A la mitad del foro
La guerra o lo electoral por otros medios
León García Soler
Aspecto de la votación del domingo pasado para elegir
gobernador en Michoacán, donde el PAN acusó que en muchas zonas del estado sus
simpatizantes no pudieron ir a las urnas por amenazas del crimen organizado. La
imagen, en MoreliaFoto Iván Sánchez
Veinte de noviembre y Madero llena las pantallas de la televisión.
Gustavo, tocayo del hermano mayor de su ilustre antepasado, del
ojo paradomuerto por la soldadesca en las horas sangrientas del cuartelazo de Huerta. Francisco I. Madero sería asesinado junto al vicepresidente Pino Suárez, para
legitimara Victoriano Huerta en la Presidencia. Las telecomedias para formar o deformar la memoria histórica. Y el desdén de la derecha en el poder; el llamado a la compras festivas
para fortalecer el mercado interno.
Ante las cúpulas empresariales, Felipe Calderón sonríe, ríe abiertamente,
hace a un colaborador víctima de su sentido del humor y luego lo perdona
públicamente. ¿De qué se ríe? Unas horas antes pronunciaba sombrío mensaje en
las honras fúnebres de Francisco Blake y los siete servidores públicos que
murieron con él al estrellarse el helicóptero en que viajaban rumbo a
Cuernavaca. Y vendrían las elecciones de Michoacán, que ganó el PRI y perdió el
PRD; pero la derrota impactante y amarga fue para el PAN, cuya candidata a
gobernar la tierra de Melchor Ocampo y Lázaro Cárdenas del Río fue Luisa María
Calderón, hermana del que despacha en Los Pinos.
Y cuando Felipe Calderón designó a su quinto secretario de Gobernación, el
multifacético Alejandro Poiré, el subsecretario Juan Marcos Gutiérrez lanzó la
voz de alarma; aseguró que el crimen organizado amedrentó a los michoacanos para
que votaran en favor de determinado partido. No identificó al partido
beneficiario. No hacía falta. Y el señor Poiré, venido del Cisen y de ser
heraldo de la seguridad nacional, de los triunfos en la guerra emprendida por su
jefe, le tomó la palabra para asegurar con firmeza que no permitirán que el
crimen organizado invada el derecho de los mexicanos a elegir libremente a sus
representantes. Gobernación, ministerio del interior en los proyectos
parlamentaristas y en las tareas de control político del cesarismo sexenal del
priato, retoma el quehacer electoral y nos informa que lo prolongará por otros
medios: los de la guerra.
No hace falta evocar a Von Clausewitz. Bernard Crick nos recuerda que
el sistema político debe ir precedido del orden público, (pero) quienes afirman a la ligera que todo gobierno se edifica sobre el consenso, como si con eso lo dijeran todo, son tan apasionadamente imprecisos como quienes sostienen que el amor debe basarse en la absoluta libertad de los amantes (...) si hubiera un consenso absoluto no podría haber gobierno.Y pone el acento en dar la importancia que merece a la pequeña palabra
todo,
porque eso demuestra que dicha afirmación tiene poco que ver con cualquier posible distinción entre libertad y opresión: el tirano más absoluto también se rodea de perros fieles. El gobierno absoluto del Leviatán puede ser una
nación en armas; Thomas Hobbes
invirtió muchos esfuerzos en defender la idea increíblemente simple de que si uno no sobrevive, nunca podrá saber si hizo una elección acertada.
Y de representación electoral se trata, de que los ciudadanos voten y
sobrevivan para saber si la suya fue una elección acertada. En Michoacán hubo
acusaciones temerarias y paradójicamente timoratas. No dieron nombres, no
ofrecieron prueba alguna. En todo caso, en los tribunales tendrán que sustentar
su dicho, y la incursión del señor Poiré en los terrenos de Beria, de Fouché o
de J. Edgar Hoover quedará en ejercicio académico, pero haría efectiva la
amenaza de llevar la inquietante y peligrosa tendencia de utilizar los
ministerios públicos como arma política, al extremo de hacer de la guerra la
prolongación de las elecciones por otros medios. En las urnas ganó Fausto
Vallejo. Leonel Godoy llama al PRD a hacer un juicio autocrítico. Cuauhtémoc
Cárdenas dijo lisa y llanamente que los michoacanos votaron y decidieron quién
los ha de representar. La violencia que impera es innegable y ahí quedó el
manifiesto publicado en el diario AM, de La Piedad: la prensa libre
secuestrada.
Los escribas del IFE hacen cuentas alegres y se reparten la paga de los
consejeros que el Poder Legislativo no ha designado; dejan el ábaco y acuden a
las computadoras para dar o escamotear los millones de espots de la radio y la
televisión que han sustituido al ágora ateniense de Pericles. Nada impedirá la
febril competencia por el poder, las ambiciones bastardas y los afanes
auténticos de servicio, de hacer política, de ocuparse de la cosa pública, de
gobernar con objetivos definidos y someter esos proyectos y programas a la
decisión de los electores para convertirse en mandatarios, representantes de
quienes mandan. Los tres contendientes por las falanges azules hacen campaña y
se sorprenden a sí mismos al proponer en Cuernavaca, ante Gustavo Madero y el
gobernador Marco Adame, cambios radicales de política económica, social,
educativa. ¿Rebelión en la corte? No, recurso gatopardiano de los que renegaban
de las manchas imborrables del leopardo priísta.
La izquierda ya tiene candidato. Marcelo Ebrard reconoce lo inevitable y
comparte espacio en las alturas con Andrés Manuel López Obrador, para ponerse a
sus órdenes y recibir la capacidad de decisión en el Distrito Federal, último
bastión de lo que fuera incontenible movimiento democratizador, instrumento para
enviar al poder hegemónico del partido casi único al archivo de la historia. Una
jesuítica sonrisa iluminó el rostro de Manuel Camacho. López Obrador asume el
control absoluto del presente, propone una república amorosa y le bendice el
incierto futuro a Marcelo Ebrard. Y se produce el milagro de la reconciliación
del Savonarola del peregrinar de cinco años, con la iglesia del poder mediático:
aquí está mi mano franca, dijo en Televisa. Y Joaquín López Dóriga la estrechó
con ánimo fraternal.
El amor tiene razones que la razón no entiende, dice el clásico. Por lo
visto, también la política de la transición en presente continuo. Y el PRI
vence, convence y comprueba que, efectivamente, no se le pueden cambiar las
manchas al tigre. La unidad a toda costa, aunque la confundieron con unanimidad
al perder el rumbo la revolución que degeneró en gobierno. Pero Humberto Moreira
es sometido a la ya clásica campaña de las acusaciones y cargos litigados en los
medios; resiste, acumula y hace valer sus facultades para fijar reglas en la
designación de candidatos, y para sellar la coalición con el PVEM, del Niño
Verde, y el Panal, de la maestra milagrosa. Muy caros los aliados, a los
que paga tanto que se le oponen abiertamente los priístas damnificados. Y Manlio
Fabio Beltrones al alza, sabedor de lo que cuesta un error innecesario en la
política. Enrique Peña defiende a Humberto Moreira desde Estados Unidos: se
trata de una sucia campaña, dice.
En Veracruz la terca presencia del agrarismo. Seis de enero en noviembre:
ausente Felipe Calderón, envía al titular de la SRA al informe del gobernador
Javier Duarte. Presentes Fernando Ortega, de Campeche; Roberto Borge, de
Quintana Roo; César Duarte, de Chihuahua; Fernando Toranzo, de San Luis Potosí;
José Francisco Olvera, de Hidalgo; Rodrigo Medina, de Nuevo León; Egidio Torre,
de Tamaulipas; Miguel Alonso Reyes, de Zacatecas, y de Puebla, el converso
Rafael Moreno Valle. Y Miguel Alemán, José Murat, Emilio Gamboa y Joaquín Gamboa
Pascoe.
La CNC recordó a Úrsulo Galván y al general Tejeda: hay marginación, pobreza
y hambruna. Duarte Ochoa insistió en que el campo es la solución y no el
problema.
Hambruna y una sequía de proporciones bíblicas. Siete años más de vacas
flacas.
Europa y la libra de carne para el capital financiero
Guillermo Almeyra
Alemania, Países Bajos y Luxemburgo, en Europa Occidental, más
Finlandia, Estonia y Polonia son los únicos países de la Unión Europea (UE) que
–todavía– no tienen el agua al cuello. La burbuja de las hipotecas tóxicas en
Estados Unidos golpeó fuertemente a los bancos europeos que, a su vez,
fomentaron irresponsablemente la toma de créditos por los países de la UE y
absorbieron en cambio bonos basura.
Ahora, cuando el crecimiento del producto bruto interno en el último
trimestre es ínfimo en muchos grandes países (0.5 en Estados Unidos, 0.4 en
Francia y España, 0 en Italia) o sea, cuando los respectivos Estados ven
disminuir los ingresos per cápita de sus habitantes y no tienen los recursos
para crecer, los servicios de la deuda les resultan insoportables. El dúo
Merkozy (Merkel más Sarkozy) propone dar a los países europeos en situación
crítica mayor más préstamos pero controlando sus respectivas economías y
reduciendo otro poco sus soberanías. Y el capital financiero internacional, como
Shylock, el Mercader de Venecia, quiere cobrarse directamente la libra de carne
ofrecida como garantía por los deudores y pone directamente en los gobiernos de
sus víctimas, como en Grecia, o en Italia, a sus hombres de confianza.
En efecto, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, el primer
ministro griego Lukas Papademos y su colega italiano, Mario Monti, no sólo son
grandes banqueros sino que trabajaron todos con Goldman Sachs, uno de los
grandes culpables de la crisis mundial. Además, por las dudas, Mario Monti, el
banquero hijo de banquero, profesor de neoliberalismo, será controlado
directamente mediante viajes a Roma de Angela Merkel y de Nicolas Sarkozy.
Bajo la apariencia de gobiernos técnicos aparecen así los gobiernos de los
banqueros y los hombres del gran capital, sin mediación de los políticos. Bajo
el disfraz de gobiernos no partidarios se despliega abiertamente la política de
ajuste del FMI y del Banco Mundial y la ofensiva general del capitalismo y de la
derecha contra los salarios directos e indirectos (servicios, educación,
sanidad, pensiones, obras públicas) y contra los elementos de resistencia de los
trabajadores, como los sindicatos, las cooperativas, las mutuales y otras
asociaciones solidarias. En defensa de una tasa de ganancia, amenazada por las
políticas del mismo capital, se intenta imponer en Europa un retroceso social al
periodo anterior a la Segunda Guerra Mundial, sacando provecho de que la
resistencia es reducida porque el llamado socialismo real se encargó de
desprestigiar al socialismo en mayor medida aún que la socialdemocracia que
reconstruyó el capitalismo en la posguerra y, por lo tanto, la protesta no está
animada por la esperanza en una alternativa creíble y, mucho menos todavía, por
organizaciones anticapitalistas.
En una crisis sistémica como es la actual los socialistas revolucionarios se
cuentan con los dedos y la Europa del capital puede legítimamente esperar que
China, ex colonia, ayude a sus ex colonizadores y, ex comunista, sostenga al
capitalismo mundial con sus políticas y con sus capitales. Si después de la
guerra Palmiro Togliatti y su Partido Comunista Italiano, estalinista, ingresó
en un gobierno de la Democracia Cristiana respaldado por Washington para
reconstruir el capitalismo, sus epígonos, los liberaldemócratas del Partido
Demócrata dirigido por Pier Luigi Bersani, apoyan un gobierno del capital
financiero internacional que buscará destruir las bases de los sindicatos,
reducir los salarios y el empleo, privatizar todo lo que sea posible para
concentrar aún más la riqueza, acabando con la independencia italiana.
Monti llevará a cabo la misma política de Berlusconi pero con una cara
austera de banquero que, hasta ahora, ha logrado convencer tanto a los ex
comunistas del Partido Demócrata y a los ex radicales de izquierda de Sinistra,
Ecología y Libertad (Vendola), al igual como a los patrones italianos reunidos
en la Confindustria, al Vaticano y a la parte de la mafia que forma parte del
capital financiero del país y está entrelazada con el gobierno y el Estado.
Monti está ampliando y blanqueando el bloque social que apoyaba al
Cavaliere.
Los italianos o los griegos no pudieron expresarse sobre cómo salir de la
crisis que les había sido impuesta ni en elecciones ni en un referéndum. Quien
decidió fue el aparato de la UE, al servicio del capital financiero, que impuso
nuevamente la dictadura del capital pisoteando la idea misma de la democracia y
las constituciones soberanas.
La indignación es pues legítima y comprensible y, sin ella, no hay acción
posible. Pero no basta. Para cambiar las cosas se necesitan ideas y propuestas
claras, creíbles y movilizadoras. Y, sobre todo, es necesario que esas ideas den
confianza a los trabajadores en la producción –que es la base del capitalismo–
de que se puede y se debe imponer un programa alternativo, democrático y social,
en el camino a una salida anticapitalista de la crisis y para el reordenamiento
de la economía.
Ahora bien, los
indignados, generosos y combativos, pertenecen a las clases medias, pero los trabajadores industriales –en parte por temor al desempleo, en parte porque un sector de ellos sigue direcciones racistas, xenófobas (como Le Pen en Francia o la Liga Norte en Italia) y aún no se oponen al capitalismo–. Hay, por consiguiente, una batalla ideológica por librar, basada en la anulación de la deuda capitalista y su desconocimiento, aunque eso lleve a salir de la UE, a la expropiación de los bancos y de las grandes empresas y al monopolio estatal del comercio exterior y de los cambios, para evitar la fuga de capitales; a un plan general de empleos que incorpore a la plantilla a todos los precarios y reduzca la desocupación; la organización de los desocupados para planificar los trabajos necesarios y posibles e imponerlos. Las minorías socialistas podrán crecer si, sin sectarismos, unen a los trabajadores de cualquier origen tras convencerles de que la alternativa es el salto adelante: lo demás es un retroceso histórico.
México: cogobierno, muy peligroso
Autor: Guillermo Fabela Quiñones * |
Sección: Opinión
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El asistencialismo es la estrategia de la oligarquía para engañar a los incautos y mantener un sistema económico explotador que le permite obtener ganancias extraordinarias. Así se explica el interés del presidente Felipe Calderón en apoyar la Iniciativa México, un programa promovido por el duopolio televisivo, según para apoyar proyectos productivos de carácter privado. En el cierre del mismo –donde se dio a conocer a los triunfadores– se anunció la aportación de 2 pesos por cada uno que aporten los patrocinadores, un total de 120 millones de pesos.
Conviene insistir en que los cambios que demanda la sociedad, para salvar a la nación del desastre al que la está llevando una minoría rapaz y sin freno para lucrar con los bienes del país, no se van a dar sin la participación del Estado como el eje de las políticas públicas. Sobre todo en etapas de crisis como las que estamos viviendo, que exigen una suma de esfuerzos entre gobernantes y gobernados con una clara orientación social. Así está comprobado incluso en Estados Unidos, cuando el expresidente Franklin D Roosevelt puso en marcha un gran programa de obra pública que fue fundamental para salir de la crisis iniciada en 1929.
Según Calderón, “Iniciativa México prueba cómo la participación ciudadana fortalece, enriquece y complementa la acción pública”. Tal complementariedad tiene sentido cuando atrás de la misma hay un proyecto que involucra a la sociedad en su conjunto, entre éstas la cruzada nacional contra el analfabetismo en los años de construcción del sistema educativo nacional que encabezó José Vasconcelos, así como la solidaridad que unificó a la nación cuando el entonces presidente Lázaro Cárdenas decretó la expropiación de la industria petrolera.
El proyecto ganador este año deja ver las intenciones demagógicas y embusteras del concurso. Se denomina “Ayúdame, que también soy mexicano”, consiste en la construcción y el mejoramiento de la vivienda rural, con la participación directa de las comunidades. Aun cuando la intención es positiva, la realidad es que no pasará de ser un mero paliativo a un problema social, mientras que el Estado no lleve a cabo políticas públicas que vayan directo a las causas y efectos de la pobreza. Es evidente que para un gobierno neoliberal resulta muy cómodo endosar a la sociedad la solución de los problemas que sufre, de ahí el aplauso de Calderón al duopolio televisivo Televisa-TV Azteca.
Queda así de manifiesto una vez más la complicidad de éste con las poderosas televisoras, la cual ha llegado a niveles inauditos que dejan ver un cogobierno muy peligroso, por los objetivos que se buscan, que no son otros que instaurar un régimen fascista mediante el cual no corran riesgos sus altas tasas de ganancias y extraordinarios privilegios. A este respecto, es ilustrativa la información de la revista Forbes, sobre las utilidades obtenidas por algunos de los prominentes mexicanos que figuran en su listado: de 1991 a 2010, la fortuna de Carlos Slim se incrementó 4 mil 525 por ciento, pasó de 1 mil 600 a 74 mil millones; la de la familia Larrea aumentó 1 mil 400 por ciento entre 1994 y 2010, de 1 mil 100 millones a 16 mil millones; la del dueño de Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego, tuvo un incremento de 583 por ciento, de 1 mil 200 millones a 8 mil 200 millones; todas estas cantidades en dólares.
Según Calderón, “México anhela gente buena y trabajadora, de corazón limpio que sabe que la obra humana más noble está dedicada a servir a los demás”. Desde luego que así es, sólo que se trata de palabras vacías, porque rezuman hipocresía y demagogia. La “gente buena y trabajadora” para el inquilino de Los Pinos es aquella que se deja engañar por el grupo en el poder, la mayoría enajenada por la miseria, su ignorancia y desinformación perenne. Es aquella que cree en los spots radiofónicos que llaman a pensar, a las 12:00 del día, “en un México sin violencia”, pues “con la fuerza de nuestro pensamiento” podremos salvar al país. ¡A tal extremo de villanía llegan los oligarcas con tal de desmovilizar a la sociedad!
Es obvio que ante la situación prevaleciente, el grupo en el poder tiene miedo. Sabe que la ciudadanía comienza a despertar, a pesar de todos los afanes para evitarlo, entre los que se encuentra la dichosa Iniciativa México, porque los abusos están calando muy hondo en la realidad social del país. De ahí su interés en relevar a Calderón con un personaje que parece tener más capacidad que el panista, ya que para eso fue preparado Enrique Peña Nieto, quien seguiría al pie de la letra el guión escrito por los dirigentes del modelo depredador que rige, entre los que sobresale, es imposible no decirlo, Carlos Salinas de Gortari.
Es válido esperar que las embestidas del duopolio televisivo, para desinformar y desmovilizar a la sociedad, sean más cínicas y estúpidas cada día que pase.
*Periodista
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