Zapping porno
Por: Alicia González - febrero 23 de 2013 - 0:00
González en Sinembargo, LOS ESPECIALISTAS - 7 comentarios
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El zapping nocturno lleva a los ojos a realizar conclusiones a priori al presionar un botón y dirigir el control hacia donde la distracción humana exige. Una odisea irrumpe en la programación nocturna: besos y caricias se cuelan en la pantalla chica, apenas un saludo y terminan cogiéndose los anónimos sumergidos en el hervor de sus instintos, nada importa solo seguir la corriente directa que vuelve siameses a las siluetas ardientes.
Mimetismo de la reproducción. Tejido de pieles que se trenzan en una oleada de gemebundas almas en busca de placer egoísta mayormente. Se complace al masculino embelesado en su excitación, haciéndole creer a la pareja en turno un goce de dos o incluso hasta más acompañantes.
¿El procedimiento? Un cliché sobreactuado la mayoría de las veces. El calor llega en un santiamén y se tiene a la mujer complaciente en todo tipo de fantasía, sin necesitar tanto estímulo o ni siquiera evocar al verdadero erotismo, basta con besarla un poco, introducir los dedos en sus adentros o poner a trabajar a la deidad de su lengua con el miembro para rendirle homenaje al placer.
Siempre hay un buen pretexto para perderse en la ciudad corporal del otro. Infidelidad, relación maestro-alumno, jefe-secretaria, incesto, conocer gente, viajes en el tiempo, un encuentro en una isla, entrega a domicilio, rituales entre caricias y dildos, para amedrentar la risa o incluso el consuelo corporal como una palmada en el “hombro” en momentos de soledad.
El preámbulo parece ser lo más emocionante como si fuera un sorteo y se anticipara el deseo de ganar e imaginar que haría si resulta seleccionado en la tómbola. Las pupilas dilatadas sueltan las prendas sin ceder en la gravedad. ¿Cómo será? ¿Cómo será? ¿Qué pasará? ¿Habrá una tormenta de gritos que agonice la excitación? La incógnita se resuelve rápidamente: uno de los dos cede primero y exhibe sus proporciones con orgullo soberbio dispuesto a cumplir las órdenes implícitas que el encuentro amerite.
Zapping porno es experto en transmitir orgasmos de ficción con tan poca acción hay una torrente de encanto aparentemente difícil de vencer. En cuestión de segundos se da un cambio de posición, cual si fuera una coreografía a la que hay que seguir conforme el ritmo de un fondo musical muy chato y sensualmente barato que a veces en medio de la masturbación provoca una risa interminable.
¿Y dónde queda la excitación? Seguramente en el cajón de la ignominia. Lo que importa son los ojos enfocados en el plano detalle de los genitales para no desconcentrar los sentidos del cortejo sexual que está hirviendo en la pantalla, aunque no se desprenda ni un ápice de humo señalando altas temperaturas ante la imagen oscilatoria en las neuronas.
Las medidas masculinas no siempre importan puede haber estómagos duros como una roca o una flacidez tierna, total el trabajo se encuentra abajo. Las cabelleras ostentosas hacen su acto benéfico y ventean sin importar si hay sol o es de noche. Las pestañas kilométricas cumplen su cometido de endulzar la mirada cuando la lujuria las opaca y por supuesto los tacones —en la mayoría de las ocasiones— no se despegan de su propietaria, porque aunque vuelen en la inmensidad del orgasmo de ficción, los pies deben estar plantados en la realidad receptora: una mano estirándose con el control remoto.
“Me aburren los chicos”, “El trofeo de mi esposa fiel”, “Abierta hasta el amanecer”, entre otros títulos de selección, son realidades que solitarios o no creen, sin importar raza o proporciones.
Cada quien selecciona el libro corporal que está dispuesto abrir con la vista y sus manos guiándole, pese a ser un monopolio de placer masculino. En el zapping porno siempre es de noche, cuando las delicias de lo prohibido, la erupción del morbo y el deseo buscan salirse de ese laberinto que procura desconectarlos de la realidad, porque ni los senos exuberantes ni los miembros muy pronunciados solucionarán la crisis existencial humana.
@taciturnafeliz
¿Hacia dónde se dirige el consumo de drogas?
Apenas hace unos días escuchamos que las autoridades de Chicago quieren terminar con Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, por considerarlo el enemigo público número uno, cuando de acuerdo con una nota publicada por el diario Reforma, el líder de la minoría republicana en el Senado desde el 2007, Mitch McConnell, busca lanzar una iniciativa para que campesinos puedan cultivar hachís legalmente.
No es la primera vez que decimos que Estados Unidos evalúa con doble vara, pero peor aún es ver que dentro del mismo país los discursos locales siguen chocando con las políticas federales que, al final, son con las que el Gobierno mexicano tiene que lidiar en lo diplomático. En lo real, parece que se enfrentan, confrontan con prácticas totalmente diversas.
Por ejemplo: 17 estados de los 50 que conforman a la Unión americana ya han autorizado el consumo de la mariguana con fines recreativos o medicinales y por el otro lado hay una política de terminar con el tráfico de drogas. Pues pareciera que cuando hablamos de tráfico tendríamos que tocar temas como consumo (oferta en el mercado) y de la producción.
En su iniciativa, McConnell es apoyado por políticos demócratas como Ron Wyden y Jeff Merkley, senadores de Oregon, y Rand Paul, senador de Kentucky. Con un objetivo muy claro, el de que la producción se quede en Estados Unidos. Es decir, que el negocio donde se genera la producción y el consumo sean en su misma entidad.
Bajo la justificación de la crisis económica que vive Estados Unidos desde el 2008 y el desempleo que sufren campesinos y trabajadores del país, se dan argumentos para querer ganar la batalla.
“Estoy orgulloso de presentar esta legislación con mi amigo Rand Paul que permitirá a campesinos de Kentucky aprovechar el potencial económico que el hachís industrial puede proporcionar. En estos tiempos económicos tan duros, esta legislación tiene el potencial de crear trabajos y proveer un impulso a la economía de Kentucky y a nuestros campesinos y familias”, señalaba McConnell en su presentación.
Siendo así la base económica y la justificación, pareciera que de lo que hablamos es de la protección de los mercados locales. De hecho, la gran pregunta es: si 17 entidades estadounidenses pueden consumir la mariguana, ¿quién es el encargado de la producción de toneladas del estupefaciente? ¿Son productores locales y por eso el enemigo es “El Chapo”? O definitivamente el listado en Forbes es visto como un empresario que produce las drogas que el mercado estadounidense requiere.
Suena a cliché… pero parece que el llamado “capitalismo salvaje” es más salvaje de lo que pensamos y en el que el único factor que prevalece es el de la ganancia por sí misma, ni siquiera el de la economía.
De acuerdo con información localizada en Internet, en el 2010 McConnell estaba ubicado como el décimo hombre más acaudalado de entre los miembros del Senado estadounidense. Así que no suena raro que, de acuerdo con la misma nota, se dice que la Cámara de Comercio apoya la propuesta hecha por el líder político. Incluso se dice que entre quienes respaldan la iniciativa señalan que el hachís industrial se puede usar en la producción de artículos como jabones y cosméticos. A la vez se señala que la empresa Toyota declaró que podría usar dicha fibra para su industria.
De acuerdo con el líder del Senado la pretensión de legalizar lo que se denomina hachís industrial, se basa en que posee menor cantidad de THC, el químico psicoactivo que está en la mariguana.
Así que mientras el Gobierno federal considera al hachís como una sustancia ilegal igual que la heroína, el LSD o el éxtasis, Kentucky abrió un frente para legalizar el hachís y producirlo por sus propios campesinos a fin de mejorar sus vidas. Bajo el nombre de Industrial Hemp Farming Act los legisladores proponen retirar la planta de su clasificación actual como una droga y permitir a los granjeros locales a comenzar a producirla en sus propios campos.
Por su parte, las autoridades señalan que solo abriría la puerta para la legalización de la mariguana. Cuestión que a estas alturas tan solo convertiría a Kentucky en el estado número 18 en hacerlo con una u otra situación permisiva y que va agrandando la tendencia en Estados Unidos de permitir el consumo y de que el tema de la producción y distribución queden como prohibidos cuando México está tan cerca y se ha posicionado de los mercados y hasta de varias de sus fincas y campos.
Recordando a Porfirio Díaz…. “México… Tan lejos de Dios (y del Papa) y ten cerca de Estados Unidos”.
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