American Curios
Vampiros
David Brooks
El presidente estadunidense, Barack Obama, compartió ayer lágrimas y abrazos con familiares de los fallecidos el viernes pasado en Aurora, Colorado, así como con los sobrevivientes, a quienes reiteró que el país entero
piensa en ellos. La visita de Obama ocurrió tras la identificación de todos los cuerpos y luego que la policía desactivó los artefactos explosivos encontrados en el departamento del agresor, James Holmes, estudiante de posgrado de 24 años
Foto Ap
La sangre de niños y jóvenes corrió por la sala mientras en la pantalla un hombre murciélago trataba de defender a su metrópoli de las fuerzas oscuras. Ese día en Aurora, Colorado, Batman fracasó.
El enemigo es tan feroz que ni el presidente, el gobernador, el Pentágono, un líder legislativo y, aparentemente, ni un superhéroe se atreven a desafiarlo, y todos se limitaron a expresar su profunda tristeza, lamentar el saldo del asalto mortal y pedir a todos
orar.
No necesitamos simpatía, sino acción, fue la respuesta de la Campaña Brady para Detener la Violencia Armada, principal organización nacional dedicada a promover mayor control sobre el acceso a las armas de fuego en este país. Sin embargo, ningún experto o activista cree que la tragedia en el suburbio de clase media de Denver cambiará las cosas en este país.
A pesar de que esta escena se ha repetido tantas veces, hoy día hay menos control sobre las armas en manos privadas, lo que permite que se repitan estas escenas. Es como si estos espectáculos de sangre nutrieran algo enfermo en este país, como si fuera un vampiro.
Desde que asesinaron a balazos a Martin Luther King y Robert Kennedy, en 1968, más de un millón de estadunidenses han muerto por violencia de armas de fuego en este país, según el Fondo para la Defensa de los Niños. Durante las últimas décadas, hay más vidas perdidas en este país por violencia de armas de fuego que el total de muertos estadunidenses en todas las guerras que ha librado Estados Unidos, señala el veterano periodista Bill Moyers.
Aun así, aquí se permite que casi cualquiera pueda adquirir más instrumentos de sangre y muerte, como lo hizo el responsable del multihomicidio en Aurora, quien compró un rifle de asalto AK-15, dos pistolas Glock y una escopeta en una tienda sin ningún problema. Todo legal. Eso se puede hacer a lo largo y ancho del país. Cada año se celebran aproximadamente cinco mil ferias de armas, donde incluso hay menos regulaciones para adquirirlas. Uno de cada cuatro adultos estadunidenses es dueño de armas de fuego.
De hecho, esta sociedad civil, la más armada del planeta, compra más de 4.5 millones de armas de fuego cada año. Hoy día hay suficientes pistolas, rifles y escopetas en manos privadas como para armar a cada estadunidense adulto (casi 300 millones de armas de fuego).
¿Cómo explicar que existen menos controles sobre las armas a lo largo de estos últimos años, a pesar de las balaceras en Virginia Tech hace cinco años; en la preparatoria Columbine hace 13, otra en un preparatoria de Ohio en febrero de este año, la muerte de Trayvon Martin en Florida, entre otras, más los tiroteos mortales que se reportan diariamente en Chicago, así como en otras grandes ciudades, más las noticias de todas las armas estadunidenses que provocan muertes en México y otros países? ¿Cómo explicar que, ante todo esto, la opinión pública estadunidense se oponga cada vez más a tener mayores controles sobre las armas en manos privadas (según los sondeos de Gallup, el porcentaje de estadunidenses que favorece leyes más estrictas se desplomó de 78 por ciento en 1990 a 44 por ciento en 2010, reportó Reuters)? ¿Cómo entender todo esto, no obstante que cada año en este país mueren aproximadamente 30 mil personas por armas de fuego, 87 en promedio cada día? ¿Cómo explicar que 49 de los 50 estados tienen alguna ley que permite a las personas portar armas ocultas fuera de sus casas para su
defensa?
Parte de la explicación gira en torno a la Asociación Nacional del Rifle (NRA), con más de 4 millones de miembros, una de las organizaciones más poderosas de este país. A través de su intenso cabildeo, en el que invierte millones para
cultivarpolíticos y promover medidas contra todo control a las armas de fuego, han logrado tener una influencia casi sin paralelo. Junto a otras organizaciones, la industria de armas y aliados poderosos ha logrado definir el acceso a las armas como derecho constitucional y una
libertadindividual sagrada. Insiste en que
las armas no matan; matan las personas.
De hecho, cuando políticos o activistas mexicanos exigen mayor control a la venta de armas en Estados Unidos, estas agrupaciones y sus aliados políticos acusan que esto implica una violación de un derecho protegido por la Constitución.
Tan efectivo es todo esto, que el derecho a las armas es considerado por gran parte de la población y por políticos como una
libertadintocable. Cuando Barack Obama era legislador estatal y después senador federal, fue un ferviente promotor de mayor control de armas, pero desde que llegó a la Casa Blanca, e incluso ahora ante esta tragedia, no menciona tal cosa, ajustándose, afirman analistas, a la
realidad política. El viernes Obama sólo se atrevió a declarar:
si hay algo que sacar de esta tragedia, es el recordatorio de que la vida es muy frágil.
La NRA puede movilizar a miles para oponerse a todo intento de mayor control, como apoyar o atacar a políticos con su presupuesto anual de cientos de millones de dólares (ha gastado decenas de millones para atacar a Obama). Por ello, especialmente durante un año electoral, ni el presidente ni casi ningún político mencionará y menos promoverá un mayor control de armas en este país (especialmente cuando ciertos estados muy inclinados a las armas serán claves para decidir la elección federal en noviembre). El Congreso no ha adoptado ninguna nueva ley importante sobre control de armas desde 1994, mientras la NRA logró su objetivo de anular la prohibición de algunos rifles semiautomáticos –los que se suelen encontrar en crímenes en México– en 2004. Dos tercios de los estadunidenses tienen una opinión favorable de la NRA, según una encuesta de Reuters-Ipsos en abril.
Moyers afirma:
que la ley permita a un lunático enfurecido adquirir fácilmente armas asesinas y no esperar consecuencias asesinases engañarnos.
Por ahora, los murciélagos vampiros están felices de que esta película continúe. Mientras tanto, algunos cines están ahora bajo protección armada.
El foco sobre España
León Bendesky
La crisis financiera en Europa está en una nueva fase centrada de lleno en España. Ni Irlanda, Portugal o Grecia representaron una situación tan frágil y determinante como es ahora la española. Aunque los efectos acumulativos de los otros, a los que se puede añadir Islandia, han definido las condiciones actuales en ese país, en el conjunto de la zona del euro y con alcance internacional.
Esta es la causa reconocida que afectó a los bancos por vía de los créditos que no se pueden pagar. El sector bancario, incluyendo las cajas, requiere mucho dinero para sanearse. La debilidad es, no obstante, de índole estructural, enraizada en los principios de la organizacion de la Unión Europea y, sobre todo, de la unión monetaria.
Además está el problema de la gestión política interna y sus derivaciones económicas, que hoy se expresan en el desquiciamiento de las finanzas de las autonomías. Frente a los severos ajustes presupuestales impuestos por el gobierno y exigidos por la Unión Europea en Bruselas, están prácticamente quebradas. Los servicios públicos se reducen, los ingresos de los funcionarios caen y muchos pierden el empleo, a ello se suma la contracción del sector privado que es también muy fuerte.
No hay recursos que alcancen para tapar los agujeros del presupuesto, y así las dificultades para obtener créditos internacionales crecen hora con hora. Los inversionistas exigen altas tasas de interés pues advierten que no hay capacidad de pago y no hay expectativas de que vaya a crear.
Los esquemas propuestos por el eurogrupo, el Banco Central Europeo y el FMI no generan ninguna certidumbre. El gobierno español recorta a diestra y siniestra y eleva cuantos impuestos estén en la mira, pero al caer el nivel de la actividad económica no recauda para ir cerrando la brecha del presupuesto. La quiebra está a la vista.
Los acreedores no creen en las políticas de control de la crisis, al tiempo que las protestas sociales van en aumento. La llamada economía social de mercado en buena parte de Europa, siempre de esencia puramente capitalista, está colapsada, los esquemas de bienestar deshechos y abierta la confrontación entre los grupos sociales.
Esa es una manifestación crucial de la crisis: economía y sociedad son indisolubles. Ahí radica una de las limitaciones más grandes de los esquemas, teóricos, técnicos y políticos con los que se piensa y enfrenta la crisis. El enfoque convencional de la economía está en manos de expertos sin una visión global de la sociedad.
Esta cuestión no se resuelve en el marco de los mercados, la evidencia aumenta sin generar un cambio en las ideas. No se voltea la atención a otras fuentes de pensamiento más complejo e integrado pero, por eso mismo, más crítico y que pone al descubierto las contradicciones del sistema. Pero eludirlas ciertamente no las elimina, como tampoco lo hace solamente reconocerlas. Recetas no las hay, pero sí mucho trabajo por hacer.
Ante la necesidad de ajustar y sin contar con el instrumento de devaluar la moneda, se provoca una devaluación interna como la reducción de los salarios aunada a la reforma que flexibiliza el mercado de trabajo. Esta medida distribuye la carga de la crisis de manera desigual y será muy costosa, pero incapaz de reponer una condición de funcionalidad en el marco de la Unión Europea y, sobre todo, en la zona euro.
Todavía hay países en esa región cuyas economías crecen aunque a tasas bajas. Pero en el esquema de la unión monetaria no se puede mantener la dicotomía entre los que están en crisis aguda y los otros. Para hacerlo unos habrán de pagar parte cada vez mayor de las cuentas, cuestión que se hace cada vez más conflictiva. Una solución política como la integración fiscal o, incluso, mayor integración política, es más complicada en el escenario actual. En todo caso llevaría un tiempo largo alcanzar por ese medio una nueva etapa de estabilidad macroeconómica. La solidaridad europea se confronta con las raíces nacionalistas de largo aliento histórico.
Esto sucede en un entorno global con estrechas interconexiones y en las que cambian de modo rápido los mecanismos de transmisión entre las economías. En la última década las corrientes de capital se movieron a los mercados considerados emergentes. Aumentó el crecimiento en China, India y Brasil, pero ahora son menores las tasas de expansión que, con las distorsiones generadas por la crisis desde 2008, provocan nuevos desplazamientos de recursos para tratar de preservar la rentabilidad, aunque sea disminuida, de los capitales.
Desde el otro lado
El mito del sueño americano
Arturo Balderas rodríguez
Recientemente apareció un libro sobre la forma en que el mercado de trabajo se ha transformado en los 30 años recientes en Estados Unidos. En La nueva geografía del trabajo (The New Geography of Jobs) el economista Enrico Moretti describe la forma en que el desarrollo de las innovaciones tecnológicas han modificado las condiciones del mercado laboral, las del salario e incluso las culturales, particularmente en el aspecto de la educación. En el estudio se compara el efecto diferenciado que las regiones que circundan ciudades de alto desarrollo tecnológico, como Boston o San Francisco, han tenido de aquellas en las que prevalece una estructura manufacturera tradicional, como Detroit. Este fenómeno pone en evidencia uno de los preceptos del sueño americano: que “los hijos –todos por igual– puedan alcanzar un mejor nivel de bienestar del que sus padres tuvieron”.
Esto último se refleja en diversos factores que determinan el nivel de bienestar en una y otra región, uno de ellos el educativo. En regiones de altos niveles de producción por la innovación tecnológica el nivel educativo es superior, debido no sólo a la demanda de ingenieros y diseñadores, sino de abogados, médicos, contadores y hasta economistas, o de empleos menos calificados, como taxistas y jardineros, que indirectamente se benefician de los altos salarios en esas empresas, Es lo que el autor explica como
el ecosistema que rodeaa esas corporaciones de punta; en otras palabras, una infraestructura productiva adecuada. El problema es que esas condiciones se perpetúan en una y otra región y hacen aún más profundas las diferencias entre quienes viven y vivirán en ellas. Si usted está pensando en nuestro país, acertó.
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