Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 27 de diciembre de 2011

Entre el dolor y la vergüenza- Regalos navideños

Regalos navideños
Denisse Dresser silueta de perro.gif
Para Enrique Peña Nieto
1. Un tubo de “Neuragel” que active las neuronas en tan sólo cinco aplicaciones. No garantiza milagros.

2. Un teleprompter portátil.

3. La Biblia para “Dummies”.

4. El libro “Cómo ser un Candidato Presidencial en 10 Lecciones Fáciles”.

5. Las obras completas de Carlos Fuentes.

6. Un kilo de tortillas.

7. Una despensa de productos Conasupo para su hija, enviado por “la prole”.

Para Andrés Manuel López Obrador

1. Un detector de mentiras.

2. Un manual para organizar plantones y mítines sin violar la ley electoral.

3. Un abrigo de oveja para sus reuniones con empresarios.

4. Una consultoría gratuita por parte de Corín Tellado.

Para Humberto Moreira

1. Un ábaco.

2. Un block de solicitudes oficiales de endeudamiento de la Secretaría de Hacienda.

3. El amor eterno de los coahuilenses por todo lo que les dejó.

4. Una casa al lado de Arturo Montiel.

Para Ernesto Cordero

1. Un cheque por 6 mil pesos para la renta, el carro y la colegiatura.

2. Un lema de campaña: “Calderón y yo”.

3. Cinco panistas más que apoyen su campaña.

4. Un mérito propio.

Para Felipe Calderón

1. Un flota de helicópteros nuevos con GPS integrado.

2. Un traje de “Hombre Invisible” para el fin del sexenio.

3. Una dotación de por vida de Prozac.

4. El cerebro de su esposa.

Para Jorge Emilio González, el “Niño Verde”

1. Invitación a sus fiestas con seguro de vida incluido.

2. Pena de muerte para los secuestradores del partido al que pertenecen.

3. Un alcoholímetro en la curul de Jorge Kawhagi.

4. Un programa de intercambio cultural con Rumania.

Para Elba Esther Gordillo

1. Un contrato de maquillaje de Sherwin Williams.

2. Manual para acomodar yernos e hijas en futuros gabinetes.

3. Una distribuidora de Hummers para el SNTE.

4. El libro “Finanzas Sindicales 101”.

Para Josefina Vázquez Mota

1. Un “extreme makeover” con Gaby Vargas.

2. Un equipo de campaña que funcione.

3. Un diccionario de sinónimos para evitar las frases trilladas.

4. El libro “Dios mío, Hazme Presidenta Por Favor”.

Para Marcelo Ebrard

1. Un reloj de arena.

2. La Secretaría de Gobernación antes del 2050.

3. La caída en coma de Andrés Manuel López Obrador.

4. Una larga luna de miel en el Segundo Piso del Periférico.

Santiago Creel

1. Una membresía al casino Royale con quesos oaxaqueños incluidos.

2. La portada de la revista “Quién” con el título “El político totalmente Palacio”.

3. Una fotografía autografiada de Emilio Azcárraga en agradecimiento por las concesiones.

4. Un arreglo floral con machetes donado por los ejidatarios de Atenco.

Jorge Hank Rhon

1. Unas botas de pescuezo de ocelote.

2. Un instructivo titulado “Cómo Convertir tu Casa en Arsenal de Armas del Ejército”.

3. Una canasta navideña de la Procuraduría General de la República.

4. La biografía: “De Narco a Gobernador: Atlacomulco de mi Corazón”.

Entre el dolor y la vergüenza

Gustavo Esteva  silueta de perro.gif

Duele y avergüenza el punto al que llegamos. No estamos al borde del abismo. Caímos en él y parece insondable: no se ve el fondo.
Hace un par de años nos irritó ser calificados con la estúpida categoría de Estado fallido, al lado del Congo y Pakistán. Pero el hecho es que el país se cae a pedazos y entramos a un callejón sin salida. Necesitamos detener la mirada en el desastre, examinarlo cuidadosamente. No hace falta buscar mucho. Si mantenemos los ojos abiertos, no importa en qué dirección veamos.
La quinta parte de los mexicanos ha tenido que abandonar el país. La nuestra es una de las más grandes migraciones de la historia. Cientos de miles siguen tratando de cruzar esa puerta de escape, aunque se encuentre cada vez más cerrada. ¿Cómo no ver lo que esto significa?
Crímenes de barbarie extrema, secuestros, asaltos, violaciones… una violencia cada vez más general y aleatoria, que incluye la esfera doméstica y, como siempre, se ensaña con las mujeres; se extiende por todo el país. ¿Cómo negarla?
¿Cómo dejar de ver la miseria que cunde y que ingresos, activos y expectativas están en entredicho? ¿O la magnitud e intensidad de la destrucción natural que ha causado ya daños irreversibles en muchas partes? ¿O el desmantelamiento sistemático del estado de derecho? ¿O el deterioro acelerado de toda capacidad de gobierno, reducida ya al uso de la policía y el ejército?
Sin masoquismo alguno, cultivemos el dolor que todo esto provoca. No lo matemos. Usamos la palabra estética para aludir a la belleza y el arte. Pero es útil recordar el origen de la palabra: significa percibir y alude a la intensidad de las percepciones de los sentidos… De ahí anestesia: insensibilidad al dolor inducida artificialmente, falta de sensación, o el neologismo tranquilizante. Estar intranquilo no es enfermedad o anomalía: es una inquietud que nos pone en alerta cuando algo anda mal y debemos hacer algo. Tranquilizarnos artificialmente no es revelarnos que se trataba de una falsa inquietud, sino negar la percepción para mantenernos quietos, sosegados. Eso se quiere hacer hoy: anestesiarnos, paralizarnos, evitar la acción inducida por la conciencia que nos da el dolor.
En las culturas tradicionales el dolor se interpreta como un reto que exige una respuesta y el sufrimiento aparece como parte inevitable de un enfrentamiento consciente con la realidad. En la sociedad moderna, en cambio, se nos enseña a interpretar el dolor como un indicador de que necesitamos comodidades y mimos que nos proporcionarán los médicos, para quienes el dolor es un problema técnico. Se trata de matar el dolor, de mantenernos anestesiados. Decía Iván Illich, hace años, que el uso creciente de dispositivos para matar el dolor nos convierte en espectadores insensibles de nuestra propia decadencia.
Eso es lo que experimentamos hoy. Ante el desastre cuyas evidencias cotidianas se multiplican aumenta el consumo de tranquilizantes químicos o discursivos. Unos políticos tratan de negar la evidencia y ocultarla tras nubes estadísticas y retóricas. Otros usan el cachondeo apocalíptico para llevar agua a su molino ideológico: bastará hacerles caso y usar las aspirinas que prescriben para que el cáncer desaparezca. Las elecciones logran ya que hasta los más inteligentes y enterados de nosotros desvíen su atención de lo que importa para entretenerse y entretenernos con el circo de tres pistas que se anuncia ya por todas partes. Esconden bajo la alfombra cuanto nos causa dolor y vergüenza, para que en vez de la acción que realizaríamos si los sentimos a plenitud nos refugiemos en un juego de ilusiones que condena a la parálisis.
Estamos ante una grave emergencia nacional que exige acciones colectivas inmediatas, urgentes. No podemos esperar. La idea de que bastará la decisión electoral para enfrentarla significa concretamente que hasta entonces debemos quedarnos quietos, paralizados, meros espectadores del espectáculo que representarán para nosotros los candidatos.
Las clases políticas no se atreverán a declarar la emergencia nacional, pues podría mostrar su inutilidad y complicidad. No supieron preverla, han contribuido a crearla y no saben cómo enfrentarla. Necesitamos plantearnos con seriedad las formas y maneras de declararla nosotros mismos y de concertar la acción consiguiente. No caigamos en la trampa de pensar que el mero recambio modificará el estado de cosas ni exijamos un consenso previo sobre la elección misma, sobre la conveniencia de votar o no votar, sobre los méritos de algún candidato. En vez de ponernos a la expectativa, es cosa de abrir los ojos y actuar responsablemente ante el horror que la mirada nos revela.

1 comentario:

  1. El abaco para Moreira jajaja muy buena esa, pero ojala y pagara peso por peso todo ese dinero que las familias de ese estado tendran que pagar.
    Pues aunque tambien tuvo sus errores en el camino sigo pensando que Santiago Creel es el mejor precandidato del PAN.

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