Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 2 de febrero de 2012

Dama de hierro o de latón- En los zapatos del otro- El ‘tamaulipazo’, las alertas del 2012

Dama de hierro o de latón

Elba Esther Gordillo, líder del SNTE. Foto: Octavio Gómez
Elba Esther Gordillo, líder del SNTE.
Foto: Octavio Gómez
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Elba Esther Gordillo tiene fama de ser la mujer más poderosa de México. La que todo lo mueve. La que todo lo controla. Omnipotente, omnipresente, sin rival. Temida por los gobernadores del país, cortejada por los candidatos en la contienda presidencial, encumbrada por la burocracia del sindicato más grande de América Latina. Pero eventos recientes sugieren que La Dama de Hierro mexicana quizás hoy no es más que un cascarón. Una figurilla de latón. Alguien a la que todos los miembros de la clase política necesitaron alguna vez y ahora miran con desdén. Alguien que en algún momento fue imprescindible y ahora no lo es.
Basta con ver que al PRI le importó más apaciguar a la vieja guardia que mantener contenta a La Maestra. Al PRI le preocupó más la unidad interna que el apoyo externo. Al PRI le interesó más la opinión de Manlio Fabio Beltrones y Francisco Labastida que la ambición del yerno y la hija de Elba Esther. Y eso dice mucho, revela mucho. Por un lado, Enrique Peña Nieto siente que necesita más el apoyo de su partido que los votos del Panal. Y por otro, prefiere apoyarse en los dinosaurios de casa que en los que rondan –y no siempre de forma leal– por fuera de ella. Peña Nieto está dispuesto a sacrificar dos o tres puntos electorales si de asegurar la anuencia del priismo plutocrático se trata. Peña Nieto está dispuesto a negarle 24 diputaciones y cuatro senadurías al Panal exigente para apaciguar al priismo beligerante. Pesó más el priismo descontento en Sinaloa, Puebla, Tabasco y Nayarit que el magisterio demandante de La Maestra.
Esa claudicación demuestra que también Enrique Peña Nieto es menos poderoso que como lo pintan. Tiene menos influencia sobre las corrientes del PRI de lo que presume. Los murats, los labastidistas y las televisoras pudieron presionarlo, acorralarlo, hacerlo cambiar de parecer. Y lo lograron porque desde la salida de Humberto Moreira, Peña Nieto perdió lustre, perdió conducción, perdió poder de negociación. Desde los dislates de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara perdió la imagen de intocable que había logrado construir. Desde los tropezones constantes con su propia lengua perdió el envoltorio de “teflón” que lo protegía. Su distanciamiento de Elba Esther Gordillo quizá manda una señal de fuerza hacia afuera, pero exhibe un grado de debilidad importante hacia adentro, en el propio PRI. El equipo mexiquense pierde frente a las otras fracciones priistas.
Y en cuanto a Elba Esther, la deja a la intemperie. Víctima de un golpe inesperado. Objeto de un desaire imprevisto. Obligada –de manera intempestiva– a buscar un Plan B. A tratar de mantener el registro y posiciones dentro de la Cámara de Diputados. A ver a qué otro candidato presidencial elige o le vende su amor. Lo cual resultará difícil ante una Josefina Vázquez Mota que la odia, ante un Andrés Manuel López Obrador que la desprecia, ante un Ernesto Cordero que difícilmente será el candidato de su propio partido. La Maestra acaba mancillada. Aislada. Abandonada. Incapaz de influir de manera contundente en el proceso electoral como lo hiciera en 2006. Obligada a preguntarse con quién se alía y cómo; a quién daña y cómo; a quién puede convencer y cómo. Del Olimpo ha pasado probablemente al ocaso.
Difícil creerlo al recordar la manera en la cual operó en la elección de hace seis años y contribuyó decisivamente al margen de ganancia que obtuvo Felipe Calderón. Difícil concebir que era la aliada más solicitada o la enemiga más temida. Difícil recordar que prometió destruir a Roberto Madrazo y lo logró. Hoy se enfrenta a la ardua tarea de encontrar un candidato simbólico a la Presidencia mientras orienta los votos del Panal hacia esa persona, a cambio de obtener apoyo para alcanzar –en las elecciones para diputados federales o senadores– el porcentaje mínimo de votos. De reina pasa a mendigo; de fuerza decisiva pasa a fuerza marginal; de aliada importante pasa a lastre maloliente; de ser quien entregaba las llaves del palacio ahora ruega que se le permita la entrada allí.
Por lo pronto, Enrique Peña Nieto ha dicho que la ruptura no es nada personal y que la alianza puede darse a otros niveles más allá de la candidatura presidencial. El coordinador de su campaña –Luis Videgaray– dice que estima “mucho” a La Maestra y que habrá un lugar para ella en el próximo gobierno. Pero esas declaraciones no pueden ocultar la realidad del golpe dado. Del puntapié propinado. Del alejamiento anunciado. Y aunque Luis Castro, presidente del Panal, se escude en el argumento de la autonomía del partido y el imperativo de mantenerla, al Panal le han dado un sablazo. Al Panal le han dado un macanazo.
Elba Esther Gordillo ha sido humillada públicamente, ha sido marginada evidentemente, ha sido rechazada de manera obvia y sin miramientos. Como lo dijera con toda claridad Francisco Labastida: “Nos quita más de lo que nos da”. Ese es el cálculo que están haciendo todos los demás mientras miran a La Maestra de espaldas contra la pared, preguntando si vale la pena rescatarla de allí. Sí, es una mujer poderosa, pero tiene la peor reputación del país. Sí, puede ser una aliada, pero nunca es posible confiar del todo en ella. Sí, puede proveer la movilización de los maestros al mismo tiempo que produce la alienación de los electores independientes. Sí, ha sido una Dama de Hierro, pero hoy quizás es poco más que una lata abollada

En los zapatos del otro

Lanzan campaña "En los zapatos del otro". Foto: Germán Canseco
Lanzan campaña "En los zapatos del otro".
Foto: Germán Canseco
MÉXICO, D.F. (apro).- La de México y varias ciudades más viven un efecto peligroso de encapsulamiento que no permite a sus habitantes palpar los altos niveles de violencia que hay en otros lugares del país y que se han convertido en espacios de horror y terror.
Paradójicamente, el Distrito Federal se ha transformado en un refugio para muchos que huyen de sus lugares de origen, pese a que en años anteriores era considerada la ciudad más insegura.
No es extraño ver a familias enteras o a jóvenes emigrando de sus lugares de origen, después de haber sido víctimas directas de la delincuencia organizada, que literalmente gobierna en varias zonas del territorio nacional, o de autoridades coludidas o que ya forman parte del crimen organizado.
Ante la falta de sensibilidad de amplios sectores sociales que miran desde lejos a las miles de familiares víctimas de la violencia – 60 mil muertos, 10 mil desaparecidos y más de 3 mil desplazados–, un grupo de artistas organizados en el colectivo “El grito más fuerte” lanzó la campaña “En los zapatos de otro”, mediante la cual ha convocado a toda la ciudadanía a exigir un alto a esta espiral de violencia que crece día con día.
Este colectivo ha reaccionado de mejor forma que otros grupos sociales, artistas, empresarios y religiosos que han preferido manifestarse contra las decisiones erróneas del gobierno federal, que en lugar de resolver el problema del crimen organizado, han incentivado la violencia con una estrategia militar y policiaca que históricamente ha demostrado que ocasiona más violencia, más muertes, más corrupción y mayor consumo de enervantes.
Actores y actrices reconocidos, cantantes y artistas se unieron al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, y, con la frase “Ponte en los zapatos del otro”, buscan provocar una reacción social de empatía con todos aquellos que han sufrido el impacto del terror que ha ocasionado el crecimiento del poder del crimen organizado y la guerra declarada por Felipe Calderón desde el arranque de administración.
Quizá la campaña parte de aquel poema escrito por el pastor luterano alemán Martin Niemöller, que muchos le atribuyen erróneamente a Bertol Brecht:
“Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista/ Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata/ Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista/ Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío/ Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar”.
Lamentablemente esto es algo que ocurre en México. La gente sólo reacciona hasta que la violencia le golpea directamente, sea a través de un familiar o un amigo cercano que es asesinado, extorsionado o desaparecido.
Antes de eso, no nos movemos, no alzamos la voz, no demandamos un alto a la violencia, que ha generado el rompimiento del tejido social y una situación de inseguridad que, entre otras cosas, coarta la libertad de tránsito, de expresión y de convivencia.
No se trata, como dice Calderón, de dejar de combatir al crimen organizado, sino de hacerlo de manera más inteligente e integral. En días pasados, el presidente panista dijo que su gobierno no es el culpable de las miles de muertes y desapariciones, sino que es el crimen organizado, olvidando que una de las tareas principales del gobierno y del Estado es garantizar la vida de los ciudadanos.
Por ello, si no ha logrado este objetivo fundamental, entonces es responsable directo de que la sociedad sufra el embate del poder de estas bandas de manera impune.
En el primer diálogo con el Movimiento por Paz con Justicia y Dignidad, las víctimas encabezadas por el poeta Javier Sicilia convocaron a Calderón a ponerse en sus zapatos para que tuviera conciencia cabal del dolor que han sentido todos y cada uno de ellos con la pérdida de un ser querido.
Al principio parecía que habían logrado sensibilizarlo, pero al paso del tiempo se dieron cuenta de que no habían conseguido cambiar su posición beligerante, que únicamente ha generado más violencia y muerte.
Ahora, este movimiento ciudadano y el grupo de artistas vuelven a hacer el mismo llamado, pero a la sociedad en general, con la campaña “En los zapatos del otro”, utilizando una serie de videos en los que se exponen los casos más emblemáticos y en los cada actor, actriz y cantante asume el nombre del familiar o de la víctima para dar a conocer su historia, su dolor, su sufrimiento.
Lamentablemente hasta ahora ninguna televisora se ha unido a esta campaña, ninguna se ha interesado en la difusión de estos videos bien realizados y que no tienen ninguna intención política o electoral, sino hacer un llamado a la solidaridad de todos para que ya no haya más muertos, más desaparecidos o más emigrados por la violencia.
Quizá lo hagan hasta que algunos de los familiares de los dueños o directivos, o ellos directamente, sean víctimas de la violencia. Para entonces, como dice el poeta alemán Martin Niemöller, ya no habrá nadie más que pueda protestar.

El ‘tamaulipazo’, las alertas del 2012

Eugenio Hernández, Tomás Yarrington y Manuel Cavazos Lerma. Bajo investigación. Foto: M. Dimayuga, G. Graf, D. Chávez
Eugenio Hernández, Tomás Yarrington y Manuel Cavazos Lerma. Bajo investigación.
Foto: M. Dimayuga, G. Graf, D. Chávez
MéXICO, D.F. (apro).- Las filtraciones de la Procuraduría General de la República (PGR) y de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) andan desatadas. O claramente sincronizadas. Primero, nos enteramos que el viernes 27, en el aeropuerto de Toluca, Estado de México, fueron detenidos dos colaboradores del gobierno priista de Javier Duarte en Veracruz cuando transportaban en un avión oficial dos maletines con 25 millones de pesos en efectivo.
El góber tuittero no atinaba a dar una respuesta clara y creíble sobre el destino de estos poco más de 2 millones de dólares, cuando la PGR confirmó el lunes 30 que existe una investigación en curso contra tres exgobernadores priistas de Tamaulipas (Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández Flores), entidad vecina de Veracruz y en la misma ruta de la disputa entre los cárteles del Golfo y Los Zetas.
Las versiones extraoficiales señalaban que estas investigaciones incluían una “alerta migratoria” para impedir que cualquiera de los tres y sus familiares viajaran fuera del territorio mexicano. Al parecer, la indagación se vincula con la ejecución del excandidato priista a la gubernatura de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, asesinado en junio de 2010, días antes de los comicios estatales. No se dice si es en calidad de testigos, de presuntos autores intelectuales, de cómplices o de posibles afectados que la PGR investiga a los exmandatarios de aquella entidad.
La reacción en el entorno de la dirigencia nacional priista y del equipo de campaña de Enrique Peña Nieto fue cautelosa frente a los dos sucesos que vinculan a gobernadores y políticos que forman parte de la órbita de operación de la campaña presidencial priista. Cavazos Lerma ha sido delegado del CEN del PRI en varias entidades desde 2001 hasta 2011: San Luis Potosí, Coahuila, Jalisco, Yucatán. Era secretario regional para las entidades de Hidalgo, Querétaro y Guanajuato. Y el 22 de enero se registró como aspirante del PRI al Senado de la República.
El sucesor de Cavazos Lerma, Tomás Yarrington, dejó una estela de sospechas y de presuntos vínculos de colaboradores suyos con el crimen organizado en Tamaulipas. Y el sucesor de éste, Eugenio Hernández Flores, uno de los primeros mandatarios estatales en sumarse a la causa peñista para el 2012 desapareció de la escena pública desde la salida de Humberto Moreira de la dirigencia nacional del PRI.
En un duro comunicado emitido este martes 31, el PRI califica como “uso faccioso de la justicia” la difamación y “la filtración mal intencionada de posibles investigaciones”, y recuerda que estas estrategias son ilegales y “corresponden a prácticas de un gobierno autoritario”.
El comunicado del PRI no menciona explícitamente a ninguno de los tres exgobernadores tamaulipecos, pero sí califica como “absolutamente falso” que el dinero decomisado al gobierno de Veracruz fuera destinado a apoyar las “campañas” priistas.
En la madrugada del 31 de enero, la SCT y la PGR emitieron un comunicado conjunto que no tiene desperdicio, pues entrelíneas dan a entender que este episodio bien puede ser el inicio no de una “alerta migratoria” sino de una “alerta de guerra política” del gobierno calderonista en el corazón de una de las regiones dominadas tradicionalmente por el PRI: el noreste del país.
“En el curso de una averiguación previa, la PGR solicitó a la SCT información sobre registros de entrada y salida del país de distintos ciudadanos (sic, del original), pero no de una alerta migratoria, orden o restricción de libertad de tránsito alguno”, afirma el primer párrafo del comunicado.
Comunicaciones y Transportes aclara que a través de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) “colabora constantemente” con distintas autoridades involucradas en las averiguaciones.
La PGR y la SCT aclaran que el comandante del aeropuerto de Tampico, adscrito a la Dirección General Adjunta de Seguridad Aérea de la SCT, emitió un oficio dirigido al delegado del Instituto Nacional de Migración (INM), solicitando apoyo para no autorizar la salida del país de estos “distintos ciudadanos”.
Según las dependencias, este comandante “se extralimitó en sus funciones”, por lo que fue la SCT ha procedido de manera inmediata a separarlo de su cargo y autorizó el inicio de una investigación ante el Órgano Interno de Control.
Cavazos Lerma ha dado distintas entrevistas en medios electrónicos, impresos y digitales para calificar esta “alerta” como parte de una “guerra sucia” electoral, mientras Eugenio Hernández aclaró que no ha sido notificado por la PGR.
Si la “alerta migratoria” fue una “extralimitación” de un funcionario menor, lo que no parece ser ningún exceso es la decisión del gobierno calderonista de repetir la ruta del michoacanazo del 2009, ahora con varios mandatarios estatales del PRI.
Las sospechas de colusión entre mandatarios estatales y el crimen organizado han sido ventiladas, una y otra vez, en los medios desde que Calderón inició su fallida estrategia de combate al narcotráfico. Nunca se investigaron de manera profunda. Por el contrario, en los momentos de alianza entre el calderonismo y un sector del priismo se acallaron, en función del desempeño del gobierno.
Ahora vuelven a surgir, en tiempos preelectorales, en circunstancias muy delicadas y sin indagatorias claras. La principal alerta la advirtió el presidente nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, cuando criticó al gobierno federal panista de utilizar el tema del narcopoder como una fórmula de presión y proselitismo político.
Pero cuando la perra es brava, hasta los de casa muerde. Ahora hasta Josefina Vázquez Mota y el expresidente Vicente Fox están acusando recibo de una presunta “guerra sucia” en su contra.
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