Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 27 de febrero de 2012

Astillero- Al filo de la navaja- Cárcel y drogas-

Astillero
Secuela envenenada
Claridad necesaria
AMLO endurece discurso
López Rosas y la PF
Julio Hernández López
Foto
EMPIEZA CONGRESO DE CIENCIAS SOCIALES. Cristina Puga, Estela Monroy, Enrique Fernández Fassnacht, José Narro, Javier Garciadiego, Rosalba Casas, Virginia García y Boaventura de Sousa, en la inauguración del Congreso nacional de ciencias sociales, el cual concluirá el próximo primero de marzo. Organizado por el consejo mexicano de esas disciplinas, el acto se llevó a cabo en el Antiguo Colegio de San Ildefonso
Foto Marco Peláez
      La intervención venenosa de Felipe Calderón en el proceso electoral, con pancartas de falsa estadística a favor de su candidata, Josefina Vázquez Mota, quiso ser convertida en carta de buena conducta pinolera a partir de un manejo declarativo tramposo con el que el infractor consuetudinario pretende construirse una estatua propagandística de demócrata comprometido y hombre de leyes, cuando sus antecedentes y conducta actual indican de manera persistente todo lo contrario.
El golpe dado por el jefe de campaña del PAN ante consejeros de Banamex tiene el tufo de la marca depredadora de Antonio Solá, el propagandista asignado a Vázquez Mota, y reinstaló de manera inmediata en el accidentado escenario electoral el fantasma de la injerencia descarada del poder federal para distorsionar el curso comicial e imponer a un sucesor, miembro de la misma bandería y al costo que fuera.
Sin embargo, a pesar de la gravedad que significa esa intromisión grosera de parte del beneficiario del fraude electoral que mantiene divididos a los mexicanos y al país sumido en la barbarie y la corrupción, no se han escuchado hasta ahora ni disculpas reales del presunto delincuente electoral (referido a 2012, por cuanto PRI y PRD han presentado sendas denuncias ante los órganos institucionales que deben atender esos asuntos) ni una exposición clara y confiable de lo que sucedió en esa reunión con directivos bancarios.
Es indispensable, en aras de reinstalar cuando menos el grado de por sí deficitario de confianza que podría tenerse antes de las famosas encuestas amañadas de Calderón, que éste deje de asumir posturas de continuidad mendaz y reconozca plenamente su error, ofreciendo públicas disculpas precisas y generando mecanismos plurales que ayuden a disolver una parte de la nubosidad ya instalada sobre esos comicios. También es fundamental conocer tanto el video de la reunión con centenares de consejeros de Banamex como los datos correspondientes a la citada encuesta, que no está registrada ante el IFE y de la cual se ignora el origen de los fondos con que fue pagada y el interés público que el gobierno federal podría invocar para justificar ese pago de un servicio para fines partidistas.
Por lo pronto, la carga negativa que ha mostrado Los Pinos ha revivido en tono todavía cuidado el discurso de combate de Andrés Manuel López Obrador. Desde que apareció con su tesis de la República amorosa, el tabasqueño no había acumulado tanto fraseo confrontacional como en estos días recientes. Y no es para menos, pues lo pretendieron desplazar de la contienda entre tres para centrarla en PRI y PAN, conforme a la treta de Calderón y sus personalísimas encuestas. Además, le han tratado de pintar como un contendiente en retirada, deseoso de irse a retumbantes lugares recónditos y atacado por males de salud. Y ahora le han comenzado a retirar propuestas de entrevistas en medios electrónicos a cuenta de un infundado temor de concesionarios de radio y televisión a presuntas sanciones por tener frente a sus cámaras y micrófonos a candidatos, aunque el propio IFE ha sido claro en señalar que tales entrevistas pueden hacerse. Ya se verá si la vaporosidad romántica va cediendo paso a la realidad.
Astillas
Es difícil desligar la orden de aprehensión contra el ex procurador guerrerense Alberto López Rosas del hecho de que él ha sido un persistente y temprano denunciante de lo que la Policía Federal hizo en Ayotzinapa el 12 de diciembre pasado, cuando murieron dos estudiantes normalistas. Fuese por decisión propia o por sesgada instrucción de su timorato jefe, Ángel Aguirre Rivero, que lo dio de baja de la Procuraduría General de Justicia del estado de Guerrero (junto con el titular de la Secretaría de Seguridad Pública en la entidad) para tratar de calmar las turbulencias sociales y políticas derivadas de ese incidente de fuerte resonancia, López Rosas (hijo del polémico Alfredo López Cisneros, conocido como El rey Lopitos, que fue dirigente de pepenadores de basura en Acapulco) se lanzó de frente contra la versión inicial que pretendía eximir de responsabilidades en aquella represión a la Policía Federal. Ahora, cuando pretende incluso ser precandidato a presidente municipal del famoso puerto guerrerense, la PGR ha obtenido de un juez federal una decena de órdenes de aprehensión, entre las que va la del perredista que ya ocupó ese mismo cargo municipal y una diputación federal... El lector Enrique Olivares Almanza reprocha, desde territorio cibernético de la UAM Azcapotzalco: Usted da la impresión de que está a favor de los que buscan el cambio a favor del pueblo (...) pero bajita la mano le tiende el tapete al candidato de los oligarcas y extranjeros, aunque saben que de todas las encuestas hechas, las más increíbles y dudosas son las de las encuestadoras siempre voceadas por los medios de comunicación: Tv, radio y diarios de circulación nacional. Esto lo veo continuamente en sus columnas. Es usted muy servil del sr. Peña Nieto y no hay fundamentos verdaderamente claros y ciertos para creer que es el que va adelante en las encuestas. También critica que aquí se hubiera escrito que el tabasqueño es candidato gracias a una presunta encuesta de opinión de la que no se supo más, pues tales letras astillosas parecerían significar que la postulación se hizo a través de una encuesta amañada y no hubiese llegado de haberse hecho una encuesta honesta con una metodología seria. Le concedo que, efectivamente, el sondeo fue todo un fraude, pero de que sólo así logró AMLO llegar nuevamente a la candidatura es como si usted pensara que nos chupamos el dedo la gente común y corriente. Olivares Almanza dice que el tecleador le da armas a los enemigos de AMLO, que son los enemigos del pueblo, de la gente necesitada, pero cierra su carta aclarando que no soy enemigo de usted, me sorprende su claridad de visión y su amplio espectro de vocabulario y estructura gramatical. No estoy componiendo nada, sólo lo admiro como columnista... ¡Hasta mañana!
Al filo de la navaja
Víctor Flores Olea
      Probablemente un aspecto esencial de la vida es pasarla entre dilemas, entre opciones que están lejos de una fácil solución. Por supuesto esas opciones y dilemas están definidos fundamentalmente no sólo por el aire de los tiempos, sino por las ideologías, las corrientes políticas vivas en un momento dado, sin descartar los usos y costumbres en su sentido más amplio.
En mis tiempos de juventud las opciones políticas tenían que ver, en lo nacional más cercano, con ser fiel o no a los principios revolucionarios, con su adopción firme y batalladora o con su abandono e incluso traición y negación. Las decisiones del sujeto en este arco lo convertían en revolucionario (cercano al priísmo genuino) o en conservador y hasta reaccionario (panista recalcitrante). En lo internacional la opción se planteaba entre un socialismo que podía seguir las líneas más gruesas de la aventura soviética, que por cierto tenían un brillo mayor en la idea o ilusión, que en su desempeño práctico, sobre todo cuando comenzó a saberse que los éxitos económicos soviéticos y los triunfos de la nueva gran potencia se fincaban en buena medida en un régimen dictatorial y en una suerte de trabajo forzado y, a veces, cuasiesclavo, cuando también se hacía transparente el carácter dictatorial del sistema. Por último, la opción que se enfrentaba ideológica y políticamente era la contradicción entre una democracia legal y entre esa democracia, que podía también señalarse como genuina, y una visión tremendamente conservadora de la realidad.
Opciones, pues, entre la derecha y la izquierda, entre una izquierda socializante y una izquierda con apuntes futuros hacia el comunismo, y entre una derecha liberal (Europa, en términos generales) y otras que buscaban todavía rescatar los cortes de un sistema democrático apegado al imperialismo (Estados Unidos), de lo que resultaba una franca y deplorable sumisión de valores genuinos a los valores más negativos del tiempo, rechazados por las mayorías.
Hoy el término de las opciones parece ser más restringido, pero no menos intenso: entre un socialismo democrático y nacionalista que ha terminado por llamarse de izquierda, y los regímenes democrático-liberales que se han echado en brazos del mercado irrestricto y que en realidad, con diferentes métodos, han trazado la subordinación de unas economías respecto a otras, de unos países y regiones respecto a otros, de unas clases sociales respecto a otras.
La izquierda, por su lado, rechaza firmemente los neoliberalismos, ya que sus valores son puramente económicos y puesto que en tal perspectiva la organización de la sociedad sólo parece premiar la mayor eficiencia mercantil e incluso la especulación financiera, y repudia también con firmeza los valores mercantiles que se han impuesto, ya que en el neoliberalismo no parece haber ningún lugar para valores de otra especie, por ejemplo los de solidaridad.
El nuevo planteamiento de las izquierdas rechaza el mercantilismo y la ganancia como valor primero de la sociedad, e insiste en la necesidad de una sociedad que cumpla con una revolución cultural en que los valores de la cultura deben ser enarbolados al frente de la jerarquía social de los valores. La revolución a que estamos destinados y por la que luchamos es una revolución cultural que implica la posición primordial de los valores culturales y la subversión de las ideologías dominantes, que niegan el valor primordial de los valores culturales en una sociedad específica.
Tal vez en alguna medida es imprescindible el mercado que coopera al desarrollo económico y social, pero los valores monetarios no pueden ser únicos, sino que han de estar presentes los valores culturales que redondean la solidez, el equilibrio y la construcción fuerte del tejido social. ¡He aquí el principal dilema de nuestro tiempo, ante el cual debemos decidir y actuar con decisión! ¡Con la cultura y la solidaridad o con los negocios y el dinero!
Con la vigencia primordial de estos últimos se consolida e impone el mundo de los negocios y, más aún, el mundo de la corrupción y hasta de la delincuencia. Por eso la importancia enorme que se otorga a los valores culturales y morales desde el ángulo de una sociedad realmente democrática y pacificada, y la enorme desconfianza que surge de una sociedad mercantilizada o construida primordialmente por intereses materiales.
Como hemos dicho en otros artículos, la calidad del hombre y su circunstancia (en los términos de José Ortega y Gasset) depende de los referentes de la vida. Es decir, se desarrolla en función de los antagonismos y contradicciones de un momento determinado, que son vigentes en un momento de la vida pero cuya vigencia eventualmente abarca arcos de tiempo más extensos, que se amplían y siguen estando presentes durante un lapso.
Al filo de la navaja porque, en México, vivimos una contradicción aún no resuelta: la fuerza de las corporaciones, sobre todo mediáticas y de intereses que han penetrado hasta los rincones más escondidos de la sociedad, imponiendo una visión radicalmente conservadora, y la de las corrientes sociales que viven como horizonte posible las reivindicaciones, que pueden ser inmediatas o a plazo mayor. Tal es el dilema ante el cual vivimos: o darnos por vencidos ante la catástrofe que siempre es amenazante, o salir adelante con un país de progreso y avance.
Por supuesto, uno de los principales temas sujetos a polémica sigue siendo el de la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, ya que al final de cuentas de ese lindero depende en buena medida la posibilidad de un país más civilizado o nuestro fatal retroceso y estancamiento.
Para ser precisos-Hernández
Cárcel y drogas
Bernardo Bátiz V.
      La opinión pública no pasa lentamente de un tema que la motiva a otro; lo hace a saltos, bruscamente, inducida y alentada por los medios de comunicación, especialmente por la televisión y sus programas reiterativos y amarillistas; se comete un crimen en un casino y todos vuelven (volvemos) los ojos a las casas de juego; hay una masacre en una cárcel y todo mundo discute sobre reclusorios.
Hasta que murió mucha gente en un casino de Monterrey las autoridades empezaron a preocuparse por las licencias de esos centros de vicio, por sus sistemas de seguridad y por su carácter de negocios que facilitan el lavado de dinero; en algunos lugares se prohibieron, varios se clausuraron y se opinó acerca de su pertinencia como atractivos turísticos y sobre la posibilidad de proscribirlos definitivamente.
Algo parecido sucedió cuando varias decenas de pequeñitos murieron en el incendio de una guardería del Instituto Mexicano del Seguro Social; hasta que aconteció la tragedia, todo mundo, empezando por las autoridades, se dio cuenta de que la concesión del servicio a particulares era muy arriesgada y de que se trataba de un negocio lucrativo, con poca inversión y discreto, propio para beneficiar, otorgándolo, a familiares y amistades.
Matan a más de 40 personas, para que algunos delincuentes de alto rango puedan escapar de la cárcel, y la opinión pública, agitada por la noticia terrible y solidarizada con los familiares de los reos que exigen información, clama por que se tomen cartas en el asunto. De golpe, recordamos que hay hacinamiento, violencia, armas, drogas, alcohol en los reclusorios y que es uno de los pendientes más graves de nuestra sociedad.
Como la atención social va a saltos, a brincos, de un tema a otro, podemos hoy aprovechar para señalar la estrecha relación que hay entre el problema de los reclusorios y el más grave y amplio de las drogas; son dos fenómenos entrelazados que se han agravado y crecido juntos. Los reclusorios siempre han sido lugares de sufrimiento e injusticias. Recordemos que la Penitenciaria era conocida como el Palacio Negro de Lecumberri; sin embargo, desde que la vida de estos centros llamados de readaptación social gira alrededor de la droga, la corrupción y la violencia se han recrudecido.
Un tema de actualidad, nuevamente, es el de la legalización de estas sustancias. Hay bandas armadas, luchas entre ellas y en la sociedad un clima crispado, porque las drogas están prohibidas y quienes trafican con ellas son perseguidos como delincuentes. Los accionistas y directivos de las grandes empresas alcoholeras son personajes muy reconocidos en sociedad, en cambio los vendedores de mariguana son entes rechazados y perseguidos; ambos sin duda envenenan, cada uno a su modo, a las personas.
No sería fácil y quizá imposible, por la globalización y la dependencia creciente de la primera economía del mundo, que de un plumazo y de un día para otro se despenalizaran las drogas, pero es conveniente, en primer lugar, discutir con amplitud y con inteligencia el tema y después formular una estrategia para cambiar el actual modelo de atención al problema, que tantos daños acarrea.
Durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el Distrito Federal, en mi calidad de procurador general de Justicia, propuse que como parte de los programas de salud en los centros de readaptación social se estudiara la posibilidad de entregar drogas a los reclusos que las requieren, procurando simultáneamente que los adictos se sujetaran, cuando fuera posible, a tratamientos para su curación.
La propuesta iba encaminada a remover la principal herramienta que los delincuentes tienen dentro de las prisiones para controlarlas y gobernarlas en sustitución o a la par que las autoridades legítimas. Un adicto, urgido por la necesidad, es capaz de todo con tal de obtener la sustancia que su organismo le exige. De esa manera, quien puede proporcionársela se convierte en su amo o jefe, y el adicto hará lo que se le ordene y conseguirá lo que se le pida con tal de satisfacer su ingente necesidad.
En los reclusorios quienes controlan la droga controlan la economía interna y se convierten literalmente en señores de horca y cuchillo; en sus manos están las vidas y la suerte de los reclusos. Si las drogas se proporcionan bajo estricto control sanitario y por la autoridad legítima hay una oportunidad de cambiar las cosas y experimentar, en un universo cerrado controlable, la posibilidad de combatir estas sustancias tan nocivas a los seres humanos, individual y colectivamente, con métodos distintos a los de la persecución, las balas y las altas penas de prisión.
La propuesta abrió un debate que se interrumpió lamentablemente con los intentos del gobierno federal por desestabilizar al de la capital, que tuvo que defenderse de los ataques económicos y neutralizar el intento absurdo del desafuero. Nuevamente por los acontecimientos de estos días, el tema se pone en el tapete de la discusión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario