Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 24 de noviembre de 2012

El documental 1994, el año de la ruptura

El documental 1994, el año de la ruptura

 
 
Por el canal cuatro de Televisa (10 de noviembre de 2012), con guión y producción de alumnos de la Universidad Iberoamericana, se transmitió un documental sobre la crisis política, económica y social entre el levantamiento indígena de Chiapas, el homicidio del excandidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional y la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, como punta de lanza de la dizque “modernización” promovida por Salinas. A quien se le vino el mundo encima, pues el hecho donde Colosio murió físicamente y Camacho políticamente, tenía huellas que venían desde los pasillos del poder presidencial; y el padre del sonorense señaló que el franchute Joseph María Córdoba Montoya, cerebro gris de Carlos Salinas de Gortari, “tuvo mucho que ver”.
Lamentablemente el documental sólo entrevista a salinistas: Aguilar Camín, sobrado de “historiador”, como le apodan sus amigos dándoselas de poseer la verdad absoluta; menos soberbio, Enrique Krauze, pero creyendo ser la segunda versión de su ídolo Octavio Paz; Fernández de Cevallos, crítico del subcomandante Marcos por su máscara, aunque ande igual con su barba a la Maximiliano desde sus años de panista enloquecido.
El tonto y asesor de Peña, Liébano Sáenz –Zedillista emboscado en el colosismo– ha editado dos tomos que no están a la venta con una colección de los “mejores discursos” políticos; y argumenta que quienes digan que el discurso de Colosio del 22 de marzo fue un deslinde de Salinas, “no saben de discursos”. Entre otros, interviene Salinas con su calvicie total, el muy dominador en 1994, aunque dando palos de ciego para poder imponer como sucesor del sucesor a Zedillo, viéndose obligado a huir después de que éste encarceló a Raúl [Salinas de Gortari] por el asesinato de Ruiz Massieu.
Es un relato cronológico de los hechos, pero no profundiza en la ruptura del sistema-régimen que, como apuntó Krauze, inició con el asesinato de Obregón y concluyó con el de Colosio. Dos sonorenses en el marco del Partido Nacional Revolucionario, Partido de la Revolución Mexicana y Partido Revolucionario Institucional, donde este último sobrevive con la ilegitimidad notoria de Salinas a Peña. Los entrevistados justificaron todo, sin meterse con el homicidio de Colosio, argumentando que todo se le “salió de las manos a Salinas”, quien manipuló al mismo Colosio, a Camacho y a Córdoba (entre otros), y exhibió a su asesor Aguilar Camín con las copias de jugosos cheques a su favor tras la transición de éste al zedillismo.
Así pues, nada nuevo ofrece el documental, como que Colosio solicitó una cuartilla a varios ciudadanos sobre lo que debería tocar en su discurso, y que derramaría el vaso salinista. Y tras su negativa de renunciar decidieron matarlo. Querían que fuera en Sonora, pero se perpetró en Tijuana, donde los espías de Zedillo, José Murat y Liébano, lo tuvieron al tanto. ¡El jefe de la campaña, atrincherado por órdenes salinistas en la capital del país! La esposa del sonorense, con un cáncer muy avanzado, se negó a recibir a Salinas.
Y aunque dice que Colosio recibió un tiro, en realidad fueron dos. Hay cosas que saben quienes no participaron en el documental, pues 1994 fue el principio de un final anunciado, que no llega porque el foxismo y el calderonismo son la continuidad del antiguo régimen, sin alternancia y menos transición a más democracia.
*Periodista
 

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