esto también coincide IPSOS-Bimsa, que en una encuesta arrojada entre el 28 de enero y el 1 de febrero afirmó que López Obrador disminuyó 11 puntos la percepción negativa. La diferencia es que IPSOS-Bimsa le daba sólo 16% de intención del voto al exjefe de Gobierno capitalino.
En esto parece existir un consenso entre las otras casas encuestadoras: Mitofsky-Televisa, Parametría-El Sol de México y GEA-ISA le dan 16% a López Obrador, arrinconándolo en el tercer lugar.
No existe consenso en el tamaño de la caída de las preferencias electorales a favor de Peña Nieto. Todas (incluyendo Covarrubias) lo colocan en primer lugar. Sin embargo, Mitofsky calcula que su caída entre octubre y febrero es de apenas puntos puntos, mientras que IPSOS-Bimsa calcula que es de 18 puntos y Buendía&Laredo le da una disminución de ocho puntos. Covarrubias le da una baja de 12 puntos: en noviembre de 2011 el exgobernador mexiquense aparecía con 49 puntos, ahora tiene 36.8%, es decir casi 37%.
La guerra de las encuestas que se avecina es tan sólo un termómetro de por dónde andarán los intereses de los grandes grupos mediáticos y cómo los mismos partidos buscarán contrarrestar estas mediciones o considerarlas como parte de los “convenios” publicitarios bajo el agua con las televisoras y principales empresas periodísticas y radiofónicas.
La hegemonía de Consulta Mitosfky y de GCE es casi total. Un estudio comparativo sobre las 135 encuestas realizadas por 20 empresas encuestadoras en los comicios estatales de 2010 concluye que 28.2% de las encuestas correspondieron a sondeos a cargo de Consulta Mitofsky, dirigida por Roy Campos, mientras que 27.4% corrió a cargo del Gabinete de Comunicación Estratégica, dirigida por Federico Berrueto y Liébano Sáenz, exsecretario privado de Ernesto Zedillo.
En el caso de Consulta Mitofsky, “esta empresa se concentró en los procesos electorales de Oaxaca (donde realizó 42 sondeos, el número más alto en el 2010), Puebla y Sinaloa, y en menor medida en Hidalgo, Durango, Tamaulipas, Veracruz y Tlaxcala. Chihuahua, Quintana Roo y Zacatecas fueron excluidos del monitoreo de la encuestadora”, detalla el estudio comparativo, elaborado en agosto de 2010 para la dirigencia nacional del PRI.
En contraste, GCE fue “la única encuestadora que llevó a cabo sondeos en el total de entidades donde fue disputada la gubernatura, pero concentrándose en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, con cuatro encuestas en cada caso; en el resto, a excepción de Quintana Roo y Chihuahua, donde la empresa solamente llevó a cabo dos encuestas, se realizaron tres sondeos”.
El mismo estudio ubicó como tercera encuestadora más importante al Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional (Cisen). Este organismo era dirigido en 2010 por Guillermo Valdés, socio del exdirector de Pemex, Jesús Reyes Heroles, y cercano al equipo calderonista. El Cisen realizó sondeos en ocho entidades que representaron 10.5% del total.
En cuarto lugar, El Universal-Buendía&Laredo realizó 7.4% de las encuestas de ese año en las 12 entidades. Muy lejos quedaron Ipsos-Bimsa, que se concentró en Oaxaca y Puebla, con 4.4%, mientras que el periódico Reforma realizó 3.8%.
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