Gran Bretaña: Primera líder sindical
Frances O'Grady, nueva secretaria del TUC.
Foto: The Guardian
Foto: The Guardian
LONDRES (apro).- Gran Bretaña hizo historia este mes: una mujer se convirtió
por primera vez en la secretaria general del mayor sindicato del Reino
Unido.
El pasado martes 10, el Congreso de Sindicatos británicos (TUC, por sus
siglas en inglés), la principal coalición de gremios de Gran Bretaña con poder
para convocar las movilizaciones de trabajadores más numerosas, nombró a Frances
O’Grady, de 52 años, como su secretaria general, en medio de fuertes disputas
con el gobierno de coalición del primer ministro conservador David Cameron por
las polémicas recetas de ajuste y despidos en el sector público.
O’Grady obtuvo en forma unánime la votación de los delegados de los gremios
que componen el TUC. Reemplazará en septiembre a Brendan Barber al frente de la
poderosa entidad sindical, que cuenta con alrededor de 6 millones de
afiliados.
Barber, muy cercano al opositor Partido Laborista –que históricamente ha sido
el principal donante del TUC–, abandonará su cargo tras 10 años como jefe de la
coalición de gremios.
O’Grady calificó su nombramiento como un “gran honor”. Prometió utilizar su
posición e influencia para garantizar que el TUC “siga defendiendo a los
trabajadores”.
Esta es la segunda vez que la activista inglesa hace historia en el ámbito
sindical de Gran Bretaña, luego de que en 2003 se convirtió en la primera mujer
en ser elegida como vicesecretaria general del TUC.
“Nunca más que ahora es necesario un movimiento sindical fuerte y
responsable”, afirmó O’Grady en un comunicado, en referencia a la difícil
situación de miles de trabajadores del sector público cuyos empleos se ven
amenazados por el impopular programa de ajustes, despidos y recortes
presupuestarios de Cameron.
“Con las políticas de austeridad que golpean duro, sin evidencia de que estén
funcionando para los trabajadores, y tras haberse demostrado durante años que
estas medidas no han sido efectivas, las personas en empleo necesitan del TUC
para que los defienda, ahora más que nunca”, continuó la sindicalista.
Según O’Grady “hay que abogar por el crecimiento y la alternativa de empleos,
aprovechando una oportunidad única para construir una economía justa, productiva
y ecológica que funcione para todos los ciudadanos de a pie”.
La futura jefa del TUC fue la única candidata nominada por los sindicatos,
con 32 de los 54 gremios afiliados que la eligió unánimemente. Aunque O’Grady es
poco conocida fuera del movimiento sindical en Gran Bretaña, es una de las
gremialistas británicas más reconocidas dentro del sector, con una larga y
fructífera trayectoria, y un historial en su familia de lucha de los derechos de
los trabajadores: su abuelo había sido uno de los miembros fundadores del
sindicato de empleados del transporte irlandés (ITGW, por sus siglas en
inglés).
“Desde temprano ella fue reconocida como una estrella en ascenso”, declaró el
exsecretario general del TUC, John Monks. “Ella es muy diplomática y tiene mucho
encanto e imaginación. Cuenta con energía y dinamismo, además de poseer las
habilidades necesarias para ser una muy buena secretaria general”, agregó.
Nacida en la ciudad de Oxford el 9 de noviembre de 1959, O’Grady se graduó en
Ciencias Políticas e Historia Moderna de la Universidad de Manchester a
comienzos de los años ochenta, antes de obtener un diploma en relaciones de
trabajo y estudios sindicales del Middlesex Polytechnic, uno de los llamados
“semilleros” de sindicalistas en Gran Bretaña.
A mediados de los años noventa se sumó al TUC, tras pasar varios años
trabajando en el sindicato de transportistas TGW, donde hizo campaña a favor del
salario mínimo, salarios igualitarios entre mujeres y hombres, y mayores
derechos para aquellos empleados despedidos.
La activista, luego de finalizar sus estudios universitarios, trabajó de
forma voluntaria en varios organismos no gubernamentales, apoyando campañas a
favor de los derechos de los trabajadores e inmigrantes y oponiéndose a las
políticas privatizadoras de la entonces primera ministra británica, Margaret
Thatcher.
Dentro del TUC, O’Grady se opuso a la abolición del Consejo de Sueldos para
Trabajadores Agrícolas (que buscaba reducir los salarios de ese sector), e hizo
campaña por el salario vital y móvil, trabajando para atraer a más jóvenes al
sindicalismo y dejar atrás una histórica imagen de los gremios británicos como
“entidades machistas, dirigidas por y para hombres”.
Su ascenso dentro del congreso de sindicatos fue meteórico. En 1994 fue
nombrada secretaria de campañas del TUC, tres años más tarde fundó la influyente
Academia de Organización dentro de la entidad, y en 1999 se convirtió en la jefa
del Departamento de Organización del congreso de sindicatos, dando entrenamiento
a más de medio millón de empleados públicos, antes de ser votada unánimemente
como vicesecretaria del TUC, en 2003.
Como vicesecretaria, O’Grady lideró la exitosa campaña por el Acuerdo de
Principios de Cooperación con las autoridades de los Juegos Olímpicos,
garantizando sueldos básicos y condiciones de trabajo óptimas para todos los
empleados involucrados en las Olimpiadas de Londres.
Fue además una de las principales figuras dentro del sindicalismo en oponerse
a los planes del gobierno conservador para desmantelar el Servicio Nacional de
Salud (NHS), creado tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) para ofrecer
servicios de salud a millones de británicos luego del devastador conflicto
bélico, y que dio inicio al Estado de Bienestar británico.
Casada y con dos hijos, O’Grady vive en el norte de Londres, muy cerca de la
sede del TUC, en el histórico barrio de Camden.
Kevin Maguire, editor asociado del periódico izquierdista Daily Mirror y
quien conoce personalmente a O’Grady desde los años ochenta, es de los que
considera a la sindicalista como una mujer “muy persuasiva” e “ideal” para
negociar con las autoridades en el gobierno por los derechos de los
trabajadores.
O’Grady asumirá al puesto durante el próximo congreso anual del TUC en
Brighton, en el sur de Inglaterra, en medio de fuertes disputas con el gobierno
de coalición conservador-liberal democrático para que detenga sus planes de
despidos masivos dentro del sector público, como prometió al asumir el poder en
mayo de 2010.
El congreso de sindicatos ha amenazado con una “oleada” de protestas y
medidas de fuerza para octubre y noviembre próximos en repudio a los despidos y
a la fuerte reducción del presupuesto estatal impulsado por Cameron para achicar
el déficit fiscal y el endeudamiento del Tesoro.
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