Astillero
Calumnias libres
¿Suciedad legalizada?
Beltrones, en negritas
Imprecisión para negociar
Julio Hernández López
EN LOS PINOS. El
presidente Felipe Calderón entregó ayer en forma simbólica tarjetas de crédito a
trabajadores que participan en el programa Renueva tu hogarFoto José Antonio López
Acusar a un diario como La Jornada de complicidad con el
terrorismo es tratar de sembrar elementos de presunta justificación de cualquier
arremetida del poder contra una instancia de periodismo crítico e independiente,
tanto en el mortí-fero plano nacional como en el internacional, que es parti-
cularmente susceptible a ta- les etiquetaciones adversas. Adaptado a lo que se
vive cada día en México, la revista Letras Libres, a través de quien
era su subdirector editorial, está sirviendo de
madrinao coadyuvante contra un medio que está en la mira de múltiples poderes (la acusación sin pruebas hecha por Letras Libres, para continuar con los símiles correspondientes a la épica calderonista, equivale a las presuntas llamadas anónimas de denuncia que son usadas como pretexto por marinos, soldados y policías en nuestro país para acometidas que por planeación superior, y entre francas violaciones a los derechos humanos, buscan amedrentar, disuadir o exterminar a objetivos determinados por razones penales, sociales, políticas o... accidentales).
Proveniente de una revista cuya principal caracterización resulta de sus
vínculos con grandes poderes empresariales y políticos (que con frecuencia son
sometidos a crítica y denuncia en las páginas de La Jornada), la
imputación de complicidad con el terrorismo no podía verse pasar de largo. La
directora, Carmen Lira, decidió atajar de inmediato la siembra envenenada y
recurrió ante las instancias judiciales en demanda de comprobación de lo
publicado por la empresa dirigida por Enrique Krauze o la retractación pública.
Ese largo litigio llega hoy a su punto de resolución en la primera sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, con un proyecto elaborado por el
ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea que, según se ha dado a conocer,
pretende reducir la demanda en busca de verdad que ha hecho La Jornada,
y la acusación sin pruebas realizada por Letras Libres, a una especie
de empate técnico entre dos derechos en conflicto o, visto de otra manera, al
libre acomodo en el mercado de dos productos comerciales en pugna. Peleen en sus
páginas, y acúsense de lo que les dé la gana, es en síntesis la propuesta de uno
de los integrantes de la máxima autoridad juzgadora.
No hay aires salomónicos en tal pretensión: la Cor- te, de aprobar hoy en la
primera sala lo propuesto por el ministro Zaldívar, permitirá que un colectivo
de periodismo crítico e independiente sea estigmatiza- do como cómplice del
terrorismo, con todas las graves consecuencias que ello representa, para no
lesionar el derecho a la libre calumnia que desea ejercer otra de las
televisivas partes en litigio (ironías judiciales: La Jornada debió
haber proba- do que no era cierta la acusación hecha por Letras Libres
y no al revés, pero a fin de cuentas la tesis del ministro Zaldívar busca dejar
sin castigo a quien acusó sin pruebas y, por tanto, mantener vigente esa
acusación improbada).
No sólo condenaría a la ley de la selva a los comparecientes, como ya lo ha
apuntado un editorial de La Jornada, sino que además sentaría las bases
para un impune periodismo de suciedad ante el cual no habría instancias legales
a las cuales recurrir sino una autorizada concesión para buscar el triunfo de
las posiciones propias mediante la mayor y más sostenida emisión de
excrecencias. Es decir, la legalización de las letrinas libres, públicas, para
que entre miasmas el público acierte a detectar virtudes o defectos, calumnias o
verdades. ¡Que pase el periodismo desgraciado!, gritaría la Señorita Suprema
Corte.
La Jornada, por fortuna, no es un medio cuya conducta se rija por
las veleidades del poder ni de sus emisarios o ejecutores con disfraz literario.
Con profesionalismo y responsabilidad, conociendo los riesgos propios del oficio
y los del difícil momento que se vive en los planos nacional e internacional, en
el diario dirigido por Carmen Lira se cuida y defiende el ejercicio periodístico
que es necesario para que sea completa y equilibrada la visión de lo que sucede
en nuestro país y en otras latitudes en lucha, como el País Vasco, sin que sólo
se lean, escuchen o vean las versiones aprobadas en los medios dominantes, como
en nuestro contexto sucede con las grandes televisoras y en especial con
Televisa y sus vertientes impresas calumniadoras.
Pasando a otro tema, la nocturna declinación de Manlio Fabio Beltrones a
competir con Enrique Peña Nieto ha de leerse a partir de las líneas que
intencionalmente fueron enviadas en negritas para su publicación. A diferencia
de lo sucedido en el PRD con Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador, en la
salida sonorense del foro no hay acuerdos explícitos ni un proceso de caminata
en conjunto. El texto no expresa respaldo directo al ex gobernador del estado de
México, cuyo nombre no es mencionado, sino una decisión política de abonar a una
unidad partidista necesaria, en medio de reproches, advertencias y reticencias
que en un político de peso completo como es Beltrones no pueden adjudicarse a
descuidos de pluma o arrebatos del momento. El primer senador del país se
pregunta
Unidad, ¿para qué?y
reconoceque en el PRI
hay quienes tienen prisa y alegan la necesidad de la unidad para conservar privilegios o para garantizar sus intereses personales o de grupo, aunque asegura que
no habrá fractura del PRI.
Claro está que las letras libremente escritas por Beltrones tienen como
límite y objetivo la negociación. Intencionalmente ambigua, la redacción de la
carta del sonorense puede servir para confrontar a Humberto Moreira, con la
intención de colocarse como su relevo, o al propio Peña Nieto, si no se llega a
acuerdos, o a nadie, si se produce un convenido final feliz.
Y, mientras emerge un tufo a apetitos colaterales al poder que entorpecen por
interés propio todo camino de solución en Mexicana, ¡hasta mañana, con las
muertes del jurista, escritor y funcionario Miguel González Avelar y del cacique
sindical pregordillista, Carlos Jonguitud Barrios, ejemplos muy distantes entre
sí de la forma de abordar los asuntos públicos!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio
Astillero
Clase Política
Beltrones y Peña: lisonjas
Miguel Ángel Rivera
Mi coincidencia fundamental con Enrique Peña Nieto es unidad para cambiar, no para seguir igual. Que así sea!!! Suerte, escribió Manlio Fabio Beltrones Rivera luego de renunciar a ser candidato presidencial del PRI.
A cambio, en forma casi unánime, recibió comentarios de reconocimiento de
muchos compañeros de partido que lo definen como político maduro, dueño de sus
propias decisiones, que ha contribuido a la unidad interna.
Peña Nieto –quien no pareció preocupado por la posibilidad de no hacer
precampaña debido a su condición de aspirante único–, también en su cuenta de
Twitter, señaló:
Reconozco el profesionalismo político y las aportaciones de Manlio Fabio Beltrones en beneficio del proyecto y la unidad del PRI.
La cosecha
Uno de los dirigentes priístas que más se han esforzado por
mantener la unidad interna, el dirigente de la CNOP, Emilio Gamboa Patrón, fue
particularmente elogioso con Beltrones –quien anteriormente ocupó ese cargo– por
su lealtad y su altura de miras, al poner primero los intereses del país y del
partido, antes que los personales.
Pero la maquinaria electoral no se detiene, por lo que hoy mismo, Gamboa
presidirá a primera hora una reunión con los secretarios generales y el resto de
la plana mayor del sector popular
en la que se analizarán las cosas por venir, obviamente la nominación de candidato.
Crece el optimismo entre los simpatizantes de Josefina Vázquez Mota por una
reciente encuesta que la confirma al frente de los precandidatos presidenciales
del PAN, con 44 por ciento, frente a 26 de Santiago Creel y 6 por ciento de
Ernesto Cordero.
La Secretaría de Educación Pública informó que su titular, Alonso Lujambio,
regresó a laborar a sus oficinas. El funcionario continuará bajo supervisión
médica para asegurar su total recuperación, sin que ello afecte sus
responsabilidades al frente de la SEP.
Al continuar el debate en torno a la licitación 21, voceros de Iusacell
refutaron las declaraciones de Nextel respecto de que la sentencia otorgada por
el juez segundo de distrito del centro auxiliar de la primera región le
favorece, pues el amparo concedido a Iusacell es por una cuestión de forma que
no deberá prosperar. Al respecto, los abogados de Iusacell recordaron que,
también por un aspecto de forma, la Cofetel descalificó a diversos participantes
en la controvertida licitación, como la empresa Maxcom, la cual quedó marginada
por presentar información fuera de los plazos establecidos, o de Avantel,
también descalificada por Cofetel, al entregar informes que no cumplían con lo
establecido en las bases de la licitación 21
En tanto, otro de los grandes en telecomunicaciones, Telmex, anunció que a
partir del 1º de enero de 2012, el precio por minuto de las llamadas de teléfono
fijo a celular, bajo la modalidad
el que llama pagalocal (044), será de $0.7106 ($0.8490 con el IVA y el IEPS), lo cual representa una baja de 47.4 por ciento.
La derecha negociadora
Luis Linares Zapata
En el viciado contexto nacional, donde la derecha ha ido rellenando
con sus intereses todo resquicio institucional, social y hasta cultural, hacer
avanzar sus negocios es tarea bastante sencilla. Siempre se podrán encontrar
aliados incondicionales para llevar agua al molino de las propias conveniencias.
Los personeros de tal formación o práctica, solos o en compañía de cabilderos
oficiosos, se mueven a sus anchas. Se cobijan, además, con mantos de
respetabilidad entre los círculos más elevados del poder. Son conspicuos
personajes que destilan, hasta el último residuo, las facilidades instaladas
previamente por otros –sus mentores y guías acaso– que los antecedieron en el
trasiego de inducir normas favorables o para apropiarse de cuantiosos recursos
públicos disponibles. Y siempre también van dejando evidencias de sus correrías,
en ocasiones verdaderos delitos que afectan derechos y libertades de los
demás.
En tratándose de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la tarea
de encontrar oídos atentos y hasta afines a los cabilderos de la derecha es
encomienda de fácil cumplimiento. Ahí, en esa institución, personajes imbuidos
de neoliberalismo dominan el territorio de las distintas salas y asesorías.
Ministros, algunos de poca monta jurídica, sendos compromisos y mucha ambición,
han sido aupados, no sin el descaro suficiente, por una sucesión de presidentes
de la República y legisladores (de PRI y PAN) que buscaron afianzar sus cotos de
influencia, afinidades de intereses, simpatías cobrables a futuro y
predilecciones varias. La intención de llevar a la SCJN a hombres o mujeres
dotados de talento, honradez intelectual, dominio de la materia constitucional y
prendas adicionales fue asunto de raro acontecer.
El conocido director de la revista Letras Libres, Enrique Krauze,
intelectual orgánico de la derecha, ha sido visto, con frecuencia inusitada, por
esos lugares de última instancia decisoria. En especial en tiempos recientes, en
los que se dirime un añejo litigio que afecta a la empresa que dirige: Editorial
Vuelta SA. Y, a juzgar por la ponencia formulada por el ministro Arturo Zaldívar
Lelo de Larrea, sus urgencias han encontrado oídos fértiles. Es el mismo
ministro que, en otros asuntos cruciales para el avance de la justicia, había
enviado señales de sostener posturas acordes con el sentir popular. En cambio
ahora Zaldívar presenta en su ponencia una ruta que puede ser fácilmente
aceptable para algunos de sus pares; dos son los necesarios para darle vigencia.
En ella se contrapone la libertad de expresión de un actor público, en este caso
Letras Libres, respecto del daño moral reclamado por otra entidad
similar: Demos, Desarrollo de Medios SA de CV, casa editora del diario La
Jornada, que ha sido difamada al presentarla como cómplice de la
organización terrorista ETA. En ello se implica a todo el diario: escritores,
funcionarios, reporteros o caricaturistas y los coloca al
servicio del grupo de asesinos hipernacionalistas. Las pruebas de tal acusación se agotan al afirmar que La Jornada tiene un acuerdo con el periódico vasco Gara, un trato normal entre diarios. En realidad, Letras Libres, con su libelo contra La Jornada, se hace eco y se suma, como multitud de medios afines a la derecha trasnacionalizada, a toda una campaña diseñada para estigmatizar los que juzga movimientos emancipadores o los que a veces llaman arraigados nacionalismos, los del pueblo vasco en particular.
La salomónica salida ensayada por el ministro implica, de prosperar, riesgos
mayúsculos para la vida democrática y la convivencia social. Al asentar de forma
irrestricta la libertad de expresión se encuentra un atajo para exonerar a
Letras Libres (o cualquier otro actor público) y trasformar en práctica
común la difamación, y afectar así, de manera cómoda, la reputación de terceros.
Esto último (reputación), efectivo derecho por sí mismo, validado en diversos
ordenamientos constitucionales y tratados, y limitante preciso de la libertad de
expresión. La libertad, en sus varias modalidades, ha sido, además, una
constante bandera esgrimida, para casi toda ocasión, por los propagadores de la
derecha, en especial la más atrincherada, tramposa o reactiva al cambio. La
anteponen a casi todos los demás derechos, en una estrategia que conduce, en no
pocos casos, a proteger y disfrazar sus particulares intereses y a preservar sus
masivos privilegios.
Asociar a La Jornada con el terrorismo, tal como hizo Letras
Libres en su libelo, no ha sido un hecho aislado. Paralelamente se hicieron
correr versiones implicando sus inclinaciones para favorecer las acciones de
ETA, a pesar de las varias condenas que en sus páginas se hicieron. En el fondo
de tales infundios siempre estuvo la molestia, el escozor que a la derecha,
sobre todo en su versión autoritaria, le ha producido un diario independiente y
plural como La Jornada. Diario que, precisamente, se ha significado por
la defensa de los derechos humanos en cualquier lugar y momento en que son
trasgredidos, el combate al terrorismo es uno de esos momentos. Bien se sabe
cuáles pueden ser las desagradables derivaciones de la prédica terrorista como
acusación, justificada o no, proveniente de una facción ideológica o de un
gobierno. Irak y Afganistán son pruebas irrefutables de ligazones hechas entre
terrorismo, gobiernos incómodos, miedos desbocados, amenazas mundiales o
despotismos de variadas cataduras. Supuestos argüidos, con frecuencia inusitada,
para camuflar propósitos de sometimiento, expoliación o conquista. Recientemente
a México se le moteja, desde elevados círculos decisorios, con sugerentes rasgos
parecidos. Una vez que hayan sido debidamente asentadas en el imaginario
colectivo las ideas centrales de dicha estrategia, sobrevendrán las
consecuencias planeadas de antemano. Algunas incluso ya han sido formuladas por
la extrema derecha estadunidense: militarizar la frontera, enviar tropas,
extender licencias para matar. De prosperar la ponencia del ministro Zaldívar en
los términos conocidos, La Jornada quedaría tocada por la afirmación de
estar al servicio de criminales terroristas. Una difamación que Letras
Libres, en su disputa por el mercado de ideas según el ministro, le
asestaría a pesar de las frívolas disculpas ingeniadas por el jurisconsulto, de
formularse, simplemente, con mal gusto
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