Astillero
Mensajes al vacío
Sinaloa y Jalisco, en turno
Ponerle fuerte... al Teletón
Rosario ahúma copete
Julio Hernández López
MINUTA. El secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, firmó
una minuta con los gobernadores de Chiapas, Juan Sabines, y de Oaxaca, Gabino
Cué, para resolver el conflicto limítrofe de los ChimalapasFoto Notimex
Veinticuatro muertos en Sinaloa, 16 de ellos calcinados, y 26
ejecuciones en Guadalajara, a dos días de que comience la Feria
Internacional del Libro, hacen que el secretario de Gobernación regrese a su
función de vocero (especializado en emisión de condolencias y condenas) para
reprobar con gran solemnidad tales asesinatos y ofrecer que se hará todo lo
posible para que no queden en la impunidad.
Mientas tanto, en Puebla, junto al gobernador Rafael Moreno Valle, un
emocionado Felipe Calderón atestiguaba otro acto de arrodillamiento de los
poderes públicos frente al electrónico que colecta fondos en teletones y
construye centros de rehabilitación mediante aportaciones de los gobiernos que
así ceden sus funciones a entes particulares que se adornan caritativamente con
el dinero que las autoridades regalan para ganar réditos personales en pantalla.
Conmovido por el caso de una niña con parálisis cerebral, Calderón se refirió
entonces a
este México nuestro que tanto sufre, donde hay tanto mal y donde hay tanta gente que hace mal, pero no preparaba así el terreno el señor de Los Pinos para abordar el tema del horror macabro que recorre el país, sino para dar republicanas gracias a Dios porque
hay gentecomo el presidente de la fundación Teletón, Fernando Landeros,
que hace tanto y tanto bien. En consecuencia, el jefe formal del Estado mexicano exhortó a
que le pongamos fuerteen las donaciones al mencionado Teletón.
Emilio González Márquez fue despertado violentamente del ensueño causado por
los exitosos juegos panamericanos y parapanamericanos. Una larga acumulación de
gases tóxicos estalló (como en otro momento trágico de la capital jalisciense)
apenas desactivados los mecanismos de seguridad extrema que se habían mantenido
durante las competencias deportivas continentales. Durante muy largo tiempo en
la zona metropolitana que tiene como centro a Guadalajara han vivido personajes
de gran densidad en el negocio de las drogas, sin que hubiera chispa que
provocara incendios verdaderos sino cotidianos ajustes de cuentas sin resonancia
verdadera más allá del ámbito de los involucrados en esos trasiegos. Guadalajara
ha sido una notable excepción en el cuadro de las ciudades mexicanas bajo
constante fuego, aunque el escenario comenzó a enturbiarse luego de la ejecución
de Ignacio Coronel, quien había sido el jefe de la plaza en alianza con el
cártel de Sinaloa, que a su vez había mantenido a raya a Los
Zetas que se han afianzado en zonas jaliscienses colindantes con Guanajuato
y Zacatecas pero sin entrar en forma a la capital tapatía.
En Sinaloa, el impreparado gobernador Mario López Valdez, conocido como
Malova, ha visto agravarse un escenario que también parecía sometido a
una especie de rutina macabra más o menos aceptada. Cierto es que en esa entidad
emblemática, cuna de grandes capos y sede del cártel bajo sospecha de
favoritismo federal, no se puede gobernar sin el concurso y la aprobación del
principal factor de poder que es el de esos negocios, pero el priísta que a
nombre de un presunto aliancismo
de oposiciónadministra la entidad se ha ido enredando no sólo con el entramado externo sino con sus propias pitas.
Pero los casos de Jalisco y Sinaloa no estarían desconectados, según uno de
esos narcomensajes que las autoridades se empeñan en ocultar pero que
inevitablemente acaban conociéndose. Los textos dejados en Guadalajara afirman
que los mandatarios de ambos estados mantendrían una suerte de pacto con el
famoso Chapo y el menos conocido pero no menos influyente Ismael
Zambada, a quien llaman Mayo.
Íntimos amigosserían todos, y por ello la calma en esas entidades. Pero a la capital jalisciense habrían llegado el Milenio Zetas y en Sinaloa el pleito está entre los grupos de Joaquín Guzmán, los Beltrán Leyva y los Carrillo, según descripción del gobernador Malova (por cierto, éste, y su secretario general de gobierno, Gerardo Vargas Landeros, han enviado a sus hijos a residir en el extranjero).
No puede concederse veracidad automática a los dichos que los
narcotraficantes difunden mediante cartulinas o mantas instaladas en los
escenarios macabros que montan, pero lo cierto es que los múltiples mensajes
enviados desde diversos flancos de la sociedad mexicana, en demanda de frenar la
masacre derivada de esta guerra civil en curso, no son escuchados ni atendidos
en las alturas de un poder sordo y ciego que prefiere solazarse con el recuento
de sus engaños estadísticos y que pareciera haberse engañado a sí mismo con la
repetición diaria de las presuntas virtudes de la matanza como programa sexenal
de gobierno y del derramamiento enorme de sangre como máximo logro a
presumir.
Astillas
Rosario Robles estudia la posibilidad de ser candidata a senadora
por el Distrito Federal, postulada por el PRI, el Verde Ecologista y el Panal,
para apoyar a Beatriz Paredes en la búsqueda de la jefatura del gobierno
capitalino. Según la propia Robles, la invitación proviene expresamente de
Enrique Peña Nieto, a cuya presentación del libro México, la gran
esperanza, asistió este miércoles en la Casa del Lago de Chapultepec. A los
periodistas que le preguntaron si el priísmo la estaba enganchando, les
respondió que el único gancho que le interesa es México. Pero a la periodista
sonorense Soledad Durazo le había dicho el pasado 5, en Hermosillo, que está
considerando con mucho detenimiento la oferta del ex gobernador del estado de
México para pelear por un escaño en el Distrito Federal. En bit.ly/ru64np puede leerse el relato que hace la
periodista norteña: “A lo largo de la entrevista, Robles hizo hincapié en la
conveniencia de una mayor participación ciudadana; habló de la importancia y la
necesidad de la participación femenina y también asumió sus errores políticos
pero al mismo tiempo pidió esquina ‘ya me los han señalado mucho, ya los he
aceptado y además creo que ya los he pagado’”... Y, mientras un subsecretario de
hacienda dice que no es preocupante la volatilidad del peso frente al dólar,
¡feliz fin de semana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Hacia el Plan de Ayala Siglo XXI
Víctor M. Quintana S.
Años son estos de centenarios. El próximo lunes es el de la
promulgación del Plan de Ayala, el 28 de noviembre de 1911, ideario-programa de
lucha del Ejército Libertador del Sur, encabezado por Emiliano Zapata. Bandera
durante todo un siglo de las incontables luchas campesinas e indígenas por la
tierra, por lo necesario para trabajarla y vivir con dignidad y en libertad.
El espíritu fundador y la utopía libertaria de las comunidades indígenas y
campesinas que inspiraron el Plan de Ayala siguen vigentes. Pero el contenido y
el enfoque han de cambiar en un contexto muy diferente al del primer año de la
Revolución Mexicana. Allá se había logrado –precariamente, se demostró luego– el
principal objetivo democrático, el sufragio efectivo y la no relección, pero la
gran asignatura pendiente era el programa de justicia social, de restitución de
las tierras y territorios a los pueblos indios o campesinos.
Ahora hay estallamientos de violencia por todo el país, pero no
revolucionarios. Violencia de descomposición, que no de creación. Hace 100 años
nos tocó ver en México nacer la primera gran revolución del nuevo siglo; hoy
estamos viendo la confluencia de crisis que nos revela que no son sólo el modelo
económico, o el régimen, los que se están derrumbando. El amontonamiento y
agravamiento mutuo de las crisis económica, climática, financiera, ambiental,
energética, política, moral, cultural, revela, como dice Armando Bartra, una
crisis epocal, o como dicen otros, una crisis del modelo civilizatorio, o como yo pienso, una crisis de
calentamiento socialya insostenible.
Es el momento en que las comunidades campesinas e indígenas deben decir su
palabra. Deben señalar cuál es la modernidad por la que ellos optan. Modernidad
entendida como el proyecto histórico de que buscan ser sujetos conjugando el
recoger crítico y amoroso del pasado y la asimilación también crítica y amorosa
de los adelantos –los verdaderos, no los de espejismo– que ofrece el presente.
Por eso el proyecto de un nuevo Plan de Ayala debe trascender con mucho un
enlistado de las demandas históricas de las comunidades campesinas e
indígenas.
Un nuevo Plan de Ayala debería comenzar por un replanteo de las relaciones
del campesinado consigo mismo, con el resto de la sociedad y con el Estado. Debe
dejar de lado toda visión estadocéntrica, pues aunque fue un Estado fuerte el
que operó para el campo el reparto agrario y las bases de un gran desarrollo
productivo, también fue ese Estado el que deformó al propio campesinado, lo
controló políticamente, lo manipuló, le quitó la confianza en sí mismo, lo hizo
tributario de una cultura política de dádivas, no de derechos.
Por eso, a semejanza de los caracoles zapatistas, un nuevo plan
campesino debe partir del compromiso del campesinado consigo mismo. Un
compromiso antes que nada a convertirse en sujeto de su proyecto histórico, con
o sin el Estado. Un proyecto abierto y compartido con los demás actores
sociales: un proyecto que establezca los compromisos de las mujeres y los
hombres del campo para aportar a la humanidad, a la patria, a la comunidad de
los seres vivos, las experiencias, las riquezas, los valores que les han
aportado sus trabajos y sus días. Ante un clima que se deteriora, ante una
sociedad que se descompone, ante una economía que desvanece los satisfactores
para los más y concentra los privilegios en unos pocos, ante la multiplicidad y
virulencia de las violencias, ante una desigualdad que indigna o enloquece, las
comunidades rurales tienen mucho más que justas demandas: tienen saberes,
haceres, soluciones, utopías realizables. Comenzar este plan con este
compromiso, con esta mano que se adelanta para ofrecer y no para pedir, así sea
lo justo, es comenzar por la dignidad.
Muchas organizaciones campesinas de hoy, por más que se digan
independientesno son sino gestoras de los apoyos estatales. Lo que las diferencia es si dicha labor la realizan con lucha y con dignidad o con arreglos oscuros, sumisión y simulación. Pero quien marca el ritmo es el Estado. Por eso es importante salirse de esta lógica y esto no significa dejar de demandar al Estado lo que por derecho corresponde.
La marcha hacia un nuevo Plan de Ayala debe conjugar un programa de
resistencia, construcción desde abajo, nuevas formas de vivir, de producir, de
consumir y utopías incluyentes. Al mismo tiempo no puede desentenderse de quién
detenta y cómo ejerce el poder de Estado. No sólo porque ahí se asignan ingentes
recursos y se toman decisiones que a todos nos atañen, también porque, como lo
hemos vivido con los gobiernos del PRI y del PAN, de allá de las cúpulas pueden
chorrear ríos de corrupción que afectan organizaciones y comunidades. No es
extraño, por tanto, que el próximo lunes, en Ayoxuxtla, Puebla, lugar de
promulgación del Plan de Ayala, se reúna un buen número de organizaciones
rurales con Andrés Manuel López Obrador. El nuevo proyecto de nación que él
encabeza es el único que puede dar cabida al plan campesino para el siglo
XXI.
A la comunidad jornalera, ahora que las calumnias andan libres
EZLN: 28 años de congruencia y lucha ética
Gilberto López y Rivas
Veintiocho años han pasado desde que en las entrañas indígenas de
Chiapas se formó la organización política que a partir de 1994 sería conocida
como Ejército Zapatista de Liberación Nacional. La rebelión armada del EZLN se
fundamentó en la aplicación del artículo 39 constitucional, que a la letra dice:
La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo el poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno. La Primera declaración de la selva Lacandona (1993) asentaba: “Nuestra lucha se apega al derecho constitucional y es abanderada por la justicia y la igualdad… Tenemos al pueblo mexicano de nuestra parte, tenemos patria y la bandera tricolor es amada y respetada por los combatientes insurgentes, utilizamos los colores rojo y negro en nuestro uniforme, símbolos del pueblo trabajador en sus luchas de huelga, nuestra bandera lleva las letras EZLN, Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y con ella iremos a los combates siempre”. Fue premonitorio, dados los tiempos que vivimos, que en este documento el EZLN advirtiera: “Rechazamos de antemano cualquier intento de desvirtuar la justa causa de nuestra lucha acusándola de narcotráfico, narcoguerrilla, bandidaje u otro calificativo que puedan usar nuestros enemigos”.
Desde su irrupción en los ámbitos políticos nacional e internacional, el EZLN
significó una refutación innegable a las ideas que pretendían imponerse después
de la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista en torno al
pensamiento único, el
fin de la historiay el triunfo definitivo del capitalismo a escala planetaria. También constituyó una de las primeras manifestaciones de lucha revolucionaria contrarias al neoliberalismo, cuyo profeta y ejecutor en México, Carlos Salinas de Gortari, impuso el Tratado de Libre Comercio (TLC) y la contrarreforma del artículo 27 constitucional, que ponía en venta las tierras ejidales y comunales y con ello rompió el
pacto socialal que dio cauce el movimiento armado de 1910 a 1917.
El Ejército Zapatista, como organización clandestina político-militar, hereda
tardíamente las siglas de liberación nacional que caracterizaron a numerosos
movimientos insurgentes que enraizados en las realidades de nuestra América
intentaron instaurar una nación de nuevo tipo, hegemonizada por los sectores
explotados, oprimidos, discriminados y libre de las ataduras de la articulación
imperialista representada por Estados Unidos. No obstante, su composición
mayoritariamente indígena otorgó al EZLN una identidad distinta a otras
organizaciones guerrilleras mayoritariamente mestizas, como el FSLN, el FMLN o
la propia URNG, en nuestro entorno geográfico centroamericano.
El EZLN estableció una continuidad histórica de las resistencias de los
pueblos que conforman México, y se definía así en 1993:
Somos producto de 500 años de luchas: primero contra la esclavitud, en la guerra de Independencia contra España encabezada por los insurgentes, después por evitar ser absorbidos por el expansionismo norteamericano, luego por promulgar nuestra Constitución y expulsar al imperio francés de nuestro suelo, después la dictadura porfirista nos negó la aplicación justa de leyes de Reforma y el pueblo se rebeló formando sus propios líderes, surgieron Villa y Zapata, hombres pobres como nosotros a los que se nos ha negado la preparación más elemental para así poder utilizarnos como carne de cañón y saquear las riquezas de nuestra patria sin importarles que estemos muriendo de hambre y enfermedades curables, sin importarles que no tengamos nada, absolutamente nada, ni un techo digno, ni tierra, ni trabajo, ni salud, ni alimentación, ni educación, sin tener derecho a elegir libre y democráticamente a nuestras autoridades, sin independencia de los extranjeros, sin paz ni justicia para nosotros y nuestros hijos.
Si tomamos como criterio actual para definir a la izquierda, como la fuerza
política que construye poder popular contra el capitalismo, sin monopolizar la
representación ni restar protagonismo a los distintos sectores socio-étnicos que
intervienen en ese proceso, el EZLN ha sido una organización extremadamente
congruente con uno de sus más caros principios:
Para todos todo, para nosotros nada, que hace realidad cuando retira a todos sus cuadros político militares de los distintos gobiernos autónomos bajo su hegemonía.
Mandar obedeciendo es una forma diametralmente opuesta al vanguardismo, al
burocratismo, a la conformación de castas que hacen del poder gubernamental y la
representación popular su modus vivendi y que han devenido maquinarias
partidistas electorales que a toda costa pretenden el cargo público para su
propio beneficio y enquistarse en una clase política divorciada del pueblo.
Institucionales y sistémicas, estas izquierdas no llegan más lejos que la
alternancia, y una vez en el gobierno ponen en práctica programas
extractivistas, desarrollistas, clientelares, asistenciales, para paliar la cara
dura del neoliberalismo pero procurando no alterar en lo más mínimo el dominio
estratégico del capital y los poderes facticos que lo sostienen.
A lo largo de esto 28 años, el EZLN ha dado muestra de una extraordinaria
capacidad de adaptación e innovación, sin tirar por la borda principio alguno,
aportando en temas cruciales como el que dio curso a la Ley Revolucionaria de
las Mujeres y su incorporación plena a todos los ámbitos de los procesos
autonómicos, educando a las nuevas generaciones en preceptos pedagógicos
liberadores, asumiendo la dignidad y la solidaridad como brújula rectora de la
convivencia social, el gobierno como servicio, amasando, a su manera, las
ancestrales utopías revolucionarias. Felicidades, compañer@s.
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