Astillero
Norberto, ¡quédate en casa!
Más culpa que Mahony
México, potencia: Friedman
Assange en La Jornada
Julio Hernández López
HOMENAJE A RAÚL VERA. Diversas organizaciones de derechos humanos y de sindicatos realizaron ayer un homenaje a monseñor José Raúl Vera López, por luchar por la justicia de los indígenas, defensores de derechos humanos, obreros y víctimas de masacres. El acto se realizó en la sede del sindicato de telefonistas
Foto María Luisa Severiano
El cardenal Norberto Rivera Carrera no debería asistir al cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto 16, pues está afectado por peores circunstancias descalificatorias que las que han llevado a católicos de varias partes del mundo a demandar que un asociado de Rivera, Roger Mahony, quien fue cardenal de Los Ángeles durante largo tiempo, se excuse de ir al Vaticano y de votar para el nombramiento de un nuevo Papa.
Mahony acaba de estar durante más de tres horas y media en la metrópoli californiana frente a abogados que, en una diligencia judicial, trataron de puntualizar el papel de complicidad que ese cardenal mantuvo en la protección a sacerdotes acusados de cometer abuso sexual contra menores de edad (http://bit.ly/13F8snb ). Los litigantes que informaron de esa comparecencia se abstuvieron de entrar en detalles, porque así los obligan las reglas de esos tribunales, pero el caso más conocido tiene como referencia al presbítero Nicolás Aguilar Rivera, quien gozó de protección por parte de Norberto Rivera.
El cardenal mexicano fue acusado de realizar una práctica cuyos patrones se han visto reproducidos en casos similares: ante acusaciones y pruebas de abusos sexuales contra menores, los superiores jerárquicos fingen atender el caso y, si éste no es desactivado mediante promesas e incluso amenazas, el presunto infractor es enviado a otros lugares del mismo país o al extranjero (como en el caso de Los Ángeles), donde los pederastas continúan las mismas tareas sabidas de depredación sexual. De eso fue acusado Norberto Rivera cuando era obispo de Tehuacán, Puebla, de donde fue enviado el pederasta Nicolás Aguilar a Los Ángeles, con el cardenal Mahony, donde abusó, entre otros, de Joaquín Aguilar Méndez, quien contrató los servicios de un bufete jurídico californiano para entablar una demanda contra los jefes religiosos involucrados y el cura directamente ejecutor del abuso sexual.
Michael Finnegan, miembro del despacho jurídico que llevó la denuncia, aseguró en marzo de 2007, según lo que reportó Sanjuana Martínez, quien dio notable seguimiento a ése y otros casos de índole parecida:
Demostraremos cómo el cardenal Norberto Rivera estuvo envuelto todo el tiempo en la protección a Nicolás Aguilar. Él es más culpable que Mahony en este caso. Ambos están tratando de protegerse a sí mismos y no piensan en proteger a los niños. Otro abogado, David Drivon, explicó:
Pretendemos probar con hechos que Norberto Rivera Carrera sistemáticamente envió a otros curas pederastas, además de Nicolás Aguilar, y que por ello es parte directa de la conspiración para obstruir la justicia, una conspiración culminada en California inclusive, aunque el cardenal Rivera actuase desde México(http://bit.ly/124D1rg ).
A pesar de todo, las acusaciones contra Rivera no avanzaron en California, y en México contó con el apoyo del calderonismo, que incluso retorció reglas y procedimientos para expulsar virtualmente del país a abogados estadunidenses que, con fundamento legal, pretendían interrogarlo en las oficinas de la arquidiócesis de México.
Y, sin embargo, el fantasma de la pederastia cuando menos tolerada y protegida vuelve a asomar en el entorno del cardenal Rivera de la mano de Mahony, acusado de proteger durante sus 26 años de mando religioso a cuando menos 129 sacerdotes acusados de pederastia. Una revista católica italiana, Famiglia Cristiana, ha preguntado a sus lectores si creen que Mahony debe estar en el cónclave, y el grupo estadunidense Catholic Voices ha lanzado la campaña
Mahony, quédate en casa(http://bit.ly/UYTGse ).
Debilitado por los escándalos de pederastia y la corrupción de la élite vaticana, Benedicto 16 decidió renunciar a su cargo. ¿Tienen autoridad moral, respeto eclesiástico y congruencia quienes participen en ese cónclave y voten para designar a un nuevo Pontífice y estén seriamente acusados de las mismas razones que han llevado al ciudadano Ratzinger a dimitir? Por ello, así como en Los Ángeles se le ha pedido a Mahony que se quede en casa (aunque voló a Roma apenas desahogó el trámite judicial antes mencionado), el mexicano Rivera también debería deshacer las maletas en México, aunque ya debe estarlo haciendo en el Vaticano.
Thomas L. Friedman, uno de los más destacados articulistas de The New York Times, ha escrito un texto en el que augura que México será el poder económico más dominante en el mundo en el presente siglo (http://nyti.ms/XVhau7 ). Incluso recomienda a John Kerry, secretario de Estado de Estados Unidos, que si está buscando una nueva agenda,
probablemente debería enfocarse en forjar una integración más estrecha con México que romperse el cráneo con Israel, Palestina, Afganistán o Siria. Añade, entusiasta:
Es un proceso ganar-ganar. Hace a las compañías estadunidenses más rentables, lucrativas y competitivas, se podrán expandir en casa y en el exterior; les da razones a los mexicanos para quedarse en México (y no migrar) y reduce la violencia. Tenemos un comercio bilateral diario de mil 500 millones de dólares con México y hemos gastado 300 millones cada día en Afganistán. Esto no es inteligente.
El planteamiento de Friedman, titulado
Cómo México ha regresado al juego, encaja con exactitud en el optimismo que promueve el nuevo gobierno mexicano. El articulista destaca la importancia del Pacto por México y cree que si se logran abatir los monopolios en materia de energéticos, telecomunicaciones y educación, México podría incluso enseñar a los estadunidenses
un poco acerca de democracia. Otra vez, México estaría frente a la necesidad de prepararse para administrar la abundancia.
Y, mientras los priístas se acomodan en términos asambleísticos a las necesidades privatizadoras y fiscales del jefe en turno, y el Nuevo PRI resplandece en la CTM visitada por EPN, ¡hasta mañana, con Julian Assange y sus históricos wikileaks aposentándose por la vía literaria e internética en La Jornada!
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EnRoque de principios-Rocha
La lealtad, la doblez, la palabra
Adolfo Gilly*
Soldados sublevados bajo el mando de Manuel Mondragón y Félix Díaz defienden la Ciudadela, durante el cuartelazo contra Francisco I. Madero, el 9 de febrero de 1913
Foto tomada de Wikipedia
El 24 de abril de 1901 el coronel Victoriano Huerta, desde la Hacienda de Mazatlán, enviaba al Ministro de la Guerra, general de división Bernardo Reyes, un informe manuscrito con letra firme y clara redacción. Comenzaba así:
Mi querido general de todo mi respeto: Lo saludo y permítame que le dé a usted un abrazo.
En el texto de su mensaje, el coronel daba información detallada de los movimientos de tropa en la región en persecución del
enemigo:
Los que merodeaban por la sierra de Mochitlán, muchos de ellos venían en la noche a sus casas. Se preparó el golpe y anoche fueron aprehendidos treinta y tantos, todos ellos pronunciados. Ordené que los más culpables fueran castigados y el resto lo mandaré a ésa para que pasen a Yucatán.
Castigados, escrito con letra grande y cargada, quería decir fusilados.
El 16 de mayo de 1901 Huerta informaba a Reyes:
la campaña en rigor ha concluido. [...]
Me faltan algunos por castigar y otros por remitir a usted. Todo se hará de la manera más expedita aunque digan, como dicen que dicen, que soy animal carnicero.
En el Colegio Militar (promoción 1872-1879) Huerta había descollado en matemáticas y astronomía. El coronel era un jefe cruel, pero no uno cualquiera.
2. A lo largo del año 1899 el capitán 1º de artillería Felipe Ángeles, profesor en el Colegio Militar, publicó en El Arte y la Ciencia,
revista mensual de Bellas Artes e Ingeniería, una serie de once artículos de
Ingeniería Militar: los cinco primeros sobre
Fórmulas relativas a las velocidades y presiones en las armas de fuego; los restantes sobre
Principios del arreglo del tiro de la artillería. En 1901 el capitán Ángeles fue enviado a Francia para inspeccionar el material de artillería de las fábricas militares Schneider-Canet y St. Chaumond contratado por el gobierno mexicano. Allá recibió su ascenso a mayor.
Ambos militares, Huerta (Jalisco, 1845) y Ángeles (Hidalgo, 1868), encarnaban dos almas y dos culturas del Ejército Mexicano durante la presidencia larga del general Porfirio Díaz, quien para la jerarquía militar era figura paterna y árbitro indiscutido. Retirado don Porfirio, sus destinos se cruzarían en la presidencia breve de Francisco I. Madero y en la tragedia de febrero de 1913.
3. Madero fue electo presidente en octubre de 1911 y tomó posesión en noviembre. Entonces, contra la palabra dada a Zapata, rompió tratativas y acuerdos y le soltó la jauría militar de Juvencio Robles. Hacia junio de 1912 su gobierno estaba cercado por una feroz campaña de prensa; una derrota militar en el norte ante Pascual Orozco que había llevado al suicidio a su secretario de Guerra, el general José González Salas; una fronda de los hacendados, los industriales y los comerciantes, con altavoces en la prensa y en la universidad; y la rebelión zapatista en el sur. Cuatro guerras: una de papel, otra del gran dinero y otras dos de fuego verdadero, en el norte y en el sur, asediaban a Madero.
Crecía entretanto el prestigio de Victoriano Huerta, quien después del fracaso de González Salas había derrotado a la rebelión orozquista en Bachimba, Rellano y Conejos. Era el general que en la segunda mitad de 1911 había tenido una polémica pública con Madero, cuando moviendo tropas buscaba romper sus contactos con los rebeldes zapatistas.
4. Era el presidente un hacendado liberal, un hombre valiente en cuyo carácter se cruzaban la terquedad, las dudas y los golpes de audacia. Cercado por la prensa, la saña de los acaudalados y de la sociedad bienpensante, las intrigas diplomáticas, las divergencias entre los militares y la guerra zapatista, a inicios de agosto de 1912, dio un repentino viraje. En sustitución del viejo general Juvencio Robles, empeñado en una campaña de exterminio en Morelos, envió al apenas ascendido general Felipe Ángeles, director del Colegio Militar y soldado de su confianza. Era un cambio de jefes federales en busca de acercamientos y entendimientos con los de la revolución del sur.
Como resultado, en los meses siguientes se desencadenó en la prensa una áspera polémica contra esta política y una confrontación pública entre Victoriano Huerta y los mandos del norte, y Felipe Ángeles, general de la guerra del sur, hecho insólito en cualquier cuerpo armado.
El cuartelazo del 9 de febrero de 1913 ya estaba inscripto en esta crisis militar, fuera del control del presidente y atizada por la alta sociedad nostálgica del Antiguo Régimen, temerosa de la guerra del sur y enemiga hasta el odio de Madero.
5. A fines de 1912 contra el gobierno conspiraban abiertamente el general Bernardo Reyes, preso en Santiago Tlatelolco desde su frustrada rebelión en diciembre de 1911, y el general Félix Díaz, preso en Lecumberri por su rebelión en Veracruz. Por otro lado, muy en secreto, conspiraba Victoriano Huerta, en desacuerdo con el rumbo de Madero. En torno a ellos, un enmarañado grupo de civiles de buena familia jugaba a los noveles conspiradores sin recordar que las armas son cosa seria y las carga el diablo. Rafael de Zayas dejó un testimonio único de esos afanes. Según Martín Luis Guzmán, en esos días
seguían celebrándose casi abiertamente los conciliábulos de los conspiradores.
El 9 de febrero estalló la primera de esas conspiraciones, la de Bernardo Reyes y Félix Díaz. Su fuerza principal vino de la Escuela Militar de Aspirantes, fundada bajo la protección de Reyes como implícita rival del Colegio Militar, y de la cual en 1908, en un extenso artículo público que le valió un arresto y un destierro a Francia, Felipe Ángeles había dicho que no servía para nada.
Los aspirantes tomaron Palacio Nacional en las primeras horas de ese 9 de febrero. Horas después, en una épica irrupción por sorpresa con pocos soldados y mucha audacia, el general Lauro Villar retomó la plaza sin disparar un tiro, nomás a gritos y sombrerazos, y encerró bajo arresto a los aspirantes que, en efecto, probaron que no servían para nada. Al rato llegó la columna rebelde encabezada por Bernardo Reyes, Félix Díaz y Manuel Mondragón, confiados en que la plaza estaba tomada. Fueron recibidos a balazos por las tropas de Lauro Villar. Reyes murió en la refriega, Villar resultó seriamente herido y Díaz y Mondragón, desconcertados, se replegaron y buscaron refugio en la Ciudadela.
6. A diferencia de la Escuela de Aspirantes, el Colegio Militar –cuyo director titular era el general Ángeles y su sustituto interino el teniente coronel Víctor Hernández– respondió al presidente y desde hora temprana avanzó desde Chapultepec hacia Palacio Nacional con Madero cabalgando a la cabeza, según aparece en las célebres fotos. Cuando llegaron a Palacio el cuartelazo reyista ya había sido derrotado por el Ejército con jefes como Lauro Villar y Juan Manuel Torrea. El desfile del Colegio Militar pasó a la iconografía histórica como la Marcha de la Lealtad.
Era verdad, salvo un detalle. A esa marcha se incorporó el general Victoriano Huerta, que aparece junto a Madero en la conocida foto del balcón de la Fotografía Daguerre. Ese jefe que desde diciembre conspiraba, avanzaba cubierto por el manto simbólico de la lealtad de los cadetes del Colegio. Como en una tragedia clásica en ese desfile, oculta, también marchaba la traición.
Llegados a Palacio Nacional y fuera de acción Lauro Villar, Madero designó jefe de la plaza a ese destacado general. Era cuestión de días, más precisamente de una decena de días cuyo relato es de sobra conocido, para que Victoriano Huerta apresara a Francisco I. Madero, José María Pino Suárez y Felipe Ángeles y después mandara matar al presidente y su vicepresidente, cuyas vidas les había jurado respetar.
7. Confiado a Huerta el mando militar de la ciudad, Madero tomó una iniciativa sorprendente. En secreto, diciendo que iba a Toluca, subió a su automóvil y con dos ayudantes militares, sus secretarios y el chofer se fue a Cuernavaca en busca de Felipe Ángeles. Presidente y general discutieron allá la situación y a la mañana siguiente, el 10 de febrero, regresaron a la capital con dos mil soldados de la guarnición de Cuernavaca. El viaje y el regreso contaron con la pasividad cómplice de los zapatistas, negociada por Ángeles, y sus movimientos no fueron hostilizados. Los insurgentes del sur protegieron el paso de aquel presidente que con ellos no había tenido palabra y ni siquiera parecía recordarlo.
Poca atención ha merecido este golpe de audacia de Madero, típico de su carácter: confianza en sí mismo, en su misión y en su estrella; incomprensión ante la doblez y la maldad; distancia e incumplimiento hacia los pobres; terquedad e indecisión entrelazadas.
Al regreso, el viaje audaz se disuelve en la confianza de Madero en la jerarquía militar, la cual relega al general brigadier Ángeles a comandar una batería en la avenida Reforma –
la insignificante batería, como la llamaría con sorna el embajador Wilson– y deja el mando supremo en manos del general de división Victoriano Huerta.
8. Felipe Ángeles, el general leal al presidente, quedó prisionero en la jaula de la subordinación al orden militar, contra el cual no podía sublevarse. Este dilema con color de tragedia suele acosar vez tras vez, en los momentos críticos, a ciertos hombres militares. ¿La subordinación al mando superior es sinónimo y forma concreta de la lealtad? ¿O la lealtad es sentimiento y conducta de un orden superior, aquel que toca al honor militar? ¿La palabra dada es sólo un compromiso con el otro o es ante todo uno consigo mismo y con el propio sentimiento del honor? La doblez entre el decir y el hacer, cuyo ejemplo exquisito es Huerta en esos días, ¿es lícita astucia ante el enemigo o es envoltura de la traición frente al amigo?
Estos dilemas pueblan la vida militar y la literatura desde Homero, Julio César y Hernán Cortés hasta Shakespeare, Tolstoi y De Gaulle.
Una historia militar es lo que pasa en el alma, la mente y la moral de combate de los ejércitos y sus jefes, y no sólo un recuento y un relato de las armas ofensivas y las posiciones defensivas en el orden de las batallas.
El cuerpo de oficiales del Ejército federal se subordinó a Victoriano Huerta. Pero también, en la trágica crisis de aquel febrero, las varias almas de ese ejército se escindieron y se enfrentaron después en los campos de batalla. Su historia se cerró en la batalla de Zacatecas el 23 de junio de 1914, derrotado y destruido por la División del Norte conducida por Francisco Villa y Felipe Ángeles, dos generales leales a Madero, y en la huida sin honor de Victoriano Huerta. Este, empero, es ya otro relato.
*Presentado en el Coloquio A cien años de la Decena Trágica-Crónica de un cuartelazo anunciado, Colmex-UNAM-INAH-INEHRM, 21 y 22 de febrero de 2013.
Nosotros ya no somos los mismos
La renuncia de Benedicto XVI
Enfrentamientos en el Vaticano
¿A nosotros los alemanes?
Enfrentamientos en el Vaticano
¿A nosotros los alemanes?
Ortiz Tejeda
En imagen proporcionada por el diario vaticano L’Osservatore Romano, Benedicto XVI, desde la ventana de su estudio, bendice por última vez a miles de fieles congregados este domingo en la plaza de San Pedro
Foto Ap
De hecho, bajo mi nombre en esta columneta, simplemente debería anotarse: compilador. Me voy a concretar a transcribir diversas reacciones sobre la renuncia de don Joseph Ratzinger (alias Benedicto XVI).
Las damas primero: sobre la renuncia papal, doña Paz Fernández Cueto cita a Benedicto:
la renuncia fue tomada con plena libertad por el bien de la Iglesia, tras de haber orado durante mucho tiempo y haber examinado mi conciencia ante Dios. La Conferencia del Episcopado ratifica:
la decisión de dejar el papado se dio con plena libertad. No coincide, con afirmaciones tales, el presidente de la Confederación Nacional de Iglesias Cristianas, Arturo Farela, quien piensa que la renuncia
trae consigo muchas dudas sobre los motivos reales de la decisión. Menciona, entre otras
el lavado de dinero que realizó el banco Vaticano. En su columna del diario Reforma, Manuel J. Jáuregui plantea:
Este megaescándalo de los abusos sexuales sacerdotales, ¿tuvo algo que ver con la renuncia del papa Ratzinger?Jáuregui agrega que Alex Gibney, autor del documental que el editorialista comenta en su artículo, le contesta a The Guardian: “su papado –el de Ratzinger– siempre estará manchado por la crisis de los abusos sexuales; su renuncia siempre permanecerá, inextricablemente ligada a esta crisis”.
Otras voces hacen notar la absoluta incompetencia de Benedicto para meter orden dentro de su nomenklatura. Él mismo, en su homilía La hipocresía religiosa denuncia:
en ocasiones la Iglesia se desfigura por las divisiones dentro del cuerpo eclesiástico, y llama a superar las individualidades. ¿Se habrá referido al enfrentamiento que en el Vaticano, hasta los monaguillos conocen, entre el cardenal Ángelo Sodano, ex secretario de Estado de Juan Pablo II y el actual brazo derecho de Benedicto, el cardenal Tarcisio Bertone, a quien se hace responsable de múltiples desatinos del pontífice, entre ellos el sermón de Ratisbona, que tanto dañó las relaciones con los musulmanes? Nuestro admirado Penultimátum nos relató que en la Universidad de Retensburg, Alemania, Benedicto se tomó la libertad de citar a un emperador Bizantino y dijo:
Muéstrame aquello que Mahoma ha traído de nuevo y encontrarás sólo cosas malas e inhumanas. A la abierta simpatía que le causó al mundo islámico el comentario, se sumó la del mundo africano, cuando igualmente su santidad, reprobó el uso del condón en ese continente abrumado por el sida. Por favor, lean o relean la columna citada, del 15 de febrero. Otras malas lenguas recuerdan el affaire de los documentos sustraídos de la intimidad papal, que dio origen a los Vatileaks y al libro Su Santidad, en el que se exhibieron intrigas palaciegas y corruptelas como para dejar a los Borgia hechos niños Montessori. Mis amigos judíos, casi todos de IQ superior (aunque no se sabe si por amigos míos, o por judíos), sospechan que hubo una concertacesión cuando el Papa se refirió a la declaración Nostra Aetate, que borraba la incriminación a los judíos sobre la muerte de Jesús y afirmó: “los amigos judíos pedían, sobre todo a nosotros los alemanes (¿cómo dijo? ¿A nosotros los alemanes? ¿Qué implica esta especificación, este acto fallidísimo? No se dirigían al sumo pontífice, al sucesor de Pedro, sino al cardenal alemán convertido en Godfather ), que la Iglesia hablara del Antiguo Testamento, sobre todo después de los tristes acontecimientos del nazismo” “…para ellos era claro que la Iglesia no fue responsable del Holocausto, un número notable de cristianos perpetró esos crímenes, aunque sabemos muy bien que los verdaderos creyentes resistieron al nazismo”. Y, por pura curiosidad científica, el joven cadete Ratzinger, ¿de qué lado de la raya estuvo?
La multicitada doña Paz, angelicalmente opina que desde su primera encíclica, Deus caritas est, las aportaciones teológicas de don Benedicto han enriquecido enormemente el acervo de la Iglesia, haciendo partícipes de este tesoro a
protestantes, ortodoxos, anglicanos y judíos…más los que coopte en cada nueva intervención, siempre incluyente, tolerante, cristiana y fraterna, pues como dice doña Paz, el Papa siempre ha estado
abierto a los cambios que exige la modernidad. ¿De dónde saca entonces don Jesús Silva Herzog Márquez, que Ratzinger
niega las conquistas de la modernidad, repudiando, como si fuera capricho de alguna imposición, la convivencia en el pluralismo?
Acabemos con este penoso y doloroso asunto con unas cuantas referencias más sobre uno de los asuntos que marcarán definitivamente la vida de Ratzinger como autoridad superior de la Congregación para la Doctrina de la Fe, primero y, posteriormente como Benedicto XVI.
El primer asunto se refiere al odio y rechazo patológico (pleno de sospechosismo), que le inspiran esos hijos de Dios, nuestros hermanos en Cristo que, supongo por un descuido, un bostezo divino nacieron –dice la Iglesia– con un defecto de fábrica. Es decir no salieron a la
imagen y semejanza del Creador. Imagen que, por otra parte, ha sido invención nuestra. Un periodista alemán interrogó a la titular del ministerio de
La Familia, Kristina Schroeder:
¿Por qué si el idioma alemán conoce el masculino, el femenino y el neutro, a Dios se le designa como masculino?“Evidentemente, Dios no es ni hombre ni mujer –contestó Kristina– el artículo no tiene significación, el neutro sería igualmente correcto.” La respuesta despertó la cólera del conservador legislador Norbert Geis, quien aportó un argumento incontrastable:
Dios es manifiestamente el padre, es decir, el Señor (y, dado el caso: un súper Señor).
Pero, ¡Dios sí lo quiera!: ¿Y si en aras de la equidad divina, Dios fuera –como debiera– bisexual? Obviamente, los homosexuales serían sus hijos tan queridos como el más homofóbico machín ¡Qué desquite eterno, qué desquite! O, ¿si a Dios en su inmensa sabiduría y poder le hubiera dado la divina gana de crear otro planeta en el que los heterosexuales fuéramos las minorías sojuzgadas, perseguidas (desde su Antiguo y Nuevo Testamento, si no hay derechos de autor galáxicos). Si se nos limitaran todas las posibilidades de expresar nuestros sentimientos y deseos (con los que fuimos dotados desde la concepción, según se insiste). Si emparejarnos con nuestros semejantes del sexo opuesto fuera delito y, peor aún, un pecado, que pasaría? ¿Habría varios infiernos?
Imagino con regocijo indescriptible el día del Juicio Final: una sinfonía cósmica de ayes, gemidos, lamentaciones. Un rechinar de dientes, crujir de huesos y, por supuesto, sonorísimas mentadas, saldrían de los clósets de todos los tiempos y todas las geografías (del Sacro Colegio Cardenalicio, principalmente). ¡Nos engañaron, nos mintieron! ¿Entonces perdimos la vida finita y también la eterna?
Me quedan tres asuntitos pendientes con don Benedicto. El primero es el lobby gay que hace y deshace en el Vaticano y que, seguramente, va a ser más influyente en la sucesión del señor Ratzinger, que muchos millones de católicos en el mundo. El segundo, se refiere a la interpretación que hizo Benedicto XVI del llamado de Jesús.
Dejad que los niños se acerquen a mí, seguramente influido por el cura alemán Peter Hullerman; el párroco Murphy, de Milwaukee, o el oriundo de Cotija, MM (nada que ver con la virginal Marilyn Monroe), Marcial Maciel. El segundo, la generosa y desprendida participación de don Benedicto en la designación de Ernst von Freyberg, como nuevo presidente del banco Vaticano. De esto hablaremos el lunes 4 de marzo, si ustedes viven y yo también.
Cierro con gratitudes: Fer Villávalos. Entendido. Nicolaita se deriva de Nicolás y por tanto se pronuncia: nicolaita luego entonces, por ser grave, no lleva tilde.
Luis Adrián Luna Silva. Te juro que no se olvidará en los próximos 10 días: apóstrofo, no apóstrofe, se llama al signo gramatical al que hice referencia.
Juan de la Cámara, prominente productor cinematográfico, hasta que se hizo millonario. No tengo datos confirmados para resolver tu duda: cuando María y José, en una inteligente y hábil concertacesión aceptaron el milagrito, ¿vendieron o traspasaron la carpintería? No hay nada en el Registro Público de la Propiedad de Israel.
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