El factor clave
Jesús Murillo Karam, representante de Enrique Peña
Nieto para asuntos jurídicos, acompañado del líder del PRI, Pedro Joaquín
Coldwell.
Foto: Germán Canseco
Foto: Germán Canseco
MÉXICO, D.F. (Proceso).- De acuerdo con la información conocida públicamente
hasta ahora, es un hecho que el PRI incurrió en irregularidades en el manejo de
los recursos de las campañas electorales; lo que falta por definir es su
gravedad. Sin embargo, algunas de las evidencias indiscutibles que hoy se
conocen permiten tener indicios fundados de que se trata de faltas graves.
El reconocimiento del PRI, tras una reiterada negativa inicial, de la
contratación de la empresa Alkino Servicios y Calidad, S.A. de C.V., para la
transferencia de los recursos a su estructura electoral, permite establecer
hechos irrefutables: primero, la utilización de empresas mercantiles para la
prestación de dicho servicio; segundo, que una de las empresas señaladas por el
Movimiento Progresista como involucrada en este financiamiento irregular
(Comercializadora Atama) efectivamente está involucrada en dichas operaciones;
tercero, que los accionistas de Atama son los mismos que los de otra de las
empresas (Grupo Comercial Inizzio) ya denunciadas; y cuarto, que estos 66.3
millones de pesos que el PRI reconoce son adicionales a las facturas por 141
millones de pesos que incluyó en su denuncia la coalición.
La declaración del priista Jesús Murillo Karam abre también la discusión
sobre dónde deben reportarse los gastos que genera la estructura electoral:
representantes generales y representantes de casilla que, contrario a lo que
señala el colaborador peñista, no son parte de una estructura permanente del
partido, que es la que se incluye dentro de los gastos ordinarios, sino de una
estructura eventual vinculada directamente al proceso electoral. El PRI
reconoció que en los procesos electorales de 2006 y 2009 los había reportado en
los gastos ordinarios, lo cual es muy discutible y, desde luego, ya cuestionaron
los partidos opositores.
Por otra parte, en una entrevista con el diario Reforma, el representante
legal de Alkino, Rodolfo Antonio Jumilla, afirmó que los recursos que se
manejaron en realidad fueron producto de un financiamiento, lo que de
confirmarse configuraría una irregularidad, ya que el Reglamento de
Fiscalización del Instituto Federal Electoral señala en el inciso “e”, párrafo 1
del artículo 326, que los partidos deben informar a la Unidad de Fiscalización
de: “La apertura de créditos o su equivalente, a más tardar a los cinco días de
haberse celebrado la operación correspondiente, mediante un informe
pormenorizado sobre el contrato de apertura…”. Y luego de más de tres meses el
PRI no había informado de dicha operación al IFE.
Ahora bien, de los elementos ciertos que ahora se conocen se desprenden
indicios preocupantes: uno, es un hecho que en esta trama participan empresas de
las que se podrían denominar “fantasmas” –es decir, constituidas legalmente pero
sin existencia real– para dificultar el seguimiento de los flujos de dinero.
Esto incluso ya lo aceptó el PRI, aunque trata de desvincularse de cualquier
responsabilidad; y dos, la reiterada negativa inicial de este partido permite
suponer que la participación de esas empresas tenía la intención de ocultar la
utilización de los citados recursos en el proceso electoral, cualquiera que haya
sido el motivo.
En este escenario, y en el mejor de los casos para el PRI, de confirmarse que
lo único que hizo fue firmar un contrato de prestación de servicios con Alkino y
que ésta subcontrató a Atama para la consecución de un crédito y la distribución
de los recursos, todo quedaría en una irregularidad administrativa, por no haber
informado oportunamente de dicha operación. En el segundo mejor escenario,
siempre suponiendo que la información que proporcionaron Murillo Karam y el
representante de Alkino es cierta, el IFE decidiría que los gastos de esta
estructura eventual se deben incluir en los reportes de gastos de campaña y se
agrega el rebase de topes de gastos de campaña, con lo cual se configuraría otra
falta.
Sin embargo, de confirmarse las hipótesis que pueden construirse a partir de
los indicios, el problema es mayor y las sorpresas pueden ser mayúsculas, pues
las razones para esconder dicho dinero a través de empresas fantasmas bien puede
ser simplemente el no rebasar los topes de gastos de campaña, pero también puede
ser para ocultar su origen y destino.
En lo que respecta al origen se abre una amplia gama, pues ahí podría existir la intención de evitar sanciones por rebasar los montos de financiamiento privado o de donantes individuales, de esconder aportaciones de empresas mercantiles o hasta de lavar dinero de procedencia ilícita. Y en lo que respecta al destino las opciones serían menos, pero igualmente divergentes: esconder el pago de una estructura electoral o evitar que se documenten la compra de votos y algunas otras acciones que pueden constituir delitos electorales.
En lo que respecta al origen se abre una amplia gama, pues ahí podría existir la intención de evitar sanciones por rebasar los montos de financiamiento privado o de donantes individuales, de esconder aportaciones de empresas mercantiles o hasta de lavar dinero de procedencia ilícita. Y en lo que respecta al destino las opciones serían menos, pero igualmente divergentes: esconder el pago de una estructura electoral o evitar que se documenten la compra de votos y algunas otras acciones que pueden constituir delitos electorales.
De comprobarse cualquiera de éstas, incluyendo el hecho de que el monto total
de los recursos es mucho mayor de los 66.3 millones de pesos que ahora reconoce
el tricolor, el problema para el PRI es mayor, pues hace apenas nueve años (el
18 de marzo de 2003, para ser precisos) fue sancionado por el caso Pemexgate, en
el que el PRI también pretendió ocultar el origen y destino de 500 millones de
pesos que utilizó en la campaña presidencial del año 2000. Así que sería la
segunda ocasión en apenas 12 años en la que el tricolor incurre en la misma
falta.
El Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales es muy
preciso al respecto: primero en el artículo 101 señala que una de las causas de
pérdida de registro es “incumplir de manera grave y sistemática” con las
obligaciones del Cofipe; y, posteriormente, en el artículo 354, al señalar las
sanciones aplicables a las diversas infracciones señaladas en los artículos
previos, precisa en el numeral IV del inciso “a”: “En los casos de graves y
reiteradas conductas violatorias de la Constitución y de este Código,
especialmente en cuanto a sus obligaciones en materia de origen y destino de sus
recursos, con la cancelación de su registro como partido político”.
Por ello es fundamental que el IFE y la Fepade resuelvan las respectivas
denuncias antes de que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación califique la elección presidencial, pues su impacto
sobre la legitimidad y credibilidad del proceso electoral puede ser devastador.
Calderón debe convocar a una reunión con AMLO: Alejandro Gurza
Felipe Calderón, titular del Ejecutivo.
Foto: Octavio Gómez
Foto: Octavio Gómez
SALTILLO, Coah., (proceso.com.mx).- El presidente Felipe Calderón Hinojosa
debe ofrecer a Andrés Manuel López Obrador el mismo trato que dio a los
candidatos Josefina Vázquez Mota y Enrique Peña Nieto y reunirse con él,
recomendó el empresario Alejandro Gurza Obregón, exmilitante del Partido Acción
Nacional.
Felipe Calderón “tiene la obligación de reunirse con López Obrador para
hablar, analizar, para evitar consecuencias lamentables ante la descomposición
del país”, enfatizó Gurza Obregón.
“Ambos deben buscar la paz de México. Hacer lo imposible para evitar que el
país se destruya, debido a unas elecciones amañadas donde el Partido
Revolucionario Institucional realizó un gran ilícito con la compra masiva del
voto”, denunció el empresario.
Se deben reunir para “buscar la paz y la concordia, ante la descomposición
del país”, reiteró.
Destacó que el cuestionado triunfo del PRI no es con mayoría, sino con un
mínimo de votos, lo que en cualquier democracia consolidada obligaría a una
segunda vuelta.
Mencionó que las evidencias sobre las diversas estrategias fraudulentas que
utilizó el PRI para superar los gastos de campaña y comprar votos son muy
evidentes. Sin embargo, todo indica que el Tribunal Federal Electoral tomará
la decisión de refrendar el triunfo de Enrique Peña Nieto.
“No queremos llegar a una situación de violencia, ya que no son del todo
agradables las declaraciones del Tribunal Federal Electoral”, enfatizó el
empresario.
Destacó que la Organización Despierta México tiene evidencias de que el PRI
ordenó la compra de votos a través de 17 gobernadores, ya que Enrique Peña Nieto
tenía que ganar la elección en esos estados: “A través de la organización
hicimos una intensa campaña para dar a conocer el fraude de la compra de
votos”.
Aseguró que todas esas evidencias permiten al Tribunal Federal Electoral
anular la elección como se logró en Michoacán.
Sin embargo, “es tal la corrupción que inclusive en el Tribunal Federal del
Poder Judicial de la Federación, creo, sin temor a equivocarme que no van
aceptar las pruebas, lo que será un insulto a todo México”.
Subrayó que como producto de esta “elección fraudulenta” ahora se perfila
como prescindente una persona que no tiene capacidad para encabezar el
gobierno.
Alejandro Gurza Obregón, concesionario de Ford en Coahuila desde 1934 y
militante del Partido Acción Nacional (PAN) durante casi seis décadas,
actualmente encabeza la organización Despierta México, en la que participan
otros empresarios que se sumaron a la campaña de Andrés Manuel López
Obrador.
El empresario demandó que el Tribunal Federal Electoral anule el pasado
proceso electoral para convocar a una nueva elección.
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