Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 25 de enero de 2012

Actuar ahora, pensar a largo plazo- Montiel-Peña Nieto: Conflictos privados, crisis pública- Elba Esther Gordillo o ¿The King Maker?

Actuar ahora, pensar a largo plazo

Obrador de visita Ciudad Juárez. Foto: Ricardo Ruíz
Obrador de visita Ciudad Juárez.
Foto: Ricardo Ruíz
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Siempre ha sido difícil ponerse de acuerdo en qué se entiende por izquierda, pero hoy lo es más que nunca. Los principios de la publicidad aconsejan robar cualquier concepto que logra audiencia. De ahí la necesidad del pensamiento crítico: analizar la relación entre discurso y práctica, entre rumor y realidad. Por otra parte, en época de campaña electoral, la izquierda debe inevitablemente cumplir con dos objetivos que no siempre coinciden, uno inmediato y otro a largo plazo: ganar las elecciones y reafirmar su identidad. Triunfar en la elección equivale a conseguir una porción del poder; afirmar una identidad es construir una hegemonía, sin la cual no hay cambio posible.
Como cualquier otra identificación política, la díada izquierda/derecha está históricamente determinada. En los últimos 20 años ha surgido en México y en varios países de América Latina un nuevo tipo de izquierda, más pragmática, orientada a la construcción de amplias coaliciones que apuntan a reformas en los aspectos nocivos del ajuste neoliberal impuesto en los últimos 30 años. Con ciertos parecidos con los movimientos nacional-populares del pasado (en el sentido que dio Germani al concepto), están modificando la política y la economía de la región por medio de la competencia electoral, las masivas movilizaciones públicas y nuevos proyectos de integración de países latinoamericanos.
La nueva izquierda está firmemente anclada en las expectativas de cambio democrático y progreso social. Elaborando el término con un significado amplio para que pueda englobar a organizaciones y personalidades de muy diversos grados de radicalismo o gradualismo, debe sin embargo fijar límites mínimos que la distingan claramente de la derecha neoliberal que dominó en la mayoría de los países latinoamericanos y que en México sigue dominando. Los nuevos límites deben posibilitar la inclusión de grupos sociales hasta hace poco excluidos. Deben ampliar la eficacia reformadora de su política en cuestiones vinculadas con las relaciones de producción y distribución, la promoción de modalidades de acción popular, la consideración de variantes de economía mixta y de actitudes hacia el capital extranjero. En lo ideológico, deben abrirse para sumar desde sectores moderados hasta los que siguen manteniendo la utopía creadora de la abolición de la propiedad capitalista y el socialismo.
La nueva izquierda latinoamericana, que en Cuba tiene su precursor y que en 10 países ha ganado el gobierno por la vía electoral: Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Brasil, Perú, Ecuador, Venezuela, Nicaragua, El Salvador y, hasta hace poco, Chile, es a la vez partidaria y movimiento social, una izquierda heterogénea, compuesta de múltiples grupos y de variados enfoques teóricos: liberalismo, marxismo, nacionalismo, catolicismo social. Como entidades nacionales mantienen fuertes diferencias debido a las condiciones particulares impuestas por las diversidades de condiciones territoriales, étnicas, geopolíticas y culturales propias de cada país. El gran punto de encuentro es la insatisfacción con el tipo de capitalismo efectivamente configurado por el neoliberalismo.
Decididamente, la historia de América Latina ha mostrado desde su independencia y hasta ahora diferencias muy grandes con la historia de Europa y de Estados Unidos. Mientras que hoy en esos lugares la izquierda liberal y socialdemócrata se encuentra sin rumbo, vencida por el poder financiero, en América Latina una multitud de países que buscan romper con las políticas del neoliberalismo y la dependencia suman éxitos visibles, y en algunos casos decisivos, sin romper con el capitalismo.
En Estados Unidos, el gobierno demócrata de Barack Obama realiza una operación gigantesca de rescate de las instituciones financieras a costa de los impuestos pagados por los ciudadanos. En Grecia, Giorgios Papandreu, quien fuera presidente de la Internacional Socialista, puso en práctica una política de austeridad feroz con privatizaciones masivas, supresión de empleos y, al final, abandono de la soberanía en manos de tecnócratas no elegidos. En países como España o Portugal el término de “izquierda” está a tal punto pervertido que no se le asocia con ningún contenido político particular. La parte socialdemócrata de la izquierda europea ha claudicado ya ante la decisión de la derecha de sacrificar el Estado de Bienestar para restablecer los equilibrios presupuestarios y complacer a los círculos financieros.
En cambio, en la mayoría de los países de América Latina se forma una nueva izquierda, muy distinta a la estadunidense o la europea, que logra mellar la ofensiva del Consenso de Washington, mostrando una firme tendencia a tomar el relevo de la izquierda liberal y socialdemócrata de Europa. Se trata de una izquierda de tipo nacional-popular bastante común en la historia del continente en el siglo XX. En México, alrededor de la figura de AMLO, esa izquierda existe también, y sus posibilidades no son menores que en el resto de los países latinoamericanos, respetando las particularidades muy marcadas de nuestro país.
El eje de sus propuestas se orienta a dotar a la democracia representativa de eficacia para convertir las aspiraciones populares en políticas reales. El combate contra la corrupción y la violencia; la lucha contra la pobreza, la desigualdad social y política y el desempleo, así como la búsqueda tenaz de una inserción más independiente en los escenarios de la globalización, son sus cartas de presentación irrenunciables. Es cierto que la derecha también esgrime esos mensajes como parte de su demagogia. De ahí la importancia de que el discurso coincida con las prácticas en la actividad cotidiana de los políticos de izquierda, de sus gobiernos municipales, estatales y federal. En esto no hay aspectos chicos y grandes. La identidad se borda laboriosamente, no se constituye a gritos y a sombrerazos. Quizás el mayor atractivo de la figura de AMLO sea esa congruencia entre la palabra y la acción a lo largo de toda una vida.
La nueva izquierda latinoamericana no obtuvo el apoyo popular de la noche a la mañana. Su ascenso ha estado más de acuerdo con la estrategia gramsciana de la lucha de posiciones que con la idea de la revolución, predominante hasta hace poco. El esfuerzo por ganar el referéndum antipinochetista en Chile, las políticas de los gobiernos locales de Porto Alegre, Montevideo y las alcaldías de izquierda de Venezuela, el PRD en la Ciudad de México, fueron algunas de sus primeras experiencias. Los duros combates en Bolivia contra la privatización del agua en Cochabamba, el dirigido por Evo Morales en defensa de los productores de la hoja de coca contra los ensayos de Estados Unidos por erradicar la planta, son otros de los antecedentes y acompañantes de sus victorias parciales.
La captación del voto indeciso de amplios sectores sólo puede ser lograda con las referencias a la coherencia entre discurso y acción de la izquierda y la disipación militante e inteligente de los rumores de doblez, de intención expropiatoria y antiempresarial, sembrada empecinadamente por un enemigo equipado con medios gigantescos.

Elba Esther Gordillo o ¿The King Maker?

Elba Esther Gordillo, líder del SNTE. Foto: Miguel Dimayuga
Elba Esther Gordillo, líder del SNTE.
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO, D.F. (apro).- Dice Denisse Dresser que en los últimos años la líder del Partido Nueva Alianza (Panal) y del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, ha jugado el papel de “King Maker”, es decir, la hacedora de reyes, que en nuestro caso sería de presidentes.
No hay idea más apropiada para definir el papel que en las últimas dos campañas ha desempeñado Gordillo para apuntalar a los candidatos presidenciales del PAN. Pero el rompimiento con Enrique Peña Nieto parece indicar que esta historia ha terminado y que el gran mito de su poder inconmensurable comenzará a derrumbarse.
Por años, la maestra rural, originaria de Comitán, Chiapas, construyó una imagen de dominio y control que apuntalaba con una red de negociaciones y complicidades, que iban desde el profesor más humilde hasta el político o funcionario más encumbrado en la pirámide del poder.
Nadie escapaba a su influencia política o económica. Hubo escritores e intelectuales, a quienes editó sus libros con tirajes increíbles; encumbró a periodistas y políticos; formó a profesores hasta hacerlos gobernadores y secretarios de Estado, e hizo amistades interesadas con todo el mundo a través de favores y regalos. En fin, hizo crecer tanto su imagen de poder que el periódico estadunidense The Wall Street Journal la comparó con aquel mítico líder sindical Jimmy Hoffa, que hace unas décadas hacía y deshacía a su voluntad a los gobernantes de Estados Unidos.
Aunque se formó en las filas del PRI, y desde 1979 se empoderó en el sindicato de maestros, gracias a la decisión de Carlos Salinas de Gortari, quien la puso en lugar de Carlos Jonguitud, paradójicamente la maestra se encumbró en el poder real hasta que el PAN llegó a la presidencia de la República. Llegó a tener su propio partido político, incidir en las decisiones legislativas e imponer a su familia y subalternos en posiciones privilegiadas de gobierno.
Durante 33 años seguidos ha sido la dirigente del sindicato magisterial más grande de América Latina, con un millón 400 mil agremiados, y en estas tres décadas también se ha erigido como la política mexicana más rica, con al menos 70 propiedades a su nombre, de su familia o de amigos cercanos, además de que maneja fideicomisos millonarios.
Sin embargo, hoy que el PRI y su candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, le han dado la espalda al romper la alianza electoral que tenían para ir juntos en la contienda presidencial de julio próximo, la figura de Elba Esther Gordillo comienza a tomar otro tamaño, otra dimensión.
Al quedar fuera de la jugada política más importante de la que depende para mantenerse en las primeras filas del gobierno, ahora vemos a la maestra más como una administradora de influencias, oportunista e ilusionista. Más como un cacique en el ocaso, ya no como la “King Maker”, la hacedora de presidentes.
A pesar de todo su dinero y del poder adquirido, Elba Esther Gordillo ha sido expulsada del paraíso del poder priista en el que se crió y formó. Fuera de este primer circuito de repartición de poder, por primera vez en su vida política ha quedado sola y con un rango de influencia limitado. Quizá sea la ocasión en que se vea más frágil, tal vez más que en la administración de Ernesto Zedillo, en la que se vio en serios problemas, pues siendo aquel secretario de Educación le hizo la vida de cuadritos.
Con una historia negra, un nombre ligado a la corrupción y el abuso; sin el poder absoluto sobre el sindicato de maestros, que cada vez se inconforman más y se ponen en su contra; con alianzas rotas con todos los partidos y sus candidatos, la maestra podría enfrentar problemas serios si desde ahora queda en el desamparo político.
No es suficiente la cadena de favores con la que ha tejido su red de influencias, como para que ahora alguien quiera aliarse con ella o salga a defenderla cuando se decida investigar su riqueza y las acusaciones que hay de fraudes en el magisterio e incluso del asesinato del profesor Misael Núñez.
Por primera vez, Gordillo va sola en el camino, nadie la acompaña en su apuesta política y electoral. Por ello, por primera vez también la veremos en su exacta dimensión y a partir de ahí sabremos si en verdad es capaz de sobrevivir o sólo fue un mito que creció a la sombra del poder.

Montiel-Peña Nieto: Conflictos privados, crisis pública

Peña y Montiel. Vida privada al descubierto. Foto: Gustavo Graf
Peña y Montiel. Vida privada al descubierto.
Foto: Gustavo Graf
MÉXICO, D.F. (apro).- A Arturo Montiel y a Enrique Peña Nieto no sólo los une el origen común en Atlacomulco, su paso como gobernadores del Estado de México, su presunto parentesco, sus aspiraciones presidenciales (frustrado como candidato el primero y ahora precandidato único el segundo) y las sospechas de complicidad en varios expedientes polémicos en la administración de la entidad más poblada del país.
Ahora también los une el desarreglo desde el frente privado, marital y extramarital. En ambos casos rebasó el terreno de lo íntimo porque ya se ventilaron de manera pública. Peor aún: los dos apuntan a una crisis pública en la campaña presidencial del PRI, tanto o más grave que la ruptura de Elba Esther Gordillo con el PRI o los errores y dislates cometidos por Peña Nieto y señalados en las redes públicas.
Ya no hablamos de un reality show o de una telenovela producida desde los estudios de Televisa y sus asesores mercadológicos, especialistas en “control de daños”. Ahora vemos el entrelazamiento de la vida privada con el uso y abuso del poder.
Montiel vs Versini
El conflicto entre el exgobernador Arturo Montiel y su exesposa Maude Versini dejó de ser un chisme de café en los pasillos toluqueños para convertirse en un asunto diplomático, con fuerte carga partidista.
Desde el viernes 13, el consulado general de Francia en México confirmó que existe un conflicto legal entre Versini y Montiel Rojas “relacionado con la custodia de sus tres hijos, quienes habían sido confiados, por el Tribunal de Primera Instancia en Tenancingo, a la señora Versini”.
Según la información del mismo comunicado, los niños se encuentran en México desde el 17 de diciembre de 2011. Debieron regresar a Francia el 2 de enero de 2012. El consulado aclaró que se trata “de un caso estrictamente privado”, en virtud del cual ya se ha recurrido a las autoridades judiciales y administrativas correspondientes.
Sin embargo, la señora Versini, en entrevistas y declaraciones a medios como Reforma o el blog Animal Político, se ha encargado de ventilar este conflicto. La parte más álgida del asunto es que su asesor legal no es un abogado cualquiera: se trata del despacho de Fernando Gómez Mont, exsecretario de Gobernación con Felipe Calderón, destacado militante panista y, sobre todo, abogado defensor también de Calderón ante la Corte Penal Internacional (CPI). Es innegable el sesgo partidista que puede adquirir este conflicto.
Versini y la gente cercana a ella han señalado que si Montiel no acepta un arreglo para devolver a los niños, ella está dispuesta a revelar las “maniobras” y “la corrupción” de la cual fue testigo durante el gobierno del exprecandidato presidencial priista.
Todos los que vivieron el famoso affaire entre Montiel y Versini, durante la época del gobierno montielista, saben el grado de influencia que ejerció Versini y los negocios que se entretejieron entre ambos, al amparo del presupuesto público. Ella tuvo acceso a información privilegiada.
Versini también fue uno de los actores clave que influyeron para que Montiel decidiera que su sucesor fuera Enrique Peña Nieto y no Isidro Pastor o cualquier otro de los aspirantes de aquel gabinete. Había una buena relación entre Maude, Enrique y el exprocurador Alfonso Navarrete Prida, que cristalizó en la postulación del Golden Boy en 2005.
Hijos fuera de matrimonio
El propio Peña Nieto decidió ventilar su vida privada y la existencia de hijos fuera del matrimonio cuando le confirmó a Mario Vázquez Raña y a Katia D’ Artigues, en entrevistas por separado, que los rumores sobre la existencia de estos niños eran ciertos.
En las próximas semanas aparecerá un libro, escrito por el periodista Alberto Tavira, exeditor y cronista de la revista Quién, que detalla las relaciones de Peña Nieto con varias parejas sentimentales y otras mujeres que fueron determinantes en su vida.
El flanco privado se le abrirá a Peña Nieto. Al parecer, las recientes entrevistas tuvieron el objetivo de “vacunarlo” contra el escándalo y de revertir el impacto negativo que puede generar en sus índices de popularidad.
Peña Nieto y sus publicistas no sólo construyeron la imagen de un hombre impoluto, de un viudo atento a su familia, sino que convirtieron su segundo matrimonio con la actriz Angélica Rivero en un reality show, en el cual utilizaron hasta una visita de ambos a El Vaticano para anunciarlo “involuntariamente” en cadena nacional.
La imagen de galán católico, respetuoso de las formas y las creencias de la ortodoxia cristiana (que prohíbe las relaciones extramaritales) se enfrenta a las propias palabras de Peña Nieto, especialmente en la entrevista con Katia D’Artigues, en El Universal, el pasado día 22.
Llama la atención que Peña Nieto opte por el estilo de confesión unilateral. No acepta réplica ni polémica. En esta entrevista describe sus relaciones extramaritales y sus hijos como si se tratara de adquirir un bien inmueble, cambiar de carro o de vestuario.
¿Por qué decidió ventilar de esta manera un asunto que involucra a menores de edad (uno de ellos fallecido a los 6 meses de nacido y otro de más de 7 años) y a mujeres que, en algún momento, asumieron guardar el silencio para no afectar la carrera política de Peña Nieto y a sus propios hijos? ¿Se trata otra vez de un guión tele-producido para generar un efecto en el largo reality show de Peña Nieto?
Si es así, erró el camino y las palabras. A través de su cuenta en Facebook, Maritza Díaz Hernández, expareja de Peña Nieto, madre del niño de siete años que nació antes de que él fuera gobernador del Estado de México, decidió replicar, sin ofrecer mayores detalles, la versión del aspirante presidencial priista de un capítulo de su vida íntima.
Una sucesión de mensajes en esta cuenta de Facebook califican a Peña Nieto de “mentiroso” porque no cumplió con lo prometido: reconocer a su hijo:

“-2012, desde finales del 2006 he venido escuchando… ‘en el 2012… en julio de 2012… Hasta el 2012’. Por fin es 2012”, dice el primero.
“Mi respeto y admiración a los HOMBRES que defienden a sus hijos con uñas y dientes… de todos contra todos..s ¡Esos son hombres! (sábado 21 de enero).
“A principios de noviembre me dijo que en alguna entrevista diría exactamente lo que ha mencionado en las entrevistas de este fin de semana. Qué bárbaro. No le falló ni un punto ni una coma… tal cual me dio, en ese entonces, la misma versión” (lunes 23 de enero, un día después de la entrevista en El Universal).
“EPN. Entrevistas llenas de mentiras… hasta cuándo dejarás de mentir. Es más loable ser sincero, que seguir mintiendo. Piensa que la presidencia dura sólo 6 años, tus hijos son para siempre y estás dejando huella de todo lo que haces y dices. A ellos no los engañas, ellos saben y se dan cuenta de muchas cosas, aunque tú salgas y digas otras cosas” (este mensaje es del mismo lunes. Hasta la tarde de este martes 24 había sido reproducido más de 600 veces en la red social de Facebook).
Existe una versión, nunca explícita, de que esta cuenta es apócrifa, que no se trata de Maritza Díaz. Pero esto no es lo importante. El punto es que fue el propio Peña Nieto el que ha decidido ventilar en medio de la contienda presidencial asuntos delicados de su vida privada, pretendiendo cancelar por decreto que se investiguen los entretelones de estas historias.
Como a Montiel, el conflicto privado puede transformársele en una crisis pública por una sencilla razón: si la mentira es el eje, entonces dejará de ser la simulación de un reality para convertirse en un expediente más de falta de confiabilidad en quien pretende gobernar con pleno respeto a las mujeres.
A la cultura misógina siempre se le aparece, en algún momento, su némesis: una Lisbeth Salander dispuesta a dar la contraparte.
Comentarios: www.homozapping.com.mx

No hay comentarios:

Publicar un comentario