The Guardian: el experimento periodístico
El diario inglés The Guardian.
Foto: AP
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LONDRES (apro).- El periódico británico The Guardian, que se ve acosado por deudas millonarias y por una fuerte caída en el número de sus lectores, busca revolucionar el mundo del periodismo digital: incorporó un servicio que hará que los lectores ayuden, aconsejen y asistan en la creación y armado de los textos periodísticos.
La medida fue tomada en el contexto del profundo escándalo provocado desde julio pasado en Gran Bretaña por las escuchas ilegales del semanario News of the World, hecho que provocó su cierre y que derivó en la renuncia del alto comisionado para Scotland Yard, Paul Stephenson, y en el inicio de varias investigaciones, una de ellas para evaluar la ética periodística en el país.
The News of the World, propiedad del magnate australiano Rupert Murdoch, cerró en julio pasado tras admitir que realizó espionaje telefónico de miles de personas, entre ellos políticos, deportistas, víctimas de delitos y de atentados terroristas, para obtener exclusivas cada semana. Reporteros del dominical incluso sobornaron a miembros de la policía para obtener información exclusiva.
La polémica ha provocado que muchos periódicos británicos busquen mostrarse ahora más transparentes ante los lectores a la hora de producir sus artículos y reportajes especiales.
Por ese motivo, The Guardian inauguró el pasado 14 de noviembre una sección en su portal digital llamada Newslist, que permitirá a los lectores saber qué artículos planean los periodistas del diario, dar opiniones y consejos al respecto al contactar a los reporteros a través del sitio de red social Twitter, y eventualmente co-escribir los artículos ellos mismos.
La “puerta digital” que el Guardian abrió a los lectores también permite saber qué artículos se publicarán al día siguiente, y cómo serán tratados los temas de coyuntura.
En un país conocido por su prensa competitiva, rapaz y donde muchos tabloides han pagado a periodistas de medios rivales para obtener su listado de notas exclusivas, la idea de The Guardian parece riesgosa.
James Randerson, editor de la sección de Ciencia y Tecnología de The Guardian y uno de los periodistas que ya ha sido contactado por lectores que ofrecen ideas para realizar futuras notas, sostuvo que la reacción de otros periodistas del país “fue que estábamos totalmente locos”.
“La competencia podrá ver lo que estamos haciendo. Pero por ahora no hemos tenido problemas con periódicos que son nuestra competencia respecto a que roben noticias o rompan embargos. Hemos sido muy cuidadosos a la hora de mantener en secreto nuestras exclusivas y noticias embargadas, dejándolas fuera del Newslist”, agregó.
La nueva herramienta de The Guardian muestra cinco columnas que incluyen los temas de mayor importancia del día para el periódico dentro de secciones que van desde Exterior, Deportes y Negocios, hasta Ciencia y Tecnología.
Cada artículo cuenta con un link a la página de Twitter del reportero que propuso el tema, para que de esa forma los lectores puedan inundar las cuentas con sugerencias, consejos e ideas, incluso con exclusivas para enriquecer el artículo.
Para Randerson, la respuesta de los lectores fue muy positiva debido al aspecto voyeur de la propuesta y al hecho de que a muchos británicos les interesa saber cómo se producen, redactan, editan y publican los textos que leen a diario.
Una de las ventajas para The Guardian es que los editores de las distintas secciones tienen ahora un panorama más claro sobre qué temas interesan a los lectores, cómo pueden ser mejorados y cuáles pueden no publicar.
“Estos primeros días teníamos un material sobre Salud para escribir un artículo amplio sobre el tema, pero no habíamos hecho suficiente”, recuerda Randerson. “Y fue a partir de las respuestas de los lectores en Twitter que nos dimos cuenta que a mucha gente le preocupaba el futuro del Servicio Nacional de Salud (NHS). Así que al día siguiente respondimos a esa demanda con una investigación mucho más extensa sobre el tema”, contó.
De todos modos, The Guardian indicó que la nueva herramienta, que algunos comentaristas y analistas de los medios locales calificaron como el primer paso para una revolución periodística, “debe ser tomada con una pizca de sal” debido a que las respuestas y sugerencias diarias en Twitter no son representativas de todos los lectores.
“Igualmente es muy útil contar con este tipo de retroalimentación de nuestros seguidores diarios”, sostuvo Randerson.
Para Dan Roberts, editor de noticias nacionales de The Guardian, en el contexto de las escuchas telefónicas ilegales por parte de periodistas del grupo Murdoch, muchos británicos demandan más transparencia de las publicaciones que ellos leen y de aquellos que los proveen de noticias.
“Hay mucho cinismo dentro del mundo periodístico en este momento”, declaró Roberts durante el lanzamiento de Newslist.
“La gente ya no confía en el modelo que dice: ‘Trabajamos en secreto lo que vamos a contarte en los artículos. El lector no necesita saber si esa información se obtuvo a través de pinchazos o mentiras, o si fue inventada’. Para ganar credibilidad, en una época de más transparencia, hay que abrirse más y mostrar mejor cómo se trabaja”, concluyó.
Un vocero de The Guardian comentó a Apro que el experimento hasta ahora sólo atrajo a una pequeña minoría de los 2.9 millones de lectores diarios que visitan su sitio online, el cual es –junto con el de la BBC– uno de los más consultados del mundo.
Cada periodista recibe en promedio unos 100 mensajes diarios de lectores acerca de la noticia en la que está trabajando, de los cuales sólo algunos son “útiles” para ampliar o modificar la nota.
Sin embargo, Charlie Beckett, director del think-tank Polis, dedicado al estudio de los medios de prensa, dijo esperar resultados positivos de la iniciativa. Consideró que el tipo de lectores que suele escribir, aconsejar y seguir a los periodistas sobre los artículos que están armando a diario son los mismos que enviaban cartas a los editores.
“Son lo que llamamos nerds de las noticias. No demasiada gente va a pasarse todo el día proponiendo ideas para The Guardian.
Probablemente sólo 1% de los lectores contribuirá concretamente para una nota, y sólo 1% de las ideas sea buena…pero eso es mejor que nada”, subrayó.
El experimento no es el primero de su tipo en Europa, ya que hace dos años el periódico regional sueco Norran puso en marcha un chat-room en el que los lectores podían sugerir ideas para investigar temas y publicar artículos. El matutino indicó que desde entonces logró aumentar el tráfico en su sitio en Internet, atrajo a auspiciantes y mejoró la calidad de sus textos.
En Canadá, el Winnipeg Free Press fue incluso un paso más allá: abrió una cafetería en la que los lectores pueden discutir las noticias con los periodistas cara a cara, proponiendo ideas y criticando materiales.
Para el Guardian Media Group (GMG), experimentos interactivos como Newslist son parte de una estrategia para poder revertir las pérdidas del año pasado: 33 millones de libras esterlinas (unos 52.9 millones de dólares). El experimentó iniciará en la edición en línea del diario. Si es exitoso, se extenderá a las ediciones impresas.
The Guardian, que se edita en Gran Bretaña desde 1821 y que mantiene un perfil de centro-izquierda, tiene una circulación diaria de 233 mil ejemplares. Hasta 1959 se llamaba The Manchester Guardian, reflejando sus orígenes de provincia. Tiene su sede en Londres desde 1964, con servicios de imprenta tanto en Manchester como en la capital británica.
Una encuesta hecha por el grupo MORI entre abril y junio de 2000 mostró que 80% de los lectores de The Guardian eran votantes del Partido Laborista. De acuerdo con otra encuesta hecha en 2004, 44% de los lectores de este periódico votaron por el Laborismo y 37% por los Liberales Demócratas, un hecho que demuestra el perfil de sus lectores: liberales y de centro-izquierda.
The Guardian es además el único periódico británico a nivel nacional que publica en color y también el primer periódico británico en ser impreso en formato berlinés. En noviembre de 2005 tuvo un promedio de 378 mil 618 ejemplares vendidos, comparado con los 904 mil 955 ejemplares de The Daily Telegraph, los 692 mil 581 de The Times y 261 mil 193 de The Independent.
Con respecto a su cobertura de temas, durante las presentes guerras de Irak y Afganistán el diario ha sido uno de los más críticos de la posiciones tanto de Estados Unidos como del Reino Unido. También es muy crítico con el gobierno israelí, lo que ha llevado incluso a acusaciones de antisemitismo.
La Comisión Británica de la Prensa le ha otorgado dos veces (1995 y 2006) el galardón de Diario del Año, y en 2006 recibió también el título de “Periódico Mejor Diseñado del Mundo”, otorgado por la organización internacional Society for News Design.
El sitio web del periódico ha recibido numerosos galardones y reconocimientos, tales como el Premio Webby, Eppy, Mejor Diario en Línea (seis veces consecutivas) y un galardón en 2007 por ser el “Diario más transparente”, otorgado por la Universidad de Maryland, en Estados Unidos.
Sin embargo, a comienzos de noviembre el director ejecutivo del GMG, Andrew Miller, advirtió que el grupo podría quedarse sin fondos en los próximos tres años como consecuencia de una pérdida de auspiciantes. Señaló que ante ello “es crucial” el éxito de sus operaciones por Internet, incluido el sitio online del diario. Los directivos del grupo mediático, que en septiembre pasado lanzó una edición digital diferente para sus lectores en Estados Unidos, quieren impulsar las ganancias de GMG para Internet: de 47 millones de libras (74.3 millones de dólares) este año a 91 millones (144 millones de dólares) para el período 2014-2016.
Alan Rusbridger, editor en jefe de The Guardian y uno de los impulsores del experimento, espera que un periodismo “más participativo” atraiga a más lectores y por ende a auspiciantes. Dijo además que la herramienta será muy pronto copiada por otros periódicos del país y del mundo, para obtenerse mejores resultados, tanto financieros como periodísticos.
“Los lectores quieren un periodismo profesional, pero también quieren estar dentro de la discusión”, indicó Rusbridger.
“Hay ahora un gran número de personas a quienes les gusta involucrarse en el armado y en la creación de las noticias. Es una pequeña minoría de lectores subeditores, pero a nivel global, son millones de personas que quieren ser parte del proceso noticioso”, concluyó.
La medida fue tomada en el contexto del profundo escándalo provocado desde julio pasado en Gran Bretaña por las escuchas ilegales del semanario News of the World, hecho que provocó su cierre y que derivó en la renuncia del alto comisionado para Scotland Yard, Paul Stephenson, y en el inicio de varias investigaciones, una de ellas para evaluar la ética periodística en el país.
The News of the World, propiedad del magnate australiano Rupert Murdoch, cerró en julio pasado tras admitir que realizó espionaje telefónico de miles de personas, entre ellos políticos, deportistas, víctimas de delitos y de atentados terroristas, para obtener exclusivas cada semana. Reporteros del dominical incluso sobornaron a miembros de la policía para obtener información exclusiva.
La polémica ha provocado que muchos periódicos británicos busquen mostrarse ahora más transparentes ante los lectores a la hora de producir sus artículos y reportajes especiales.
Por ese motivo, The Guardian inauguró el pasado 14 de noviembre una sección en su portal digital llamada Newslist, que permitirá a los lectores saber qué artículos planean los periodistas del diario, dar opiniones y consejos al respecto al contactar a los reporteros a través del sitio de red social Twitter, y eventualmente co-escribir los artículos ellos mismos.
La “puerta digital” que el Guardian abrió a los lectores también permite saber qué artículos se publicarán al día siguiente, y cómo serán tratados los temas de coyuntura.
En un país conocido por su prensa competitiva, rapaz y donde muchos tabloides han pagado a periodistas de medios rivales para obtener su listado de notas exclusivas, la idea de The Guardian parece riesgosa.
James Randerson, editor de la sección de Ciencia y Tecnología de The Guardian y uno de los periodistas que ya ha sido contactado por lectores que ofrecen ideas para realizar futuras notas, sostuvo que la reacción de otros periodistas del país “fue que estábamos totalmente locos”.
“La competencia podrá ver lo que estamos haciendo. Pero por ahora no hemos tenido problemas con periódicos que son nuestra competencia respecto a que roben noticias o rompan embargos. Hemos sido muy cuidadosos a la hora de mantener en secreto nuestras exclusivas y noticias embargadas, dejándolas fuera del Newslist”, agregó.
La nueva herramienta de The Guardian muestra cinco columnas que incluyen los temas de mayor importancia del día para el periódico dentro de secciones que van desde Exterior, Deportes y Negocios, hasta Ciencia y Tecnología.
Cada artículo cuenta con un link a la página de Twitter del reportero que propuso el tema, para que de esa forma los lectores puedan inundar las cuentas con sugerencias, consejos e ideas, incluso con exclusivas para enriquecer el artículo.
Para Randerson, la respuesta de los lectores fue muy positiva debido al aspecto voyeur de la propuesta y al hecho de que a muchos británicos les interesa saber cómo se producen, redactan, editan y publican los textos que leen a diario.
Una de las ventajas para The Guardian es que los editores de las distintas secciones tienen ahora un panorama más claro sobre qué temas interesan a los lectores, cómo pueden ser mejorados y cuáles pueden no publicar.
“Estos primeros días teníamos un material sobre Salud para escribir un artículo amplio sobre el tema, pero no habíamos hecho suficiente”, recuerda Randerson. “Y fue a partir de las respuestas de los lectores en Twitter que nos dimos cuenta que a mucha gente le preocupaba el futuro del Servicio Nacional de Salud (NHS). Así que al día siguiente respondimos a esa demanda con una investigación mucho más extensa sobre el tema”, contó.
De todos modos, The Guardian indicó que la nueva herramienta, que algunos comentaristas y analistas de los medios locales calificaron como el primer paso para una revolución periodística, “debe ser tomada con una pizca de sal” debido a que las respuestas y sugerencias diarias en Twitter no son representativas de todos los lectores.
“Igualmente es muy útil contar con este tipo de retroalimentación de nuestros seguidores diarios”, sostuvo Randerson.
Para Dan Roberts, editor de noticias nacionales de The Guardian, en el contexto de las escuchas telefónicas ilegales por parte de periodistas del grupo Murdoch, muchos británicos demandan más transparencia de las publicaciones que ellos leen y de aquellos que los proveen de noticias.
“Hay mucho cinismo dentro del mundo periodístico en este momento”, declaró Roberts durante el lanzamiento de Newslist.
“La gente ya no confía en el modelo que dice: ‘Trabajamos en secreto lo que vamos a contarte en los artículos. El lector no necesita saber si esa información se obtuvo a través de pinchazos o mentiras, o si fue inventada’. Para ganar credibilidad, en una época de más transparencia, hay que abrirse más y mostrar mejor cómo se trabaja”, concluyó.
Un vocero de The Guardian comentó a Apro que el experimento hasta ahora sólo atrajo a una pequeña minoría de los 2.9 millones de lectores diarios que visitan su sitio online, el cual es –junto con el de la BBC– uno de los más consultados del mundo.
Cada periodista recibe en promedio unos 100 mensajes diarios de lectores acerca de la noticia en la que está trabajando, de los cuales sólo algunos son “útiles” para ampliar o modificar la nota.
Sin embargo, Charlie Beckett, director del think-tank Polis, dedicado al estudio de los medios de prensa, dijo esperar resultados positivos de la iniciativa. Consideró que el tipo de lectores que suele escribir, aconsejar y seguir a los periodistas sobre los artículos que están armando a diario son los mismos que enviaban cartas a los editores.
“Son lo que llamamos nerds de las noticias. No demasiada gente va a pasarse todo el día proponiendo ideas para The Guardian.
Probablemente sólo 1% de los lectores contribuirá concretamente para una nota, y sólo 1% de las ideas sea buena…pero eso es mejor que nada”, subrayó.
El experimento no es el primero de su tipo en Europa, ya que hace dos años el periódico regional sueco Norran puso en marcha un chat-room en el que los lectores podían sugerir ideas para investigar temas y publicar artículos. El matutino indicó que desde entonces logró aumentar el tráfico en su sitio en Internet, atrajo a auspiciantes y mejoró la calidad de sus textos.
En Canadá, el Winnipeg Free Press fue incluso un paso más allá: abrió una cafetería en la que los lectores pueden discutir las noticias con los periodistas cara a cara, proponiendo ideas y criticando materiales.
Para el Guardian Media Group (GMG), experimentos interactivos como Newslist son parte de una estrategia para poder revertir las pérdidas del año pasado: 33 millones de libras esterlinas (unos 52.9 millones de dólares). El experimentó iniciará en la edición en línea del diario. Si es exitoso, se extenderá a las ediciones impresas.
The Guardian, que se edita en Gran Bretaña desde 1821 y que mantiene un perfil de centro-izquierda, tiene una circulación diaria de 233 mil ejemplares. Hasta 1959 se llamaba The Manchester Guardian, reflejando sus orígenes de provincia. Tiene su sede en Londres desde 1964, con servicios de imprenta tanto en Manchester como en la capital británica.
Una encuesta hecha por el grupo MORI entre abril y junio de 2000 mostró que 80% de los lectores de The Guardian eran votantes del Partido Laborista. De acuerdo con otra encuesta hecha en 2004, 44% de los lectores de este periódico votaron por el Laborismo y 37% por los Liberales Demócratas, un hecho que demuestra el perfil de sus lectores: liberales y de centro-izquierda.
The Guardian es además el único periódico británico a nivel nacional que publica en color y también el primer periódico británico en ser impreso en formato berlinés. En noviembre de 2005 tuvo un promedio de 378 mil 618 ejemplares vendidos, comparado con los 904 mil 955 ejemplares de The Daily Telegraph, los 692 mil 581 de The Times y 261 mil 193 de The Independent.
Con respecto a su cobertura de temas, durante las presentes guerras de Irak y Afganistán el diario ha sido uno de los más críticos de la posiciones tanto de Estados Unidos como del Reino Unido. También es muy crítico con el gobierno israelí, lo que ha llevado incluso a acusaciones de antisemitismo.
La Comisión Británica de la Prensa le ha otorgado dos veces (1995 y 2006) el galardón de Diario del Año, y en 2006 recibió también el título de “Periódico Mejor Diseñado del Mundo”, otorgado por la organización internacional Society for News Design.
El sitio web del periódico ha recibido numerosos galardones y reconocimientos, tales como el Premio Webby, Eppy, Mejor Diario en Línea (seis veces consecutivas) y un galardón en 2007 por ser el “Diario más transparente”, otorgado por la Universidad de Maryland, en Estados Unidos.
Sin embargo, a comienzos de noviembre el director ejecutivo del GMG, Andrew Miller, advirtió que el grupo podría quedarse sin fondos en los próximos tres años como consecuencia de una pérdida de auspiciantes. Señaló que ante ello “es crucial” el éxito de sus operaciones por Internet, incluido el sitio online del diario. Los directivos del grupo mediático, que en septiembre pasado lanzó una edición digital diferente para sus lectores en Estados Unidos, quieren impulsar las ganancias de GMG para Internet: de 47 millones de libras (74.3 millones de dólares) este año a 91 millones (144 millones de dólares) para el período 2014-2016.
Alan Rusbridger, editor en jefe de The Guardian y uno de los impulsores del experimento, espera que un periodismo “más participativo” atraiga a más lectores y por ende a auspiciantes. Dijo además que la herramienta será muy pronto copiada por otros periódicos del país y del mundo, para obtenerse mejores resultados, tanto financieros como periodísticos.
“Los lectores quieren un periodismo profesional, pero también quieren estar dentro de la discusión”, indicó Rusbridger.
“Hay ahora un gran número de personas a quienes les gusta involucrarse en el armado y en la creación de las noticias. Es una pequeña minoría de lectores subeditores, pero a nivel global, son millones de personas que quieren ser parte del proceso noticioso”, concluyó.
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