Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 28 de febrero de 2013

La maestra, punto final- Astillero- México SA- Tigresa de papel

Astillero
Prueba Enlace (una variante)
Evaluar resistencias
Alinear gobernadores
¿Quién sustituirá a EEG?
Julio Hernández López
Foto
RECLUSORIO ORIENTE. Maricruz Montelongo, hija menor de Elba Esther Gordillo, a su llegada a la audiencia judicial. No hizo declaraciones a la prensa
Foto José Carlo González
El golpe también ha sido evaluatorio. Una siniestra variante de la famosa prueba Enlace. Gracias a esa exploración colateral ha sido posible ver a la clase política titubear y refrenarse ante el mazazo dado a uno de sus más labrados personajes. Incluso, el aparato de control sindical elbista prefirió acogerse a los beneficios del pasmo, de la espera, de la lealtad declarativa a la jefa en prisión pero también, y sobre todo, de la cultural disponibilidad anhelante de la orden del superior en turno.
 
La restitución del presidencialismo atropellador, por la vía policiaca y judicial, no tuvo contrapeso. La versión pinolera de los hechos fue inserta en los medios de comunicación como verdad incontestable, machacona en los puntos de fácil explotación propagandística relacionados con vestimentas, bolsas y gastos irritantes. Los partidos de oposición prefirieron emitir boletines y hacer declaraciones cuidadosamente pensadas para dejar que corra el curso de la estrategia peñista. Morena y su máximo líder quedaron fuera de foco, ineficaces en esta coyuntura práctica y rutinarios en lo discursivo. En general, mucho parloteo, sin entrar al fondo de un asunto que va más allá de la persona específica que fue detenida y que puede ser la puerta de acceso autorizado para una oleada de autoritarismo prevista pero ahora con pase de viabilidad.
 
Indefendible es la profesora que simboliza corrupción, cacicazgo y frivolidad, pero los políticos y la sociedad han sido colocados mediante un golpe magisterial ante el espejo de su vulnerabilidad extrema, evaluados en su fragilidad y desorganización, expuestos a que manotazos similares desde el poder fluyan sin resistencia vertebrada. Y, en el otro extremo, la figura del ocupante de Los Pinos y de su equipo sombrío pretenden ganar puntos, recitando letanías de respeto a las leyes y promoviendo loas a valentías, voluntarismo e inmunidad a los chantajes. La fanfarronería del blindado Calderón ante los narcotraficantes es sustituida por la veneración al presunto tlatoani ejecutante de sacrificios políticos.
 
Peña Nieto reúne a los gobernadores del país para darse a sí mismo un respaldo fundado ya en el temor. Todos los gobernadores tienen en sus cuentas pifias y despilfarros suficientes para emprender acciones políticas y legales en su contra si desobedecen las instrucciones de una centralidad pinolera desatendida olímpicamente durante el par de sexenios panistas desinflados. Una gran mayoría de esos mismos gobernadores han aprovechado los cargos para enriquecerse a título propio, de sus familiares y allegados, así que la Carta a Elba Esther escrita este martes por la tarde tiene copia para todo aquel, sea del partido que sea, que pretenda saltar las trancas del combo estado de México-Hidalgo.
 
Escrita esta columna antes de que se supiera el resultado de esa reunión de Peña con los mandatarios estatales, es posible suponer que uno de los motivos de la cumbre habrá sido la fijación de un instructivo político para enfrentar las eventuales turbulencias locales a cuenta del encarcelamiento de Gordillo: cada gobernador deberá mantener bajo control a líderes y bases sindicales, haiga de ser como haiga de ser (por cierto, ayer hubo un nocturno Astillero Exprés sobre el golpe a la Señora de las Bolsas, disponible en http://bit.ly/15jL95e y hoy mismo habrá otro, sobre la reunión con gobernadores y el mensaje de EPN, que podrá ser leído en las cuentas astilladas de Twitter y Facebook).
 
Mientras tanto, el rebaño sindical gordillista procesaba sin aspavientos el destino carcelario de su pastora a la que horas antes se desvivían en vanagloriar. En Guadalajara, reunidos en un hotel a un lado de la emblemática estatua de La Minerva, los miembros de la élite del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación consumían el tiempo en espera de que desde el Olimpo conífero surgieran signos a obedecer. En los pasillos del Camino Real y en las mesas de cafeterías cercanas los delegados platicaban de mil cosas y atendían distintos asuntos sin mostrar deseos de insurgencia frente al golpe gubernamental, con los miembros del comité nacional sesionando a puerta cerrada y con el acuerdo arrodillado de facultar al secretario general, un Juan Díaz hasta ahora prácticamente borrado de la escena por el peso de la primera figura, Gordillo, para que acudiera a la ciudad de México a parlamentar con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien tal vez tuviera ya alguna propuesta o línea a seguir. Una faceta de la desgracia de los caudillos a la hora de la crisis es la inexistencia de cuadros bien formados para el relevo y, en dado caso, el combate.
 
¿En quién recaerá el Dedo Superior al pasar del modo verdugo al de elector? La hija Mónica Arreola Gordillo es senadora por capricho maternal y ocupa el segundo lugar en el organigrama del Partido Nueva Alianza, alias el Panal, aunque en los hechos desplaza sin miramientos al presunto presidente, Luis Castro. El mismo martes de la captura de Elba Esther dialogó con el secretario Osorio Chong y ayer eludió la confrontación con el gobierno federal, incapaz siquiera de alguna crítica u observación menor. Como ella, la plana mayor del gordillismo guardó silencio, en espera de negociaciones que le sean favorables para definir al sustituto de la gerencia sindical.
 
Los diputados del Panal gordillista también se guardaron. Pero la misma tarde del martes, antes de la detención de la chiapaneca, el presunto presidente del Panal, el citado Castro, se apersonó en San Lázaro para retirar de la coordinación de la bancada de ese partido a Lucila Garfias Gutiérrez, supliéndola con una probada guerrera merecedora de las confianzas de Gordillo, la también profesora María Sanjuana Cerda Franco. La destituida Garfias forma parte del elenco mexiquense: presidenta del comité de dirección estatal del Panal, fue diputada local y presidenta de la mesa directiva del congreso del estado de México y actualmente es diputada federal por la vía plurinominal, ubicable como @DipLGarfias en Twitter. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
 
Lo increíble-Fisgón
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La maestra, punto final
Adolfo Sánchez Rebolledo
El presidente Peña Nieto sacudió la mata con tres objetivos: 1) hacer una demostración de fuerza política (de autoridad, dicen algunos) sin equivalente en los años de alternacia, 2) probar que las reformas van en serio y el gobierno no aceptará ninguna resistencia proveniente de las fuerzas corporativas del sistema, y 3) enviar un mensaje a la sociedad civil en el sentido de que el gobierno aplicará la ley sin tolerancia contra la corrupción. Habrá que volver a estos temas para calibrar cuál es el real significado de cada uno de ellos, pero, por lo pronto, el gobierno dio la campanada y se anotó un punto a favor. La maestra Elba Esther Gordillo, en efecto, es una figura indefendible e impresentable, justamente porque su historia política está forjada en los pasillos oscuros del poder, en las negociaciones donde los intereses colectivos de los trabajadores y los fines nacionales del sistema educativo se subordinaron a un único objetivo político: sostener y afianzar al gobierno de turno. Sus adeptos hablan de la capacidad de adaptación que la distinguió a través de los años, aunque ella jamás cuestionara la herencia letal del viejo corporativismo que aún se alza con las voces de ultratumba de los Gamboa Pascoe, Romero Deschamps y otros caciques que por ahí andan tan campantes exhibiendo sus miserias morales junto a sus inconcebibles fortunas.
 
La carrera de la hasta anoche líder vitalicia del magisterio acaba como empezó: con una decisión tomada e instrumentada por el poder político. Cierto: los tiempos han cambiado; los argumentos son otros, y a primera vista no se parecen a los que se dieron para lograr el encumbramiento de la maestra, pero algo persiste: en última instancia es la intromisión del gobierno en la vida interna de las organizaciones sindicales la que decide su destino y define su función. Ese fue, justamente, el origen y la razón de ser del charrismo, no obstante que con el paso del tempo y la acumulación de riqueza indebida y poder mafioso en las oligarquías sindicales, junto al chantaje a gobiernos débiles, como los de Fox y Calderón, creciera la percepción insostenible de que éstas eran una fuerza autónoma, un poder fáctico comparable a otros que buscan someter al Estado a sus intereses particulares. Esa intromisión está en la base de la tragedia histórica del sindicalismo mexicano, aunque esta vez se apoye en las buenas razones aducidas por el Ministerio Público.

La indiscutible sagacidad de la profesora para navegar en las aguas profundas del régimen infló mediáticamente su figura, al grado de considerarse ella misma como intocable. Y, en efecto, jamás fue perseguida por la justicia no obstante las evidencias abrumadoras de corrupción denunciadas por la disidencia magisterial y, luego, por una cadena de grupos escandalizados (no siempre neutrales en sus seráficas intenciones) que tomaron conciencia del desastre en que se había convertido la enseñanza pública.
 
Ella vendió sus servicios al mejor postor y los cobró a tasas muy altas para el país, para los maestros, para los alumnos, que en cierta forma son las víctimas de todo el aparato de depredación montado para preservar y multiplicar los privilegios que ahora se denuncian, cuando desde hace décadas su estilo de vida y, sobre todo, sus formas de actuación, ya eran motivo de escándalo para una ciudadanía más democrática, capaz de indignarse moralmente ante los abusos ostensibles de la maestra.
 
La detención de Elba Esther es el resultado de una investigación que presumiblemente siempre estuvo al alcance del gobierno. Hoy la autoridad está obligada a garantizar el debido proceso yendo hasta el final, preservando los derechos que a la imputada corresponden. Esa debería ser una diferencia con casos anteriores, donde el interés político condicionó la expedición de la justicia. Ya veremos. Pero, insisto, más allá de las responsabilidades atribuibles al personaje, sería una vergonzante anomalía atribuir a la persona todos los males que, digamos, la reforma educativa pretende subsanar. El problema está, sí, en la pérdida de la rectoría del Estado en la enseñanza, pero sobre todo, repito, en la relación perversa entre el poder político y los sindicatos estratégicos, como los de electricistas, petroleros o maestros.
 
Hoy más que nunca urge devolver al magisterio los mecanismos para renovarse democráticamente y el pleno derecho a la libertad sindical, toda vez que, con el pretexto de los vicios de los dirigentes, se pretende suprimir no ya la opinión de los maestros en las cuestiones educativas que les atañen, sino incluso al sindicato como tal, cuya reforma democrática es necesaria y urgente pero sin perder de vista los legítimos intereses de los trabajadores.
 
Es inconcebible una verdadera reforma educativa sin la participación activa del magisterio. El gobierno es el que ahora tiene que demostrar qué significa aquí ya ahora rectoría del Estado. Defenestrar a la maestra es un paso inesperado que le rendirá frutos inmediatos al presidente Peña Nieto, pero no equivale por sí mismo a asegurar el éxito de la reforma. Muchas cuestiones están en legítima disputa, entre ellas la renovación sindical. La crisis educativa tiene, en efecto, innumerables causas y escenarios muy diversos y hay muchos intereses en juego. En virtud de que aún falta un largo camino por recorrer para concretar los cambios, es crucial impedir que el revanchismo antisindical, mayormente impulsado desde los sectores privados, se imponga como la visión hegemónica del proceso. A final de cuentas, la reforma educativa sólo adquiere significación si tiene la mira puesta en el interés nacional y en los valores consagrados por la Constitución, es decir, si sus objetivos se articulan con una perspectiva del progreso que sólo puede fundarse en la búsqueda de la igualdad.
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Ajuste de cuentas-Helguera

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México SA
Elba Esther muerde el polvo
La guerrera, desinflada
Carlos Romero: allí te hablan
Carlos Fernández-Vega
La guerrera se desinfló. Muchas fueron las intentonas que en su contra libró Elba Esther Gordillo; a golpe de amenazas, chantajes y chequera se quitó de encima a opositores, enemigos y amigos; doblegó a no pocos secretarios de Educación, controló a buen número de gobernadores y pactó con cinco inquilinos al hilo de Los Pinos, quienes en lugar de dejarla hacer y deshacer a sus anchas debieron meterla a la cárcel. La maestra jugó a ser la dueña del Olimpo y perdió toda proporción. El numerito, apoyado con recursos del erario y del SNTE, le funcionó largo rato (24 años), hasta el martes por la tarde-noche cuando el nuevo gobierno enseñó músculo para dejar en claro qué puede pasarle a todo aquel que no quiera modernizarse.
 
Con la misma sutileza con la que Carlos Salinas de Gortari reventó a su tocayo Jonguitud e impuso descaradamente a la maestra al frente del sindicato magisterial, hace casi cinco lustros, ahora Enrique Peña Nieto, o quienes operan tras bambalinas, no sólo la depone, sino que la enchiquera. Tardaron en cobrarle la voluminosa factura, pero finalmente le pasaron la cuenta, y la primera en colaborar decididamente a tal fin fue ella misma. Ahora, los mismos que aplaudieron su llegada al SNTE, ovacionarán al inquilino de Los Pinos por su encarcelamiento. Esas son las sensibilidades del régimen.

La guerrera se prestó a todo, incluso a ser embajadora del gobierno calderonista y de los barones de la minería (Larrea, Bailleres, Ancira y Villarreal, entre otros) con el fin de convencer a Napoleón Gómez Urrutia para que renunciara al sindicato minero y se lo entregara a los amos de la minería, dejara de criticar al gobierno panista, se hiciera a un lado sin chistar y no incomodara a los señores citados. Con tal propósito, allá por 2009, solícitamente viajó a Vancouver, Canadá, junto con otro candidato al reclusorio, Carlos Romero Deschamps, el líder de los petroleros, para ofrecerle pase de salida a Gómez Urrutia, quien democráticamente los mandó al carajo.

Elba Esther Gordillo debió ser apresada desde muchísimo tiempo atrás, incluso antes de que fuera delegada política en Venustiano Carranza y de allí, por instrucciones de Salinas, se convirtiera en automático en la dirigente del SNTE. Muchas y variadas son las tropelías cometidas por esta señora, pero es importante subrayar que no lo hizo sola, que contó con la complicidad de muchos personajes (entre ellos cuatro inquilinos de Los Pinos), de tal suerte que junto con ella no pocos políticos y empresarios tendrían que estar hospedados en algún reclusorio. De otra suerte, la acción será idéntica a la de Salinas: quitar a un mafioso para poner otro más a modo, y presumir músculo para advertir a todo aquel que ose llevarle la contraria al nuevo gobierno. Es de esperar que Enrique Peña Nieto ya haya sido enterado de todo esto, porque el exitoso operativo de captura y enchiqueramiento de la guerrera desinflada sin duda supera, por mucho, el alcance del inquilino de Los Pinos.

Una fortuna como la acumulada por Elba Esther (2 mil 600 millones de pesos, y contando) no puede esconderse bajo el colchón, ni siquiera en la caja fuerte del edificio central del SNTE, en la calle de Venezuela. Alrededor de 200 millones de dólares no caben en una alcancía ni en un calcetín, de tal suerte que existe complicidad con lavadores bancarios que hasta el momento no han sido mencionados ni por aproximación. La trasnacional financiera Santander (española, obviamente) intenta salir bien parada de todo esto pues, dice, cumplí con la obligación legal de notificar a la autoridad sobre movimientos sospechosos, pero tales movimientos y tal volumen de recursos no se manejaron de un día para otro. De hecho, la acumulación de dicha fortuna llevó varios años y nadie dijo nada, comenzando por la siempre vigilante Comisión Nacional Bancaria y de Valores, que se enteró del lavado de dinero de HSBC por la prensa gringa.
 
Sorprende que, de acuerdo con la versión oficial, la dependencia que detectó los movimientos inusuales de Elba Esther haya sido la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda (hoy a cargo de quien fuera procurador de Peña Nieto durante su gobierno en el estado de México, Alberto Bazbaz, destituido por el caso de la niña Paulette Gevara Farah), pues en la guerra contra el crimen organizado no dio una en materia de seguimiento de recursos ilícitos, el camino más corto, dicho sea de paso, para salir victorioso de cualquier enfrentamiento del Estado con la mafia (es decir, lo que Calderón nunca hizo).
 
La citada Unidad de Inteligencia fue, dicen, la que descubrió el pastel de la guerrera, pero sólo a raíz de los no pocos tarjetazos que la señora dio en prestigiosa cadena gringa de tiendas. Además, según informó el procurador Jesús Murillo Karam, se identificó que durante el periodo de 2008 a 2012 se desviaron sistemáticamente recursos de las cuentas de los trabajadores de la educación, obviamente del SNTE, a cuentas de personas físicas que posteriormente fueron retirados en gran parte mediante cheques de caja y transferencias, triangulando recursos a cuentas de personas físicas y morales, nacionales y extranjeras.
 
Aparentemente, nadie se había dado cuenta de que la profesora amasó una fortuna envidiable de lo largo de sus 24 años al frente del sindicato magisterial. Y de repente, ¡zas!, con pelos y señales. ¿Cuándo fue que el gobierno identificó el desvío de recursos? ¿Durante la estancia de Felipe Calderón en Los Pinos, o sólo a partir de la llegada de Enrique Peña Nieto? Si fue lo primero, entonces el ahora inquilino de Harvard fue cómplice de la profesora en el trasiego de dinero, y si fue ya con Peña Nieto, entonces, la velocidad es sorprendente.
 
Por cierto, corre la voz de que Agustín Acosta Azcón, defensor de Florence Cassez y abogado de Germán Larrea (el de Pasta de Conchos), o algún integrante de ese despacho, será el encargado de llevar el caso de Elba Esther Gordillo e intentará sacarla de Santa Martha Acatitla, lo cual se ve más que difícil. ¿Cuál sería la relación de este tinterillo con la guerrera desinflada y el dueño de Grupo México? Pues todo indica que el punto de encuentro está chaparro y pelón.
 
Las rebanadas del pastel
 
¿Qué sigue? Una generosa condena contra la guerrera, investigación a fondo y la devolución de los dineros a sus propietarios, que no son otros que los integrantes del magisterio. ¿Quién sigue? Sin duda Carlos Romero Deschamps, si es que en realidad las cosas van en serio, y de allí directo contra los poderosos empresarios que de México han hecho su casino particular.
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El pez Gordillo por su boca muere-Rocha

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Tigresa de papel
Soledad Loaeza
El presidente Mao Zedong se refería a los países imperialistas como tigres de papel, animales de aspecto fiero, pero a los que no había que temer, porque eran esencialmente frágiles. Uno podía sacudírselos de un manotazo. Confío en que así va a pasar con Elba Esther Gordillo, a quien los dos últimos gobiernos trataron con tanta delicadeza como si le tuvieran miedo. Lo ocurrido al anochecer del pasado 26 de febrero parecería indicar no sólo que se necesita un priísta para detener a otro priísta, sino que no es mucho lo que la acusada puede hacer, dada la contundencia del expediente en su contra. ¿Se movilizará un millón de maestros para defender a quien se embolsaba las cuotas sindicales para comprarse ropa cara en Estados Unidos? ¿Votarán de ahora en adelante los legisladores del Panal contra todas las iniciativas presidenciales?
 
La decisión del gobierno de investigar los desvíos de recursos del SNTE, y probablemente castigar a la superlideresa magisterial, era esperada por la opinión pública desde hace años. Por eso me resulta tan irritante que algunos políticos de oposición duden de las motivaciones de su detención, y digan que con ella el presidente Peña Nieto sólo busca legitimarse. Las motivaciones primarias del gobierno para detener a Gordillo, tal y como fueron presentadas ante los medios por el procurador general de la República, son inobjetables. Las interrogantes que debemos plantearnos trascienden el anecdotario presidencial, más bien se refieren al efecto de la remoción sobre el régimen sindical prevaleciente, que es uno de los lastres más pesados del pasado autoritario. ¿Tiene paso franco ahora la reforma educativa? Esta pregunta atribuye demasiado poder a una persona. Añado otra menor: ¿qué va a pasar con Nueva Alianza y sus legisladores, dos de los cuales son descendientes directos de la detenida? No quiero exagerar el poder personal de Gordillo, pero era bastante grande si consideramos que tenía a su disposición más de 8 mil millones de pesos, que suman las 80 cuentas bancarias del SNTE.

Es muy probable que la popularidad presidencial haya registrado el día de ayer varios puntos al alza, pero ese efecto es secundario, y en estos momentos irrelevante, frente a lo que significa que el Poder Ejecutivo haya ejercido la autoridad del Estado para poner fin a un poder fáctico de los que limitan el buen funcionamiento de la democracia nuestra. La detención de Elba Esther Gordillo por delitos derivados de prácticas corruptas puede ser el principio de un sacudimiento del sistema de educación pública, que tanto lo necesita, y de una profunda reforma que resulte en mexicanos que saben leer mejor, que escriben correctamente, que estructuran su pensamiento, que manejan con soltura operaciones matemáticas más o menos complejas y programas básicos de cómputo. La sola posibilidad de que la remoción desencadene un proceso virtuoso en el ámbito de la educación pública nacional es razón para celebrar, aunque sea demasiado optimista.

Seguro hizo mella en el gremio magisterial la insistencia del procurador Murillo Karam en que la lideresa malversaba los recursos de los trabajadores. Ellos son los agraviados, los maestros que tienen que trabajar dos turnos para completar quincenas reducidísimas, mientras Elba Esther iba y venía en avión privado, ataviada con bolsas y zapatos propios de la esposa de un jeque. Pero eso sí, hace unas cuantas semanas, con tono dramático, se desgañitó ante la militancia sindical para gritar que estaba llena de amor de maestra. La verdad es que me sorprendió. La grosera ostentación de su riqueza nos decía mucho de ella como política, como compradora compulsiva, como casera generosa, pero nada acerca de qué materia enseña ni en qué grado de primaria, porque supongo que es el ciclo en el que trabaja, dado que nos trata –a la opinión pública– como si fuéramos alumnos de segundo año. Entonces, ¿qué quiere decir amor de maestra? ¿A quién?
 
Elba Ester Gordillo exhibía su poder y el dinero que gastaba con una insolencia que invitaba a que la defenestraran como lo han hecho. Me cuesta trabajo pensar que la maestra creyera que dábamos por buenas sus pretensiones de que la carísima ropa que usa, los departamentos que posee, o los vehículos en que se transporta son el fruto de su honesto desempeño al frente de un pizarrón. En una entrevista reciente con Adela Micha, en la que insiste en convencernos de que ella en realidad es una mujer muy trabajadora, no abandona una sonrisita burlona mientras responde a las tercas preguntas de la periodista que quiere obligarla a confesar no sé qué ante las cámaras. Mantiene la actitud de quien se cree indispensable y, por lo tanto, impune. Y nosotros estábamos dispuestos a tolerarla y a vivir con lo que se había convertido en la caricatura del corporativismo priísta. Sin embargo, desde hace tiempo esa tigresa de papel se había pasado de la raya. Controlar al magisterio es una cosa; fundar y financiar un partido político es algo muy distinto, porque además de beneficiarse de los muy abundantes recursos que obtiene el Panal del IFE, hizo de los maestros los militantes obligados de una organización sin orientación, cuya única vocación es el poder del oportunista, y cuyo modus operandi es la extorsión de los demás partidos que necesitan completar porcentajes para formar mayorías siempre huidizas.
 
Una consecuencia adicional de la decisión de llevar a Gordillo ante la ley es que arroja una luz negativa sobre el gobierno anterior, que ya no digamos la toleró, sino que la enriqueció, al igual que Vicente Fox y Marta Sahagún la encumbraron como si fuera una autoridad en materia de educación moral. ¿O no la hicieron corresponsable de la formación de los niños mexicanos conforme a los valores de la Guía de padres? Es sorprendente que hayan sido gobiernos del PAN los que trataron con tanto miramiento a la dirigente del SNTE, pues siempre vieron en estas corporaciones un obstáculo para el desarrollo democrático del país, pero sobre todo, nidos de corrupción. Una imagen que desafortunadamente quedó confirmada con el expediente de Gordillo. ¿Qué no se dieron cuenta de que podía ser una tigresa de papel?
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Siguiendo la pista-Hernández

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