Venezuela dio un positivo ejemplo al mundo en contraposición a México
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La oposición de derecha ha comprendido que la coyuntura no la favorece, por eso se apresuró a reconocer el triunfo de Chávez, y sentarse a esperar mejores tiempos
El triunfo indiscutible de Hugo Chávez en Venezuela, reconocido ejemplarmente por la oposición, abre expectativas de progreso no sólo al país andino, sino a Latinoamérica toda. Ahora todo depende de que el gobierno estadounidense tenga la voluntad suficiente para frenar los afanes revanchistas de la derecha continental, ya que solo con el apoyo de la Casa Blanca podría modificar la firmeza progresista del pueblo venezolano, expresada civilizadamente en las urnas.
Venezuela dio un positivo ejemplo al mundo, en contraposición a México, cuyas elecciones estuvieron operadas por leales sirvientes de la oligarquía, con el fin de apuntalar sus intereses, aunque con ello pusieron en grave riesgo el futuro del pueblo mexicano. Es de admirarse el comportamiento de la oposición venezolana, pero debe admitirse que en buena parte se debe al respeto que le inspira un pueblo politizado, cuya respuesta hubiera sido firme y patriótica en defensa de la legalidad.
Ahora cabe esperar que la marcha de progreso integral de Venezuela se acelere, para demostrar a tirios y troyanos que impulsar cambios estructurales de fondo es factible sin interferencias externas, sin recurrir a engaños como las famosas reformas estructurales que impulsa en nuestro país la derecha internacional, en exclusivo apoyo a la oligarquía autóctona.
Chávez tiene la oportunidad de corregir errores y acelerar la marcha del pueblo hacia conquistas que hagan irreversible lo conseguido hasta ahora, oportunidad que no se le dio al pueblo chileno en los años setenta, cuando estuvo a las puertas de un progreso social inimaginable entonces, que de haberse concretado, como lo quería la mayoría del pueblo, hubiera evitado muchos sufrimientos a toda Latinoamérica.
La Revolución Bolivariana seguirá su curso ascendente, en beneficio muy en particular del Cono Sur, donde están dadas las condiciones para fortalecer un desarrollo social progresista, con una más firme participación ciudadana. Esto tiene una trascendencia fundacional, teniendo en cuenta que el mundo occidental se encuentra al borde del colapso por más de tres décadas de caminar a contracorriente de la Historia, tan sólo para favorecer intereses ilegítimos de camarillas cuya voracidad es ilimitada.
Cabe esperar ahora que la plutocracia estadounidense entienda que nada saldría ganando con tratar de forzar el curso de los acontecimientos en Venezuela, particularmente, y en el Cono Sur en general, como sí lo ha hecho en nuestro país, donde gobierna con el apoyo de leales servidores apátridas sólo atentos a engordar sus cuentas bancarias, asociada con oligarcas igualmente voraces y sin pizca de amor a México, como lo han demostrado en las últimas tres décadas.
Es paradójico que México, el país latinoamericano que más temprano hizo una revolución antifeudal, ahora vaya completamente a la zaga en el subcontinente, mientras que Venezuela, asiento de una oligarquía ultra reaccionaria, con gobiernos amparados en un sistema corrupto que dio entrada a los principales terroristas en los años setenta, ahora tenga un futuro más luminoso, gracias a una dirigencia patriótica empeñada en sacar a Venezuela del subdesarrollo. Así lo ha comprendido la mayoría del pueblo y por eso demostró en las urnas su disposición a cerrar filas en torno a esa dirigencia.
Así queda demostrado que la unidad nacional se da con hechos, no con demagogia ni mediante el liderazgo de medios de comunicación reaccionarios y ajenos totalmente a los designios del país que los ha cobijado. Mucho menos cuando el gobierno es ejercido con base en compromisos extraterritoriales, como el actual en México, presto más a favorecer a socios que a sus compatriotas. ¿Acaso es una mentira que Felipe Calderón tiene más interés en favorecer a grupos españoles que a los trabajadores mexicanos?
Venezuela tiene un futuro promisorio, gracias a que cuenta con un liderazgo firme que defiende los intereses de su pueblo, por encima de cualesquiera otros, exactamente lo contrario de lo que nos acontece a los mexicanos, a partir de que las políticas públicas dejaron de implementarse en Palacio Nacional, hace más de tres décadas. De ahí que, mientras más recursos tengamos, menos posibilidades tendremos de progresar, porque los mismos servirán sólo para engrosar fortunas externas y a nosotros sólo nos quedarán los daños al medio ambiente y a la salud del pueblo.
Esto explica el interés de Calderón en anunciar, antes de que termine su mandato, los hallazgos de más yacimientos petroleros, pues eso le proporciona más poder negociador con inversionistas extranjeros. Al fin que para eso se puso de acuerdo, desde hace tiempo, con los patrocinadores de Enrique Peña Nieto. En cambio, Venezuela es dueña de sus recursos energéticos, y los aprovecha en beneficio de su pueblo, no de camarillas ambiciosas, como antes sucedía, sobre todo en los años setenta y ochenta, cuando Caracas era el paraíso de los terroristas.
La oposición de derecha ha comprendido que la coyuntura no la favorece, por eso se apresuró a reconocer el triunfo de Chávez, y sentarse a esperar mejores tiempos
Guillermo Fabela - Opinión EMET
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